Mi columna en Invertia de esta semana se titula «¿Y tras las vacunas, qué?» (pdf), y habla sobre cómo vamos a vivir esta fase final de la pandemia que empezamos a presenciar, y qué cambios podemos esperar de ella.
Una campaña de vacunación es, como tal, una acción epidemiológica o biológica, no política. Que por su magnitud se haga necesario que la gestionen políticos tiene un problema: el político medio no solo no suele tener la más mínima idea de epidemiología o de biología, sino que además, se deja llevar a menudo por factores como el populismo o la prudencia excesiva en su control. Episodios como el espantoso caos brasileño, que provocan que un tercio de los fallecidos por COVID ayer fuesen naturales de ese país, o como la desastrosa gestión de la administración Trump en los Estados Unidos permiten entender cuál es el coste de la ignorancia, del negacionismo, del populismo o del desprecio a la ciencia. Cada vez que te llegue un mensaje conspiranoico absurdo de esos por cualquier medio, recuérdales eso y envíales a páginas que les enseñen a responder a la desinformación.
¿Qué podemos aprender de los países que van más avanzados en sus campañas de vacunación? A día de hoy, Israel ha administrado 119 dosis por cada cien habitantes (la cifra es compleja porque hay tanto vacunas como habitantes que requieren dos dosis, pero no todas), Emiratos Árabes ha administrado 93, Chile ya va por 64, el Reino Unido por las 59 o los Estados Unidos por las 57, frente a las 24 de España. Las cifras no solo revelan el nivel de competencia política, logística o administrativa, sino muchos otros factores, desde la capacidad para hacerse con vacunas, hasta la complejidad del escenario en términos de dimensión o de otros factores. El territorio registrado con mayor número de inoculaciones, por ejemplo, son las islas Malvinas, que alcanzan las 124 administraciones por cada cien personas.
Siguiendo las dinámicas de esos territorios con mayor éxito en sus campañas de vacunación, vemos que ser vacunado es cualquier cosa menos una licencia para quitarse la mascarilla y pasar a hacer vida normal. En ese sentido, lo absolutamente imprescindible es entender que una pandemia no es un fenómeno individual, sino colectivo, y que como tal hay que gestionarlo. La pandemia no termina cuando tú te inmunizas, sino cuando el virus ya no tiene a dónde ir, cuando la probabilidad de que transmitas la enfermedad estando contagiado y asintomático se convierte en mínima, porque todos los que te rodean están igualmente vacunados. La vacuna es un desarrollo tecnológico que posibilita que nuestro sistema inmunitario reconozca un agente infeccioso determinado o alguno de sus derivados (una proteína característica, por ejemplo), se prepare contra él, y gracias a ello evite, en la mayoría de los casos, que experimentemos síntomas o que tengamos que ser hospitalizados. Como tal, una vacuna no es ningún bálsamo milagroso que haga desaparecer al virus o que impida que nos entre por la nariz.
Esa evidencia, que ha sido bien entendida por países como los Estados Unidos, que en muchos casos administran la vacuna a todo el que se acerca por un centro de vacunación sin hacer demasiadas preguntas, debemos internalizarla adecuadamente. La pandemia termina cuando la gran mayoría de la población está vacunada, y muy probablemente, además, debamos proseguir con la vacunación en adelante, con cierta periodicidad. El virus como tal seguirá un tiempo entre nosotros, en reservorios formados por núcleos de personas no vacunadas, etc., y con posibilidad de seguir mutando.
A estas alturas, la gran mayoría de nosotros ya empezamos a ver cómo cada vez más contactos cercanos o nosotros mismos recibimos la vacuna. Mi padre lleva ya varias semanas vacunado, a mi madre la vacunaron ayer. Pero eso no quiere decir que la pandemia haya terminado, ni que podamos abandonar las precauciones, ni que podamos dejarnos la nariz fuera de la mascarilla. Las mascarillas nos las podremos sacar cuando los estudios que se están haciendo al respecto en poblaciones controladas permitan extraer conclusiones, pero no antes.
