El estreno simultáneo de «Wonder Woman 1984» en salas de cine y en HBO Max el pasado 25 de diciembre, tras múltiples retrasos, logró romper records de taquilla en Estados Unidos y se convirtió en la película que más entradas logró vender durante la pandemia, $16.7 millones, excediendo las expectativas de la industria.
Sin embargo, el estreno también convirtió la película en un éxito absoluto en las páginas de descargas: al día siguiente, el 10% de los torrents y streamings descargados en servicios de este tipo correspondían a la película, un hito considerado sin precedentes. La facilidad para obtener una copia de calidad a través de la emisión en HBO Max sin moverse de casa hizo que docenas de copias de la película apareciesen inmediatamente en este tipo de servicios, en contraste con lo que ocurría habitualmente cuando los estrenos tenían lugar únicamente en salas y las primeras copias puestas en circulación irregularmente eran de baja calidad, obtenidas grabando la pantalla en una sala de cine.
La idea de pagar por una película en estreno para verla en casa puede seducir a un creciente número de espectadores, pero obviamente, implica también hacer las cosas más fáciles para su descarga irregular. Con respecto a las «guerras de las descargas» de hace algunos años, la situación ha cambiado mucho. La disponibilidad de servicios de streaming en régimen de suscripción ha provocado un enorme incremento de la oferta de entretenimiento disponible de forma sencilla y mediante algoritmos de recomendación, lo que ha llevado a una progresiva disminución de la actividad de descarga irregular.
Durante el año 2020, la pandemia, los confinamientos y la mayor permanencia en casa han conllevado un fuerte incremento de la demanda de servicios de streaming, hasta un 50% más en el mercado norteamericano, entre los cuales Netflix ha seguido siendo el absoluto ganador. En ese mercado, el hogar medio paga por 3.1 suscripciones a servicios de streaming, frente a los 2.7 que pagaba hace un año. Sin duda, este incremento también tendrá un límite: a partir de un determinado nivel de fragmentación de la oferta, es posible que se provoque un incremento de la popularidad de las descargas irregulares.
Sin embargo, añadir al coste de la suscripción el pago de una cantidad adicional para poder ver una película de estreno sigue representando una propuesta de valor que, aparentemente, lleva a muchos a volver a desempolvar los enlaces a las viejas páginas de descarga irregular o de streaming. Por otro lado, ese panorama también ha cambiado sensiblemente: una actividad que en su momento comenzó con usuarios que contribuían contenidos para obtener otros prácticamente sin ánimo de lucro ha evolucionado para convertirse en servicios absolutamente llenos de publicidad, de spyware y malware, en muchos casos, en auténticas páginas basura.
¿Cuál será la reacción de la industria ante estas cifras? La decisión de Warner Bros. de llevar a cabo un estreno simultáneo generó algunas críticas entre cineastas que afirmaban que sus creaciones estaban pensadas para ser estrenadas en pantalla grande, pero más allá de esas objeciones casi románticas, me genera curiosidad ver si, tras las lecciones de hace aproximadamente una década, las actitud de los grandes estudios es diferente o no. ¿Seguiremos viendo estrenos simultáneos en salas de cine y servicios de streaming? ¿Persecución legal y cierre de páginas de descargas? ¿Persecución a usuarios? ¿O actitudes más mesuradas y razonables, al estilo de las sostenidas por compañías como Netflix?
Las descargas irregulares no son un problema. En realidad, nunca lo fueron. En su momento eran, simplemente, la evidencia de que la distribución existente no satisfacía la demanda, y que eran precisos nuevos canales que lo hiciesen. Las descargas de música no disminuyeron cerrando páginas de descarga ni persiguiendo a usuarios: disminuyeron cuando llegó Spotify. Las de películas, cuando llegó Netflix. Siempre habrá un porcentaje de usuarios que en ningún caso iban a pagar por un contenido, que intentarán obtenerlo gratis, y tecnológicamente, siempre tendrán posibilidad de hacerlo. El papel de la industria, más que perseguir o insultar como antaño, es el de educar, el de adaptarse a ese mercado, el de hacer propuestas de valor que lo seduzcan, que hagan que la mayoría de usuarios prefieran consumir de manera regular.
