La administración norteamericana ultima la preparación de su estrategia para medir y reportar la ecoinversión o green finance, las actividades financieras llevadas a cabo para dar soporte a productos o prácticas responsables desde el punto de vista medioambiental.
Desde la década de los ’90, a medida que los problemas derivados de la falta de sostenibilidad de las prácticas de muchas compañías se iban evidenciando, cada vez más inversores privados e institucionales comenzaron a priorizar en sus decisiones a las compañías que mostraban prácticas consistentemente mejores que las de sus competidores con respecto a su impacto ambiental. Este enfoque de los inversores dio origen a un conjunto de prácticas, el llamado greenwashing, ecoblanqueo o lavado de imagen verde, como una forma de propaganda engañosa para tratar de promover la percepción de que los productos, objetivos o políticas de una compañía eran respetuosos con el medio ambiente, con el fin de aumentar sus beneficios.
Prácticas como la compra consistente de certificados de compensación sin tratar de cambiar nada en su forma de hacer las cosas para reducir las emisiones de manera real, o el traslado de actividades contaminantes a países con legislaciones medioambientales más laxas, el llamado carbon leakage, han sido, desgraciadamente, moneda común en muchos entornos corporativos durante mucho tiempo. La forma de reportar el cumplimientos de esos objetivos medioambientales, sociales y corporativos (ESG) se ha llevado tradicionalmente a cabo sin un control ni una supervisión fuertes por parte de la administración, con estándares a menudo voluntaristas y no homogéneos. Términos tan aparentemente inequívocos como net-zero, por ejemplo, pueden hoy en día responder a todo tipo de prácticas, como compensaciones financieras, programas de reforestación o de protección de bosques, mientras los procesos que generan las verdaderas emisiones se mantienen completamente inalterados.
La llegada de Joe Biden, que llevó a cabo el gesto de firmar en su primer día en la Casa Blanca el reingreso de los Estados Unidos en el Acuerdo de París, podría marcar un cambio en la forma en que se controlan y se reportan este tipo de iniciativas. La directora en funciones de la Securities and Exchange Commission (SEC), Allison Herren Lee, ha anunciado, preparando el terreno para la llegada de su previsible sucesor, Gary Gensler, el comienzo de consultas públicas para tratar de llevar a cabo cambios en las prácticas de reporte de este tipo de actividades con trascendencia medioambiental, con la idea de prevenir la forma en la que las compañías «embellecen» muchas de sus actividades para tratar de disfrazarlas como medioambientalmente positivas.
Básicamente, definir y estandarizar términos, y ajustarlos de cara a la agenda de la próxima cumbre de Glasgow en noviembre, en la que se trataría de armonizar una taxonomía a nivel internacional. Es importantísimo darse cuenta de la importancia que este tipo de iniciativas tienen de cara a la consecución de un objetivo: llamar a las cosas por su nombre y de manera consistente es algo fundamental. Durante mucho tiempo, hemos permitido que las compañías utilicen términos confusos y aseveraciones unilaterales sin pruebas para reportar sus supuestos esfuerzos de cara a establecer sus objetivos medioambientales, y el resultado ha sido el que todo conocemos: en el colmo de la ironía, compañías que pretendían ser más verdes que el lomo de una rana se dedicaban a vendernos productos que falseaban sus métricas y sus emisiones hasta superar los límites en más de cincuenta veces, sin el menor tipo de escrúpulos. Ese tipo de prácticas de greenwashing llegaron a dar lugar a escenarios en los que ya nadie se creía nada, todos en cada industria – competidores, autoridades y usuarios – asumían que todos mentían constantemente, y los verdaderos objetivos medioambientales se veían reducidos a declaraciones de buenas intenciones.
Adoptar un enfoque unificado y estandarizado en lugar de depender de un voluntarismo que ha demostrado no funcionar en absoluto es un bien primer paso. A partir de ahí, se debe asegurar un enfoque horizontal e inequívoco de todas las instituciones de cara a la emergencia climática, que permita tratar los temas y las prioridades de manera homogénea. Y por encima de todo ello, un enfoque inequívocamente internacional, que permita eventualmente tomar decisiones – o eventualmente, sanciones – en ámbitos supranacionales.
Queda mucho por hacer. Pero hacerlo es, sin duda, lo más importante que tenemos entre manos.
This article was also published in English on Forbes, «It’s time to bring greenwashing under control«
Me sune tan bien, como la construcción de una amplia red de 110,000 km de túneles para la inyección subterránea de dióxido de carbono, donde será atrapado en formaciones rocosas. Una accion digna de aplauso
¿Cuando empiezan?
