El alcalde de Nueva York, Eric Adams, y la alcaldesa de San Francisco, London Breed, coinciden al pedir a las compañías que ocupan el centro de sus ciudades que exijan ya a sus trabajadores que den por terminados los efectos de la pandemia y regresen a las oficinas, con el fin de recuperar la actividad económica y la vitalidad de los negocios en esos distritos céntricos.
Que los alcaldes de las ciudades estén interesados en preservar la vitalidad económica de sus centros de negocios y sus distritos financieros parece fácil de entender, pero por otro lado, difícil de asimilar por parte de unos trabajadores que, durante más de dos años en el caso de muchas compañías en los Estados Unidos, han tenido tiempo no solo de comprobar las evidentes ventajas de no tener que soportar un atasco todas las mañanas, sino también de convertirlo en un hábito.
Por mucho que la costumbre nos haya llevado a pensar, durante generaciones, que nuestra forma de plantear las ciudades y nuestros hábitos de trabajo en ellas eran algo razonable, la realidad es que no lo es en absoluto. Congregar a los trabajadores en una zona específica a la que tienen que peregrinar todas las mañanas, con un horario además fijo que provoca todo tipo de atascos, para llevar a cabo unas tareas que, en realidad, pueden hacer, como hemos visto durante más de dos años, desde cualquier otro sitio, es algo que no tiene justificación. Plantear que la razón para volver a esos hábitos es la recuperación del comercio local, de los restaurantes, de las cafeterías, de las lavanderías o de los negocios que vivían de esos trabajadores es completamente cuestionable, porque partimos de un razonamiento ya viciado en su inicio.
En las grandes ciudades, son muchísimos los trabajadores que, simplemente, se niegan a volver a la forma de trabajar que tenían antes de la pandemia. Cuando has estado más de dos años demostrando que puedes trabajar de manera más eficiente desde tu casa o desde otro sitio, que no tienes que pasar por el martirio de los atascos, y que puedes comer en tu casa o en donde quieras sin tener que acudir a los restaurantes del centro de la ciudad o recalentar la comida que llevas desde casa metida en un contenedor plástico, la idea de involucionar y volver a lo que hacías antes resulta simplemente absurda.
De hecho, en ciudades con mercados inmobiliarios tan demenciales como los de Nueva York o San Francisco, hay incluso una interesante proporción de trabajadores que, a lo largo de la pandemia, tomaron la decisión de relocalizarse en otras ciudades con precios más razonables, y a los que la posibilidad de tener que volver a entrar a trabajar todos los días a las nueve de la mañana en el centro de la ciudad les parece simplemente absurda. Muchos de los trabajadores que los alcaldes de las ciudades quieren ver de vuelta en sus centros, simplemente, ya no viven allí, y solo se plantean viajes aislados a sus oficinas. Unas oficinas que, además, están rápidamente evolucionando para reconvertirse en lugares destinados a una función mucho más social, y menos a ser lugares donde el trabajador se sienta a trabajar durante horas interminables.
Es el momento de aprovechar la experiencia de la pandemia para volver a repensar el funcionamiento de las ciudades, la supuesta necesidad de concentrar las compañías en determinadas zonas plagadas de oficinas en edificios altos, y las rutinas a las que este tipo de planteamiento condenaba a los trabajadores. Esos cambios van a afectar al urbanismo, al rediseño de tantas oficinas innecesarias, a la forma de dotar de vida a esos barrios y a la posibilidad de reconvertirlos para otras funciones.
La idea de los alcaldes de simplemente dar por terminada la situación de pandemia y volver a hacer las cosas como las hacíamos antes de ella no tiene sentido. Con la pandemia, las tecnologías que nos permiten independizar muchos tipos de trabajo de un lugar geográfico concreto no solo han avanzado muchísimo, sino que además, se ha popularizado enormemente su uso. Hay otra forma de trabajar, y tiene obviamente mucho más sentido.