Pero sobre todo, cuando empezamos a ver luz al final del túnel, lo importante es recordar que no queremos volver a lo que hacíamos antes: hay que demostrar una cierta capacidad de aprendizaje. Que no todo desaparezca: aprendamos a seguir trabajando con más grados de libertad, a no meternos en un atasco sistemáticamente todos los días, a no hacer viajes innecesarios para asistir a una maldita reunión, o a mil cosas más que hemos aprendido durante la pandemia que podíamos hacer de otra manera. Si no… lo habremos hecho muy, muy mal.
The original article is also available in English in my Medium page, «What happens after we’ve all been vaccinated?«
Mi temor pasa por las mutaciones, que si se hacen muy “grandes”, la vacuna no sea efectiva. Eso sucediendo en un país como Argentina, con menos de 5 vacunas cada 100 habitantes, es de temer.
Hombre, relacionar los viajes de negocios con la pandemia es traerlo de lejos.
Estoy de acuerdo en que era ridículo que tuviera que ir a trabajar a EE.UU como español con un programa que estaba alojando en un hosting francés. Mucho más barato habría sido quedar todos por Teams en un horario que todos podamos y ponernos manos a la obra.
Dicho esto, hay cosas que NO se pueden hacer igual de bien ahora mismo. Muchos agentes comerciales dependen de su presencia, encanto y personalidad para abrir puertas allá donde van. El teléfono o zoom no es lo mismo, y menos si debes usar mascarilla por estar en la oficina.
No es lo mismo hacer una visita 3D a un piso que ir a verlo tú mismo, etc. Son este tipo de cosillas las que me hacen pensar que volveremos a la antigua forma de hacer las cosas, porque hay áreas que son así.
No es lo mismo ir a Roma con Google Street que ir en persona, y esto no sé como poder cambiar de paradigma. España, Italia, Francia, Grecia, Marruecos, Egipto, Turquía, Israel… todos tienen mucho que ofrecer y enseñar… pero si vas en persona.
No creo que la gente se inhiba de viajar, más bien están todos locos por hacerlo.
También sigue claro, china no ha confesado si el virus es natural o no, así que como uno no sabe si volverá a pasar o no, pues a vivir que son dos días (mentalidad de pobre, lo sé, pero es el 80% de la población del mundo).
Total, ante la ineficacia política e ineptitud logística que han demostrado los gobiernos, nadie ya se fía de ellos a la hora de tomar en cuenta si vas a viajar o no y a donde. Todos sentimos que «hemos cumplido» y no ha servido de mucho, las olas van y vienen.
Por cierto: ¿Cómo se explica que en USA sigan con contagios y muertes tan altas con un porcentaje de vacunación tan elevado? Inglaterra e Israel lo llevan mucho mejor
Da gusto leer comentarios tan juiciosos y basados en información relevante como los tuyos, es un soplo de aire fresco que es necesario leer todos los días.
Un abrazo.
Todo es política.
Completamente de acuerdo en España. Pero en Alemania, admiro a Merkel, casualmente científica antes de pasarse a la política.
Pues en Alemania ya estan como en España. Con los landers intentando hacer la guerra por su cuenta y cuestionando cualquier cosa que haga Merkel, ya sea una o la contraria.
Todo es política supervisada por los jueces-políticos.
En Europa, no sólo aquí, los políticos tienen pavor a que jueces entrometidos a políticos les destruyan su carrera política.
Aquí mismo unos «jueces» han echado para atrás el cierre en el interior de los bares que el Gobierno Vasco había decretado por consejo científico y era una medida mas suave que la que ha estado vigente en UK o Francia hasta hace poco.
La sentencia de esos «jueces» no tiene desperdicio. Afirma que «cientificamente» no está demostrado que haya contagios dentro de los bares y restaurantes por lo que ordena su apertura.
