Las protestas de los propietarios de negocios de hostelería en diversos países por la prohibición de sus operaciones habituales, que en muchos casos han visto restringida su actividad a la preparación de comidas para llevar, contrastan con la realidad de los estudios académicos: por más que los bienintencionados propietarios y trabajadores de esos negocios se empeñen en que cumplen con todas las medidas de seguridad, la ciencia demuestra que no es así, y que como la lógica indica, la actividad de un negocio en el que, de manera absolutamente necesaria, los usuarios se ven obligados a quitarse las mascarillas para poder comer o beber, influye positivamente en la expansión del número de contagios.
A nivel agregado, el primer estudio en retratar la evidente correlación entre la apertura de los restaurantes y la expansión de los contagios de COVID-19 fue publicado el pasado junio por la Universidad Johns Hopkins, utilizando datos del gasto mediante tarjeta de crédito en restaurantes de treinta millones de clientes en los Estados Unidos y correlacionándolos con la evolución de la pandemia en cada estado. La relación era evidente y significativa: a más gasto en restaurantes, mayor número de contagios.
A ese estudio siguió otro, publicado el pasado 10 de noviembre, y llevado a cabo por la Universidad de Stanford, y en este caso, con una metodología radicalmente diferente, lo que conlleva una solidez todavía mayor de las conclusiones: el estudio utiliza los movimientos registrados mediante los teléfonos móviles de más de 98 millones de personas entre marzo y mayo, tiene en cuenta las veces que estas personas acudieron a restaurantes, gimnasios y hoteles, y establece que si se autorizase a los restaurantes a abrir con capacidad completa, estos serían responsables de más de 600,000 contagios en una ciudad como Chicago. Además, la distribución resultaba completamente irregular: el 10% de los locales eran responsables del 85% de las infecciones previstas.
Para los restaurantes, además, el convertirse en vector de contagios no dependía de sus prácticas de higiene o de la implantación de medidas contra el contagio, sino de algo completamente incontrolable: la presencia en ellos de los denominados «supercontagiadores«. Básicamente, si compartes las estancia en un local cerrado con uno de esos supercontagiadores y, como resulta obviamente imprescindible en el caso de un restaurante, te quitas la mascarilla para poder comer o beber, tus probabilidades de contagiarte son muy elevadas, independientemente de que el restaurante haya sido enormemente diligente a la hora de cumplir las medidas de higiene, sustituir su carta por un código QR, facilitar gel hidroalcohólico o asegurar que su personal mantenga sus mascarillas puestas en todo momento. Simplemente, el contagio es algo cuyo control está completamente fuera de sus posibilidades.
Ese estudio, recientemente publicado en Nature, constituye la peor de las noticias para los propietarios de ese tipo de negocios, porque por más que lo intenten, no pueden desvincularse de ese papel de expansión en los contagios de la enfermedad. Por mucho que opinemos, y con razón, que la hostelería supone una parte fundamental e importantísima de la actividad económica de una ciudad, la imposibilidad de controlar el hecho de que se convierta en un significativo vector de expansión de la enfermedad, como ocurre en el caso de los bares, el ocio nocturno u otros negocios, lleva a que la única recomendación posible de cara al control de la pandemia sea su cierre, o como mucho, la limitación de que sirvan únicamente comidas para llevar a casa (y eso, con un rígido control de su personal).
Como bien decía en abril la revista Science, el final del COVID-19 supone un largo y doloroso período de ensayo y error. Y en ese período de ensayo y error, el papel de restaurantes, bares y otros negocios cuya naturaleza tiende a confinar a sus clientes en espacios interiores en los que tienen que prescindir de la mascarilla, ha sido ya perfectamente establecido por la ciencia y está completa y meridianamente claro. A partir de ahí, podemos protestar, podemos resistirnos, o podemos – como parece razonable – establecer medidas de compensación económica para unos propietarios que, en realidad, no son en absoluto responsables del hecho de jugar ese papel en la transmisión del virus. Alemania, por ejemplo, asegura el 75% de la facturación de los meses anteriores a la pandemia a las compañías que se han visto obligadas a cerrar por culpa de las medidas adoptadas para tratar de contenerla. Pero lo que no podemos hacer es negar la evidencia científica: más restaurantes abiertos en operativa normal implican más contagios, nos pongamos como nos pongamos, y por tanto, lo que corresponde, por lógica, es cerrarlos, por mucho que duela.
