Mi columna de esta semana en Invertia, titulada «Replanteando el cuidado de la salud» (pdf), vuelve a uno de mis temas habituales en esta página, pero que no había mencionado aún en esa sección, que comencé el pasado abril, y que además tiene como título genérico «Después de la pandemia».
Estoy convencido de que la actual pandemia provocará un cambio en la forma en la que planteamos el cuidado de la salud en el futuro. Lo estoy, en primer lugar, porque las dinámicas de emprendimiento y de inversión en ese ámbito se han elevado significativamente en todo el mundo, y es claro que hay una gran cantidad de talento intentando buscar propuestas de valor válidas en ese sentido. En segundo, porque tiene toda la lógica del mundo tratar de buscar pautas que nos hubiesen podido evitar la llegada de la pandemia: si en las zonas en las que el SARS-CoV-2 comenzó a infectar de manera viable a seres humanos hubiésemos tenido una parte significativa de la población que monitorizase sus constantes vitales regularmente, es muy posible que esa infección hubiese podido ser detectada y aislada rápidamente, y que la infección nunca hubiese escalado hasta convertirse en pandemia.
En tercer lugar, porque la tecnología es una variables de contexto que define precisamente eso, el contexto de nuestra actividad, y el cuidado de la salud es una actividad que suele considerarse muy importante. No tiene sentido que tecnologías que posibilitan la sensorización y el control de numerosas variables diagnósticas permanezcan al margen de los sistemas de gestión de la salud durante demasiado tiempo.
Visto así, que comiencen a surgir estudios clínicos, además de los conocidos como el de Stanford con Apple, en los que ese tipo de tecnologías y dispositivos son utilizadas de manera satisfactoria es algo que entra dentro de la lógica, como lo es el que algunas compañías punteras, como es el caso de Sanitas en España, comiencen a explorar ese ámbito.
Para el desarrollo de ese tipo de prácticas, que redundan en una mayor tranquilidad y bienestar del paciente, por un lado, y en un ahorro de costes en el tratamiento de muchas condiciones médicas, es fundamental, en primer lugar, crear un entorno jurídico adecuado que posibilite el tratamiento responsable de los datos generados por los dispositivos sin temor a que sean objeto de un mal uso, que sean comercializados, o que puedan generar situaciones de discriminación. Además, es importante visualizar un escenario en el que, independientemente de que las primeras iniciativas puedan surgir en el ámbito privado, se pueda prever su implantación en sistemas de salud públicos, como de hecho comienza a ocurrir en países como Singapur, dado que los dos efectos generados, tanto el bienestar del paciente como el ahorro en tratamientos gracias a diagnósticos más precoces, son también susceptibles de generar grandes ventajas.
Los wearables son cada vez un entorno menos frívolo o pensado para la tranquilidad de hipocondríacos, y cada vez más un elemento con una utilidad potencial muy importante. En una primera fase, este tipo de dispositivos pueden generar una impresión de sobrecarga de cara a la labor del facultativo: la idea de consultas abarrotadas por pacientes alarmados por tal por cual lectura en su dispositivo, o de médicos enfrentados con la pantalla del smartphone del paciente que intenta mostrarles sus registros es susceptible de provocar lógicas pesadillas a cualquiera. Es fundamental entender que ese no es el estado razonable de este tipo de tecnologías: lo lógico es que esa avalancha de datos sea procesada no por un médico, sino por un algoritmo con función de detección de anomalías, y que únicamente lleguen al facultativo aquellos casos que puedan requerir una atención especializada.
También es importante analizar este entorno con un mínimo de base estadística: la precisión de un wearable nunca va a ser equivalente a la de un dispositivo de uso clínico, pero a cambio, suele contraponer una frecuencia muy superior en la toma de datos. Esta reducción progresiva del error estándar conlleva que los algoritmos de detección de anomalías puedan funcionar de manera adecuada, y que puedan utilizarse dispositivos de una amplia gama, tras una simple fase de calibración y homologación.