¿Habrán aprendido algo?
This article was also published in English on Forbes, «Could irregular downloads make a comeback?«
Yo aún uso mucho popcorntime. No por no pagar. Que yo pago la mayor parte de Netflix y demás de mi hogar. Si no por tenerlo todo en un lugar. Realmente si salgo del programa es porque a veces hay un parón (raro) y me voy a ver en que plataforma está disponible «legalmente» y sigo ahí. Vamos los problemas del siglo 21
Lo usé una temporada cuando salió e iba de lujo aunque solo lo probé en mi portátil. Que tal va en smartphones?.
Por asociación de ideas me viene a la cabeza el caso de Mulán, que la estrenaron en streaming al precio desmedido de 22 euros, y a los 3 meses exactos la incluyeron «gratis» (sin cargo adicional) en la suscripción de Disney+.
Este es un caso muy particular pero que deja entrever mucho del problema de la multiplicación de plataformas de streaming. Hablamos de una película muy demandado en el peor servicio de streaming. Y aunque HBO Max tenga producciones de calidad es un servicio caro y con oferta limitada, además de no disponible en muchos países.
Los usuarios querríamos tener todo el streaming en una sola plataforma, a veces podemos contratar más de una (yo tengo 3) pero no vamos a contratar todo lo que salga y HBO Max es la última de la lista. El problema es que todas las compañías cinematográficas quieren tener su propio servicio de streaming, cuando deberíamos diferenciar entre productores y distribuidores. A lo mejor, haría falta una buena regulación al respecto, separando quienes producen los contenidos y quienes los distribuyen vía streaming (o cualquier canal) y a poder ser dificultando que los contenidos sean exclusivos. Así los consumidores podríamos centrarnos en simplemente usar EL servicio que más nos guste y disfrutar de la mayoría de las series o películas que queramos.
Al contrario de lo que ocurrió con Mulan. WW84 no requería de un pago adicional al de la cuota mensual de HBO Max. De hecho, por lo que leo en páginas como The Hollywood Reporter, las nuevas altas fueron tantas el día de Navidad que Warner se apresuró a dar luz verde a una tercera parte. La cuestión ha sido otra: HBO Max solo está disponible en un puñado de países, mientras que en muchos otros, como en España, dependemos del nefasto desarrollo de HBO Europe, cuya aplicación es con diferencia la peor de todo el panorama del streaming y que, para colmo de males, no estrenaba la película de marras. Así que el problema es el mismo de siempre: no han aprendido. Al igual que no es comercialmente lógico hacer lanzamientos locales en Bluray mientras estás estrenando una cinta en el mercado internacional con seis meses de retraso, tampoco es comercialmente lógico hacer estrenos locales por streaming, porque a las pocas horas la película va a estar en las páginas de descarga. Por suerte o por desgracia, alguien que el día 25 de diciembre quisiera ver Wonder Woman 1984 en España sin desplazarse —en estos tiempos— a una sala de cine solo tenía una opción, y no era la que le dejaba dinero a Warner. También podría haber recurrido a una VPN, claro está, pero no lo considero una opción válida para el público generalista, y contratarla para ver una película solo disponible en EE. UU. se me antoja excesivo. En definitiva, un nuevo caso de empresaurismo.
Dije en el momento álgido de las peleas por los derechos de autor, que las productoras de contenidos disparaban cotra el P2P inutilmente, porque tenían confundida cual era su competencia real,
Ellos creían que eran las descargas ilegales y lo que es la competencia real en la economía de la atención, que es lo que realmente está en juego, son los numerosoa contenidos LEGALES, GRATUITOS que abundan por todo la red,
No se dan cuenta, que el solo el tiempo que dedicamos a por ejemplo WhatsApp con los amigos y parientes, roba mas visionados de una palícula, que todos los P2P de esa película que podamos hacer, porque el tiempo de la audiencia es fijo y si lo pierden aquí no lo puede perder allí.