Las pruebas, los datos y los estudios científicos están ahí, y el resto es simplemente evidencia anecdótica. Entendiendo perfectamente las quejas de los propietarios que afirman cumplir con todas las medidas establecidas por la ley o que su viabilidad económica se desvanece con cada día que pasa, lo único que procede hacer con ese tipo de negocios, mientras no contemos con vacunas efectivas, es proceder a su cierre temporal o la obligación de servir únicamente comidas para llevar. ¿Duro? Por supuesto que sí. Pero no queda otra posibilidad.
This article was also published in English on Forbes, «There’s no denying the evidence: restaurants and bars are helping spread COVID-19«
En estos estudios, ¿se compara el riesgo de contagio en locales cerrados y en terrazas? Estaría bien para saber hasta qué punto tiene sentido autorizar la apertura pero restringida solamente a las terrazas.
Correlan donde hay mucha gente en ciertas localizaciones (llamadas de móvil) con gente infectada en esas localizaciones (Ver abstract del paper)
Dos palabras: Dark Kitchen.
Y los hoteles… fue bueno mientras duró… a esperar la vacuna y las ayudas, y a rezar para que la próxima pandemia no les dé el tiro de gracia.
De la Ciencia lo que esperamos es que nos digan cuáles son ese 10% de locales que son responsables de la mayoría de infecciones (para no cerrar el otro 90%) y quiénes son los supercontagiadores. Lo demás es como quedarse a medias, como tirar la piedra y esconder la mano.
No, los locales no son los responsables de las infecciones. Los clientes que van son los responsables de las infecciones. Y si cierras uno y dejas otro, simplemente vas ampliando el problema.
Y mucho peor, no se van a señalar unos locales frente a otros para que las personas que trabajen allí terminen señaladas y crucificadas.
No, el texto dice «el 10% de los locales eran responsables del 85% de las infecciones previstas «, no menciona nada referente a los clientes. Yo ahí entiendo que hay unos clientes ‘estándar’ y que en unos locales la transmisión es más probable que en otros.
Al final es lo mismo que llevamos comentando desde el primer día: la Ciencia no nos dice con exactitud dónde y cuándo se contagia una persona, por lo que no se pueden tomar medidas ad-hoc. Solo podemos recurrir a las perogrulladas: mejor mascarilla que sin ella, mejor al aire libre que dentro, mejor pocas personas que muchas, viajar la menos posible, etc.; que no dejan de ser ‘palos de ciego’ o ‘matar moscas a cañonazos’. Porque tampoco sabemos medir exactamente la mejora que cada una introduce en el modelo.
Dices «matar moscas a cañonazos» cuando la realidad dice que son las moscas las que tienen los cañones. Banalizar el virus comparándolo con molestas moscas ¿ te parece un argumento serio ?
Lo que tu esperas que te solucione la ciencia es un problema tuyo, pero ¿sabes?, no es religión y la ciencia no te va a dar salvaciones mágicas.
Necesita tiempo, datos, pruebas y contra-pruebas, científicos y mucha inversión.
Y aun así no te garantiza resultados concretos, solo asegura avances en el conocimiento universal.
Desde luego que no tengo dudas de que la hostelería puede influir, pero no sé si con la correlación causa-efecto que propone la John Hopkins (me parece flojito el planteamiento). Sí me parece más adecuado el estudio de Stanford.
