El fuerte crecimiento de los servicios de fraccionamiento de compras sin recargo a corto plazo (Buy Now, Pay Later o BNPL) entre los consumidores más jóvenes, con múltiples compañías como Klarna, Afterpay, Affirm, Tabby y otras pugnando por aparecer junto al botón de compra de las paginas más populares, y con una fuerte promoción por parte de influencers en redes como Instagram o TikTok, está empezando a generar un auténtico problema de responsabilidad social.
Llevados por fenómenos virales y por la presión de las compras por impulso, cada vez son más los consumidores, sobre todo jóvenes y sin experiencia en el mundo del crédito al consumo a corto plazo, que terminan financiando mucho más de lo que pueden razonablemente pagar, y que incurren en las penalizaciones que realmente constituyen el modelo de negocio de estas compañías. Estos créditos concedidos de manera instantánea y sin intervención humana en el mismo punto de venta, generalmente una página web en la que la opción aparece justo al lado del botón de compra, suelen tener una inspección mínima de las características del cliente. En la práctica, hablamos de un cliente en muchos casos muy joven, que está deseando hacerse con un producto que no puede adquirir con el dinero que tiene, y que no es plenamente consciente de estar firmando un crédito de manera instantánea que puede llevarle, en ocasiones, a situaciones difíciles.
En muchos sentidos, por tanto, un efecto claramente buscado: si todos los usuarios afrontasen puntualmente todos sus pagos, esta industria simplemente no podría sobrevivir. Habitualmente, las compras se fraccionan en cuatro pagos en seis semanas, y el consumidor tiene unas fechas límite en las que debe llevarlos a cabo si no quiere tener que hacer frente a unos intereses sustanciosos. Para esos usuarios más jóvenes, administrar su dinero de manera responsable y sin excesos supone un problema importante por su falta de experiencia, pero también lo es el comenzar su vida adulta con un historial crediticio deficiente marcado por los impagos. De hecho, las compañías de BNPL no suelen enviar a las agencias de calificación crediticia el historial de pagos exitosos hechos a tiempo, pero sí el de pagos hechos con retraso, lo que lleva a que no sean pocos los jóvenes que se encuentran en problemas cuando intentan, más adelante, obtener sus primeras tarjetas de crédito.
Un estudio reciente llevado a cabo sobre más de treinta mil personas afirma que un 41% de ellas han recurrido a servicios de BNPL a lo largo del último año para productos que van desde la electrónica de consumo (27%), la ropa y accesorios (19%), los muebles y productos para el hogar (17%) los electrodomésticos (15%) o los productos de belleza y cuidado personal (14%), y que hasta un 26% había dejado de hacer alguno de sus pagos de forma puntual y había incurrido en penalizaciones.
La banca tradicional ha sido, una vez más, muy lenta a la hora de entender este fenómeno y de empezar a ofrecer servicios relacionados. Esta lentitud ha hecho que ese terreno fuese colonizado sobre todo por compañías fintech nuevas, con una experiencia mucho menor y, sobre todo, con una dependencia mucho mayor de un solo producto, que por tanto intentan exprimir todo lo que pueden. Es este nivel de codicia lo que las lleva a hacer un marketing agresivo y a apoyarse en influencers que impulsan sus productos y animan a los más jóvenes a fraccionar sus compras, en un contexto de moda ultra-rápida que lleva a esos usuarios a consumir de forma hiperactiva.
Algunos prevén una próxima regulación de este tipo de servicios que trate de impedir modelos excesivamente agresivos o que sean utilizados por usuarios menores de edad. La generación que más dificultades parece estar teniendo para entrar en el mercado de trabajo se encuentra además ahora con que puede terminar haciéndolo con deudas a sus espaldas y con un historial crediticio perjudicado, mientras muchas empresas e influencers siguen intentando que compren como si no hubiera un mañana. Un verdadero problema de responsabilidad social.
This article is also available in English on my Medium page, «We need a debate on the risks to young people of buy now, pay later services»
Firmas un crédito, y o eres un viejo al que cualquiera engaña (clausulas suelo o hipotecas multidivisa) o eres un imberbe » que no es plenamente consciente de estar firmando un crédito de manera instantánea que puede llevarle, en ocasiones, a situaciones difíciles».
¿No urge hacer una ley que diga, que pera firmar un crédito, tiene que tener entre 35 y 55 años?
¿No estaremos todos volviéndonos unos pasmados?.
Pues no es una pregunta para nada retórica. Yo creo que por un lado sí, nos estamos volviendo unos pasmados. Pero por otro, es que los marketers en general se han vuelto unos absolutos sinvergüenzas que no temen mentir de las formas más torticeras y descaradas, no temen a las consecuencias, no temen decirte que algo es maravilloso cuando en realidad es una basura, y no tienen ningún problema con hacer cosas que el el Oeste habrían hecho que terminasen cubiertos de alquitrán y plumas y paseados por todo el pueblo, o directamente colgados de un árbol… Lo de las promociones orientadas específicamente a engañar viejecitos debería conllevar pena inmediata de cárcel durante muchos años, o algún otro escarmiento razonable: que alguien se plantee eso como su modelo de negocio es como para considerarlo directamente un desecho social.
¡Vale! ¿Qué hay que hacer para conceder un crédito estando convencido que tu cliente no es un pasmado? ¿Hay algún test psicotécnico que garantice a quien da el crédito, que su cliente sabe lo que firma?