Este tipo de entornos favorecerán, además, el desarrollo de más y mejor investigación de cara al futuro, y por tanto, posibilitarán un avance mayor de la ciencia médica. Especialidades como la cardiología o la endocrinología, por ejemplo, están adelantándose en muchos casos a ese futuro: lo importante será adoptar una visión holística que permita entender el diagnóstico como un todo, como elementos que pueden ser utilizados en muchas otras áreas, y a la que se vayan incorporando otros dispositivos a medida que su desarrollo y su fiabilidad lo convierta en viable.
A medida que la tecnología sigue generando posibilidades, el futuro de la medicina es la monitorización, la abundancia de datos y el enfoque en la prevención. Y cuanto antes lo entendamos, mejor para todos.
This article was also published in English on Forbes, «How data from wearables will revolutionize healthcare«
Enrique
Por favor corrige el siguiente párrafo que es erróneo
«También es importante analizar … este entorno con un mínimo de base estadística: la precisión de un wearable nunca va a ser equivalente a la de un dispositivo de uso clínico, pero a cambio, suele contraponer una frecuencia muy superior en la toma de datos. »
El «valor verdadero» nunca lo conoceremos con exactitud y estará comprendido entre la media aritmética menos la imprecisión y la media aritmética más la imprecisión. Esto es el valor real estará entre – p y + p
siendo p la precisión del aparato de medida. (P.ej. en una regla p= 1 mm)
La imprecisión que acompaña al resultado (a la media aritmética) es la mayor de las dos cantidades siguientes: la imprecisión absoluta de la medidas (∆x), o la sensibilidad del aparato (p =menor división).
La estadística se usa solamente para calcular y en caso necesario la desviación típica ∆x ( que se usaría según procedimiento adjunto pasos 4 y ss)
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Ver página 7
«2. Se considera la precisión del aparato, es decir el mínimo incremento de magnitud que se
puede medir con él. Por ejemplo: l mm en una regla, 1 s en un reloj de pulsera, 1 g en una balanza si esta es la pesa mis pequeña, …etc. .
3. Si al medir varias veces la misma magnitud se obtiene siempre el mismo valor, daremos como resultado de la medida este valor, y como cota de error la precisión del aparato»
4.
…»
https://ocw.unican.es/pluginfile.php/1301/course/section/1595/errores%20en%20la%20medidas.pdf
El párrafo no es erróneo. Lo que dice es que independientemente de la precisión del instrumento, cuantas más medidas tienes, más se reduce el error estándar, y de ahí el interés de contar con un dispositivo que, aunque no mida igual de bien que uno clínico, como el usuario lo usa más a menudo o incluso lo lleva puesto, genera muchas más medidas, y puede ser fácilmente interpretado por un algoritmo de detección de anomalías.
Off-topic: ¿Habéis visto que el iPhone 12 Pro viene con LiDAR?
Creo que lo que me chirría es eso del error standard disminuyendo…. Si nos quedamos con que p.ej. al medir el pulso cardiaco. Si lo haces cada 5 min. y el paciente está más vigilado. Ok. Eso está claro ya que el evento a medir es dinámico y no estacionario.
Lo que me refería es que si mides con una cinta métrica la cintura de una persona y la precisión es de 5 mm. Por mucho que midas la precisión será la media +- 5mm.
Al tomar muchas medidas vas a tener que el valor medido será ] siempre la media más menos la precisión del aparato de medida.
Es decir si tienes un cuenta kilómetros en tu coche con una precisión de p=1 Km. y mides dos puntos cuya distancia real es de 20 km. Y tomas medidas tendrás tu media más menos 1km de precisión. Nunca podrás mejorar esa precisión.
En caso de que tus medidas varíen mucho, entonces el error de tu medida será la desviación típica ∆x que si han variado mucho, será mayor a p.
De tu párrafo dice que a mayor número de medidas menor error, esto no es cierto:
«pero a cambio, suele contraponer una frecuencia muy superior en la toma de datos. Esta reducción progresiva del error estándar conlleva que los algoritmos de detección de anomalías puedan funcionar de manera adecuada»
El algoritmo si está bien hecho, deberá saber que con el ejemplo que estamos dando (cuentakilómetros) como mínimo su error es más menos 1km, ya que es la escala del cuentakilómetros… espero haberme explicado, de todas maneras el PDF del enlace explica el «algoritmo» o procedimiento a seguir al tomar varias medidas sobre un valor real que no conoces y no varía.
