Analizando la resistencia al cambio: la pandemia y la enseñanza online

IMAGE: Hatice EROL - Pixabay (CC0)

Un estudio publicado por las escuelas públicas de Fairfax County en Virginia y la interpretación del mismo hecha por The Washington Post demuestra todo lo que está mal cuando se pretende analizar un cambio, en este caso, la transición de la enseñanza tradicional al canal online con motivo de la pandemia. Según el citado estudio, el porcentaje de estudiantes en secundaria y bachillerato que suspendieron al menos dos asignaturas creció en un 83%, desde un 6% hasta un 11%.

Pretender extrapolar de unos resultados así algún tipo de problema con la educación online frente a la presencial es completamente absurdo e inconsistente, pero es una de las dinámicas más habituales de la resistencia al cambio: plantear que, tras una prueba aislada y generalmente continuista, el método nuevo no funciona tan bien como el anterior.

Por supuesto que la enseñanza online, planteada como se ha planteado durante la pandemia, no es tan buena como la presencial. Lo contrario sería un milagro: hablamos de una transición llevada a cabo forzosamente por sorpresa, en la que se ha renunciado prácticamente a cualquier tipo de innovación en metodología, y en la que muchos de los participantes, tanto estudiantes como profesores, sufrían fortísimas carencias, bien de equipamiento o de formación. ¿Dónde se han producido los peores resultados? En niños cuyo temperamento, nivel socioeconómico o situación familiar les dificultaban un rendimiento académico adecuado. Y eso en Virginia… si hubiésemos incluido en el estudio a niños en Indonesia o en India, que tienen que caminar hasta sitios peregrinos o hasta subirse a un árbol para obtener conectividad, los resultados habrían sido, seguramente, aún más concluyentes.

Estamos ante un problema habitual: pretender que la tecnología es magia y que mejorará los resultados sin hacer ningún otro cambio, simplemente haciendo lo mismo que hacíamos antes de que esta estuviera disponible. Es, simplemente, absurdo. Si queremos de verdad desarrollar la enseñanza online, que el ordenador pueda reemplazar a la clase y que deje de ser un simple sustitutivo para cuando no se puede ir a clase, tenemos que plantearla, lógicamente, cambiando drásticamente su metodología. ¿Los estudiantes odian las clases online? Es lo más lógico del mundo, si lo que se les está impartiendo no está adaptado al canal, sino que se convierte en un patético intento de hacer lo mismo que hacíamos en clase. En esas circunstancias, cuando una clase online supone escuchar a una persona hablando a una cámara durante una hora, aprender no solo es difícil, sino que se convierte en un reto monumental simplemente luchar contra el tedio y el sueño. Y aún así, ni siquiera todos los niños lo odian: para algunos, funciona muy bien.

El futuro de la enseñanza online implica muchas más cosas que simplemente hacer lo mismo que hacemos en una clase presencial, fundamentalmente porque el canal es inmensamente superior en términos de posibilidades. Implica crear contenidos adaptados al medio que aprovechen esas posibilidades, crear modelos de interacción que eviten secuencias unidireccionales prolongadas, analíticas en tiempo real que evalúen la actitud y el progreso, y hasta dispositivos que posibiliten el desarrollo de entornos más inmersivos y permitan reducir la distracción. Deberemos crear herramientas nuevas, que no sean necesariamente una prolongación de las tradicionales, y desarrollar una alfabetización en esas herramientas que posibilite que todos los implicados, tanto estudiantes como profesores, las manejen con total soltura (y no, no es difícil ni hace falta ser ingeniero de cohetes: la tecnología hace las herramientas cada vez más fáciles de usar).

Desarrollar la enseñanza online implica muchas cosas, muchas de ellas relacionadas con una reeducación en el uso de la tecnología. Desaprender esquemas que suponen que las pantallas no son para una lectura en profundidad sino para una lectura ligera, una lectura en diagonal en la que hacemos un scroll rápido desde el titular hasta el final del párrafo y nos hacemos la ilusión de que nos hemos enterado de algo. Reeducar en la lectura y en el uso del canal digital, crear nuevas metodologías y géneros comunicativos y asegurarnos de que no estamos simplemente pretendiendo recrear en una pantalla lo que hacíamos en una clase.