Hay gente que se queja, con razón, de los políticos, pero muchos pensamos que jueces, policías o periodistas son muchas veces, peor que los políticos.
La politica es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnostico falso, y aplicar los remedios equivocados»
Groucho Marx
Si se sale de esta (cosa que me genera dudas) no sera precisamente por la politica…
Lo malo, es que tampoco sera por la ciudadania…
No veo que hayamos superado la ilustración.
Todo para el pueblo, por el pueblo, pero sin el pueblo.
Para que el mal triunfe solo se necesita que los buenos no hagan nada.
Tampoco veo que hayamos superado el contrato social, y hablamos de Séneca y Confucio antes que lo plasmara Descartes.
Si si vamos más atrás, no hemos superado la dictadura de los sábios que pedía Platón…
Nos definen las mentiras.
Y si seguimos mas atras, veremos que no hemos superado el momento en que un Austrolopiteco, tomo una quijada de burro, le arreo un guantazo a otro abriendole la cabeza y dijo: «aqui mando yo»…
Y…??? XDD
Nos definen las mentiras.
Luz al final del túnel… pero muy a lo lejos. Llevamos 3 meses y medio de vacunación, y todavía no hemos vacunado (con 2 dosis) ni a la décima parte de ese 70% de la población que hay que vacunar.
Lo único positivo es que se ha estado vacunando sobre todo a los de mayor riesgo (y sanitarios). Es decir, los que es más probable que un contagio les suponga ser un caso grave, con la consiguiente ocupación de una cama de hospital o de UCI. Recordemos que la finalidad de las medidas de aislamiento social es evitar la saturación de los hospitales y UCIs, así que es posible que no volvamos a tener otro confinamiento (cerca anduvimos en Valencia y otros sitios durante la tercera ola).
Aparte de esto, muy verde está todavía la cosa.
También cabe tener en cuenta que con una dosis, el riesgo de infección se reduce en un 70% y el riesgo de muerte, de UCI o de hospitalización, pràcticamente se elimina
En efecto. Buen apunte.
No llego a entender que tien que ver la vida de la pospandemia con «no meternos en un atasco sistemáticamente todos los días, a no hacer viajes innecesarios para asistir a una maldita reunión, o a mil cosas más que hemos aprendido durante la pandemia que podíamos hacer de otra manera.».
¿Que tiene que ver la velocuidad con el tocino»
Totalmente de acuerdo en lo que Enrique dice pero con matiz importante:
Las cosas no serán tan binarias. Es decir, hay trabajos, reuniones, actividades que no se harán a distancia, pero otras muchas cosas sí. Por ejemplo, creo que disminuirán los vuelos por motivos profesionales. Pero siempre quedará el turismo.
Diría que si algo positivo ha traído la pandèmia és la aceleración en la adopción de las nuevas tecnologías que pueden permitirnos ser más productivos, más amistosos con el medio ambiente y cuestionarnos rutinas y maneras de hacer que estaban lejos de ser óptimas.
Para ejemplo un botón : conozco un buen ingeniero de Orange localizado en Barcelona, con parte de su equipo en Madrid. Cuando tocaba reunión, se levantaba a las 5am para coger el AVE. Un día, llegó a Madrid puntualmente para la reunión para que le dijeran que se había cancelado.
Cómo tenia un cierto peso en la parte de ingeniería de la empresa y pilló un rebote monumental, dijo que no volvía a Madrid a una reunión, que se conectaria por videoconferencia. Y otros siguieron su ejemplo… en una empresa de telecomunicaciones! Esto fue unos meses antes de la pandèmia.
Ahora en Orange se están planteando un número de dias de teletrabajo a la semana para cuando acabe la pandèmia…
También aprenderemos una buena lección de egoísmo, porque mientras haya países con altas tasas de infectados, siempre quedará, con mucha probabilidad, la posible aparición de mutaciones que burlen las vacunas.
