Lo que no se puede medir no se puede gestionar

IMAGE: Schäferle - Pixabay (CC0)

Las compañías dedicadas a investigar y desarrollar mecanismos para medir de manera eficiente las emisiones de dióxido de carbono que generan nuestras actividades están experimentando un fuerte empuje por parte de los mercados de capitales, lo que refleja un interés creciente por disponer de métricas adecuadas para la variable más importante que tenemos que conseguir mantener bajo control si queremos contener la emergencia climática.

La frase «lo que no se puede medir no se puede gestionar», generalmente atribuida a Peter Drucker, parece aplicar razonablemente bien en esta cuestión: por mucho que las compañías o los países se empeñen en anunciar pomposamente compromisos para la descarbonización de sus actividades, de nada vale si todo ello está basado en métricas etéreas, buenistas o directamente inexistentes. La idea, por tanto, es alcanzar una serie de prácticas generalmente aceptadas que permitan evaluar adecuada y fehacientemente la producción de dióxido de carbono y de otros gases con efecto invernadero, y aplicar esas métricas para crear mercados de dióxido de carbono sobre los que poder actuar.

Mientras algunos creen que la idea de someter las emisiones de dióxido de carbono a un mecanismo de mercado llega ya demasiado tarde, otros piensan que es la única oportunidad que tenemos, y que su aplicación es la única manera de generar los incentivos adecuados para que la presión para la descarbonización se convierta en una realidad. Los mercados de dióxido de carbono existen ya en varias formas en más de cuarenta países, con China como la última región industrializada en apuntarse, y aunque algunos los acusan de encarecer la producción de determinados bienes o de generar esquemas perversos que llevan a menores reducciones de las emisiones, la realidad es que es la única solución que parece viable de cara a la descarbonización, y que simplemente, no tenemos más opción que establecer ese mercado. Algunas investigaciones recientes, de hecho, afirman que los mercados de dióxido de carbono podrían servir no solo para reducir las emisiones y alcanzar el objetivo de contener el incremento de temperatura a 1.5ºC o 2ºC como máximo, sino además, contribuir a reducir la desigualdad incorporando mecanismos redistributivos.

En la práctica, estamos hablando no solo de la única solución, sino de, además, seguir desarrollándola hasta sus últimas consecuencias: seguir elevando los precios del carbono a niveles mucho más elevados, y además, pasar de esquemas de mercado que son utilizados simplemente para el trasvase de emisiones de unas compañías a otras, a otros que convierten la reducción de dióxido de carbono en prácticamente un dividendo o una moneda de curso legal con base en una cadena de bloques, en una generación de ingresos que apuesta por el futuro del planeta a largo plazo.

Medir correctamente, hasta el punto de conseguir auténticas auditorías fiables de emisiones, es la única manera de poder diseñar ese tipo de mercados. Y las compañías que se dedican a convertir esa idea en realidad están, por tanto, convirtiéndose en proyectos cada vez más interesantes.


This article is also available in English on my Medium page, «Carbon emissions: if we can’t measure them, how can we manage them?«

11 comentarios

  • #001
    Jaír Amores Laporta - 14 diciembre 2021 - 16:31

    Buenas! Aquí Jaír, de EfectiVida.

    Hace un tiempo publiqué en mi canal de Telegram un resumen de un artículo de Ness Lab sobre el tema de la medición (artículo).

    En primer lugar, desmonta la frase de “lo que se mide se gestiona”, atribuída erróneamente a Peter Drucker.

    Pero además de eso, da algunas razones poderosas de los peligros de medir sin sentido.

    Las métricas pueden tener consecuencias no deseadas. En la India se ofreció una recompensa por cada cobra muerta. Los emprendedores comenzaron a criar cobras para obtener la recompensa. Al final, había más cobras en la ciudad.
    Las personas son más que números. Gran parte del éxito de una empresa está en factores humanos difíciles de medir, como el entusiasmo o la voluntad.
    Cuando una medida se convierte en un objetivo, deja de ser una buena medida. La experiencia demuestra que en el momento en que se pierde de vista por qué hay cierto indicador, se trabaja de forma errónea. Los números se pueden lograr, pero a un coste impropio o con resultados diferentes a los deseados.

    El artículo sugiere algunas ideas para medir correctamente.

    Priorizar las relaciones personales. Una conversación de persona a persona es mejor que esconderse detrás de unas métricas.
    Metacognición. ¿Para qué me sirve esta cifra? ¿Qué refleja? ¿A qué consecuencia me podría llevar trabajar para conseguir estas cifras? ¿Está alineado esto con mis principios?
    ✌️ Deje de medir lo que no se puede medir. Haga las paces con el hecho de que hay muchos factores que sencillamente no se pueden medir acertadamente. Para eso, siempre nos queda un cerebro maravilloso que percibe cosas más allá de las analíticas.

