Cécile Thibaud, corresponsal en España para el diario francés Les Echos, me contactó para pedirme mi opinión sobre la compañía barcelonesa Wallbox, fundada por Enric Asunción y Eduard Castañeda en 2015 y dedicada a la construcción de estaciones de carga pensadas inicialmente para el uso doméstico, pero que están teniendo también un gran éxito en modo «destination chargers» en restaurantes, hoteles y otros establecimientos en los que los clientes propietarios de vehículos eléctricos pasan tiempos relativamente cortos que pueden aprovechar para recargar.
La entrevista se titula «Comment la licorne espagnole Wallbox révolutionne la recharge des voitures électriques« (pdf), y fue publicada el pasado día 30.
La compañía es muy interesante desde el punto de vista de innovación, porque las prestaciones de sus estaciones de carga superan claramente a las que comercializan líderes de la industria como Tesla: son capaces, por ejemplo, de graduar la intensidad dedicada a la carga del vehículo en función de las necesidades de la instalación de la vivienda, o incluso, en el caso de algunos modelos y de aquellos vehículos que lo permiten, de utilizar su batería en modo bidireccional, para utilizar la energía almacenada en ella para el consumo doméstico.
La idea de la compañía, ganadora del South Summit en 2017, es centrarse en la carga a media velocidad, superior a la que proporciona un enchufe normal de pared, pero sin las complicaciones tecnológicas de la supercarga, y ofrecerla a establecimientos que pueden convertirla en un valor diferencial para aquellos de sus clientes que poseen un vehículo eléctrico y quieren recargar mientras se encuentran en el establecimiento. Una recarga de un vehículo eléctrico tiene un coste relativamente bajo de unos pocos euros que puede, en función del precio unitario de lo consumido, por ejemplo, en un restaurante o en un hotel, ofrecerse como cortesía o incentivo para que el cliente escoja ese establecimiento en lugar de otro. Pero de cara a la instalación doméstica, los aspectos diferenciales que ofrece el cargador de pared hace que muchos clientes terminen inclinándose por él frente al que ofrecen marcas generalistas o incluso algunas tan vanguardistas como la propia Tesla.
Que la compañía sea capaz de mantener esa ventaja a futuro es una cuestión que depende de la ambición, de la investigación, de las patentes que puedan obtener sobre ella (tienen ya dos) y de la capacidad para seguir dotando a su producto de valores diferenciales… y no es una cuestión para nada trivial o sencilla. Pero por el momento, mientras otras marcas no ofrezcan esas prestaciones adicionales, están aprovechando un nicho en un mercado en evidente crecimiento que puede llegar a tener un valor muy interesante. Si son capaces de administrar los recursos de financiación que están generando – la compañía ha salido a bolsa en Nueva York a través de un SPAC y está actualmente valorada en algo más de dos mil millones de dólares – podría llegar a beneficiarse mucho de la transición hacia opciones de movilidad sostenibles.
This article is also available in English on my Medium page, «Talking about Wallbox, in Les Echos«
Lo mas valioso para el restaurante que paga el detalle y para el cliente que se lucra, no es la carga de energía, es el espacio para poder aparcar.
Hace años que no voy a un restaurante que no me garantice el poder aparcar, mediante aparcacoches o mediante espacio próximo para aparcar, (aparcamiento del restaurante, o parking de pago próximo),
Si voy a comer fuera de casa, no voy a ahorrar. Pagar cinco euros mas de aparcamiento o una propina al aparcacoches, no me supone nada dentro del gasto total de la comida.
El que me dieran tres litros de gasóil por haber elegido ese restaurante, tampoco me llevaría a elegirle. El que tenga resuelto el parking de sus clientes, si es algo de peso a la hora de elegir.
El problema de los que tiene un coche eléctrico, es que ello no salen en coche de paseo, ellos llevan el coche a pasear, como yo sacaba a mi perro hasta la farola mas cercana,. el pobre bicho lo necesitaba, yo no tenia necesidad de acercarme a una farola.
Quien sea capaz de decir que en ocasiones no estas acertado y con el dardo ácido, se las vera conmigo… XDDD
+1000
No he pretendido ser ácido, sino transparente.
Tal y como indica muy acertadamente Gorki para restaurantes no parece tan conveniente, a no ser que tengan aparcamiento.
Le veo más mercado con hoteles, centros comerciales, etc
Independientemente de lo que siga favoreciendo nuestra mediocridad como homo sapiens, no cabe duda que esta innovación (española además), resulta una buena medida para mejorar el tiempo de uso que podemos definir como «en espera».
Antiguamente eran simples revistas, muchas veces «del corazón», lo que se tenía a mano en consultas, por ejemplo. O algo más serio, la prensa en los cafés.
Luego llego ese invento estratosférico por el que tanto peleó el Steve Jobs, llamado móvil «inteligente», que suena mucho peor en español que en inglés. Porque la palabra inteligente, esencialmente desde el nefasto CI, está tan devaluada, además de parcializada, que ya da «noxo», como decimos en Galicia.
Pero, ¡cuánto tiempo nos ganamos con él, mientras ocupamos un espacio «de espera»!
Y de hecho se hizo muy importante el aportar algo, no solo wifi hostelera, como el simple hecho de recargar el móvil en red… mientras estás comiendo tu plato preferido. Algo que, por cierto, no se puede decir que ya esté muy extendido. Pero todo llegará.
Así que estoy contigo que la recarga del coche, suponiendo que perdurará bastante la manía de uso individual, puede ser un puntal, en el servicio complementario de la hostelería.
Sobre todo, como digo, porque nuestra mediocridad sapientina nos mantendrá algo lejos de pasar definitivamente a un uso público de los medios de transporte.
¿Cómo harían los habitantes de Trántor, por ejemplo, si tuvieran que desplazarse en medios individuales, para ir de un sitio a otro del planeta, y más aún de la galaxia? ¿Seguiremos con jets privados, para saltar de un punto otro?
Menos mal que no me tocará verlo.