La Ministra de Hacienda y Función Pública, Maria Jesus Montero, anuncia que implantará a partir del próximo enero la opción del teletrabajo en la Administración General del Estado, con un real decreto que regulará una modalidad general con un total de tres días a la semana de teletrabajo y dos en modo presencial, y otra con una prestación de servicios de carácter presencial de al menos un 10% mensual, pensada para aquellos empleados públicos que elijan como lugar de residencia territorios en riesgo de despoblación.
Los acuerdos serán de carácter voluntario y reversible, su uso estará supeditado a que se garantice la prestación de los servicios, se aplicará a los puestos de trabajo susceptibles de ser desempeñados por esta modalidad – previa solicitud y autorización – y la Administración proporcionará para el teletrabajo un equipo informático con tarjeta de datos, aplicaciones, y con las herramientas de productividad y ciberseguridad necesarias para su actividad, así como la formación adecuada para ello. La medida no incluye a funcionarios autonómicos o locales, cuyo ámbito queda fuera de las competencias de Función Pública, pero es bastante previsible que una vez que el Ministerio aplique una norma como esta, el resto de ámbitos imiten el modelo.
Tras una pandemia que nos ha demostrado que la posibilidad de trabajar desde cualquier sitio es perfectamente posible si se dan las condiciones adecuadas, flexibilizar las condiciones de trabajo para que los empleados público puedan aprovechar esa posibilidad y buscar condiciones que se adapten mejor a sus circunstancias es, decididamente, un paso en la dirección adecuada. Existen un gran número de trabajos en la función pública cuya naturaleza permite perfectamente una deslocalización sin pérdida de productividad, que además es susceptible de ofrecer al trabajador muchos más grados de libertad a la hora de plantear su lugar de residencia, su esquema de vida o su conciliación familiar, entre otras muchas cosas.
¿Estamos a punto de ver un éxodo de funcionarios públicos en busca de lugares con mejor calidad de vida, mejores costes y razonablemente bien comunicados? ¿Estamos hablando de un antes y un después en las condiciones del funcionariado al incorporar ese nivel de flexibilidad, o simplemente de una anécdota que, por la razón que sea, termine quedándose en una medida testimonial? ¿Está la Administración española marcando la dirección a seguir y tratando de ser más innovadora que muchas compañías privadas a la hora de adaptarse al entorno de la post-pandemia, con trabajadores ya razonablemente formados en herramientas de teletrabajo, capaces de apreciar la libertad y los beneficios que ello puede ofrecerles, y dispuestos a tomar decisiones que les ofrezcan una mayor calidad de vida? En ciudades como Madrid, en los que la densidad de funcionarios es elevada, ¿estamos hablando de una medida que pueda influir en cuestiones como los atascos de tráfico a determinadas horas? ¿Qué nivel de adopción tendrá una medida así entre el estamento funcionarial?
Habrá que ver la recepción, la implementación y la evolución de la medida. Pero si efectivamente es lo que parece, todo indica que hablamos de un paso en la dirección adecuada.
This article is also available in English on my Medium page, «Spain’s civil service sets a distributed work example to be followed«
Me quedó con el siguiente párrafo de su artículo:
_”Existen un gran número de trabajos en la función pública cuya naturaleza permite perfectamente una deslocalización sin pérdida de productividad, que además es susceptible de ofrecer al trabajador muchos más grados de libertad a la hora de plantear su lugar de residencia, su esquema de vida o su conciliación familiar, entre otras muchas cosas.”_
Así es, y yo diría que no solo “sin pérdida de productividad” sino que ésta se ve muchas veces favorecida. Los tiempos de traslado que son una pérdida de tiempo personal se reducen o se eliminan y las personas sufren menos de estrés, al disminuir los atascos en horas pico, la contaminación disminuye sin lugar a dudas, los gastos por traslados disminuyen. A veces el tema a resolver consiste en adaptar tiempos y espacios de los miembros de la familia, sin embargo, ya hemos visto incrementada nuestra creatividad para ello.
En definitiva esta nueva firma de trabajo ha venido a mejorar muchas áreas de nuestra vida. Otro ámbito también grandemente favorecido es la de la educación; sin lugar a dudas el socializar es muy importante pero estrictamente hablando sobre instrucción, esta modalidad puede ofrecer mucho a muchos.