Pero creo después de leer tu comentario que podemos concordar que a mayor número de medidas, más control tienes sobre una medida fisiológica dinámica.
En efecto, a mayor número de medidas con el mismo dispositivo, mejor puedes detectar una anomalía. Vamos, que una pulserita cuentapasos cualquiera con medidor de ritmo cardíaco no va a tener una precisión espectacular, pero si dispones de muchas medidas para calibrar su error porque el usuario la lleva puesta todo el tiempo, tendrás un estimador razonable. Por supuesto hay otros problemas, como el qué haces cuando se la quita para cargarla y no creer que es que se ha muerto, pero también están ya bastante estudiados…
Perdona, estábamos hablando de cosas distintas.
El problema es cuando te suena algo, del laboratorio de Física del error de la medida, de hace la pera, y me sonaba el concepto de que no mejoras la precisión por mucho que midas.
Y en el caso del pulso, la precisión del oscilador local de la pulsera es más que suficiente, ahí tienes que «calibrar» a la persona que no se vaya de madre… pero eso ya es medicina, y tomar como dices, varias medidas para que el error en el algoritmo de detectar ( no sé arritmias) sea el menor posible…
Al menos nos ha servido para aclararnos ;-)
En mi opinión, para que un wearable sea útil a los servicios sanitarios. hace falta, que no pueda ser ni consultado ni «engañado» por los usuarios, sino sólo «interpretado» por un algoritmo, que funcione correctamente, que elimine falsas alarmas y seleccione sólo, los caso de detección de anormalidades, avisando a los servicios de medicina preventiva para que contacten con el portadores para realizar una consulta y pruebas tradicionales..
Cualquier otro medio y en especial si los portadores pueden «interpretar» los datos, bloqueará los servicios médicos con los hipocondríacos, como de hecho, ya está pasando
Redacción Médica
El incordio del Apple Watch: está «saturando» el hospital.
La nueva función está «saturando» la atención hospitalaria porque «solo el 10% de los que acuden necesitan algo»
https://www.redaccionmedica.com/secciones/cardiologia/el-incordio-del-apple-watch-esta-saturando-el-hospital–3825?utm_source=redaccionmedica
Completamente de acuerdo con el comentario de Gorki.
Está claro que la persona hipocondriaca existía con tal afección antes de usar un wearable o simplemente tener acceso a Dr. Google. Y que el patrón mostrado de visitar repetidamente al médico se potencia.
La terapia al hipocondriaco, es un enfermo y ahora accede a su soma, se basa en alejar de su mente su mono tema de conversación sobre salud y enfermedades. De acuerdo a este tratamiento el tener un wearable que le recuerde constantemente sus medidas corporales y no deben ayudarle mucho en su curación más bien le hacen entrar en agravar su problema mental. Es muy desaconsejable el uso de weareables a estos enfermos mentales, hipocondriacos. Al igual que a ludópatas se les aleja de casinos, a los alcohólicos de los bares o a los drogadictos se les hace cambiar de ambiente social, además de terapía farmacológica, y terapias de modificación de la conducta. No parece un criterio que esté acorde con el tratamiento mayoritario de los profesionales en salud mental. (Niñas o Creciditas)
La opinión sobre buscar pautas de un virus desconocido porque lleves un weareable es muy imaginativa, no lo había escuchado aún ni en Cuarto Milenio. (Igual es que cuando salen los magufos cambio de canal). Pero vamos que yo me conformaría con que las autoridades no distorsionen las medidas
https://www.eldiario.es/madrid/madrid-omite-miles-casos-falsear-numero-real-contagios_1_6289921.html
Que no habías escuchado, ¿qué? ¿Que el virus provoca una enfermedad respiratoria? ¿Que tu saturación de oxígeno en sangre desciende? ¿Que tu frecuencia cardíaca, en consecuencia, tiende a incrementarse? ¿Que hay casos con fiebre? Si no sabías eso no es que no escuches a magufos, es que no lees nada. Y si lo sabías, entender que tanto la saturación de oxígeno, como la frecuencia cardíaca, como la temperatura corporal pueden ser estimadas mediante un wearable no me parece tan complicado, ¿no? Vamos, que decir que «es magufo» pensar que se puede detectar una infección mediante un wearable es lo que es realmente magufo, me temo. Ya hace bastante años que yo mismo me pude diagnosticar un problema de salud que me tuvo semana y media en el hospìtal gracias a un wearable, a pesar de que no soy médico y de que los wearables entonces eran bastante rudimentarios…
Si a tus preguntas.