This article is also available in English on my Medium page, «There is another way of working, and it makes more sense«
Si analizamos como se formaron los pueblos del Far West, podemos entender muy bien ese pedazo de historia humana que dio lugar a la aparición de las ciudades.
Simplemente se trata de mejorar ese sistema de ubicación de «todo en el centro», para evitar que la obsolescencia se vaya comiendo los avances tecnológicos, como si fueran palomitas en la sala de cine. Regadas con abundante e inútil coca cola.
¿Hay algún sitio o artículo en español que pueda servir de interés a lo del Far West? Me resulta muy interesante.
Lo que no es de recibo, es que un alcalde pida a las empresas, que exijan que los empleados vuelvan a la oficina, con el fin de recuperar la actividad económica y la vitalidad de los negocios en esos distritos céntricos.
Las empresas y empleados, son muy libres de pactar la forma de trabajar. Parece absurdo obligar a unos señores volver a la oficina, simplemente para que las calles estén mas llenas de personas, y los empleados consuman en el centro, lo que ahora consumen en los barrios dormitorio.
Cada día damos un pasito más hacia una nueva Edad Media en nombre de la economía (de la economía de unos pocos, no la de la mayoría)
Cuando comenzábamos a hablar de teletrabajo yo indicaba que veía como riesgos a largo plazo la «Decadencia de barrios cuya única virtud es que están comunicados con todas partes! y «Reducción de impuesto en las urbes a favor de mas impuestos en loa ciudades dormitorio» . Me confundí no era a largo plazo, sino a corto plazo
A ver cuando se cumplen los otros
Cambios de domicilio a domicilios lejanos y mas amplios que tengan espacio para montar un despacho
Decadencia de los centros empresariales dentro y fuera de la ciudad por cierre de oficinas
Implosión de las urbes
Sustitución de teletrabajadores con sueldo fijo por teletrabajadores autónomos
Sustitución de teletrabjadores autónomos por teletrabajadores del Tercer Mundo
Cambio del domicilio legal de los negocios en la nube a oficinas ficticias situadas en paraísos fiscales,
Por poner datos:
El transporte público de Londres, al borde de la quiebra. España busca no seguir el mismo camino
Aquí eso no pasará, el transporte público está subvencionado: solo tendrán que aumentar el subsidio.
Están subvencionados pero con los impuestos locales, si el Ayuntamiento no recauda, no puede pagar a la EMT
NY vive en una burbuja inmobiliaria fruto de años de políticas económicas expansivas por parte de la FED y que ahora con el retiro de estímulos van a pinchar seguro. Muchos negocios como seguros, agencias de viajes, financieras, comercios, tiendas y negocios de todo tipo excepto aquellos que tienes que llevarte la comida a la boca son susceptibles de deslocalizarse. La primera burbuja que quieren evitar los alcaldes que pinche es la de las oficinas y locales comerciales, pero es que luego va a caer la de los alquileres residenciales porque ya no es necesario ni conveniente pagar 2000 pavos por un tugurio sin baño en los suburbios. Y todas estas burbujas se van a venir abajo entre este año y el 2023. Eso es lo que quieren evitar, amén del consumo habitual que se comenta en el post. S2
Pues conozco a un distinguido profesor universitario que considera que este centro semivacío será el paraíso de los peatones: No va a poder estacionarse ningún auto en las calles, es más, estarán prohibidos todos los automóviles particulares, aunque sean eléctricos, y solo podrán circular robotaxis y patinetas eléctricas. ¿Hacia dónde se dirige toda esta gente a pie, en patineta o en robotaxi en medio de los semivacíos edificios del bajo Manhattan, la City, el Bankenviertel, La Défense, Pudong u otros distritos financieros? No lo sabemos. Son los misterios del incuestionable futuro. :) :) :)
Mira que sueles tener comentarios que aportan pero Mauricio aquí no.
