David Torrejón me hizo una entrevista para la edición de 2022 del Anuario del Marketing editado por la Asociación de Marketing de España, en la que intentamos recorrer un poco la evolución de internet en los últimos treinta años, y entender qué falló con respecto al idealismo de los primeros tiempos, mientras revisamos lo que puede ser el futuro.
¿Mi impresión fundamental? Que lo que falló con internet fue, sobre todo, que todos aprendimos a utilizarlo sobre la marcha, sin incorporar su uso en la educación, o peor aún, incluso ignorando conscientemente su existencia sin darle la importancia que realmente tenía. Todavía hoy, los niños en los colegios aprenden prácticamente sin hacer referencia a internet, se dedican simplemente a aprender a utilizar un programa de proceso de textos, uno de presentaciones y una hoja de cálculo como si eso fuera «aprender tecnología», y se deja el uso de internet para que lo aprendan «por su cuenta», mientras se les prohibe incluso llevar sus dispositivos a clase y se renuncia a explicarles cómo utilizarlos.
En esas condiciones, la sociedad se ha desarrollado como hacían hace generaciones los adolescentes con el sexo: sin ningún tipo de procesos formalizados, en un entorno lleno de incógnitas y mitos, y mientras otros se aprovechan de su evidente ignorancia. Todavía hoy, varias décadas después de que el uso de internet comenzase a generalizarse, hay un sorprendente número de personas que no tienen ni la más ligera idea de cómo funciona, que no diferencian internet de un motor de búsqueda, o que carecen de las más mínimas nociones de seguridad.
Por otro lado, internet sigue siendo un modelo en permanente evolución, y ahora, tras unos orígenes en los que únicamente los que sabían programar y gestionar un servidor podían crear contenidos, y una Web 2.0 en la que una serie de empresas nos dieron herramientas para que cualquiera pudiera crear contenidos y se convirtieron, a cambio, en grandes imperios económicos, llega una Web 3 en la que las cosas podrían empezar a cambiar, o al menos, contar con elementos para ello. Como en tantas otras ocasiones, el futuro ya está está aquí, pero simplemente no está uniformemente distribuido.
El título de la entrevista es «En internet, aportar valor es distinto de vender más» (pdf).
Muy interesante conjunto de reflexiones sobre ese diablo llamado internet. Y por lo mismo excelente comparación con el problema del demonizado sexo.
La sexualidad como arma opresiva en vez de como arma liberadora.
Porque lo más grave de la internet en la educación/domesticación formal, no está en su lentitud, entrando en los currículos, sino las enormes trabas mentales, que sigue teniendo en su cerebro la mayoría del profesorado.
Los «malos» siempre van por delante de los «buenos». Y así se escribe la historia. En este caso ni se necesita un aparato eclesial, que manipule tras los confesionarios… el propio profesorado hace de sacerdotes.
En internet, aportar valor es distinto de vender más
Coincido plenamente yo tengo otra frase que trata de explicar esto mismo «No se trata de vender POR Internet, sino de vender CON internet»
A mi me asombra lo mal que los negocios en general utilizan internet, que para la mayoría de los usos es casi gratuito. Suerte que hace poco los restaurantes han aprendido a utilizar los códigos QR, Algo es algo,