Hace poco Mauricio nos hablaba de los problemas económicos en algunos países y el motivo de que vendan el petróleo más barato en ellos( me niego llamar subsidio lo que hace un país soberano y pone el precio que le da la gana a sus ciudadanos, si al final ese país exporta producción y al menos consigue un break-even en sus números y mejora la vida de los más pobres)
Y por otro lado tenemos algunos países que se han hecho un fondo soberano e invierten en su país en renovables. (ejemplo Noruega) como dice la canción ¿de donde sacan para tanto como destacan?
¿No es un hecho que ciertos países productores invierten en verde porque tienen un chiringuito montado en base a sus recursos petrolíferos, su deslocalización de empresas en países donde lo «verde» es una quimera, y en definitiva estamos hablando de problemas de ricos, cuando en otros países tenemos un paro crónico, nuestro PIB depende del turismo, que a su vez depende de vuelos lowcost en aviones que no son precisamente verde, etc etc?
Igual un poquito de «taxonomía» convendría, SI QUE CONVENÍA
a la hora de clasificar en medidas urgentes y en medidas importantes para la mayoría de la población, y no solo de los que presumen de mear más alto… de norte a sur…
Me sumo al comentario de Gorki
¿Cuándo empiezan?
¡Pero si no somos capaces ni de gestionar una pandemia!
¿Cuando empiezan?
Me temo que acciones que favorecen a todos, como limpiar de CO2 la atmosfera, pero paga un sólo pais, el que haga los túneles, nunca se van a hacer, porque siempre habra paises, como China, (y España), que estarán esperando que hagan el gasto otro, y asi todos nos quedaremos esperando hasta el día del Juicio Final, que es posible que no esté tan lejano.
«In the long run we are all dead». John Maynard Keynes.
El petroleo es caro, una importación que crea dependencia estratégica.
Es inevitable que quienes no cambien de modelo energético sean considerados estúpidos, como el Hollywood que se nego a entrar en internet y hoy es propiedad de Netflix/Disney/HBO.
«EL INFIERNO ESTÁ EMPEDRADO DE BUENAS INTENCIONES»
¿Cuando empezamos?
Hace 10 años que opté por el nihilismo recalcitrante.
«¡EL BOSQUE ES DE TODOS! ¡QUEMA TU PARTE!»
Resulta muy curioso, pero hay veces en que la pregunta tiene una buena formulación inversa, ¿Cuándo termina(rá)n?
A nivel europeo, la legislación está en camino.
La directiva de divulgación financiera está aprobada y ya se está trabajando en su desarrollo.
Hacerlo realidad llevará su tiempo, pero que haya Regulacion ayuda.
Yo sí que empiezo a percibir cierto cambio.
El otro día Enrique hablaba de la carne “que no es carne” ya que la ganadería es de lo más contaminante. Ese es otro camino, pero un chuletón de vaca gallega se convertirá en un bien de súper lujo, que lo mismo se compra con bitcoins. Como cambia el mundo.
La derrota de Trump ha sido el punto de inflexión, el paso de un circulo vicioso a virtuoso en casi todos los temas, pero el más importante es que estos cuatro años eran fundamentales para no caer en una espiral sin retorno en las políticas climáticas, así que , todo es perfectible ,pero visto lo que nos habría caído me doy con un canto en los dientes.
Acuerdo de Paris = Ecoembes = Greenwashing puro y duro.
Lo más importante que tenemos entre manos es ganar dinero y gastarlo.
¡CARPE DIEM! ¡TEMPUS FUGIT!
» Gorki – Me sune tan bien, como la construcción de una amplia red de 110,000 km de túneles para la inyección subterránea de dióxido de carbono, donde será atrapado en formaciones rocosas. Una accion digna de aplauso. ¿Cuando empiezan? «»
Estimado Sr. Gorki y resto de comentaristas: Sobre el aserto anterior se me ocurre una cuestión, quizá ingenua, que quizá quienes tengan mayores conocimientos que yo sobre el tema puedan contribuir a descubrir si es factible o no.
¿Se podrían usar para enterrar el CO2 los túneles de minas abandonadas?
Muchas gracias.
O para cultivar champiñones… como en los túneles del que iba a ser el metro de Linares
La bodega, (cava), de mi familia en Rueda, la arrendamos para cultivar champiñones cuando nos hicimos de la cooperativa.
Podia ser buen sitio para meter CO2 porque se necesita un terreno calizo para que se haga CaC02, Carbonato calcico,
En Rueda la hay bodegas de 1500 metros, hoy en desuso porque todo se fermenta en recipientes de Acero inxidable a temperatura y atmósfera controlada y luego se cuida en barricas tambien a temperatura controlada.
https://www.winebus.es/wp-content/uploads/2020/10/Bodegas-subterr%C3%A1neas-de-Rueda.jpg
Lástima que los champis no hagan la fotosíntesis, sino dos pájaros de un tiro.. aunque el refrán no sea muy eco…