Muy interesante tema, gracias. Saludos.
Yo solo destacaria una cosa…
En plena pandemia, la imposibilidad de conseguir cualquier tipo de interactuacion con los «organismos funcionariales», llamense SEPE, llamense Agencia Tributaria, llamense servicio de atencion primaria… y la lista sigue… un año y medio de «paron»
Si medidas como estas han de paliar el desconcierto, bienvenidas sean. Si van a ser mas de los mismo (el descontrol habitual «in situ» y pre-pandemia, pero ahora, desde sus casas) apaga y vamonos…
Yo puedo comentar del funcionamiento telemático del SEPE de una oficina que conozco perfectamente en cuatro puntos:
1) La atención solo a quienes tiene cita existe desde 2011, así que con o sin confimaniento, telemático o presencial, no te van a atender sin cita. Hay gente que tiene cita y son a los que tienen que atender.
2) En confinamiento el retraso en la tramitación fue debido simplemente en que había más trabajo que personal para gestionarlo. Sin confinamiento se sabe en esa oficina que en el verano de cada año las citas se van a dos o tres meses por finalizaciones masivas de contrataciones. Los refuerzos no todos los años llegan a tiempo o están preparados para gestionar.
3) En lo más duro del confinamiento la gente estuvo gestionando telematicamente de 08:00 a 20:00 (por turnos) y no se cogieron vavaciones de semana santa.
4) La dirección de la oficina no está autorizada a poner a ninguno de sus funcionarios a atender consultas de información y que deje de tramitar expedientes, así que está todo centralizado en la capital de provincia o Madrid.
En consecuencia, no es que haya habido parón, sino que los medios y recursos ya están infradimensionados para una situación normal, así que imagina cuando pasan cosas como las que han pasado.
Bueno… es lo que sucede cuando unos funcionarios trabajan y otros fichan, salen, toman el café, hacen la compra y entran a trabajar a las 11:00 de la mañana si acaso.
La Administración tiene una barbaridad de carencias tecnológicas y añadiría que sus herramientas informáticas son infames. Redes que se cuelgan, equipos obsoletos, aplicaciones contratadas y hechas por necios… Si en la propia sede hay mil problemas, desde lejos ni te cuento.
Todo muy bonito, pero a la hora de la realidad, la casi nada. Cualquiera que haya tenido que lidiar telemáticamente con la Administración podrá dar fe de lo que afirmo. Es difícil para los avezados, para un ciudadano corriente roza el imposible.
Una anécdota. Se llama por teléfono a uno de los órganos administrativos más deprimentes de España, para intentar solventar una incidencia de las facilitas. Allí los expedientes tienen dueño. Si Manolito, el dueño, se va de vacaciones o coge una baja lo tienes chungo, porque allí nadie moverá un dedo. Esta vez fue diferente. Llame usted otro día porque Manolito hoy está teletrabajando.
Si Manolito está teletrabajando, se le habrá suministrado un teléfono móvil o habrá autorizado para que sus llamadas se desvíen al suyo (o a su fijo). Digamos que esto forma parte de lo que se llama hacer las cosas bien.
A día de hoy ni en sueños.
En cambio, te doy la razón cuando dices:
Redes que se cuelgan, equipos obsoletos, aplicaciones contratadas y hechas por necios… Si en la propia sede hay mil problemas, desde lejos ni te cuento..
Es particularmente cierto lo de las aplicaciones contratadas y hechas por necios. Y si esa necedad ya es grave cuando la aplicación la ha de utilizar el funcionario, excuso decirte cuando la ha de utilizar el ciudadano. Darse una vuelta por las sedes electrónicas de las diferentes administraciones es un auténtico descenso a los infiernos. ¿Y eso por qué? Porque si las aplicaciones las hacen necios, las supervisan tuercebotas puestos ahí por el partido (no importa cuál: ahí sí que se puede decir que todos son lo mismo) para los cuales la experiencia de usuario importa un pepino y más aún si es el ciudadano.
Hace unos días estuve dos horas peleándome con el monstruo para presentar un sencillo recurso en el Catastro. Y eso que conozco un poco el negocio. Estuve a punto de claudicar.
