La reacción de las instituciones educativas a todos los niveles ante las restricciones a la actividad presencial derivadas de la pandemia han sido muy variadas. En general solo aquellas instituciones que contaban con una práctica sólida de educación, con un alumnado con acceso a conectividad y dispositivos y con claustros de profesores ya formados en ella han sido capaces de mantener su actividad sin más disrupción que la que supone el cambio de entorno, mientras que otros – la gran mayoría – se han visto abocados a tratar de solucionar la situación de la mejor manera posible en el contexto de una emergencia.
Clases que continúan tan solo a medias, voluntarismo, ejercicios online considerados solo como complemento, alumnos sin acceso a ordenadores o a conexión, profesores que se limitan a asignar lecturas y poner ejercicios, o medidas como los aprobados generales se han convertido en tristemente habituales.
El problema que surge a partir de ahora es claro: lo que inicialmente parecían medidas de emergencia han dejado de serlo. Ahora, debemos prepararnos para la vida en un mundo en el que la cura o la vacuna para el COVID-19 va a tardar bastante tiempo en llegar, lo que implica que muchos personas y muchas actividades tendrán problemas y limitaciones de muchos tipos a la hora de reanudar su actividad. Durante mucho tiempo, las clases deberán estar a la mitad de capacidad, muchos alumnos o profesores pasarán por diversos grados de sintomatología y se verán obligados a confinarse, la asistencia será irregular, y muchas de las metodologías que antes utilizábamos dejarán de tener sentido.
El cambio no va a ser puntual, sino permanente: en el futuro, toda actividad educativa tendrá lugar no en modo presencial u online, sino en modo líquido, capaz de trasladarse de uno a otro soporte de manera inmediata y sin solución de continuidad, y de manera persistente a lo largo de toda la vida del alumno. En la realidad actual, todos estamos obligados a aprender y desaprender continuamente, y demandaremos los marcos conceptuales y las herramientas para ello. Las instituciones, los directores académicos, los profesores o los alumnos que no sean capaces de adaptarse a esa nueva situación, simplemente no tendrán plaza en ese nuevo escenario.
Este nuevo escenario conlleva muchos, muchísimos cambios. En primer lugar, y como cuestión obvia, surge la resolución del llamado digital divide: debemos entender que toda persona que pretenda acceder a la educación, considerada un derecho universal en muchos países, deberá tener necesariamente acceso a un ordenador y una conexión con un ancho de banda razonable. Este requisito elevará transitoriamente las barreras de entrada a la educación, y será algo que tanto instituciones como gobiernos tendrán que tener en cuenta incorporando los adecuados sistemas de becas, subvenciones, préstamos, donaciones, etc.
En segundo lugar, esto implicará que los profesores deberán, de manera obligatoria, reconsiderar todas sus metodologías y prepararlas para ese entorno líquido. Esto no será una opción: por muy exitoso que haya sido un profesor en el entorno anterior, deberá entender que esos tiempos no volverá, y consecuentemente, adaptarse a los nuevos. Esto deberá conllevar una actitud enormemente abierta para recibir formación en nuevas herramientas con una actitud positiva, para modificar sus temarios, sus metodologías de evaluación, y para entender el papel de cada elemento en ese nuevo entorno con procesos de aprendizaje redefinidos.
En tercer lugar, las instituciones, tanto educativas como normativas, deberán entender que, en este nuevo contexto, hay elementos metodológicos que pierden completamente su sentido. En un entorno online con acceso a información ilimitada, el foco en la memorística pierde su sentido, y lo cobran otros elementos, como el saber seleccionar y utilizar la información adecuada a cada contexto. Deberemos llevar a cabo una transición desde sistemas basados en exámenes que fomentan la retentiva, a otros basados en el desarrollo de proyectos o de trabajos. Los libros de texto como fuente única de conocimiento se convierten en anacrónicos, como lo hacen las supuestas sesiones magistrales en las que un profesor «recita» una lección para que sus alumnos tomen apuntes. En su lugar, tomarán protagonismo metodologías de tipo flipped classroom, en las que el alumno tomará el protagonismo en la preparación del material, y el profesor dedicará el tiempo de interacción – online o presencial – a proporcionar estructura, a aportar explicaciones en mayor profundidad o a la resolución de dudas.