Las posibilidades del medio online son, por naturaleza, muy superiores a las de una clase presencial, y quien no lo entienda es porque no sabe aprovecharlas. Muchísimo más acceso a información, muchísimas más posibilidades para proponer contenidos en formatos atractivos, para personalizarlos, para generar implicación, para pulsar la opinión o para evaluar el desempeño. Hasta la parte social puede ser potenciada de formas mucho más completas que en una clase online.

Lo he dicho ya en varias ocasiones: dar clase online tiene, si se quiere hacer bien, unos requerimientos para el profesor muy superiores a los que tiene una clase cara a cara. Una clase presencial se prepara, una clase online se produce. Si simplemente nos sentamos delante de la webcam y soltamos un rollo, o nos limitamos a poner ejercicios para que los alumnos nos los entreguen por correo electrónico, no estamos dando clase online, estamos pretendiendo cubrir el expediente con una metodología que solo puede derivar en peores resultados en términos de aprendizaje. En ese caso, aceptemos que por las razones que sean, no lo hemos hecho bien y no hemos estado a la altura. Seamos realistas, y no echemos la culpa al medio.


This article was also published in English on Forbes, «Whether we like it or not, online teaching is the future, so let’s start learning how to do it properly«


20 comentarios

  • #001
    sin censura - 29 noviembre 2020 - 18:14

    Muchos lugares comunes veo en tu comentario. No hay una enseñanza online general. Habrá matices como en todo. Ni todas serán tan superiores, e incluso habrá algunas que sean una (y perdona por la franqueza) una verdadera mierda.

    Por ser online no va a ser mejor, normalmente lo contrario, ni por ser online va a ser peor. Pero el valor se demuestra, no como en la mili que se daba por supuest,o por hacer de chacha de unos mandos, o por estar en una oficina haciendo de administrativo.

    Sería un milagro que en una situación sobrevenida, como es el confinamiento COVID, la cosa fuera maravillosa. Solo es «maravillosa» cuando se acata «por cojones» y no hay nada más que hablar. ¿?

    Las cosas hay que planificarlas bien para que salgan bien. Si ahora con el esfuerzo de unos docentes entregados, o sanitarios super entregados, están saliendo, no es porque se haya previsto por cuatro gerifaltes que entre otra cosas lo único que les interesa es no aumentar el gasto en personal, sino en cosas vacías como construir infraestructuras para poner el cazo y sacar la comisión.

    Esa es la gran diferencia profesores y sanitarios vocacionales frente a corruptos.

    • Lua65 - 29 noviembre 2020 - 19:06

      Totalmente de acuerdo…

      ps.- edans: si hubiésemos incluido en el estudio a niños en Indonesia o en India

      Esto me ha matao… mira a tu alrededor, bueno no, eso no vale… mira el conjunto del pais…

      • sin censura - 29 noviembre 2020 - 20:47

        Honestamente no creo que se pueda confundir el uso de un medio, tecnológico en este caso, con el tipo de mensaje que se quiere dar.

        En teoría de la información, Shanon 1948, estudiaba como A transmite un mensaje a B que es el receptor. Y para que la señal se pueda transmitir con calidad ambos tienen que tener las herramienta adecuadas para que la comunicación y que se emita con calidad en el medio o canal. Cuando esas circunstancias no se dan, a poca gente se le ocurre decir que torpe es B que no te escucha, si no tiene siquiera una radio sintonizada

        El uso de tecnología en un primer momento suele animar a las personas por aquello de la curiosidad de la novedad y el empleo de un elemento tan atractivo como puede ser un ordenador, pero si la experiencia de usuario empobrece la calidad de la imagen o sonido recibido por ejemplo en un directo de un aula en contraposición con una videoconferencia, enseguida, los alumnos que no son tontos, perciben que lo que reciben es mortadela en vez de pata negra , entrecortado con poca definición, y un audio con ruido y sonido poco comprensible, se cansan y desconectan …

        Demasiado bien parece ir yendo en España las clases, que en el confinamiento, podía oír desde una de las terrazas las clases de un vecinito, y chapó la profesora, como luchaba por dar las clases durante horas. Mi percepción coincide plenamente con el estudio que nos presenta Enrique.

