La identificación biométrica es una de esas tecnologías con las que uno se da perfecta cuenta del impresionante poder que tiene la conveniencia como factor clave en la adopción tecnológica. Si llevas tiempo sin viajar en avión debido a las restricciones imperantes durante buena parte de la pandemia, cuando vuelves a hacerlo te das cuenta de hasta qué punto muchos aeropuertos y aerolíneas han avanzado en sus sistemas para facilitar, por el momento de manera voluntaria para los pasajeros, el uso de tecnologías de identificación facial en procedimientos como la seguridad o el embarque.
El registro previsiblemente exitoso de una patente de «motor de búsqueda de caras» por parte de Clearview, una compañía norteamericana muy polémica por el uso sin restricciones de técnicas de web scrapping para obtener caras con las que entrenar sus algoritmos (si una búsqueda en la web devuelve tu cara, es muy posible que estés en las bases de datos de Clearview, que durante mucho tiempo se dedicó a escanear miles de millones de caras de sitios como Twitter o Facebook), unido a un uso cada vez mayor por parte de sitios como los citados aeropuertos o estadios deportivos y a la normalización del uso de la biometría como método para desbloquear nuestros dispositivos ha hecho que muchas de las preocupaciones que hace años esgrimían los defensores de la privacidad para tratar de prohibir o controlar el uso de este tipo de tecnologías vayan convirtiéndose en preocupantemente anacrónicas.
Que algunas compañías como IBM, Facebook y otras hayan anunciado el abandono de algunas de sus líneas de investigación en el ámbito de la biometría, fracasos como el intento de usarla para reconocer conductores en vehículos o la baja tasa de acierto en sistemas policiales no están impidiendo que el uso de esta tecnología se esté convirtiendo en algo cada vez más ubicuo.
¿La razón fundamental? Un elemento importantísimo cuando se trata de prever la adopción de una tecnología. la conveniencia. Aparentemente, las sociedades humanas son capaces de pasar por encima de todo tipo de preocupaciones si lo que está al otro lado de la balanza es esa variable. Incluso personas bien informadas y legítimamente preocupadas por la generalización del uso de la biometría son perfectamente susceptibles, para ahorrarse determinados trámites en un aeropuerto lleno de gente, de entregar los datos de su cara a una base de datos sobre cuyas condiciones están, por lo general, muy poco informados.
El paso por seguridad en un aeropuerto para el control de inmigración o el procedimiento de embarque en un avión son trámites incómodos, sí, pero a los que estamos, por lo general, razonablemente acostumbrados. Sujetar el pasaporte y la tarjeta de embarque o el smartphone con una mano mientras te haces cargo del equipaje con la otra para entrar en el avión, o esperar mientras un funcionario sella tu pasaporte cuando entras en un país es algo que, en muchas ocasiones, obliga a esperar en una cola cuando lo que el viajero está deseando es sentarse en el avión o llegar a su destino, y la fuerza de la costumbre, en muchos casos, hace que llevemos a cabo este tipo de operaciones casi de manera automática. Sin embargo, ante la posibilidad de ahorrarse unos pocos minutos, son muchos los pasajeros que optan por sistemas biométricos que les permiten simplemente pasar por un procedimiento automatizado generalmente más rápido, sobre todo si hablamos de aeropuertos por los que transiten a menudo o aerolíneas que utilicen frecuentemente. Objetivamente, el ahorro de tiempo puede no ser tan elevado, pero la sensación de obtener un privilegio y una conveniencia algo superior consigue fácilmente que muchos olviden todas sus preocupaciones.