Cómo en el cambio climático, poco importará la bandera. Todos debemos ir Unidos. Israel puede tener al 100% de la población vacunada, pero si no se controla la epidemia en Brasil, acabará apareciendo una cepa que infecte a los israelitas vacunados.
El virus nos enseñará, en poco tiempo, que buena parte de los problemas que tendremos en un futuro casi inmediato deberán combatirse de forma global y colaborativa.
El mal de unos dejará de dar ventajas a otros. De forma dura, pero espero que los mandatarios aprendan bien esa lección.
+1 Que así sea y cuaje ese aprendizaje más pronto que tarde.
Puestos a no volver a lo de antes, que si atascos, viajes de negocios y demás, sería orgasmatrónico dar cerrojazo a todas las redes sociales. Nos íbamos a ahorrar horas y horas de vídeos de idiotas haciendo el moñas, todólogos, opinólogos y coprolitos vocales y escritos. Y toda la energía y emisiones que provocan tanto centro de datos y servidores, usarlos para cosas más válidas y productivas.
Ha quedado en evidencia la decadencia del otrora opulento occidente, un gigante con pies de barro que ya ni siquiera es un gigante.
Y sobre todo nos ha quedado claro hasta que punto para el sistema las personas somos prescindibles.
Todos los imperios caen, nada es eterno. La decadencia de occidente es culpa de la pusilánime sociedad de blanditos infantiloides que hemos creado.
Por otro lado te invito a irte a vivir a otro lugar fuera de occidente, quizá valores un poco más el lugar donde vives y comprendas mejor el significado de «prescindible para el sistema».
Ok
No exageremos. Occidente no ha entrado en decadencia, ni ha dejado de ser opulento.
Curiso, pero, cuando alguien abre un abanico de posibilidades, siempre hay alguien, para decirle que lo cierre, porque le está produciendo demasiado viento.
Y lo de que el sistema puede existir sin los seres humanos que lo pensaron, y «lo siguen pensando», lo dudo mucho. ¿Qué haría cualquier Skaynet, que se precie, sin los humanos rebeldes a quien freír como pollos? A fin de cuentas, lo de que un algoritmo «se piense » a sí mismo, aún está por imaginar científicamente.
Hay cosas que han cambiado y me gustan. Durante el confinamiento la gente ha tenido acceso a una enorme cantidad de información a través de google, youtube, whatsapp para los más ágrafos. A la salida del confinamiento, ciertos vendedores de verdades de todo a cien, lo van a tener muy difícil.
Escuchando un podcast sobre la pintora esotérica Hilma Af Klimt, la joven de bellas artes que daba la explicación, preguntada, se reía del alma y el esoterismo, las llamaba «tonterías». Me sonaba raro, nuevo.
Hilma Klimt parió el arte abstracto. Un poco de respeto.
Klint, Klimt era Gustav, y sí, fue pionera del arte abstracto
No sé yo. Desde luego, si las supersticiones populares pasan a ser menos populares será un gran cambio, pero en la Ilustración también se pensaban que el avance de la ciencia iba a hacer desaparecer las supercherías, y ya ver tú lo que pasó.
Me gustaría saber vuestra opinión sobre este artículo, aunque ya no sabe uno qué creer.
https://www.eldiestro.es/2021/04/mis-razones-para-no-vacunarme/
Es una soberana estupidez, y ese tipo, un imbécil que oye campanas y no sabe dónde. Es la típica técnica de desinformación basada en dar muchísima información mezclada y pretender que toda apunta a lo mismo. ¿Qué mierda tiene que ver que las pruebas PCR no sean perfectas o que no sepamos aún con total seguridad el funcionamiento de la transmisión o el efecto de los confinamientos con que sea necesario vacunarse? Mira, si no te quieres vacunar, debes ser excluido de la vida pública y de la sociedad, y no hay más. Con imbéciles como ese y los que les dan pábulo es como nos cargamos la confianza en la ciencia y la sociedad en su conjunto.
Muchas gracias, ya decía yo, lo imaginaba. No soy de esos.