Y ahora ya sabes como sigue el cuento….
a) todos estos síntomas pueden deberse a muchas enfermedades parecidas, p.ej. desde un resfriado, gripe,…
b) Si a mi me parece complicado implementarlo.
Más sabiendo que [1]el hipocondriaco puede provocarse auténticos síntomas físicos, como la aceleración de la frecuencia cardiaca, y otros….
También podemos leer lo de la conciencia cuántica de Penrose, todo un premio Nobel en Física por los agujeros negros, pero luego se pone a divagar para vender sus libros en la más pura tesis magufo. Y el que esté libre de pecado que tire la primera piedra.
[1] https://salud.ccm.net/faq/10126-hipocondria-diagnostico-y-tratamiento
Quiero dejar bien claro, que considero que el uso de wareables puede ser muy útil en la medicina preventiva. Lo que me temo, es que no siendo aparatos «ciegos». salvo para los «algoritmos» del servicio de medicina preventiva, alimenten la hipocondría, hasta en personas que naturalmente no lo son.
Hablo de una experiencia personal. Entre los múltiples alifafes que llegan con la edad, hay dos que padezco, el exceso de peso y el aumento de tensión. Tengo en mi casa, como casi todos, una báscula de baño y me compré un aparto de tomar la tensión.
Me he auto impuesto el no utilizarlos, Solo me peso una vez al mes, en la bascula de la farmacia y me tomo la tensión en las revisiones medicas habituales, (aproximadamente de 4/6 meses),
Con eso, me controlo yo en lo referente al régimen de comidas y mi médico. en cuanto a la dosis de pildoras para la tensión, pues el auto controlarte, te puede llevar a actitudes obsesivas peores que tus propias enfermedades.
He reconstruido mi historial médico y lo tengo en Drive.
¿Acordarme del pasado? Game changer.
Con el tiempo y una caña será aceptado que todo comienza en lo sutil y se traslada a lo denso, es decir, toda enfermedad comienza en la mente y se manifiesta en el cuerpo.
Conozco bien la mentalidad de los cientificos y los tecnólogos, pero resulta que toda esa lógica cientifica de la que presumen no la aplican mas que en lo material; cuando se trata de investigar la conciencia y la mente …kaput¡¡
Aquellas corrientes que preconizan que lo mental afecta a lo fisico por completo (y no solo lo que comunmente se considera ) como bioneuroemocion, biodescodificacion, Un Curso de Milagros,etc, se van a ir imponiendo, mal que les pese a los que les consideran magufadas con condescendencia desde su atalaya «cientifica», y no por nada, si no por la propia experiencia de aquellos que se tomen la molestia de trabajar en su interior, y vean los resultados en su cuerpo, en su entorno, y sobre todo en su paz, y todo esto no es cuestión de opinión , lo he visto en mi entorno cercano de familia y amigos que lo usan, y sobre todo en mi mismo.
Y es que todo parte del pensamiento ,que genera la emoción, y cristaliza en lo fisico.
Así que Enrique, si quieres cuidarte el corazón, mas que un wearable que te vigile los constantes vitales, vigila tus pensamientos y emociones.
El wearable se ocupa de los efectos no de las causas.
El derecho al acceso equitativo al aumento de capacidades.
Yo llevo un wareable desde hace muchos años, es fundamental en mi vida, no puedo estar sin ello. Somos cientos de miles las personas que lo usamos diariamente en España. Se vende alrededor de 200.000 unidades al año según datos del sector.
