Una tendencia cada vez más clara, sobre todo entre los jóvenes: llevar el smartphone permanentemente silenciado, en modo vibración. Tras varios años desarrollando una industria, la de los tonos de llamada, que llegó a ser multimillonaria, ahora resulta que los usuarios más jóvenes se inclinan por llevar sus dispositivos permanentemente en silencio, y el hecho de que se ponga a sonar pasa a tener una connotación negativa o se convierte, incluso, en «cosa de viejos». Salvo excepciones y con permiso de los estereotipos, que siempre suponen versiones simplificadas de la realidad, lo habitual cuando un dispositivo rompe a sonar con un tono de llamada o es utilizado para reproducir un vídeo con el volumen a niveles molestos es que el protagonista de la acción no sea un joven, sino una persona mayor.
Tras esta tendencia, varios factores: por un lado, el desprecio de la llamada de teléfono como forma de comunicación. Desde hace ya bastantes años, las llamadas de teléfono se utilizan únicamente para una urgencia, y son sustituidas por mensajería instantánea, en muchos casos intercambiando mensajes de voz. Este patrón resulta además particularmente notorio porque cambia incluso la forma de sujetar el dispositivo, que deja de estar pegado a la oreja y se aleja de la cara en posición horizontal, manteniendo únicamente el micrófono cerca de la boca.
Por otro, el modelo de consumo de medios: los jóvenes consumen grandes cantidades de vídeo en redes como Instagram o TikTok, pero o bien recurren a los cascos, cuyo uso se ha multiplicado tras el éxito de los Airpods y sus infinitos imitadores, o bien a los subtítulos: el uso de subtítulos de generación automatizada en TikTok ha crecido de manera desmesurada, lo que convierte una opción que tendía a ser utilizada únicamente en películas en lenguas extranjeras en un modo de consumo cada vez más significativo y al que se recurre de manera habitual. En muchos casos, esto se asocia a modos de consumo multicanal, como la visualización de vídeos mientras se ve la televisión o se hacen otras cosas.
Los jóvenes, además, tienden a tener su smartphone prácticamente en todo momento a la vista o en la mano, lo que implica que mantenerlo durante todo el día en modo vibración no implica necesariamente perderse notificaciones de actividad cuando estas se producen. Y en caso de perdérselas, tampoco pasa nada: los patrones y protocolos de comunicación a través de mensajería instantánea difieren en gran medida entre usuarios jóvenes, que simplemente no saludan ni se despiden, sino que figurativamente mantienen el canal abierto en todo momento y entran y salen de la conversación según sus circunstancias se lo permiten, frente a las de personas de generaciones anteriores que, en muchas ocasiones, se encuentran incómodos buscando una forma convencional de despedida que no resulte brusca, o molestos si su interlocutor deja la conversación a medias.
Por otro lado, estos patrones de consumo parecen estar aquí para quedarse: China intenta «proteger» a sus usuarios más jóvenes frente a un uso excesivo de TikTok y aplicaciones similares y decide fijar un máximo de cuarenta minutos al día, mientras Shopify anuncia un acuerdo con la compañía china para que las marcas puedan ofrecer sus productos a través de ella, el hashtag #tiktokmademebuyit aparece en más de 4,600 millones de visualizaciones, y Google se afana por llegar a acuerdos tanto con Instagram como con TikTok para que los vídeos generados por esas aplicaciones puedan aparecer en sus búsquedas si sus autores así lo desean. Todo indica que una parte cada vez más significativa de los contenidos que alcanzan circulación viral son generados en ese tipo de apps, lo que lleva a Google a no querer perderse esa parcela de relevancia, sobre todo ante una generación que ha crecido habituada a su consumo a todas horas.
¿Empieza a convertirse las habituales interrupciones en todo tipo de eventos por parte de personas que han olvidado silenciar su móvil una cosa cada vez más del pasado?
This article is also available in English on my Medium page, «Generation Silence?«
Con 46 años, no entro en la categoría de «joven» pero es algo que desde hace mucho tiempo ejerzo: mi derecho a elegir estar y disfrutar del silencio, en todas sus formas. Mi teléfono no suena nunca. Jamás, ni una vez. Por ningún motivo. Me entero de los mensajes cuando activamente elijo prender la pantalla del teléfono.
Por otro lado, no creo que pueda vivir lo suficiente como para poder ser testigo y ver como algunos hijos de puta van por la vida escuchando su «música» sin molestar al prójimo…
¿Tik tok? Lo siento, soy de otra era geológica.
Yo tampoco soy de TikTok, pero para evitar morralla en el teléfono, es indudable que te ahorra memoria si te envían el texto con el hipervínculo que el vídeo capturado como archivo.
Confirmo el susto temporal que me entra si alguien me llama por teléfono pensando que es una emergencia jaja
Más en serio, leyendo el título pensaba que este artículo seria sobre la gente joven dudando si decidir tener hijos por motivos derivados de la emergencia climática.
Muy buena nota. Tengo 2 hijos menores de 18 años y la típica, los llamo y no me atienden porque tiene el teléfono en silencio, y la respuesta de ellos es un mensaje de voz.
Me has abierto otra perspectiva, me dicen que lo tienen en silencio porque es obligación en el colegio, es claro «ellos manejan otros/nuevos patrones» ademas veo en ellos todas las conductas que explicas.
…por lo menos te responden, los dos míos, a veces ni en «visto» me tienen… :-D
Tengo 36 años y ya ni recuerdo desde cuando tengo el móvil en vibración. No recuerdo cuando fue la última vez que sonó una llamada y francamente, tampoco encuentro un contexto en el que se me ocurra tener el volumen del móvil activado. Interesante artículo.