Pero ahora explícales a los hosteleros de la Comunidad de Madrid que tienen que cerrar porque lo diga Stanford, cuando las cifras de Madrid están mejorando de forma sostenida.Igual les explican ellos a los de Stanford que el paro y la pobreza aumentan los muertos también en un porcentaje significativo.
Y lo de los supercontagiadores, totalmente de acuerdo. Pero que no se nos olvide que en todo esto, como en casi todo en la vida, hay un elemento incontrolable que se llama azar.
Mejorar, sí. Que la incidencia sigue estando por encima de 300, también. A ver si vamos a pensar que en Madrid el virus ha sido erradicado…
En cuanto se les ocurra dejar de hacer PCRs en vez de hacer la mitad que antes como hacen ahora, habrán logrado acabar con él. Dales tiempo.
La fake news andante .
Se están haciendo más pruebas diagnósticas.
Si lo decimos, lo decimos todo, del paper:
«Derived from cell phone data, our mobility networks map the hourly movements of 98 million people from neighborhoods (census block groups, or CBGs) to points of interest (POIs) such as restaurants and religious establishments, …»
Y no citan pero también deberían hacerlo a CENTROS DE ENSEÑANZAS, CENTROS COMERCIALES, METROs, AUTOBUSES, etc
¿O es menos probable coger COVID19 en IE que en el restaurante que toman todas las precauciones?
No digo que no sea cierto, pero como en cualquier concentración donde se reunan muchas personas…. también podiamos haber titulado:
«El problema de un comedor escolar durante una pandemia»
«El problema de una iglesia durante una pandemia»
«El problema de un metro durante una pandemia»
Vaya novedad…
¿Te quitas la mascarilla en el metro? ¿En clase? ¿En el centro comercial? Pues eso…
Están los buses y los metros llenos de gente, a muchos de los cuales les ves LA PUTA NARIZ todo el rato. Pues eso.
No hombre, en el IE no. Hay concentración de personas, pero no solo conocemos fehacientemente la identidad de todas ellas, sino que además, todas están obligadas a responder cada día a una app que les pregunta si han tenido algún síntoma o han estado expuestos a alguna situación de riesgo, app que activa su tarjeta de acceso en los tornos. Si llegas a los tornos y no has contestado a las preguntas ese día, no entras. Además, pasas por una detección de temperatura mediante cámaras, mantienes la mascarilla puesta en todo momento, y en caso de duda, te acercas a enfermería y te hacen un test de antígenos. Con respecto a un restaurante o un bar, no hay punto de comparación. Un bar o restaurante supone un riesgo importante, el IE tiene un nivel de control muy superior.
Pero date cuenta que en un estudio como el de Stanford sería «agnóstico». No van a ver si las medidas que tu crees son buenas o malas. Simplemente (simplificando) constantan dos variables
(1) hay personas detectadas y localizadas por su móvil
(2) hay infectados en un determinado lugar (p.ej. restaurantes). Puntos de presencia del virus(POP)
Y sacan conclusiones, no presuponen si tus medidas son buenas o malas, o si se quitan la mascarillas o no (Ivan)
simplemente dicen, que constatan una correlación #personas vs #infectados.
Lo que a mi me parece obvio es «que a más concentración de personas más probabilidades de contagio», sea un restaurante, un mercadona, o el IE. Luego habrá centros que so lo toman en serio, y otros que hacen botellón, o fiestas ilegales… pero a ese punto de detalle no llegan en el estudio… creo que el resultado es una obviedad… y no aporta información a lo que ya sabíamos como tu mismo dices es una evidencia no anecdótica.
Si el centro lo hace bien (como lo que cuentas del IE y me imagino que muchos restaurantes) no deben aparecer como un POP de contagios, aunque haya mucha gente en esos lugares.
El estudio no me aporta mucho, lo que si aportaría, es un estudio que dijera que determinado lugar no es un POP a pesar de tener mucha gente transitando todos los días
Si cruzas los datos de contagios en un lugar y concentración de personas, con los datos de tipo de actividad de los lugares y del uso/no uso de la mascarilla (comer vs no comer por ejemplo) se pueden sacar muchas más conclusiones.