    Tal y como dice Enrique, las métricas mal usadas son casi tan malas como la ausencia de las mismas.

    En temas de contaminación, creo que tan solo hay que querer.

    Un saludo desde Las Palmas!

    • Michel Henric-Coll - 15 diciembre 2021 - 14:01

      Muy cierto Jaír. El título es una falacia. Es extraño escribir un artículo que pretende convencer titulándolo con una falacia.

      «En contra de todo fundamento lógico, los tecnomanagers interpretan la fórmula como si, además, su recíproca fuera cierta, es decir: si lo que no se puede medir, no se puede controlar, entonces “lo que sí se puede medir, sí se puede controlar”. Su lógica falaciosa en comparable a la siguiente:
      1. Lo que no tiene alas no puede volar,
      2. Entonces todo lo que lleva alas, sí puede volar.
      Que se lo cuenten a los pingüinos.

      Como consecuencia de su confusión, lo miden todo y lo convierten a números. Se dan así la sensación de que están controlando, y presentan sus decisiones como si fuesen irrefutables.»
      De mi libro: Las Falacias del Tecnomanagement

      «En la medida en que las matemáticas son ciertas, no se refieren a la realidad, y en la medida en que se refieren a la realidad, no son ciertas.»
      Albert Einstein

      • Enrique Dans - 15 diciembre 2021 - 14:26

        Pues buena suerte intentando reducir las emisiones sin tener métricas fiables de lo que se emite o se deja de emitir…

        • meji yon - 15 diciembre 2021 - 16:23

          Creo que esta forma de ver la realidad del cambio climático no es muy afortunada y que cualquiera podría llegar a consideraciones como:

          * Dices que al día de hoy las emisiones de CO2 no se miden de manera eficiente. Bienvenido al mundo real. Obvio!!
          * Como podemos dar por buenos modelos estadísticos del cambio climático si no hay medidas eficientes. Dónde no hay datos los invento, bueno utiliza otros verbos: aproximar, inferir, …
          * Como podemos correlar las emisiones de CO2 con cambios en el clima, si no se miden correctamente. La respuesta obvia es otra vez: aproximar, inferir, en definitivar «ser creativos». (Estoy siendo bueno a la hora de juzgar)
          * Lo que es peor, no sabemos medir bien, pero tenemos que dar por buenos que imponer medidas coercitivas para poner tasas a ciertos paies por un supuesto «uso» de CO2″
          * Dónde se correla que imponer una «tasa» al CO2 es bueno para el clima. Simplemente será malo para el bolsillo de los ciudadanos. ¿ves este punto? . Si es que no la prueba:
          * La prueba al anterior punto la tienes en el aumento del precio de la electricidad. Imaginemos que la subida de la luz hubiera sido en vez de por factores geoestratégicos por «tasa al CO2». La realidad hubiera sido la misma, tendríamos que seguir usando la «misma» cantidad de electricidad y no hubiera disminuido el gasto de CO», pero si lo hubieramos notado igual que ahora en nuestro bolsillo
          Por eso que tenemos que usarla en casa, en la industria, bueno en España en los bares, etc.

          Podrías pensar que lo que tuabogas es por las renovables. No es ese el punto, ya que se asume que hay tasa porque no hay 100% renovables,….Y además, la evolución a renovables no la maneja el mago pop, que hace 1,2,3 y ya.

          Que quieras o no, hay paises y economías que el cambio a renovables lo fian a largo plazo.
          Es decir al mismo plazo, quizás, en el que ya no haga falta, plantearse abandonar el petróleo. Por su falta, no por otra cosa…

          Y esas fuentes de CO2, ni te van a pagar tasas, ni van a cambiar, porque directamente es inviable para sus economías. Cuando el otro día decía que me parecía una frivolidad plantearnos ir a Marte, es directamente porque si los paises ricos no LES realizan el cambio a renovables, comida para la gente, etc. Nadie lo va a hacer. ALgún día algún capitalista verá que es la solución y comenzará el eco-colonialismo. Y si no al tiempo!!

          Y el que HOY un porcentaje infimo de países, esté por la labor, es eso un esfuerzo estéril si no se realiza globalmente. Así que lo mismo el problema NO ES MEDIR…y tenemos que empezar por menos tasas y menos falacias.

        • Michel Henric-Coll - 18 diciembre 2021 - 21:10

          Enrique, solo digo (y repito) que el título es una falacia. No he opinado para nada sobre si es o no necesario tener métricas fiables para conseguir reducir las emisiones nocivas.

          No podemos medir las emociones, aunque sea por el simple hecho que no hay unidad de medición; pero no impide que seamos capaces de controlar la gran mayoría de nuestras emociones. Si no fuera el caso la civilización no existiría.

  • #006
    Gorki - 14 diciembre 2021 - 17:26

    Cuando una medida se convierte en un objetivo, deja de ser una buena medida. La experiencia demuestra que en el momento en que se pierde de vista por qué hay cierto indicador, se trabaja de forma errónea.