Además, viviremos un auge de los sistemas sociales: los trabajos en grupo y la participación se convertirán en elementos fundamentales de la educación, dado que representan la forma en la que los estudiantes trasladarán los conocimientos adquiridos cuando se enfrenten al mundo. Deberemos evaluar no solo lo que un estudiante sabe o deja de saber, sino cómo lo utiliza para convencer a otros, para ser convincente en un grupo, para ayudar al progreso de la clase o para liderar la discusión. Las evaluaciones entre pares, o peer-review, se convertirán en ubicuas. Donde antes un profesor, en muchas instituciones, se basaba en una única interacción, el examen, para poner la nota, ahora veremos complejos sistemas en los que la nota se compone de participación, trabajos, proyectos, trabajos individuales y de grupo, notas asignadas por los compañeros, y posiblemente varios criterios más.
¿Qué herramientas utilizaremos? Muchas, muy variadas y en permanente evolución. Desaprende todo lo que creías saber de educación y, sobre todo, de educación online: esto es otra cosa. Los MOOCs y los sistemas en los que el conocimiento se almacena en un repositorio para que el alumno progrese en él a su ritmo solo han probado una cosa: que entre el 90% y el 95% de las personas resultan ser incapaces de completarlos. Si eso no supone un fracaso, no sé qué lo será.
No, la enseñanza online no consistirá en girar una manivela mientras los estudiantes aprenden por su cuenta. Al contrario: tendrá que ver con una implicación más fuerte de los docentes, que pasarán muchas horas en foros moderando conversaciones y abriendo nuevos hilos. Foros que tendrán que tener capacidades sociales avanzadas con las que ya nos hemos familiarizado (likes, favoritos, etc.), múltiples capacidades analíticas, y otras herramientas capaces de convertir las conversaciones en ellos en mejores y más profundas que las que se producen en un entorno presencial, y con mas oportunidades para la personalización y la adaptación a las características del alumno.
Pero obviamente, no todo serán foros. Además, veremos, por supuesto, herramientas de vídeoconferencia que posibiliten interacciones bidireccionales y ricas, pizarras electrónicas compartidas, utilidades de mensajería instantánea, gestores de contenido que utilizaremos como repositorios, herramientas de realidad virtual que ofrezcan experiencias inmersivas, herramientas de simulación, de proctoring, juegos de diversos tipos… toda una panoplia de funcionalidades que, además, evolucionarán constantemente y acompañarán al alumno durante toda su vida.
A todos los efectos, la enseñanza online ha dejado de ser una opción. El curso que viene, las instituciones que no sean capaces de ofrecer una metodología líquida que integre lo presencial y lo online sin solución de continuidad se verán sujetas a restricciones insostenibles, y tendrán serios problemas de continuidad. Lo que muchas este año han adoptado en un contexto de emergencia tendrá que convertirse, el curso que viene, en soluciones integradas, maduras y competitivas, capaces de brindar experiencias de aprendizaje eficientes, completas y satisfactorias. Un reto para todos: instituciones, profesores y alumnos, pero en el que la enseñanza podrá alcanzar una nueva dimensión, más adaptada al contexto, más flexible y, sobre todo, más lógica. En todos los sentidos.
ACTUALIZACIÓN (18/04/2020): la revista colombiana Semana cita este articulo en su reportaje titulado «Cinco formas en las que el coronavirus cambiará el mundo» (pdf).
ACTUALIZACIÓN (12/05/2020): Forbes Argentina cita este artículo en «Por qué la pandemia cambiará la educación para siempre» (pdf).
This article was also published in English on Forbes, «The coronavirus pandemic has unleashed a revolution in education: from now on, blended learning will be the benchmark«
… pero, en qué País creemos que estamos, ¿alguien ha visto cómo se dan clases de Rebotica en los Institutos de Enseñanza?, pues, un ordenador con un simulador Arduino para cada cuatro a ocho alumnos… ¡ de vergüenza!, y ¿vamos a apostar por las clases ONLINE con un ordenados para cada alumno?… ¡que venga Dios y nos lo cuente…
Entiendo que se refiere a clases online desde casa. Con el problema de desigualdad de oportunidades que eso conlleva:
«En primer lugar, y como cuestión obvia, surge la resolución del llamado digital divide: debemos entender que toda persona que pretenda acceder a la educación, considerada un derecho universal en muchos países, deberá tener necesariamente acceso a un ordenador y una conexión con un ancho de banda razonable.»
