Una encuesta de la American Hotel and Lodging Association (AHLA) muestra una brutal tendencia a la baja de los patrones habituales de viajes de negocios, con un 67% de los encuestados esperando viajar mucho menos de lo que lo hacían antes de la pandemia, un 52% planeando cancelar los viajes que ya tenían en su agenda sin idea de retomarlos, y un 60% haciendo cancelaciones temporales derivadas de la situación sanitaria.
Frente a un año 2020 desastroso, las industrias relacionadas con ese tipo de viajes, desde las aerolíneas a los hoteles, ven cómo la leve subida que ha marcado el año 2021 se ve enmarcada dentro de una tendencia general a la baja precisamente en la categoría que más ingresos genera, en la de los viajes pagados con presupuestos corporativos.
Para las compañías aéreas, los viajes de negocios suponen tan solo un 12% de los billetes, pero en torno a un 75% de los beneficios. En el caso de los hoteles, hablamos de más de la mitad de la facturación en general, con obvias variaciones en función de destinos y categorías. La encuesta habla de que los niveles considerados normales antes de la pandemia no se recuperarán hasta 2024, pero la realidad es que, por mucho que la industria mantenga la esperanza de volver a esos niveles, es muy posible que muchas de esas personas que viajaban habitualmente por negocios lleven a cabo, tras comprobar el impacto en el negocio y en su calidad de vida, un cambio de hábitos que modifique drásticamente sus comportamientos en ese sentido, así como la predisposición de las compañías a pagar ese tipo de viajes.
Muchos de esos viajes, además, estaban habitualmente relacionados con eventos de negocios, que también han experimentado una drástica reducción y que forman parte no solo de una categoría económica en si mismos, sino también, en muchos casos, de los ingresos de numerosas compañías hoteleras especializadas. Según Deloitte, los viajes corporativos se mantendrán en únicamente un 30% de los que fueron los niveles de 2019 durante lo que queda del año 2021.
¿Qué parte de las actividades que habitualmente se llevaban a cabo en viajes de negocios está destinada a la desaparición? Muchos de los viajes que tenían como destino reuniones con directivos de la misma compañía en otros territorios están, sin duda, llevándose a cabo ahora mediante videoconferencia, aunque muchas compañías tienden a pensar que algo de supervisión sobre el terreno resulta fundamental. Cuando se trata de reuniones con otras compañías, las reglas pueden cambiar y, en general, siguen esperando que esas videoconferencias, como género comunicativo, mejoren para ofrecer una imagen y unas posibilidades que resulten más eficientes, dignas o persuasivas.
En el terreno de los eventos corporativos, las reducciones son también muy importantes y derivadas fundamentalmente de las cancelaciones de numerosas conferencias debido a la situación epidemiológica, y son muchos los directivos que comentan que la presencialidad y el networking resultan fundamentales, lo que podría presagiar, en ausencia de un sustitutivo virtual adecuado, una reducción algo menor cuando la situación se vaya normalizando. Pero dada la tendencia a construir hábitos cuando las situaciones se prolongan, y a la forma habitual de calcular los presupuestos corporativos dedicados a ese tema, que se han reducido hasta en un 90%, no sería extraño que estuviésemos hablando de un cambio fundamental en la forma en la que hemos trabajado durante mucho tiempo, con todo lo que ello puede llegar a conllevar tanto para sus protagonistas, como para las industrias relacionadas.
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Y mira que bueno ha sido. A mí la pandemia solo me ha traído cosas buenas:
– Teletrabajo permanente
– Ausencia casi total de viajes de negocios
– Visitas a la oficina bimensuales como mucho
– Eventos y Exposiciones todas virtuales
– Nada de conmutar al trabajo. De la cama a la cocina y de ahí a la oficina
Sinceramente, no voy a echar de menos esos viajes. Mucho «blablabla» de ver mundo, pero a la hora de la verdad solo tienes la noche y algún día suelto para turistear por ahí, y al final estás tan cansado que tampoco lo disfrutas.
Auguro una brutal caída de este tipo de facturación en aerolíneas, event managment, hoteles, taxis y ubers.
Lo siento por las personas que dependían de ello, de verdad, pero estamos mejor sin toda esta pompa y parafernalia inútil
Y la prueba de lo inútiles que eran todos esos viajes y reuniones es que la productividad de las empresas no se ha resentido nada.
Totalmente de acuerdo con vosotros! Y otro ganador nato: el medioambiente!
Esto sí que lo veo mucho más claro que lo del teletrabajo, incluso -o, sobre todo- en España. Los viajes de trabajo implican separación de la familia y del hogar, gastos -por más que pague la empresa, siempre hay gastos personales que debe uno afrontar de su propio bolsillo- y una productividad por hora francamente criminal: figúrate una reunión en Munich de un consejo directivo; un miembro español de ese consejo debe afrontar cuatro horas de vuelo entre ida y vuelta desde Barcelona o Madrid, más la antelación en los aeropuertos -lo que conllevaría, en la práctica, la jornada entera- para una reunión de 1-1,5 horas y, quizá, aprovechar que se está en la sede muniquesa para buscarle provecho a otra hora. Calcúlense, además, los gastos: billetes, dietas, otros costes… y que no haya que pernoctar en Munich.
En vez de todo eso, una hora y media de videoconferencia.
Hay que ser lerdo para no verlo.
Suscribo lo dicho arriba. Es mejor ahora para el medio ambiente. Aunque yo echaré alguna lagrimilla nostálgica de un tiempo pasado que viví a tope con los viajes de negocios. Era un técnico de post-venta de empresas de software de USA que no tenían muchas oficinas en EMEA. Solo París, Londres y alguna ciudad más. Me dedicaba a «comando itinerante» de los clientes que no tenían soporte local, y reconozco que me encantaba coger el avion para ir a Istanbul o Tel Avivi o donde fuera a instalar un patch en una docena de servidores de mis clientes (Bancos y Telecos principalemente) siempre a cargo del cliente, hoteles 4 Stars…
Ahora solo viajan los jefazos con muchísima responsabilidad y por lo tanto, muchísimo trabajo. Eso no me gusta. Prefiero instalar patches
El cloud computing y los data centers conectados a internet junto con las videoconferencias acabaron con mi trabajo y profesión (consultor IT viajante)
Soy un damnificado de la revolución tecnológica
Si bien le está costando arrancar de nuevo, las olas no le dejan, creo que los saraos corporativos van a volver, probablemente los viajes de reuniones mengüen pero creo que las ferias y los eventos volverán con una fuerza similar.
Yo, lo único que me pregunto es si todos los costes que eso supone, (cuantiosísimos) van a revertir en una drástica bajada del precio de venta de los productos finales… Uhm, ¿ a que no?