Cuando hablamos de difusión de tecnologías, la conveniencia es una variable fundamental: si la tecnología que proponemos puede ahorrar unos cuantos pasos, eliminar fricción en un procedimiento o servir de alguna manera como privilegio frente a otras personas, es muy posible que la curva de adopción sea mucho más rápida de lo que, de manera puramente racional, podríamos pensar, y que sea capaz de convertir muchas preocupaciones genuinas y legítimas sobre su uso en completamente irrelevantes. Del mismo modo que a cualquiera le gusta que, al llegar a un bar, el camarero nos llame por nuestro nombre y nos ponga nuestro café como lo tomamos habitualmente, la idea de obtener conveniencia en procedimientos habitualmente tediosos gracias a que el sistema conoce nuestra cara se convierte en atractiva, y nos lleva a minimizar las posibles consecuencias para la sociedad de ese tipo de tecnologías o la pérdida de privacidad que pueden llegar a suponer.
Cuando normalizamos una tecnología para un uso determinado, como hizo Apple con su Face ID, y millones de personas en todo el mundo comienzan a utilizar su cara para desbloquear sus dispositivos, poco importa que la marca lo haya hecho porque considera que es un sistema más seguro que la huella digital o que tenga una bien ganada reputación de gestionar responsablemente la privacidad de sus usuarios: la espiral de adopción ya está lanzada, los usuarios han comprobado que la tecnología funciona y es enormemente conveniente, y va a resultar muy difícil detener su adopción.
Si quieres triunfar en el ámbito tecnológico, puedes ofrecer muchas cosas, pero sin duda, una de las propuestas de valor más relevantes es la conveniencia.
This article is also available in English on my Medium page, «When it comes to adopting new technologies, never underestimate the power of convenience«
«Sin embargo, ante la posibilidad de ahorrarse unos pocos minutos, son muchos los pasajeros que optan por sistemas biométricos que les permiten simplemente pasar por un procedimiento automatizado generalmente más rápido, sobre todo si hablamos de aeropuertos por los que transiten a menudo o aerolíneas que utilicen frecuentemente. »
De optar nada…o pasas por el aro o no pasas.
Estos mismos pasajeros que les parece maravilloso ahorrarse unos minutos de sus fascinantes y ajetreadas vidas, son los que luego les parecerá intolerable que se trafique con sus datos personales. En fin … HIPOCRESIA y tontunez.
Mas aun… tu te ahorraras «tu tiempo» en la cola de embarque… pero no te va a servir de nada, porque el avion no saldra hasta estar «todos» embarcados… XDDD
Volvemos al tema de siempre. El uso de la tecnología no está dictado por la disponibilidad de la misma, sino por su aceptación social.
Tener bombas atómicas no significa que resuelvan un problema en oriente medio, como se descubrió ya en la década de los 70.
Tener rayos láser no implica crear una estación espacial en orbita para protegernos de los ICBM.
Por muy moderno que parezca el reconocimiento facial es una tecnología subóptima para un sinfín de aplicaciones, y fuertemente restringida en su uso por la leyes nacionales y por la propia ONU, que ha solicitado una moratoria en uso, como me he encargado de recordar en un montón de comentarios de antes de la pandemia (BIPA, CCPA, GDPR, etc.)
La tecnología no es un instrumento inanimado a la que debe adaptarse la sociedad, tiene un contenido cultural y social importante en su aplicación y uso.
Si la difusión tuviese algo que ver, todavía estaríamos utilizando un walkman o un tamagotchi súper sofisticados.
El reconocimiento facial está en su primer estadio de obsolescencia; la inconveniencia de su uso.
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UN calls for immediate halt to use of facial recognition
Los tres escenarios de la batalla contra la privacidad – comment 004
El desastre de la privacidad… y su tendencia a empeorar – comment 014
¿Conviene?
Que malo era FB por coleccionar datos de mi huella digital. Y era cierto.
Te escanea una empresa hasta el mínimo detalle tu fisionomía, lo introducen en bases de datos para comerciar con ellos y titulas «el impresionante poder de la conveniencia»
¿Qué hace que te convenga esto y lo de FB no te convenga? Cada vez creo más que a principio de año, metes la mano en el saco de las bolas. Y a FB le ha tocado bola negra, y a este tema bola blanca.