¿Cuanto es mucho tiempo? :
a) Unos dias
b) Unos meses
c) Unos años
Lo digo porque las medidas a tomar, dependen mucho de qué es «mucho tiempo». Durante unos dias, una parche de urgencia, hecho con Zoom puede ser suficiente., Para unos meses, la solución puede ser, el prolongado de los cursos y retrasar el examen, dar aprobado generales, o dar por perdido el curso y repetirlo
Y para varios años, evidentemente, es cambiar el método de enseñanza presencial, a enseñanza online para todos, .
En Australia hay niños que viven en explotaciones agrícolas, muy lejos de las ciudades y de siempre, ha habido para ello una enseñanza a distancia, que inicialmente, fue realizada por radio, que era bastante eficiente, dentro de las limitaciones del medio. Posiblemente se pueden aprender nucho del método pedagogico australiano, que supongo. (lo desconozco), habra evolucionado con la tecnologia.
Tambien ha habido, a mi modo de ver, muy mal organizada, la Univarsidad a Distancia en España, pero que seguro que algunas cosas que han hecho pueden aprovecharse, aunque como digo gran pasrte no tiene valor pedagogico, pese a lo mucho invertida en ella, le pasa como a los MOOC, que hay un a cantidad impresionante de alumnos que no llega a acabar el curso.
Pero cuando vuelva la normalidad, lo mas sensato parece volvamos a hacer la vida mas o menos como antes, (en la medida de lo posible), y así continuaremos hasta la proxima pandemia, que parecen tener una incidencia de una vez cada siglo. .
Hay que cambiar la enseñanza, porque han cambiado los objetivos de la misma, antes era proporcionar emnpleados de diferentes niveles profesionales, a la sociadad, hoy deberia ser proeparar ciudadanos para enfrentarse a los cambios que están por llegar. Eso independientemente que haya llegado un pandemia o no.
Entre otras cosas, supone la necesidad de formaciñon continua en vez de un solo periodo de formación en la vida y pudiera ser, que ahí tuviera su sitio la enseñanza on-line
Pero pasar de enseñanza presencia a on-line, solo porque ha habido una pandemia, no lo veo, ni necesario, ni conveniente para la mayoría de los estudiantes.
Entre enseñar y educar hay una gran diferencia. Hasta los seres humanos que hacen de modelos enseñan trajes de total fantasía.
Pero no lo digo para meterme con el autor de la entrada, que ya le conozco el temario «de clase» sobre esta materia. Ni siquiera ley la entrada.
Toda la rídicula situación que se sufre en el sistema «educativo» español, en esta pandemia, ya ilustra mejor que cualquier discurso o incluso tocho de ensaio sobre el tema.
Desde el profesorado (aquí las madres están respondiendo mucho mejor, por lo menos vía internet, denunciando el desaguisado), hasta el mando máximo ministerial (confiaba más en la Celaa), están haciendo aguas como si fueran el trasvase Tajo-Segura, totalmente desbordado. O para ser, más trágicos y poéticos, un segundo Titanic emulando al primero.
Porque en asuntos de educación España tiene una especial estima por joder todo intento de regenerarlo. Lleva siglos intentando hacerlo más europeo, lo cual en si mismo, tampoco garantizaría alcanzar cotas educativas de altura.
A fin de cuentas Europa, como pasó con Eldorado, tiene mucho brillo, pero sus pilas son simplemente alcalinas. Y si no que se lo pregunten a sus mandos, en la crisis económica pasada y en esta pandemia (como mínimo).
Enrqiue, cómo sería la educación online/líquida de los niños chicos? Tengo un niño de 5 años. Desde el cierre de las escuelas, le estan pasando alguna tareita diaria por una plataforma y eso es todo. Presencialmente debía estar en la escuela 7 hrs por día, lo cual más allá del aprendizaje, eran horas en que estaba cuidado y los padres podían trabajar. Que pasará con las matrículas? Aún están cobrando matrícula completa, y la propuesta de valor está enormemente disminuída.