El problema no es pagar por ver algo, (que también retrae). El problema es que ese algo, tiene que competir con montones de contenidos gratuitos que estan a un cómodo clik de distancia, (y sin coste, además), que tambien tiene mucho interés para la audiencia, como por ejemplo este mismo blog
Y claro, ¿cómo no van a volver las descargas?
Ya sé que los casos particulares no son necesariamente representativos, pero no me considero tan especial en mis gustos cinematográficos, así que ahí va «mi libro».
Tengo tres plataformas (Netflix, Disney+ y Flimin) y estas son algunas de las pelis que he querido pero he podido ver durante las vacaciones navideñas: Aliens, Top Gun, Los elegidos (The Boodock Saints, no la otra) y la Guía del Autoestopista Galáctico.
NI UNA he podido ver, NI UNA.
Ahora que me digan que soy un ladrón si me las bajo.
Cybo.
PD: Aliens al final me la alquilé en iTunes por 4 eurazos. También estaba en Google por el mismo precio en 720p…vivan los 2000.
«El papel de la industria, más que perseguir o insultar como antaño, es el de educar, el de adaptarse a ese mercado, el de hacer propuestas de valor que lo seduzcan,»(Edans)
Lo llevas diciendo «año tras año», pero la industria no quiere entenderlo. Nada diferente de los políticos (la mayoría), que se quedaron con los pizarrines de antaño y aún no se enteraron (no quieren), que cada vez hay más posibles votantes, con cierta capacidad de observar la realidad.
En cierto modo si los políticos no dan el brazo a torcer, non veo por que motivo la industria (ella si defiende unos beneficios económicos totalmente éticos y lícitos, generalmente) lo va a hacer.
Me hace mucha gracia, «mucha», que desde la instauración de las facultades de Ciencias Políticas, esa autodenominada ciencia política sea un auténtico vertedero moral y racional. Con título eso sí.
En mi caso la única alternativa para mi es la descarga irregular. Me gustan una gran variedad de espectáculos a los que dedico una o dos veces por semana. No hay un streamer único que los emita, por lo que la suscripción a cada servicio que ofrece algo que quiero saldría un presupuesto desbocado, ya que ellos ofrecen un océano de cosas que no deseo en absoluto, incluso aborrezco, como el futbol, por unas pocas islas de deseo.
Otros espectáculos que me gustan ni siquiera los tengo disponibles. (Me gusta el rugby del hemisferio sur, y aqui solo emiten el torneo de las 6 naciones y gracias).
La única solución en una plataforma neutral con pago por visión, y bonos de consumo acumulables
Eso seria lo razonable, pagar una cuota fija por poder ver TODOS LOS CONTENIDOS, y que quien cobra, reparta la cuota en función de lo que cada uno ha decidido ver.
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No es lo razonable, aunque sí lo deseable.
Lo razonable para el usuario sería pagar por aquello que quiere ver a un precio justo. Si yo quiero ver una película de Netflix, pagar solo por esa película. Si quiero ver una serie de HBO, pagar solo por esa serie. Y así.
Exacto. Pagas por lo que escoges.
Lo mismo cuando voy al Carrefour, Eroski o Mercadona. Si compro una lata de sardinas, pago la lata de sardinas, no pago 100 EUR/Mes para comprar 30 latas de conserva/verduras/legumbres al mes.
El gran problema es que ese modelo, como Spotify en la música, solo es rentable para el distribuidor, no para los autores o músicos. Hoy en día casi ningún músico puede vivir de sus reproducciones en Spotify cuando hace unos años vender 5000 copias de un disco te garantizaba disponer de algunos ingresos para plantearte producir otro disco. Igual sucedería con el audiovisual, una única plataforma con toda la oferta solo beneficiaría a la plataforma no a los productores o autores. Deberíamos plantearnos que no, no se puede tener toda la cultura por diez euros. Como en todo lo que está sucediendo con el hipercapitalismo, la cuestión es mirar hacia uno mismo, y preguntarse por la conveniencia o las consecuencias de nuestros ilimitados deseos.
Spotify no es una tienda de discos. Spotify es una radio. Y lo que perciben los autores por Spotify hay que compararlo con lo que perciben por la radio.