        Otra cosa es que viendo que existe un problema pensar en «herramientas» que surjan de la nada que cambien el paradigma de las clases «como se han dado toda la vida», por algo será que ese patrón no lo hemos olvidado desde que tenemos histroai escrita, y mira que ha habido experimentos y fantasías animadas de ayer y hoy en educación, para que en un plazo aún menor que lo que se «fabrica una vacuna» podamos pensar en alternativas didácticas probadas con un mínimo de garantía de éxito. Porque al igual que una vacuna tiene unas fases de prueba, digo yo, que cualquier experiencia nueva de enseñanza debería tener su estudio de incidencia en el éxito de los alumnos, y no que se me ocurre poner en una tool que ha sacado la empresa fulanita, para hacer caja, y luego que más da si es un fiasco.

        Y una vez más no podemos considerar experiencias de éxito puntual como la metodología de los MOOC en adultos pueda aplicarse a chavales de primario o secundaria, sin hacer pruebas de su eficacia. (Habrán oído hablar de Piaget?)

        Y claro en eso de un año el virus lo habremos vencido, y los experimentos con gaseosa se olvidarán en su mayoría para ir al presencial clásico, que aunque pique es el que funciona.

        Parece que el online sería el embite a chica del mus. Y ya se sabe que la probabilidad de perder por ir a chica es grande: «Jugador de chic, perdedor de mus»

        Y si lo de Indonesia, la India, o barrios de España, es donde ni siquiera el pobre «B» puede recibir el mensaje con claridad.

        DISCLAIMER: No entro en valorar el online para adultos.

  • #004
    Asier - 29 noviembre 2020 - 20:18

    Es fácil decirlo pero bastante poco realista el pretender que todos los profesores habituados a clases presenciales pasen de la noche a la mañana a estar preparados para ‘producir’ clases online que resulten aún más entretenidas y productivas para los alumnos.

    Además todo indica que en la enseñanza no universitaria (y probablemente la mayoría de la universitaria también) se mantendrá en el modo presencial mientras sea posible y por supuesto cuando pase la pandemia.

  • #005
    MAGI - 29 noviembre 2020 - 20:24

    La resistencia al cambio se debe, como factor fundamental, en mi opinión, a que el tren del desarrollo tecnológico va por delante del tren del desarrollo social y es alcanzable con dificultad, para muchos docentes, que no han sabido o podido aprovechar las ventajas de la enseñanza digital antes y mucho menos ahora, en la pandemia, bien por falta de conocimientos o porque no cuentan con los contenidos y programas adecuados. Sus alumnos en este aspecto, al menos desde la edad en que son usuarios de móvil, les llevan gran ventaja. Más que hacer responsables a los sufridos profesores, que me consta se están esforzando lo suyo para dar conocimientos y valores humanos a los alumnos, el problema estriba en lograr dar la formación adecuada a los maestros en el manejo de herramientas digitales.

  • #006
    Gorki - 29 noviembre 2020 - 20:26

    Aceptemos que la enseñanza a distancia puede ser hasta mejor que la presencial,. pero pensar que la actitud de un niño solo en su casa, es igual que en clase, es demasiado optimista,

    Lo que me cuentan los padres de niños de 15 años para abajo, es que tuvieron que hacer de maestros en casa, porque si no, los niños se desentendían de la pantalla. Yo creo que es muy difícil dar clases a menores con el suficiente atractivo para tenerlos atentos a lo que se cuenta,

    • sin censura - 29 noviembre 2020 - 21:00

      100% de acuerdo

      El profesor también debe hacer de figura de autoridad o motivadora en directo para que la clase «fluya» y el alumno no esté en las nubes

      Recuerdo haber visto hace muchos años un documental (sería principios de los 80) de como se daban clases con la radio de OC en Australia, donde la labor de disciplina y ayuda inmediata a los chavales la daba normalmente la madre.Y funcionaban. Era eso o estar interno a mil kilómetros.