Sin lugar a dudas un restaurante es un sitio donde es relativamente fácil ser contagiado por mucvhos motivos.
1) Es un local cerrado.
2) Varias personas conviven en un espacio relativamente pequeño
3) hay que estar sin mascarilla,
Sin embargo yo creo
Sin embargo yo creo que siempre y en todo lugar ha habido la necesidad de crear un chivo propiciatorio, y ahora son los restaurantes, como antes fue ron los jóvenes y el botellón..
He veraneado en una ciudad. Llanes. que ha estado a tope y durante todo el verano hemos estado acudiendo, yo y todos, a los bares y restaurantes y la incidencia fue mínima, Nos fuimos los forasteros, la población se redujo a un tercio, y han cerrado los restaurantes, pero la incidencia del COVID se dispara,
Alguna otra razón habrá, allí no hay ni trenes de cercanías ni transportes públicos, ni universidades, ni oficinas con muchos empleados,
¿Como es que en Asturias se disparan los casos y en Madrid se reducen?,
Sinceramente no lo entiendo.
Relajación frente ambiente controlado. Eso explica los aumentos y disminuciones de casos.
No entiendo. Quieres decir que en uno sitios hacen mas PCR y por eso se les llenan las UCIs
No, si se realizan más pruebas diagnósticas y adem´s se siguen (y respetan) distintos protocolos de aislamiento y rastreo, lo normal es que a más pruebas diagnósticas haya menos ingresos en UCIs. (Puesto que deberían contagiarse menos personas).
Correcto. Porque estamos en la subida normal de invierno, que no en la segunda ola, de este virus respiratorio ya endémico y no pandémico. En Asturias estáis medio vírgenes y en Madrid ya están de vuelta.
Soy hostelero por cuenta ajena y estoy en ERTE. Muchas veces veo a las agrupaciones de hosteleros quejándose de que los utilizan como chivos expiatorios.
No creo que sea así, pero es que la simple naturaleza de nuestro negocio es blanco fácil de este virus. Casi no se necesitan estudios. Es decir, se sabe que la principal transmisión es vía aérea por micro gotas y aerosoles que expulsamos.
Si estamos en un local durante horas, sin mascarilla, rodeados de personas y con una deficiente ventilación, está claro que es un lugar propicio. En un gimnasio, centro comercial, transporte público: llevamos las mascarillas, pasamos poco tiempo y nos movemos. Por lo que no son comprables. Aunque creo que no tienen porque cerrarse. Las limitaciones de aforo estrictas y uso de terrazas pueden ser un punto intermedio efectivo.
Por último, siendo el sector más afectado, el gobierno se debería implicar en elaborar un plan estratégico y de ayudas porque mucha gente depende de él.
Este estudio es fundamental para afianzar la lógica detrás de las medidas sanitaras implementadas. Aunque la afectación para los propietarios es manifiesta, es mejor que crear puntos o focos de contagios excesivamente.
-Gustavo Woltmann.
Estamos hablando todos con muy poco conocimiento de causa, y no porque seamos necesariamente ignorantes -bueno, unos cuantos, desde luego, sí- sino porque esta pandemia nos ha pillado a todos a contrapié. Exigimos a nuestros políticos decisiones correctas y les reprochamos las cifras -muy confusas, por cierto- de la pandemia; y el que nuestros políticos –todos– sean un hatajo de sinvergüenzas, no es óbice para ver que ellos también están justificadamente desorientados. ¿Por qué? Porque lo están los propios científicos: viene A y dice blanco y llega B y dice negro. Mal asunto. Pero es que quince días después, A dice negro, B dice blanco y encima aparece C que dice verde.
Cuando haya pasado esta pandemia -en fin, o se haya integrado como un mal crónico, igual que la contaminación- habrá que estudiar, y muy a fondo, diversos porqués tanto en el ámbito científico, como en el político, como en el social.