Aparte de lo ya dicho por Daniel Terán, también está que casi todo el dinero que Spotify entrega se lo quedan las discográficas. Y una parte de los beneficios de la propia Spotify también, que también son accionistas.
Aparte de esto, con una cuota similar a Spotify, a Netflix le da para crear un gran número de series e incluso algunas pelis, así como para comprar derechos de otras series y pelis que no hace ella. No son producciones de baratillo, y crearlas cuesta muchísimo más que producir un disco.
Por otro lado, lo cierto es que Netflix, Disney+, HBO, y Amazon Prime Video producen sus propios contenidos, y cuestan 8, 7, y 9 euros respectivamente las 3 primeras (la de Netflix es la cuota básica de definición estándar, en HD o en 4K las cuotas de Netflix son más caras (12 y 16 euros)). Prime Video lo tienes «gratis» (sin cargo adicional) si eres cliente Premium de Amazon, lo cual cuesta 36 euros al año. Entre las 4 harían un total de 27 euros al mes.
Las 4 son relativamente recientes en España y en la mayor parte del planeta. De hecho, Netflix es la única con un alcance casi mundial (salvo China, Corea del Norte, Siria, y Crimea), y al streaming de vídeo todavía le queda mucho terreno para expandirse, incluso en casos como el de Netflix en España, que ya lleva 5 años.
Así que sí, con unos 10 euros al mes será suficiente para todo lo que producen y compran derechos estas 4 cuando el streaming haya terminado de expandirse. Otra cosa es que lo hagan, que no lo van a hacer. Van a preferir cobrar lo más caro posible y seguir con la oferta fragmentada, aunque ello pueda suponer que HBO y Disney+ se queden en el camino.
Ahora bien, el consumidor no está condenado a pagar esos 27 euros al mes, lo que mucha gente está haciendo es tener solo una de forma permanente (o dos si es cliente premium de Amazon), y coger ocasionalmente algún mes suelto de las otras para ver lo que le interese de ellas.
Por ello es por lo que creo que vamos a ver muchos movimientos, estamos muy lejos todavía del final del camino. Lo de Mulán y Wonder Woman 1984 es un claro ejemplo de ello.
Con la proliferación actual de plataformas de streaming siempre acabas teniendo que descargate algo que te interesa porque no es posible tenerlas todas.
En cambio con las plataformas de música como Spotify o Apple Music no pasa eso, contratas una y tienes todo o casi todo. Dan mucha mejor experiencia que esta versión online de la televisión por cable. Que haría falta para que el mercado del video se pareciera más al de la música?.
A mí personalmente, siendo suscriptor de netflix y HBO, hay veces que me apetece ver una serie que en España no está en el catálogo y sí lo está en otro país, entiendo que debe ser complicada la maraña legal para poder operar en todo el mundo, pero a veces da la sensación de que están volviendo al modelo anterior de estrenos por países, o el modelo de la TV.
Eso de los derechos audiovisuales por países es un auténtico CANCER.
Yo desde donosti puedo comprar perfectamente cualquier cosa en el sur de francia y traerla e instalarla en casa sin ningun problema.
En cambio con la TV, los derechos de emisión están limitados a países.
Intenta tu vender algo material dentro de la UE que legalmente solo lo puedan comprar los residentes de un solo pais. Es totalmente ilegal!, salvo audiovisual!
Me pregunto si sería positiva una regulación de las plataformas de streaming que obligara a separar los productores de los contenidos de los distribuidores. Incluso se podría poner restricciones a adquirir producciones de forma exclusiva.
La situación actual no es nada óptima, incluso si tuviera que pagar lo mismo por los 3 servicios que tengo contratados, prefiriría poder manejar todos los contenidos desde una misma app y no tener que salir y entrar a una nueva.
Por el bien de usuarios y de la industria, espero que la simultaneidad de estrenos en cines y plataformas digitales sea algo imparable.
Vuelve el vicio de sangrar a los consumidores.
Yo no soy tonto…
Excelente reflexión final Enrique. Las marcas de este sector estas condenadas a adaptarse o desaparecer.