Podría contarte mil batallas más…
Nada que decir, salvo que la entrada rebosa entusiasmo.
Lo de «estar teletrabajando» hasta cuela (claro que está lo del móbil «inteligente»). Antes simplemente era que estaba «clandestinamente» tomando algo en la cafetería.
También me gustó lo de necios aplicacionistas (en Galicia se llevan años con ellos) y los tuercebotas militantes (aquí ya…). Luego está el funcionariado con plaza en propiedad (o minifundista burocrático del carallo).
En la pandemia, en general, se funcionaba con los que estaban a pié del cañón, los «de casa» ns/nc. Creer otra cosa es ficción maliciosa. Una especie de malware analógico, que ya un tal Larra puso adecuadamente a parir.
Y no puedo despedirme, sin nombrar al sacrosanto profesorado público, que confunde faraónicamente horario de clase con horario de trabajo. Con el pitorreo cotidiano de que «hace cosas en casa» (algo exclusivo de 4 gatos matados/as/es). ¡Y así les/nos va!
Como empleado de la AGE, me parece que esta medida va en la dirección correcta, dudas a parte del nivel de implantación que se alcance, sobre todo cuando todo queda supeditado a que se autorice, pero al menos el marco legal queda fijado.
En el caso de madrid es una estupenda notica para dejar obligar a gran cantidad de personas que buscan trabajos en la administación a tener que mudarse a una ciudad «hostil» en cuanto al coste de vida, y que permitirá que esto no sea necesario, consiguiendo una menor presión demográfica en la capital.
Muy relacionado con ello, me ha encantado el artículo de Eduardo Manchón en El Confidencial «La decadencia de los jefes»: https://blogs.elconfidencial.com/tecnologia/tribuna/2021-11-19/gestion-management-jefes-empleados-empleo-startups_3327206/
Me quedo con la siguiente frase «una tarea intelectualmente compleja la tiene que liderar, definir y organizar la misma persona que la ejecuta».
Ergo la puede realizar desde cualquier parte, sin necesidad de que nadie le controle. Se controla únicamente el resultado.
Estamos empezando a asistir, y creo que veremos cada vez mas, a una auténtica desbandada de profesionales hartos de la esclavitud de la oficina. Se habla de Estados Unidos, pero también empieza a suceder aquí. Yo ya lo estoy viendo.
Se avecinan tiempos interesantes.
La gente ya no está dispuesta a trabajar en empleos de mierda por poco dinero.
Ahí tenemos el fenómeno de los abandonadores (quitters) en USA, pero si creemos que se lo pueden permitir por la abundancia de oferta de trabajo ¿que pasa aquí con los camioneros, camareros, agricultores, etc?.
Hay un cambio de actitud de fondo en las nuevas generaciones.
Sencillamente no está dispuestos a vivir para trabajar. Y con la imposibilidad de independizarse por el precio de la vivienda, la sopa boba gratis en casa de sus padres, y el ocio semigratis ya que todo lo digital que es de su interés tiene un coste reducido (peliculas, series, redes sociales, etc) hace que prefieran un puesto de trabajo cómodo y a tiempo parcial que matarse a trabajar como sus abuelos y muchos de su padres.
De ahí que el teletrabajo sea ya algo irrenunciable para mucho de ellos. Fuera madrugones deprimentes con su atasco correspondiente , horarios imposibles, etc.
Y por supuesto ni hablar de salarios miserables. ¿Quien se levanta a las seis de la mañana durante todo el mes si vas a ganar 200 euros mas que si no trabajas viviendo de subvenciones?
Nos pille confesados.
Un 40% de paro o subempleo en menores de 35 años y un 21,1% de la población ocupada- 19 millones -, en el Tele-empleo público. Y una previsión de 12 millones de pensionistas en la próxima década.
Son unas cifras dignas de admiración. De la buena, no.
La infraestructura para ese teletrabajo, como la del DNI digital, a los presupuestos de las administraciones, ¿No?.
Wow. Es un desastre natural, que diría Niall Ferguson.
Pero queda bien para anunciarlo en los medios, es como el shrinkflation;
«Vamos a reducir el gasto público con minijobs públicos».
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Disclaimer.
Lo de Zaryn no va ser nada, en comparación.