Sin ser un experto en el tema, hay que hacer en la red, lo mismo que se hace en la vida real:
En mi país, por ejemplo, los bancos, «descuidadamente» asignaban préstamos no solicitados a los clientes. Estos no solo no lo sabían, sino que en los casos en que eran víctimas de estafas de phishing, entre otras, eran esquilmados por los estafadores.
La justicia, con toda lógica les preguntó a los pobres «estafados en su buena fe» (los bancos) ¿»exactamente cuando el préstamo les fue solicitado» por el usuario?
o_O (bancos)
Sentencia: Orden de no pagar
…mano de santo oiga…
Aunque no son las mismas situaciones, si tu no aplicas la política de Conozca a su cliente y les diste crédito…¿Quién es el responsable?
Cuando alguien firmaba una hipoteca le explicaban que el interés podía aumentar o disminuir a lo largo de los años, y le explicaban que había topes, sobre todo por abajo. Lo mismo con las hipotecas multidivisa, supongo.
Pasados un montón de años se aplica aquel «España es diferente» y los jueces deciden que esas cláusulas no son válidas, pese a ser un contrato firmado por ambas partes y elevado a público.
Consecuencia: tenemos en España las hipotecas más caras de Europa.
Hubo una ley que no te hacía mayor de edad hasta los 21 años. Con el pretexto de que esa restricción era franquista, la Constitución de 1978 estableció la mayoría de edad a los 18 años. Una perfecta estupidez, porque a los 18 años casi nadie puede ejercer de mayor de edad: no ha madurado lo suficiente y, por lo general, no tiene ingresos (luego no puede hacer vida independiente por lo que sigue dependiendo del mandato de sus padres). Se dirá que de los 18 a los 21 sólo hay tres años, pero esos tres años, a esa edad, son muy importantes en la maduración y en el aprendizaje. En esa línea, lo que yo haría sería una mayoría de edad flexible estableciendo tramos: mayoría a los 18 para unas cosas, mayoría a los 21 para otras más, y a los 25 para todas las restantes, con todas las casuísticas y todas las excepciones que se quiera (dentro de lo racional y coherente).
Perdón: respondo a GORKI en su primer comentario (y suscribiendo el segundo)
Llamativo: la Federal Trade Commission tiene solo un resultado para este tipo de situaciones. Imagino que será por lo relativamente «nuevo» del asunto:
Inglés Rent-to-Own, Lease-to-Own, Layaway, and Buying Over Time
Español Planes de alquiler con opción a compra, arrendamiento con opción a compra, compra en reserva y otras compras a plazo
Pues, ya que sale el tema.,
¿Recordáis cuando DHH – David Heinemeier Hansson- Lanzo el bulo de que la tarjeta de Apple discriminaba el límite de crédito de acuerdo con el género y que tenía pruebas?
El machine learning y sus sesgos – Enrique Dans
Y que Wozniak también se apuntó a la caza de lobos (lo que resulta un poco triste)
Un asunto que fue muy comentado en los papeles (hola Vicente y Lucía), y se le dio mucha difusión, porque estaba claro que un algoritmo había cometido una nueva villanía.
Bien, pues como expliqué en aquel momento, dado que las tarjetas no usan ni por asomo Machine learning para establecer su scoring (puntuación de crédito), la investigación iniciada por el New York State Department of Financial Services ( NY DFS) ha concluido que no hay ningún sesgo y que en las tarjetas de crédito ni siquiera consta el dato del género del usuario.
Las puntuaciones de crédito no utilizan ese dato porque está prohibido por la legislación.
The Apple Card doesn’t actually discriminate against women, investigators say
Hace dos meses terminó la investigación, y solo fue otra serpiente de verano, lanzada por un Alter Ego de Elon Musk en Silicon Valley.
No se ha vuelto a mencionar el tema.
El porqué se le da credibilidad a ese tipo de personajes de los medios sociales, no sé si llamarlos influencers, cuya única credencial es tener un montón de followers y un pronunciado afán de protagonismo, es algo que realmente debería estudiarse.
Apropósito, el bueno de DHH ha vuelto a poner en solfa a la tarjeta de Apple con una nueva invectiva sobre el tema, sin mencionar ni casualmente su anterior desliz.
Tenéis que entender que David Heinemeier es programador, y comprende perfectamente como funciona un algoritmo, pero se aburre con su Pagani Zonda de 2 millones y necesita que le presten atención y algún titular, de vez en cuando.
–
Disclaimer, whatever
El problema de los algoritmos, ese nuevo violín del diablo, es de alfabetización, como con la música y la literatura, o con las vacunas. No otra cosa.
¿puede una joven de 16 años abortar y no puede hasta los 21 comprar algo a plazos? ¿puede protegernos el Estado de nosotros mismos?
Es un interesante dilema.
No sabia lo de «promociones orientadas específicamente a engañar viejecitos», pero me ha dado mucha pena.
O a esa misma edad descubrir que esta atrapado en un «genero que no le pertenece» ( el argumento de moda) e iniciar un costoso y peligroso proceso de cambio de genero.
«cada vez son más los consumidores, sobre todo jóvenes y sin experiencia en el mundo del crédito al consumo a corto plazo» (EDans).
Ya tengo un concepto más para enhebrar en la retahíla de mejoras claves, para la civilización supermoderna: favorecer el hiperconsumo, la hipersexualización y la pérdida de capacidad expresiva/comprensiva en la llamada juventud humana. Por poner tres fundamentales.
A veces nos metemos con los griegos por ser tan creídos en sus dioses y en los oráculos… pero nos daban realmente mil vueltas en casi todo, lo que no sea tecnología «de ultratumba» (futura).