Sobre la reacción de los alcaldes es normal viendo el nivel de algunos (Eric Adams es particularmente malo para el poco tiempo que lleva). La idea de innovar, aceptar el cambio y devolver la ciudad a sus residentes voluntarios les choca contra los costes a corto plazo de todo cambio.
No lo veo tanto como el nivel de los alcaldes como el cambio de un modelo de «negocio» (si se me permite usar esto para los ayuntamientos) y la incertidumbre que tienen ante el futuro, donde nadie sabe hacia donde puede ir exactamente.
Lo primero es que el cambio será gradual (según mas trabajos se puedan hacer a distancia y las empresas vean los beneficios), inevitable y a corto plazo impactando a una minoría de trabajadores y no todos ellos decidiendo salir de la ciudad.
NY la misma ciudad que rechazó una sede de Amazon por el impacto de traer esos trabajadores a la ciudad.
La alternativa es reutilizar la parte del espacio de oficinas que ya no es necesario para uso residencial y reorientar el comercio/restauración hacia esos residentes o turistas (ciudades com NY o San Francisco tienen bastantes).
Decirle a las empresas que se jodan los trabajadores y obligadles volver a la oficina es de ser bastante malnacidos. Por ejemplo, en mi empresa trabajamos desde casa desde que comenzó la pandemia, en mi departamento ir a la oficina es innecesario, casi ninguno quiere volver y la mitad viven fuera de la ciudad (yo sigo en ella pero a menudo me voy a trabajar desde España).
Si nos viene el alcalde de Londres a decir que tenemos que volver a la oficina nos vamos a cagar en sus muertos. Por lo menos él parece mucho mejor que el tal Adams, que nada más empezar ya se le han visto corruptelas y nepotismo.
La clave está en el que el cambio será gradual.
El problema son para los que tienen los negocios ahora en el centro, que seguramente sean los que presionen a los alcaldes y los que también financien buena parte del gasto público.
Lo complicado es conseguir un intermedio que contente a todos (bueno, eso es imposible)
Y yo llevo también dos años sin pisar la oficina.
Cuando alguien hace una afirmación (como la de Mauricio hacia el futuro de las ciudades según Enrique) lo mínimo que hay que considerar es que está haciendo una predicción a un futurible y analizando, aunque sea con sorna ese futurible.
Es decir, que lo que es obvio que los experimentos intelectuales, hay que hacerlos con cierta perspectiva… y si asumes los cambios prospuestos, igual ese futurible es insostenible o está basado en un castillo de naipes…
Pongamos un ejemplo «irreal» y analicemos ese futurible:
«Las gallinas son fuente de una contaminación cada vez más creciente, criadas en macrogranjas, con espacios reducidos, y son fuentes de enfermedades como la gripe aviar, y bla bla»
A un profesor esa situación «irreal» le puede provocar que se tomen ciertas medidas también irreales:
«Fomento de la política del huevo único, RBU para cada gallina, comida de laboratorio para las gallinas, granjas extensivas, prohibición de venta de gallinas en el centro de las ciudades, etc etc»
Eso que a todas luces, son medidas, de sujétame el cubata, que esto lo soluciono yo. Pues este comentarista podría opinar que no son eficaces ya que en su alimentación hay un plato gourmet estrella que es la «modesta tortilla de patatas. Obviamente lo que cuesta un huevo hoy en día, nada tendrá que ver con lo que podrá a llegar a costar con políticas restrictivas. En consecuencia se habrá susituido el modesto huevo por el huevo a mayor precio que la carne de Kobe….
¿Cual es el fallo real? Que las medidas no son tales, son ideas sueltas de amigotes de bar, que solamente están encaminadas no a un bien común y el progreso humano, no mitigan en si a la población de gallinas, simplemente las aboca al exterminio, eso si con una cobertura pseudo ecologista. Algo parecido a lo que hacen los antitaurinos ( que yo lo soy) con el toro de lidia, si se prohibiera la tauromaquia por decreto, mañana. Afectaría a una ganadería extensiva, que curiosamente es la que los animales mejor calidad de vida tienen. Aunque si el fin es el negocio y no su biniestar.