    Absolutamente de acuerdo. Tenemos la experiencia que cualquier cosa que se pueda medir y crea ventajas, se termina encontrando la forma de adulterar la medida, de los likes y seguidores de «Influencer». a la generación de NOX de los Wolkswagen, pasando por las encuestas del CIS,

    Cualquier forma de medida, es susceptible de ser adulterada y si ello produce ventajas económicas. se adulterará.

    • XXXX - 15 diciembre 2021 - 07:25

      Soy médico. En la sanidad pública todo se cuantifica y a fin de mes se remiten a los responsables hojas de Excel con los indicadores de actividad. Existen aplicaciones informáticas para analizar esos indicadores. Cada vez más gente se dedica a ello. Se crean comisiones, juntas, departamentos y chiringuitos varios dedicados a medir, analizar y a tratar de reconducir la actividad. Se hacen auditorías periódicas para revisar «los números». Al final todo es una farsa. Los indicadores se manipulan, la actividad se ajusta sobre el papel a lo que los burócratas quieren oír, a menudo se toman decisiones clínicas considerando su repercusión en los indicadores, los auditores (que no tienen ni puñetera idea de medicina asistencial) son toreados como se puede por el responsable clínico (que tiene el trasero pelado tras muchos años de tratar pacientes y operar y que se pregunta de qué van esos mermados) y los sanitarios de a pie se adaptan a responder a las exigencias de indicadores en un permanente juego del gato y el ratón que distorsiona toda la actividad asistencial. Al final una cosa es la realidad, otra cosa es lo que sale en los papeles y una tercera cosa es lo que se produciría si no existiera una permanente fiscalización de la actividad y ésta se guiara por criterios exclusivamente clínicos. Los mal llamados contratos programa que periódicamente firman los gestores de servicios con gerencias son como planes quinquenales en los que se juntan objetivos que ya se sabe que no se van a cumplir con otros objetivos chorras de cumplimiento obvio para cumplir el expediente. La frase esa atribuida a Drucker de que lo que no se puede medir no se puede gestionar llevada a sus últimos extremos por talibanes de la gestión ha creado un monstruo en la sanidad pública.

      • Michel Henric-Coll - 18 diciembre 2021 - 21:11

        Cierto XXXX, y no solo en la Salud Pública.

  • #009
    fernando - 15 diciembre 2021 - 07:07

    Podrías leer esto y comentarlo? Gracias.
    https://dedona.wordpress.com/2021/12/15/entrevista-antonio-turiel-la-escasez-de-materiales-es-una-estaca-en-el-corazon-de-la-transicion-energetica/

  • #010
    LEON - 15 diciembre 2021 - 18:24

    Cobrar por emisiones de CO2 es una medida de lo mas insolidaria. Los países avanzados que han saturado la atmósfera de CO2 durante muchos años, no pagan por esas emisiones del pasado pero pretenden que si paguen los que no emitieron.

    Lo justo sería que esos países pagaran por el monto total de lo ya emitido mas lo que continúan emitiendo, ¿pagar a quién? precisamente a los que no contaminaron la atmósfera que es de todos, en el pasado.

  • #011
    Xaquín - 15 diciembre 2021 - 18:38

    «En la sanidad pública todo se cuantifica» (XXXX).

    No quiero preciarme de interpretar el texto de la entrada mejor que otros, pero tampoco pienso menospreciarme, como si no supiera leer.

    Y donde dice digo, no dice Diego, porque al decir medir no se ha dicho cuantificar.

    Ese debate es como el de»los valores». Pero, ¿que tipo de valor se quiere transmitir? No deja de ser el típico del «sexo angelino».

    En el sistema educativo, como en el sanitario, se «juega» con algo muy material y medible. Podemos llamarlo cuerpo humano (su salud) en el sanitario y mente humana en el educativo.

    Y están llenos, ambos sistemas, de burocracia administrativa, cuantificando miles de cosas, que no midiendo, para un papeleo enorme, antes analógico y ahora digital.

    Tal es el monto del papeleo que hasta hace pequeña la falta de profesionalidad, que tanto abunda, en el medio escolar. Empezando lógicamente por la llamada Inspección Que No Inspeciona Nada.

    Pero el profe que lleva la métrica de la clase (sea lo que sea eso llamado «métrica»), va sacando conclusiones al final del curso. De tal forma que hay que ser muy memo, para que no resulten aprovechables en el próximo.

    Pero claro, estoy con Enrique, estamos hablando de medir. Eso que define a la ciencia, cuando quiere hablar de diferenciar la materia de lo que no es materia.

    Cuantificar y hacer estadística (morosa), no deja de ser una maniobra política para despistar al personal, que no tiene criterio propio, a la hora de seleccionar la información recibida.

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