Desde que tengo móvil siempre lo he tenido en vibración, nunca con sonido. Probablemente influyera en la decisión, que ya ni recuerdo cómo tomé, el hecho de ser profesor y además un usuario temprano que no quería llamar la atención.
Llevarlo siempre en el bolsillo del pantalón favorece esa opción.
A mi me sucede exactamente lo contrario.
Escojo el tono de llamada de X personas en función de aquello que me evocan y aunque es gracioso tener la música de El exorcista para mi suegra ya que no hay posibilidad de que me llame si me tiene al lado…, yo tengo algo especial, algo que me despierte algo que tenga un profundo sentimiento.
Llamo poco o más bien recibo más llamadas de las que hago, por lo que cuando esto pasa, intento asociarlo a un buen estado.
Algunos decís que los hijos no llaman o no contestan a la llamada. Cuidado, dios me libre de juzgar (y en absoluto es el objetivo, va más en una línea de generalización sin más), pero quizás estamos perdiendo la comunicación con ellos.
Ya vendrá alguno a decir que simplemente estos medios de comunicación han variado. Toda la razón.
Pero me gusta escuchar la voz de mi mujer, de mi mejor amigo y mantener una conversación con él o ella y preguntarles qué tal el día, porque ahí, en esos timbres de voz, en los tiempos de silencios, en tonos, hay millones de matices cada uno más enriquecedor.
A mi hija cuando le intento hablar de cosas serias a veces le digo que por favor me mire a los ojos, primero. Sabe que entonces la cosa es más o menos importante, aunque solo sea para decirle te quiero.
Creo parte del problema puede venir por ahí; todos nos hemos vuelto tan vaguetes para juzgar en Twitter lo primero que se pase por nuestro timeline, como para comunicarnos incluso entre la gente que queremos.
La vida es urgente, decía uno. Quizás habría que ser más delicados en ciertos aspectos, importantes pero poco presentes al parecer.
No sé si en Europa se ve. Pero en Argentina y en todas clases sociales los padres a veces no están prestando atención a sus hijos menores. En restaurantes y transporte público se los ven absortos en sus móviles. Creo que esa generación de niños desantendidos se revelarán contra el artilugio que los quito a sus padres. Tema para otro post seguramente querido Enrique. Saludos.
A mí realmente sólo me llama mi mujer porque no se espera a que lea los mensajes. Y yo llamo sólo cuando algo corre prisa y quiero escuchar la voz de alguien.
Aparte de eso me molesta la vibración y las notificaciones. Cuando yo quiero entro en la aplicación que sea y leo lo que haya recibido.
Nunca oigo mensajes de voz si duran más de cinco segundos o son de mis hijos pequeños. No tengo tiempo de que me estén cobrando películas. Me dan la sensación de analfabetismo digital o pereza.
Vídeos veo pocos y sólo si son cortos y van al grano. Creo que el formato escrito es mejor que el vídeo a pesar de la popularidad de este último que se usa para todo, incluso para temas para los que es más apropiado el podcast. Casi siempre veo los vídeos con subtítulos porque a menudo no me apetece ir a por los auriculares.
Que susto cuando he visto el titular….Pensaba que les había dado a los jovenes por meditar.
Pero no, lo que quieren es pasar de los padres cuando les llaman.
Ya me extrañaba a mi que la generación con mas distracción inútil de toda la historia les diera por el silencio mental.
Debe ser por eso que hasta los de treinta años me parecen adolescentes todavía.
Va a ser que por una vez estoy de acuerdo contigo… XDDD
Quiero añadir tambien mi acuerdo con el comentario de Marcos :P
Joer…Ya era hora…Anda que no llevo entradas :)
Yo para llamadas no, pero para mensajes de WhatsApp y Telegram no los tengo como algo urgente como para interrumpirme, no los diferencio, al menos de momento.
29 años, profesor de secundaria. No tengo notificaciones de WhatsApp activas; cuando no estoy en clase y alguien quiere algo urgente, que me llame: paso de estar pendiente de mirar mensajes continuamente.
El siguiente paso sería que los jóvenes no llevasen el móvil conectado a altavoces Bluetooth con la música a todo volumen en lugares públicos, en lugar de usar auriculares. Porque ahí no veo yo mucha generación del silencio…
En mi caso tengo claro que si alguien quiere contactarme urgentemente lo debe hacer por voz. Las notificaciones de Whatsapp capadas.
Respecto a lo del silenciado, ahora con iOS15 estoy trabajando para que solo suene en las franjas horarias en las que no molesto a nadie, ni en clases ni en reuniones.
Creo interesante la funcionalidad «focus» de iOS. Desconozco si Android ya la tiene o tenia mucho tiempo atrás.
Por ejemplo me elimina toda distraccion mientras conduzco, solo deja entrar llamadas por bluetooth, de lo demás, nada de nada. Se que ya existia esa opción, pero ahora se ha extendido a todo tipo de situaciones, franjas horarias o lugares.
Focus en iOS15 y no se cual será el equivalente en Android, yo creo que ahí está el punto de equilibrio.
Yo alterno los tonos con la vibración y con el silencio. Ahora bien, lo que veo a mi alrededor, los jóvenes no sé, pero los medianos parecen no tener ni P.I. de cómo gestionar el volumen de las notificaciones (a tope que las tienen), y diferenciarlas del volumen de las llamadas, etc. Vamos, que la gente (mucha más de la que se cree), no tiene ni remota idea de todas las posibilidades de «gestión» que tienen las diversas posibilidades de sus smartphones. Y eso los convierte, además de en unos gañanes, en una gente de lo más molesta cuando tienes que sufrir sus soniquetes constantes en según qué sitios… (Ya no digo nada de conversaciones enteras a pleno pulmón con el sin manos activado, lo que es pura provocación al asesinato).
Saludos.