Cuando sacas en la Sociedad Política, hay que conugar varios factores, y lo que tengo claro son muy pocas cosas pero estas tres por supuesto que si
a) Nuevo producto que tiene que buscar subvenciones para salir a flote, es digna instancia de lo que sale a flota: la mierda. Le llames VE whatever
b) Solución para mejorar la vida de las personas, que se basa en capar y prohibir cosas (como el apracamiento público) es una cacicada de aquel que no sabe como se solucionan las cosas. No no se crean problemas adicionales para solucionar algún supuesto problema actual. Y mucho menos para favorecer intereses privados
c) Por mucho que nos empeñemos en solucionar problemas actuales, no se solucionan quitando el chocolate al loro… si hay un problema de verdad que condiciona la esperanza de vida, y el modo actual de vida de la mayoría de las personas. No se soluciona fastidiando a una mayoría, para beneficiar a la minoria. P.Ej: poniendo las gasolinas caras, la energía eléctrica a precios desorbitados, impuestos idiotas a CO2 o a la libre circulación de las personas. Deajr que suceda eso en política, tiene un nombre, independientemente de la ideología que lo lleve adelante, son posiciones extremas en busca del bienestar de una minoría pudiente.
No olvidemos: ¡¡¡ las gallinas son un medio para alimentarnos. !!!
Pues esos mismos trabajadores ya saben a quien NO tienen que votar por no defender sus intereses. Al final a los pobres sólo nos queda como forma de protesta efectiva el voto y la cartera, elegir con quien y cómo me gasto mi (poco) dinero. Y si somos muchos…
Replantearse un nuevo formato de ciudad, no es nada fácil, sobre todo si no se parte de 0.
Seguramente las nuevas ciudades ( ya hay proyectos muy interesantes) serán muy distintas, pero en las actuales, hay una serie de servicios que generan mucha economía base.
TampocoHay es lo mismo una ciudad para 10 millones de habitantes que para 100.000.
El teletrabajo ha mostrado las flaquezas de un sistema de consumo basado en el día a día.
Si yo no voy a trabajar y lo hago desde casa, dejo de comprar ropa, utilizar transporte, reducción de servicios de restauración , etc, etc,.
Hay trabajos que se podrán reconducir, por ejemplo el distribuidor de refrescos del bar, podrá dedicarse a una mayor demanda de entrega en productos online ¿o no?.
Lo que va a ser interesante, es ver como se resuelve el problema de pasar de una economía de consumo, cada vez mas voraz a algo más sostenible con el planeta.
Esto yo creo que irá por oleadas.
La pandemia ha hecho que mucha gente abandone las grandes ciudades, tanto trabajadores de alto nivel, como precarios de servicios que cerraron. Estas personas ha ido a vivir a lugares más baratos para iniciar allí una nueva vida. Muchos no volverán.
Pero con el paso del tiempo, las grandes urbes recuperarán su pulso atractivo y atraerán a jóvenes y emprendedores volviendo a llenar Manhattan. Por supuesto será distinto que el de antes de la pandemia, pero no radicalmente distinto.
Por lo tanto 10-20 años de buenos tiempos para las ciudades USA de menos de 1 millón de habitantes, mientras que no veremos tanta pujanza en las grandes urbes. Pero dentro de 15 o 20 años las megapolis volverán a llenarse otra vez. Probablemente en 15 años, trabajar en el metaverso puede hacerse bien sentado en un sofá de un apartamento pequeño de NYC. La VR al rescate.
Por una parte entiendo que quieran recuperar la economía del país, pero si todavía estamos en pandemia no hay que relajarse porque al final va ha ser peor, y de esta forma si que vamos a tardar mas tiempo en regresar a los puestos de trabajo, hay que controlar esta situación que estamos viviendo y no tomársela a cachondeo. Como bien dice el articulo podemos trabajar perfectamente desde otros lugares y hace falta ir al lugar de trabajo.