Estoy hablando de ‘earrings’, ‘prótesis auditivas’ o ‘sonotones’, llámalo como quieras.
Desde tu maravillosa plataforma quiero lanzar la reflexión al derecho de un acceso equitativo al aumento de capacidades (necesito aumentar mi deficiencia auditiva) sin sufrir los práctica de unos márgenes comerciales que sitúan a un único audífono con un precio equivalente a 9 AirPods Pro (18 auriculares), a 2 iPhone 12, a 24 HomePod mini, o a 1 MacBook Pro.
Creo que si esto no es públicamente conocido o la sensibilidad a la necesidad cubierta por un precio razonable seguiremos sin cambiar las cosas.
Enrique necesito tu opinión.
Mil gracias.
Eduardo, es un tema que me interesa muchísimo. Tengo casos muy cercanos, pero detecto un problema muy claro en la adopción: personas que claramente lo necesitan, pero no terminan de encontrarse cómodos con ellos, y no me parece que sea por un mal proceso de adaptación. Estoy al tanto de los avances del desarrollo de la tecnología en múltiples ámbitos (baterías recargables, perfiles auditivos gestionados desde el smartphone, etc.), pero no acabo de ver una adopción satisfactoria, y sí muchos problemas que culminan en aparatos que se dejan en un cajón… Como te digo, el tema me intriga mucho y me parece muy interesante.
Tu interés es para mi una alegría, sé que le darás vueltas, es un sector que necesita ser replanteado, unos usuarios que necesitamos su adopción y unas tecnologías que mejoran exponencialmente. Espero que esto repercuta en una mejor y accesible calidad de vida. Un fuerte abrazo.
Por mi edad, estoy rodeado de amigos que utilizan audífonos, y, a parte de lo caros que son, lo cierto es, que unos los soportan con tanta naturalidad como soportamos la chaqueta, que es otro «wareable» que nos libra del frío y otros muchos, pese a haberse gastado bastante dinero y haber tenido una fase de puesta apunto, muy cuidada, no los soportan y como bien dices, los audífonos terminan en la mesilla.
Y no es porque no amplifiquen el sonido, sino porque precisamente amplifican, tanto la voz, como el sonido ambiente, que les termina aturdiendo, porque los audífonos, no saben (aun), hacer lo que hacen los oídos, que es filtrar el sonido y dejar pasar a la mente, el sonido que queremos oír y reducir o eliminar el sonido que no nos interesa.
No lo entiendo bien, pues por ejemplo. en los smatphone se eliminan el ruido ambiente en gran medida,
No se si lo hace el micrófono, el proveedor del servicio o el altavoz, pero lo cierto es que el r sonido que llega a tus oídos, esta muy filtrado de ruido ambiente,
¿No se puede hacer algo así con los aut¡dífonos? .
Doy fe, mi madre se compró uno por 4.300 euros con el que oía un poco mejor, y cuando digo poco me refiero a un 5 % mas, y despues de un año duerme en un cajón por que dice que oye igual de mal y la molesta
Por lo que voy viendo, me parece brutalmente frecuente. Lo usan regularmente solo los que no podrían vivir sin él porque oyen muy mal. Los casos intermedios, cuando es una cuestión de comodidad (tuya y de los que te rodean, claro), se tiende a terminar prescindiendo de ellos, lo cual es una triste gracia considerando el precio que tienen!
Hola Enrique, me agrada mucho ver cómo reflexionas sobre este tema tan en boga actualmente. Nosotros que llevamos años en el sector estamos viendo una autentica revolución en estas fechas a causa del COVID. La generalización de herramientas como la telemedicina (teleconsulta médica) o el seguimiento a distancia de pacientes con el uso de wearables está en ebullición a pesar de las inversiones necesarias en una época de grandísima incertidumbre. No obstante, desde mi punto de vista lo que genera mayor incertidumbre a todas las partes es el vacío legal existente. Como suele suceder habitualmente, la legislación evoluciona de forma más lenta que la realidad, existiendo en la legislación española un vacío legal que provoca dudas en relación a temas clave como son la confidencialidad de los datos, la autoría de la historia clínica, la forma de identificación del paciente a distancia o el consentimiento informado.