      En el online no veo que sea un problema de técnica, teniendo lo mínimo, lo más importante es «el pastoreo» para que no se vaya a los cerros de Übeda

      • Gorki - 30 noviembre 2020 - 01:19

        Es cierto, en Australia siempre ha habido bachillerato por radio para los niños que vivían en granjas aisladas del centro de Australia,

        Pero como dices, la madre hacia las labores de «ayudante» local del profesor. Lo malo es que aquí, la madre y el padre tiene que trabajar fuera de casa, para pagar la entre otras cosas la casa donde estudie el niño.

  • #009
    LEON - 30 noviembre 2020 - 00:41

    Cierto es que los cambios que llegan forzados no tienen por que resultar positivos, también es cierto que hay cambios muy necesarios que se van retrasando y se hace necesario aprovechar las oportunidades cuando se presentan para introducir estos cambios, esta es una de estas ocasiones.

    El actual modelo de enseñanza, lo que se conoce como enseñanza reglada, procede de la época de la industrialización cuando se hizo necesario formar a muchos en exactamente las mismas materias para poder incorporarlos al sistema productivo. El modelo ha sobrevivido a lo largo de los siglos con apenas cambios, al tiempo que la sociedad y los propios procesos productivos se iban transformando profundamente.

    Hoy nos encontramos con un sistema educativo obsoleto e incapaz de adaptarse tanto a las necesidades de la sociedad como las del propio individuo. En la enseñanza reglada el individuo no existe, se enseña a todos exactamente lo mismo sin tener en cuenta en absoluto las diferencias y capacidades individuales.

    Se dispone de unos fantásticos medios tecnológicos que facilitarían enormemente el proceso educativo, pero son sistemáticamente ignorados, pretendiendo adaptar los medios al sistema en lugar de explotar las inmensas posibilidades que estos nuevos medios ofrecen.

    En algunos lugares el cambio tecnológico ha consistido en regalar PCs a alumnos que todo lo que contenían eran exclusivamente los omnipresentes libros de toda la vida, digitalizados y nada mas. ¿Se puede hacer peor?

    Entiendo el miedo del profesorado a la inevitable desaparición de sus puestos de trabajo, eso va a ocurrir a corto plazo o a medio si las cosas se hacen mal, pero va a ocurrir al igual que en muchas otras profesiones.

    • sin censura - 30 noviembre 2020 - 12:21

      Llámame antiguo pero eso del individuo y que si tal o pascual me parece que son tópicos de una moda que no favorece en nada a la Educación con mayúsculas. Y no tiene nada que ver con el desempeño online…

      Al final es muy sencillo, las personas que saben de «educar» trabajan normalmente en un ministerio de algún gobierno (sea Francia, Galicia o Mongolia) y deciden que hay unos objetivos a superar generales, y hay una programación didáctica que trabajan los colegios para adaptar esos contenidos a la realidad social de su ambiente por ser los más cercanos al alumno (su profesor, por tanto la educación se centra en adaptarse al alumno).

      Al final una unidad del programa de una asignatura incluirá por ejemplo ecuaciones de segundo grado, y se podrán explicar mejor o peor, y trabajarlas más o menos, pero hoy en día los niños no nacen tarados de fábrica que si toda la vida se ha explicado en un libro en papel deberán ser igual de capaces de adquirir ese conocimiento, no son discapacitados funcionales por tener ordenadores y haber nacido ahora en vez de hace 100 años. Y todos los países enseñan en algún momento unidades esenciales.

      Y en 2020 podrán revisar los contenidos, en herramientas analíticas estilo GeoCebra, ver videos gratuitos en youtube de recursos extraordinarios como academia Khan o Unicoos, etc.