El caso es, que los casos que yo conozco de primera mano, los contagios fueron llevados a la oficina por compañeros de trabajo, que se habían contagiado de familiares en sus casa, Ninguno fue en un restaurante, pero claro, conozco tan pocos casos, que no se pueden generalizar.
Javier, dices
«Cuando haya pasado esta pandemia -en fin, o se haya integrado como un mal crónico, igual que la contaminación- habrá que estudiar, y muy a fondo, diversos porqués tanto en el ámbito científico, como en el político, como en el social.»
Pues creo que lo importante es el ahora, no después,simplemente hay que leer el artículo y expresar nuestros comentarios, y de la puesta en común igual avanzamos en el análisis causal.
Como dice Bloomberg
«In Chicago, for instance, the study’s model predicted that if restaurants were reopened at full capacity, they would generate almost 600,000 new infections, three times as many as with other categories»
Lo de dejar los análisis para después igual es una idea que no salva vidas ahora. Te lo digo desde la ignorancia claro.
https://www.nature.com/articles/s41586-020-2923-3
Lo que quería decir (y al hablar de ignorantes no pensaba en ni me refería a ningún comentarista, sino en general) es que estos temas hay que hablarlos con perspectiva, sine ira et studio, como si dijésemos, cosa que es imposible ahora porque, sencillamente, todos estamos desorientados. El análisis no puede efectuarse debidamente en medio de la confusión; puede intentarse, quizá debe intentarse, pero no saldrá de él nada aprovechable. Estas cosas necesitan perspectiva larga.
Lo que no puede hacerse es lo que me temo: que pasado el problema, como éste ya no existe, cuando menos como tal problema, es que nos lancemos alegremente al bar y nadie estudie qué ha fallado, qué se debería haber hecho en vez de lo que se ha hecho, qué estructuras, qué protocolos han funcionado mal y, por supuesto -aunque eso es ilusorio- qué políticos -y me temo que todos– no han actuado en función del interés general sino del puto partido o de su puta persona.
Cuando tienes un problema no te puedes quedar a mirar… es lo único que digo… en Wuhan sufrieron el virus, tomaron medidas y lo han mitigado
Lo que dices me suena a seguimos esperando a que escampe y entonces sacamos la manita fuera de la ventana, y decimos ya no llueve…
Ojo te lo digo desde el afecto que me suelen gustar tus comentarios…
Lo de la hostelería está clarísimo, pero más que la actividad, debíamos centrarnos en los riesgos. En una evaluación de riesgos, es evidente la contaminación por superficies o transmisión entre personas por contacto físico o mediante gotículas. Pero uno de los riesgos evidentes ahora y siempre son los aerosoles en aire, y a nivel sanitario siempre se ha mirado a otro lado. Nos hemos pillado catarros y gripes de todos los colores desde siempre, y ya va siendo hora de hacer algo, aprovechando la situación.
El mayor problema que tenemos en este momento son los interiores mal ventilados donde se está el tiempo suficiente. Aire respirado que antes lo ha respirado otro y otro y otro, cargándose de humedad de tus pulmones y aerosoles…
Candidatos de alto riesgo: hostelería, sí, pero también vestuarios, comedores, aulas, transportes, oficinas, hospitales, clínicas, salas de gimnasios, baile, etc.
Con el uso de mascarillas el riesgo baja, pero es un factor menos controlable (se pueden quitar para comer, beber, porque te molesta, porque no te da la gana llevarla todo el rato, tenerlas mal ajustadas, usar mascarillas de baja calidad…). Pero la calidad de aire interior sí es controlable.
Ahora tenemos la ocasión. Priorizar hostelería en exteriores, con riesgos muy bajos si se comporta uno con un mínimo de educación. Y apertura de interiores seguros. Para ahora, y para siempre, no olvidemos los catarros y gripes que siempre hemos tenido, y los nuevos virus que vayan surgiendo. Si tienes una ventilación correcta (y un sistema complementario adecuado en caso de que no llegues), eres un sitio seguro.
