La ola de calor extremo que comenzó a formarse a finales de junio sobre el noroeste del Pacífico está llevando temperaturas extremas y jamás registradas a Canadá y al norte de los Estados Unidos, y está provocando cientos de muertos, en lo que es claramente un efecto de la emergencia climática desencadenada por el exceso de emisiones generadas por el hombre.
Las olas de calor no son, obviamente, un fenómeno reciente: a lo largo del siglo pasado y en la primera década del presente hemos sufrido muchas, pero su intensidad está aumentando cada vez más, hasta convertirse en el auténtico síntoma de un planeta en situación de desequilibrio climático: ahora mismo es Canadá, pero pueden ocurrir en prácticamente cualquier lugar del mundo, determinando cada vez más zonas en las que, simplemente, la especie humana no podrá sobrevivir.
La clave está en entender los aspectos fisiológicos de la temperatura: en realidad, la magnitud a tener en cuenta no es como tal la temperatura que refleja el termómetro sin más, sino la llamada temperatura de bulbo húmedo o temperatura húmeda, la que refleja un termómetro a la sombra, con el bulbo envuelto en un tejido de algodón húmedo y bajo una corriente de aire. En los dispositivos de este tipo, la corriente de aire se produce mediante un pequeño ventilador o haciendo girar el termómetro. Al evaporarse el agua, absorbe calor y rebaja la temperatura, de manera que cuanto menor sea la humedad relativa del ambiente, más rápidamente se evaporará el agua que empapa el tejido. Este tipo de medición se utiliza para dar una idea de la sensación térmica: en condiciones de temperatura sostenida de bulbo húmedo superior a 35°C (95°F), el cuerpo humano pasa de emitir calor al medio ambiente a obtenerlo, y se considera fatal incluso para personas sanas y en forma. El uso de aire acondicionado permite obviamente resistir este tipo de olas de calor extremo, pero por otro lado, es susceptible de convertirse en un importante factor de estrés para la red eléctrica, con las posibilidades de fallo que ello conlleva.
Lo que estamos experimentando son las conclusiones del próximo informe del Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC), aún pendiente de publicación: los efectos más duros de la emergencia climática se han adelantado considerablemente con respecto a las previsiones, y cada año veremos no solo más olas de calor extremas, sino también más fenómenos climáticos catastróficos, como huracanes, inundaciones, etc. Si esto no merece una alerta máxima y una consideración real de emergencia que lleve a la humanidad a tomar medidas antes de lo previsto, nada lo es.
Además, el calentamiento no se detiene mágicamente una vez que obtenemos la neutralidad en emisiones: se espera que las temperaturas se mantengan estables durante algunos siglos, en lugar de descender, después de que las emisiones lleguen a cero, lo que implica que el cambio climático que ya ha ocurrido será difícil de revertir si no conseguimos, tecnológicamente, sistemas que nos permitan retirar dióxido de carbono de la atmósfera a gran escala. Es hora de tomarse las cosas en serio. Plantear la descarbonización, el abandono de los combustibles fósiles y la neutralidad en emisiones para el año 2050 va a traer consigo una enorme factura de desastres, muertes y desgracias, planteadas además con un impacto enormemente desigual. Cada día es más importante que entendamos lo que está pasando, que tomemos conciencia de la emergencia que supone, y que aceleremos unos cambios cada vez más necesarios.
This article is also available in English on my Medium page, «Canada’s extreme heat wave is yet another warning: we have to act now to combat the climate emergency«
Esto no os suena a esta frase del cuento…»!!!!! que viene el lobo !!!!!»…..pero como Enrique, yo también pienso que estamos viviendo al final de este cuento.
Tengo casi 57 años y estoy convencido que voy a sufrir alguna grave consecuencia del cambio climático en lo que me queda de vida.
No se si serán enfermedades, guerras, colapsos económicos globales, encarecimiento brutal de bienes/servicios básicos, o cualquier otra cosa que no soy capaz de ver.
Pero estoy seguro que me va a tocar el bolsillo o mi salud y lo voy a resentir. Es decir, me va afectar significativamente.
Hay que saber vivir con amenazas indefinidas. No obsesionarse ni tener miedo, pero siempre tenerlo presente cuando haya que tomar decisiones importantes.
Sin duda vas a sufrir algo o todo eso que mencionas, pero ninguna va a ser consecuencia directa del cambio climático, si no la escusa.
*excusa.
“Si esto no merece una alerta máxima y una consideración real de emergencia que lleve a la humanidad a tomar medidas antes de lo previsto, nada lo es.”
Desgraciadamente, la humanidad como tal no es (y me temo que no lo será nunca) un sujeto único de decisión, entendido como diferenciado de otros sujetos. No existe una humanidad, sino muchas humanidades, lo cual dificulta o directamente impide una toma única de decisiones.
“Cada día es más importante que entendamos lo que está pasando, que tomemos conciencia de la emergencia que supone, y que aceleremos unos cambios cada vez más necesarios.”
Entendiendo que el sujeto que corresponde a esa primera persona del plural es de nuevo la humanidad, sujeto irreal e inexistente a mi modo de ver.
¿Qué llegará antes, el punto de no retorno en el cambio climático o la revolución que supondría que el sapiens dejara de pensar en términos de grupo para pasar a pensar en términos de especie?
A día de hoy yo personalmente tengo clara la respuesta.
Hay mucho desprecio por las ciencias. En su formulación teórica, porque vivir de sus migajas prácticas (aplicaciones) gusta mucho al homo sapiens en versión mediocre.
La Biología enseña un montón sobre la forma de vivir del ser humano; por ejemplo, si atendemos a un concepto básico que se llama ecosistema. Aquí bien y, desde luego, muy usado.
Pero es que la Química nos enseña el fundamental papel de los catalizadores. Además de la gran diferencia entre reacciones reversibles e irreversibles.
Que el plástico (entre otros elementos) cataliza el proceso de emergencia climática, no debería ser debatible. Y que varios catalizadores juntos no pueden mejorar la reacción, aunque disjuntos fuesen de efecto positivo, tampoco se quiere tener en cuenta.
Y sobre la irreversibilidad de un cambio, ya nada tengo que añadir.
En fin , sigamos despreciativos. ¡Que luego, la gente se ríe de la Ayuso y de los terraplanistas!
Si nuestra visión nos permitiera ver la luz infrarroja podríamos comprobar como cada vez se retiene más ese color en la atmósfera, ahora solo lo notamos en forma de calor con su inercia lo que nos hace obviar el problema. Ojos que no ven corazón que no siente.
Tu comentario me parece fantástico. Dicen que una imagen vale más de mil palabras. Pues que mejor forma de concienciar que ir tomando y mostrando fotos de la tierra y lugares específicos a lo largo de los años?
Anoche en 13TV hablaba un representante de los fabricantes de coches, que los coches eléctricos aún son caros, que hay pocos puntos de recarga y que los motores actuales son eficientes y contaminan poco. Al oir esto me pareció ver a tu yo astral aparecerse en mi sala y decir, son caros vale, conforme se vendan más, se irán abaratando, pocos puntos de recarga, ya se irán poniendo más, contaminan poco, eso es mentira, sólo no quereís cambiar vuestra cadena de producción :-)