      Pero el alumno también debe colaborar, participar, proponer ideas, y no esperar a que se le dé todo hecho.

      Así que dejemos los mensajes vacíos que si la industrilización, la individualidad o que están en un Sistema que les oprime. Seguro que en India o Bangla Desh no tienen tanto tiempo de poner pegas a lo que tenemos aquí.

      Borrachos en la calle con su litro de D.Simón o Savin de hace 60 años los ha habido toda la vida, y en los 70 era la heroína, y la delincuencia juvenil, la diferencia es que unos nos esforzábamos y otros se pasaban el día en los futbolines, haciendo pellas, y fumando lo que pillaban. ¿Esa realidad de gente que no se esforzaba y suspendía ha existido toda la puta vida o no? Y antes también decían que la sociedad es la culpable.

      Te preguntas si se puede hacer peor que regalar PCs. Pues si, escribir comentarios como el tuyo, que no aprecian el esfuerzo que hace un país pobre como España en Educación, más vale equivocarse por hacer cosas, que por inacción.

      • LEON - 30 noviembre 2020 - 17:54

        Si, es muy posible que el término «antiguo» que tu mismo empleas sea el que mejor te encaje. Observo que tienes un concepto que se podría denominar decimonónico de las cosas, te explico por que.

        Las personas que saben formar y enseñar , que no hay que confundir con educar no trabajan en los ministerios, los políticos solo definen que hay que enseñar no como enseñar, que es de lo que iba mi entradilla.

        Despreciar el valor de los instrumentos de los que se dispone para facilitar la enseñanza y mantenerse en el uso del libro de texto como santo grial de la misma nos está trayendo como consecuencia el desastroso estado en el que se encuentra la enseñanza. Los vendedores de enciclopedias se han tenido que dedicar a otras cosa, ¿no aprendemos nada de eso?. ¿Por que los enseñantes siguen aferrados a la tinta?

        El sistema de un profesor muchos alumnos tiene como consecuencia inmediata rebajar el nivel al del alumno mas torpe o menos interesado en detrimento de todo el grupo, hasta el punto de desmotivar a todos, especialmente a los mejores, eso no me lo han contado, lo viví en mi carrera en el siglo pasado. En algún caso se logró convencer a los que interrumpían continuamente, para que les aclaran conceptos que les costaba entender, con el fin de que no lo hicieran, a cambio una vez finalizada la clase se les aclaraban todas sus dudas, el único perjudicado resultó ser el catedrático que al no ser interrumpido cubrió la totalidad del programa tres meses antes de lo previsto, viéndose obligado a hacer el trabajo extra de crear nuevo material para llenar esos tres meses. Luego nos confesó que había sido el curso mas duro de toda su vida.

        Hoy no sería necesario, bastaría con que cada alumno dispusiese de un profesor personal, supongo que sabes de lo que estoy hablando, que se adaptara a su propio ritmo, sin que tenga que estar limitado al ritmo de aprendizaje del mas lento.

        Utilizar las posibilidades de que se nos brindan es un salto enorme hacia adelante, matemáticas, geografía, física, etc. pueden interiorizarse mejor y mucho mas rápido usando imágenes, videos, gráficos dinámicos…cada uno a su ritmo.

        No hablemos ya de las evidentes ventajas que aparecen en situaciones extraordinarias como la actual pandemia o circunstancias puntuales e individuales como enfermedades, catástrofes y situaciones de emergencia que obliga a recurrir a la improvisación.

        Disponemos de experiencias exitosas de educación a distancia, como radio ECCA y la universidad a distancia que con menos medios consiguen resultados. También hay miles de cursos de todos los niveles, de mucha calidad y gratuitos, disponibles en Internet.

        • sin censura - 30 noviembre 2020 - 20:05

          En medidas del CI actuales, está resultando que de media esta medida de la inteligencia está disminuyendo por lo que considero un halago que me consideres decimonónico.