Como los comentarios pueden plagiarse. Me voy a dar el gusto de terminar haciendo eso que tanto gusta: copy paste, meto la mano en el saco de las bolas, y hoy solo hay una bola. Pues este mismo:
En fin … HIPOCRESIA y tontunez.
En pequeño y en pobre, y con mucho menos glamour, lo mimo pasa con el bonobus.
Por ahorrarte unos céntimos de euro, sacas el bonobus mensual y queda regiestrado donde tomas el autobus o el metro todo el resto de tu vida, con lo que eso delata sobre tu vida privada y tus puntos de interés.en la ciudad en que vives.
Vuelvo a repetir que la privacidad fue una cosa excepcionalmente rara que existió solo en las grandes urbes de mediados del siglo XIX a mediados del siglo XX. Nunca existió en las pequeñas ciudades y pueblos ni en ninguna parte a partir de la exist3ncia de Internet que ha transformado el mundo en una aldea global, que profetizó McLuhan
Gorki: Excelente reflexión, sobre el limitado periodo de la privacidad en tiempo y espacio.
«a cualquiera le gusta que, al llegar a un bar, el camarero nos llame por nuestro nombre y nos ponga nuestro café como lo tomamos habitualmente,» (EDans).
Supongo que es cierto en general, y nadie se preocupa por la falta de privacidad que está teniendo el camarero/a… y si es atractivo/a hasta lo prefiere (se siente una cálida brisa virtual).
El usuario no puede saber, de antemano, si el servicial camarero/a será un «agente del mal» o no. Y si lo puede saber, y no actúa en consecuencia, ya no se llama conveniencia, se llama imbecilidad (temporal o permanente).
Si a estas alturas, alguien cree en el anonimato o es un ingenuo o se está mintiendo así mismo.
Dejamos continuamente rastro de nuestras actividades, desde un simple paseo por el campo, datos médicos, gastos y por supuesto TODA actividad relacionada con internet.
Qué esos datos sean analizados en mayor o menor grado, dependerá de que compañía los tenga, así como de su difusión y por supuesto, la explotación de los mismo.
Ahora, con la capacidad de almacenamiento y de análisis que se tiene a nivel tecnológico, pueden anticipar que nos va a pasar o incluso, condicionar que vamos a hacer. Y en cualquier caso, el tener esos datos nuestros y no usarlos ahora, no significa que en un futuro puedan hacerlo.
Por mi parte, aunque a veces no estoy de acuerdo en las formas de EDans, reconozco que este es su blog y que cuando contesta además de ser por decisión propia, entra al trapo y moja con sus ideas, algo que no ocurre en muchos sitios, lo cual es de agradecer.
Por supuesto, eso no significa que sea infalible, como el PAPA.
Para los católicos, el Papa solo es infalible cuando habla de su negociado. Por ejemplo el actual, cuando habla de fútbol se le nota el sesgo y que es de la secta messianica.
El que esté libre de sesgo que tire el primer comentario !
jaja era una ironía.
Pensar que alguien tiene la verdad absoluta es de necios.
Pues el mundo debe estar lleno de necios.
Ni de broma acepto la transaccion. Parafraseando a Benjamin Franklin: aquellos que renuncian a la privacidad para obtener un poco de comodidad temporal, no merecen ni privacidad ni comodidad.
Si quieres que google maps te indique un camino tendrás que decirle donde estás.
No le digo al tendero donde vivo pero sí a las tiendas online para que me den servicio.
Gente que habla todo el día de privacidad tienen un móvil y usan internet.
Conveniencia. Perfecta entrada la de hoy.
Ni de broma acepto la transaccion. Parafraseando a Benjamin Franklin: aquellos que renuncian a la privacidad para obtener un poco de comodidad temporal, no merecen ni privacidad ni comodidad.
Apreciado maestro y apreciados habituales comentaristas de este maravilloso goro, gracias mil, estoy aprendiendo mucho y os deseo transmitir mi gratitud a tod@s. Feliz Nadidad!