Se veía venir, y aparentemente está ocurriendo: la telemedicina, que comenzó a popularizarse cuando, durante los confinamientos derivados de la pandemia, muchos pacientes prefirieron rehuir unos hospitales que se veían como potencialmente peligrosos e interaccionar con sus médicos de manera habitual mediante videoconferencia, parece estar consolidándose en un número creciente de pacientes como una manera habitual de consultar primeros síntomas o posibles afecciones, o incluso para recibir recetas o peticiones de analíticas.
La progresiva generalización del sistema, sobre todo por parte de algunos proveedores de sanidad más proactivos, está generando algunas pequeñas tensiones en farmacias y clínicas que, por ejemplo, pretenden exigir recetas o volantes de analítica en formato impreso cuando el paciente aparece simplemente mostrando la pantalla de su smartphone, pero obviamente se trata de simples problemas de transición que durarán poco.
¿Qué estamos comprobando? Simplemente, que la mecánica de muchas visitas al médico era completamente ineficiente, y que en muchos casos consistían simplemente en un procedimiento meramente administrativo durante el cual la interacción era meramente un intercambio verbal o de documentos, sin que el médico necesitase realmente ponerle siquiera la mano encima al paciente: unas preguntas, una petición de alguna prueba o una expedición de alguna receta, una interacción que puede perfectamente llevarse a cabo a través de una pantalla, de manera mucho más cómoda y, además, evitando las habituales esperas – o al menos trasladándolas a un lugar en el que el paciente está perfectamente cómodo, tranquilo y haciendo otras cosas hasta que llega el momento en que el facultativo lo puede atender.
Como era de esperar, la telemedicina no ha desperdiciado la oportunidad que le planteaba una crisis. Ahora, queda la fase de optimización: cada vez más, empezaremos a ver más médicos y más pacientes que se encuentran más cómodos con el formato, y progresivamente, la incorporación de herramientas que permitan añadir parámetros diagnósticos, como dispositivos o wearables que posibiliten que el paciente comparta ciertos tipos de información con facilidad y pueda poner más información al alcance del facultativo.
¿Cuánto valor puede aportar la telemedicina a la cadena de valor del cuidado de la salud? Posiblemente, la generalización progresiva de la telemedicina pueda convertirse en la primera fase de otra revolución que lleva tiempo fraguando: la de la medicina preventiva, en la que los pacientes simplemente compartan determinados datos generados de manera rutinaria con un sistema algorítmico que los monitoriza y lleva a cabo un análisis de posibles cambios a lo largo del tiempo, susceptible de generar valiosa información no solo para el uso en el cuidado y diagnóstico del propio paciente que suministra esos datos, sino también con un importante valor potencial en forma de datos agregados a la hora de llevar a cabo investigación.
Un cambio de hábitos derivado de una situación excepcional, que podría estar consolidándose y trayendo cambios que es importante estudiar y optimizar de cara al futuro.
This article is also available in English on my Medium page, «How the pandemic has proved a boon to telemedicine«
Total los médicos d aquí solo ven la pantalla del ordenador mientras musitan algunas preguntas
Bastante de acuerdo con todo. Como trabajador de una farmacia puedo confirmar que la puesta en marcha de la receta electrónica para la sanidad pública es una bendición para todos los implicados, médicos, farmacéuticos y pacientes. Tanto por las posibilidades que brinda para hacer las gestiones más sencillas como por el registro de información que aporta sobre los medicamentos usados por el paciente y su regularidad en su toma. De hecho, una pequeña puntualización: te puedo asegurar que todo mi gremio está deseando que se lance otro sistema similar para no depender de recetas impresas en la sanidad privada, pues si bien es cierto que habilitaron hace poco un sistema para validar recetas fotocopiadas o en formato no físico e impedir que sean reutilizadas fraudulentamente, por diferentes motivos que no vienen al caso son una chapuza que los vuelve 100% inútiles.
Las consultas que un médico pueda hacer por videoconf, que serán más o menos entre un 10% y 30% de ellas, pueden/podrán ser reemplazadas por al «Artificial Intelligence» seguro!
Y ese 10%-30% de consultas de médico, las podríamos subir a 60%-70% si en vez de médico ponemos un ATS o enfermero/a.
¿Se dejará el lobby médico quitar ese trabajo/facturación?
Resistirán todo lo que puedan. Un gobierno valiente lo impondría
Me refería a ATS o enfermero/a «boosted by AI» claro!
Ante esto creo que vamos a ver dos tipos de respuestas:
– Por una parte los políticos intentarán privatizar parte de la sanidad pública, seguramente privatizando más de lo necesario.
– Por otra parte, algún sector de la población pondrá el grito en el cielo porque se quiere privatizar la sanidad pública.
Es decir, ni para unos ni para otros habrá un término intermedio que mejore tanto la sanidad pública como la comodidad de los pacientes.
Hablar de cambios de hábitos sin que exista un cambio sustancian en los hábitos de pensar y actuar del llamado ser humano, una versión mediocre del homo sapiens que actualmente padecemos, resulta inoperante.
¿Que más dá tener como interlocutor un instrumental tecnológico, si en el terminal de entrada y de salida hay un ser humano incapaz de razonar con la flexibilidad necesaria, para superar la eficiencia del instrumental?
Como pasa con el profesor medievalizado y el alumnado que disfruta hibernizado, la transmisión de datos, mediatizada en este caso por grandes empresas tecnológicas, sigue padeciendo del Síndrome del Viejo Inútil. Ese que sabe cosas, pero la sociedad le ha condenado a ser un mero observador de la Gran Debacle Venidera.
Como si los viejos de las tribus indias estuvieran simplemente, para ver pasar al Séptimo de Caballería destrozando el planeta.
¿Alguien conoce un fondo de inversión/ETF que apueste por estas temáticas: telemedicina, medicina preventiva, etc.? Creo que es un sector a seguir.