          Decir que cierto nivel de educadores que se dedican a tomar decisiones en educación,no conocen el cómo es tan síntoma que te colocas en un pedestal para afirmar desde tu atalaya para poder mirar cual jinete en su montura y desde ahí afirmar vaguedades por que tu lo vales.

          Pero gracias a tus grandes dotes has descubierto el problema. El problema es la tinta.

          Ya me gustaría que lo que se escribe hoy en día p.ej. en matemáticas se acercara a los libros de Rey Pastor, Hardy o si nos venimos más a la segunda mitad del XX a las modestas publicaciones de la editorial MIR…

          Pues nada dejaremos de comer «calamares en su tinta». Pero no voy a dejar de leer libros, eso ya lo intentaron los nazis. Y los quemaban porque enseñaban al que quería aprender. En algo coincides con ellos.

          Y llegas a la conclusión futurista que con colorines y musiquitas se enseña mejor. ¿Quién ha dicho lo contrario? Alguien ha declamado contra la gamificación, o el empleo de ayudas interactivas, visualizaciones u otros medios multimedia. Yo no.

          Ay esa comprensión lectora. !!!

  • #013
    Mauricio - 30 noviembre 2020 - 01:19

    Enrique, desde el inicio de la pandemia he estado impartiendo clases virtuales a universitarios, y con mucho esfuerzo y dedicación he logrado que los resultados sean similares a los de las clases presenciales. Es cierto, definitivamente, que la educación en línea tiene muchísimo potencial. He visto, además, que ciertas cosas podrían funcionar mejor por internet que presencialmente, como por ejemplo las tutorías. Pero lo que hasta el momento no logro que sea igual es la socialización entre los estudiantes, pues no es lo mismo estar en una clase presencial y que luego los alumnos se vayan a tomar un café y conversen de cualquier tema, que estar en una videoconferencia donde todos se desconectan cuando la clase ha concluido.

    En el caso de la gente de 15 años o menos la situación, por el contrario, está muy lejos de ser sencilla, pues no basta con tener una computadora con al menos 4MB de RAM, una conexión a internet de por lo menos 16 MBit/s de bajada y un excelente profesor al que le encanten las nuevas tecnologías, sino que además es necesario organizar una especie de homeschooling, donde los padres pasen a tener un papel central en el proceso de enseñanza-aprendizaje, algo que no siempre resulta posible que se dé en todos los lugares, y que existan, adicionalmente, los procesos de capacitación y los materiales (didácticos) necesarios para que todo esto funcione.

    En Alemania, han decidido que en esta segunda ola los niños sigan asistiendo a las escuelas, naturalmente con mascarillas, distanciamiento, mayor tiempo al aire libre y supresión de varias actividades en las que se mezclaban grupos. Es una decisión que ciertamente implica riesgos en estos tiempos del coronavirus. Es claro, sin embargo, que los niños están aprendiendo más en estos meses que con el homeschooling (con materiales y tareas pero sin videoconferencias) de la primera ola y esto lo sé perfectamente pues vivo en Alemania y tengo una hija que va a la escuela básica.

    En todo caso, ya que nos estamos refiriendo a las bondades de lo virtual, debo decir que en este análisis deberían entrar en consideración muchas cosas. Un ejemplo son los servicios de videoconferencia y su calidad. Incluso en la desarrollada Alemania no ha sido fácil que las clases virtuales, aun en las universidades, se desarrollen de la mejor manera posible. El mejor software en esta área sería, por ejemplo, uno tan liviano como Zoom, con el respeto por los datos de Edudip y con el precio de BigBlueButton. Por acá algunos han concluido que dicho software es Webex, que considero que es bastante bueno pero no lo suficiente como para que en todos los casos los docentes puedan pedirles a los estudiantes que mantengan sus cámaras encendidas (algo, que al menos en Alemania, siempre es posible con Zoom). Es claro que si solamente nos limitáramos a analizar este aspecto todavía faltaría mucho por investigar, desarrollar y mejorar.