¿Qué tal si convertimos esto en una oportunidad para el futuro como destino turístico seguro y riguroso?
Totalmente de acuerdo, y conforme a la Ley, soy de las excepciones que se contempla, pese a mi buen hacer procurando ponerme lo que puedo la mascarilla, no siempre puedo tener la mascarilla puesta, por antecedentes de una operación, así que por informe médico no estoy obligado a llevarla. ¿Miedo? Claro, me la juego, pero no puedo hacer más que lo que puedo. No es plato de buen gusto que me pongan pegas y tener que ser llamado a la atención para luego justificarlo y tener que estar dando chascos a diestro y siniestro, alguna pega he tenido de prohibición (lógico por normas internas y el miedo, al final dicte lo que dicte la Ley, cada maestrillo tiene su librillo), pero por estilo de vida en estos momentos de no ir a muchos sitios distintos, realmente no he tenido grandes problemas.
Enrique, todos hablan que los jóvenes y la hostelería se deben sacrificar por la salud colectiva. Pero la gente que lo dice normalmente son personas que su nivel de vida no ha bajado con la pandemia. Te pregunto a ti, pero es una pregunta común para todos los que piden ese sacrificio. ¿Para pagar ese Sacrificio cuanto se bajaría el Sueldo o se subiría sus impuestos? Es muy fácil pedir Sacrificios sin ofrecer ningún Sacrificio. Y no me diga los de los ERTE que cobran el 70% del Sueldo, que en Sueldo de 900 0 1.000 € es entrar en la pobreza directamente.
Todo el mundo (o casi) se mete con el virus que está declarando la guerra a muchos sectores de producción, entre ellos la hostelería. Me gustaría saber qué piensan los hosteleros de la inflación hostelera que se dá en paises como los mediterráneos, con plaga turística «incorporada», por mucho que se la vista de seglar maná.
Como pasa con «el ladrillo», hay una actividad (también «productiva») muy importante que se denomina prevención de riesgos. Y siempre hubo una actividad económica superimportante, para los paises colonizadores, que se llama colonización (de todo tipo).
Y resulta curioso, como siempre, que lo básico de la entrada, quede oculto por una serie de apreciaciones (todas muy válidas, por lo de ahora), que no se enfrentan a la gran facilidad de contagio en lugares cerrados, con bebida, comida y charla constante, que denuncia el texto. Y se le compara con lugares cerrados (transporte, comedor escolar…), donde las medidas de prevención pueden tener tasas de eficacia mucho más altas.
Hasta resulta que se parece al botellón adolescente (fuente evidente de diversas malas prácticas juveniles), al que dicen se toma por chivo expiatorio (¿de qué?).
Si en vez de proteínas agrupadas fueran bombarderos invasores, espero que no hubiera tantos técnicos explicando el motivo de que nos quieran matar. Eso que no puede ( o no quiere) explicar correctamente un montón de cientificopolíticos y de políticocientíficos, que perdieron muchas oportuniddaes de aprender ciencia y política, de una forma que hiciera a la política y a la ciencia ,previsora sde los males que la naturaleza «está dispuesta» a soltar, ante el mal hacer de su especie viva «superior».
Totalmente de acuerdo, y añadiría que peor aún son los gimnasios!!!
Antes del toque de queda era absolutamente ridiculo pasear por la palaya de la concha en San Sebastian, donde es obligatorio el uso de la mascarilla, y fuera de la temporada de baños entre semana hay muy poca gente, en cambio veías a gente haciendo máquina sin mascarilla en el gimnasio del Club Atletico SS, que es un espacio CERRADO sobre la playa como se ve en la foto:
https://www.argysan.com/project/club-atletico-san-sebastian-donostia/
Imaginaros la riducula escena. Tu en la playa con mascarilla y 5 personas corriendo en los tapices en un lugar cerrado a menos de 3 o 4 metros….. Y eso que en la playa casi siempre hay fuerte brisa.