    Por otra parte, está el tema de los materiales. En algunos casos la reorganización de las clases no ha resultado tan difícil, especialmente si las asignaturas se basaban en casos o en el análisis de ensayos de diferentes autores. Sin embargo, aquellas materias vinculadas a actividades prácticas en talleres industriales o en laboratorios han debido buscar la manera de hacer varias cosas de manera presencial. Y con los menores de 16 años, donde la necesidad de material didactizado es muy fuerte (de ahí el uso en las clases presenciales de los libros de texto, cuya utilización NO es una mera tradición a desechar), el trabajo de rehacer todo ha sido muy intenso, sin que hasta ahora se haya alcanzado el nivel óptimo.

    Y no me extiendo más porque de cada tema involucrado con la educación virtual durante esta pandemia podríamos hablar horas y horas.

  • #014
    Olga - 30 noviembre 2020 - 11:30

    En el colegio de mis hijos, se sigue cargando con una mochila llena de libros, niños de primaria con mochilas de hasta 7kg.

    Las principales editoriales que se dedican al libro escolar y que ofrecen libro/recursos online se preocupan más de incluir dificultades anticopia, que en ofrecer el contenido accesible con calidad. Imágenes con definición pésima, diseño responsive no han oído hablar de ello, páginas que no se pueden ver correctamente completas ni en vertical en una tablet ni en horizontal en un portátil…Parece más que lo hacen por cubrir el expediente(desconozco si es una exigencia por parte de las administraciones o si «suma puntos» para licitar o lograr subvenciones), pero no veo mucho interés en hacer plataformas cómodas. Peor que los primeros juegos online en Flash hace más de 20 años.

    Los profesores, en fin, no son youtubers. Bastante tienen algunos con lograr gestionar una videoconferencia y compartir pantalla, como para editar presentaciones y videos de calidad. En mi caso, ni en el colegio crean algo de material propio, se tira de enlaces a lo que publican otros colegios, reutilización en toda regla.

    • sin censura - 30 noviembre 2020 - 12:26

      Igual tenéis que cambiar a una editorial gratuita

      http://www.apuntesmareaverde.org.es

      PDFs que se leen y ven perfectamente

    • Mauricio - 30 noviembre 2020 - 19:07

      Olga, cuando hago referencia al libro de texto, en realidad estoy criticando algunas afirmaciones que ha hecho Enrique sobre el mismo, como por ejemplo la que escribió hace algunos días en la entrada titulada Sobre el aprendizaje y la memoria, en la que entre otras cosas decía:

      «El mayor error se llama libro de texto, la representación de una filosofía caduca que hacía creer al alumno que todo lo que necesitaba saber estaba en él, en lugar de invitarle a aprovechar la tecnología y buscar más respuestas.»

      Critico el que meta a todos los libros de texto en el mismo saco cuando, en realidad, los hay excelentes, buenos, mediocres, malos y pésimos, y el uso que el docente haga de ellos puede abarcar también todo este rango de calificativos. Yo mismo he dado clases deliberadamente con un libro de texto malo, que resultaba excelente para aprender a través del análisis de sus errores y carencias, transformándose en un magnífico incentivo para encontrar la respuesta correcta o para buscar información adicional relevante.

      La mochila de 7 kg es un verdadero problema que los maestros y la escuela deben solucionar. Mi hija tiene dentro de su aula su propia casilla donde puede dejar los libros que no necesita para hacer sus tareas. Además, solo les envían deberes los martes, miércoles y jueves y algunos pueden hacerlos en la propia escuela.

      En cuanto a lo digital, es claro que se trata de un mundo mágico al que los alumnos deben acceder para explorarlo a fondo, de la misma manera que deben hacerlo con la biblioteca, el zoológico, el jardín botánico, el bosque, la granja, los museos, las calles de su ciudad, etc.

      Los libros de texto digitales suelen ser un desastre y es claro que para cada soporte hay que encontrar una ruta didáctica adecuada. Y si hablamos de libros de texto en papel de gran calidad, los alemanes Tobi, de iniciación a la lectura, y Fredo, de iniciación a las matemáticas, entre otros, me han dejado favorablemente sorprendido.

  • #017
    Juan T. - 30 noviembre 2020 - 13:37

    Y vista la relevancia de lo digital, ya sea presencial o remoto ¿por que no incorporar una asignatura ,fija y que se vaya actualizando, para manejarse en las herramientas necesarias?

    Y otro tanto con los profesores, cursos de capacitación obligatorios,etc.

    Para eso están los fondos de la UE.

  • #018
    Xaquín - 30 noviembre 2020 - 19:21

    Siento no poder citar alguna frase del texto, pero he decidido no leerlo por «repetitivo» (en tu discurso). Y leyendo en diagonal los comentarios, me confirma mi «buena» decisión.

    Yo también seré repetitivo.

    La llamada enseñanza en línea, o virtual, no deja de ser una interacción entre un discente y un docente. Lo único que cambia es el medio de comunicación.

    Y ya lo decía el Allen que lo decía el otro. Sobre la tremenda importancia del medio de comunicaión.

    Con el profesorado que tenemos no hay posible enseñanza en línea, como no hay posible enseñanza presencial, diferente de la medieval.

    La pizarra (con pizarrín) sigue siendo tecnología punta para buena parte del profesorado. Y no tanto por no «saber usarla», como por no ser capaces de tener una interacción educativa eficiente con su discente. Así de «simple».

    El avance tecnológico después de la pizarra o encerado analógico, mucho peor.

    Da pena ver por internet algunas de las llamadas presentaciones, que algunos docentes y discentes (de secundaria para arriba) muestran al público. Les falta el mordiente necesario para interactuar con un cerebro de casi ochocientos gramos, con ganas de ser roturado y abonado como si no hubiera un mañana.

    Y curiosamente, en la misma internet, se puede comprobar como determinados seres humanos interactúan con otros, metiéndole caña pedagógica por doquier (normalmente vídeo), incluso sin haber pasado por puta facultad de «fabricando maestros estoy». Tal como si fuera la maravillosa fábrica de chocolate del amigo Wonka, nos regalan un producto bien hecho, con un medio tecnológico apropiado, y siempre buscando esa retroalimentación educativa, que diferencia tan clara y precisamente la educación de la domesticación.

  • #019
    Germán - 1 diciembre 2020 - 10:17

    Hablando de metodologías de enseñanza en la era digital… conozco a dos adolescentes que van a colegios públicos diferentes. Uno de ellos día de por medio tiene clases presenciales, y el resto online. El otro tiene 100% clases presenciales.

    Las notas del primero cayeron un montón luego de empezar con clases online. Las que pude ver eran lo mismo de siempre: un profe hablando entre 15 o 60 minutos sin parar, prácticamente sin ninguna interacción. Cuando hablaba durante 15 era solo para dar «instrucciones» (obviamente, a él le pagaban por la hora entera).
    Este mismo adolescente tiene un profe que le da puntos por hacer «apuntes a mano». Es decir, no valen los apuntes en ordenador, y además tienen que ser escritos en azul, porque si no pierde puntos. Y obviamente tienen que tener un look&feel que le guste al profe. Caso contrario pierde puntos.

    Al otro adolescente le dan puntos por hacer portadas manuales. Es decir, la típica página en papel con el título de la materia. Eso si, saca mas puntos en la materia quien haga portadas mas bonitas (según criterios del profe). Así, los alumnos con habilidades que llamaríamos «artísticas» ganan mas puntos que otros, incluso cuando la materia es matemática.

    Así vamos…

  • #020
    Pepe - 1 diciembre 2020 - 11:16

    «Según el citado estudio, el porcentaje de estudiantes en secundaria y bachillerato que suspendieron al menos dos asignaturas creció en un 83%, desde un 6% hasta un 11%.»

    Lo mismo tendrían qe adoptar las innovadoras pedagogías españolas, La tercera evaluación, la de cierre por covid, se dió por aprobada desde el gobierno, sorprendentemente los aprobados mejoraron respecto a otros años.

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