Cierto que el artículo no especifica si la enseñanza online no es una opción para universitarios/másters o para niños de 5, 7, o 9 años.
Respecto al pricing, volvemos a lo del otro día, los que pagan 50K$ por curso no lo hacen para ver a su profesor por Zoom:
https://www.bloomberg.com/amp/opinion/articles/2020-04-04/coronavirus-u-s-colleges-and-universities-reach-breaking-point
Vengo a decir prácticamente lo mismo que algunos comentarios anteriores:
Enrique, por el perfil de alumnos que tienes es normal que veas posible, conveniente o incluso necesario un cambio a ese «modo líquido» que propones donde nos desenvolvemos tan bien tanto de forma presencial como online.
Sin embargo hoy por hoy esa transición no es posible en la mayoría de los casos, tanto por razones técnicas y de formación como (sobre todo) razones educativas y de organización social (los alumnos ‘están en clase’ ciertas horas).
Tardaremos más o menos pero volveremos a lo de antes. Trabajar o estudiar desde casa puede ser una experiencia interesante de forma puntual o intermitente pero psicológicamente cansa, es muy asocial y se acaban echando de menos las relaciones personales cercanas. En educación concretamente, sobre todo a edades tempranas, el contacto físico y las relaciones cara a cara son aspectos fundamentales que de ninguna manera pueden ser sustituidos por relaciones online. Y las escuelas también cumplen una función «guardería» no despreciable (¿dónde se quedan los niños mientras los padres trabajan?).
En realidad necesitamos volver cuanto antes a la ‘normalidad’ que teníamos y a partir de ahí planificar mejor cómo afrontar este tipo de situaciones de excepción. La nueva normalidad no puede ser que los niños no jueguen revueltos en el patio ni estar todos los días 6 horas recibiendo clases online (eso es una tortura, nada que ver con la educación en sentido amplio).
¿Dónde digo yo que la enseñanza online deba sustituir a la presencial? ¿De dónde sacas semejante barbaridad? Simplemente, digo que va a ser imposible desarrollar la enseñanza en presencial de manera normal durante mucho tiempo, porque las clases deberán estar más vacías, porque habrá alumnos que pillen catarros o gripes (o el coronavirus, o,lo que sea) y deban quedarse en su casa, o porque puede incluso que tengamos más confinamientos. Y en esos casos, deberemos tener una opción online tan buena, que un alumno pueda seguir la actividad académica desde su casa exactamente igual que si estuviese en el aula, en lugar de tener «un sustituto inferior». Eso solo se consigue con mucha formación, mucha voluntad de cambio, y mucha conciencia de los objetivos que buscamos. No interpretemos lo que yo no he escrito, por favor.
Tengo claro que no hablas de una sustitución total, ya lo recalco al comienzo de mi comentario anterior al mencionar tu cambio al «modo líquido».
Mis (nuestros) comentarios van en la línea de que la «actividad académica» de la que hablas y pretendes que (con gran esfuerzo por parte de los profesores) la sigan «desde su casa exactamente igual que si estuviesen en el aula» es sólo una parte de lo que abarca la EDUCACIÓN y no la más importante precisamente (sobre todo para niños y adolescentes).
Los principales problemas que surgen de que los alumnos no acudan a clase no se solucionan online, eso es lo que decimos.
En el fondo no creo que contradigamos lo que tú dices, sólo que el artículo está muy centrado en el aspecto académico y con comentarios del tipo de que los profesores pueden «mantener su actividad sin más disrupción que la que supone el cambio de entorno» se da a entender que todo puede seguir igual si los alumnos se quedan en casa, cuando no es así.
Es que TIENE que poder seguir igual, porque si no es así, tendremos muchísimos problemas con la gran cantidad de veces que van a faltar alumnos por estar malos, que un profesor va a tener que quedarse en casa, o que nos decreten un nuevo confinamiento. Y todo eso pasará, y o una ni dos veces. O rediseñas la educación de manera que se pueda pasar de la clase a la casa, del presencial al online, simplemente chasqueando los dedos, o tendrás un problema serio.
Vuelvo a preguntar ¿Cuanto tiempo crees que va adurar la pandemia?
Parece como que si en vez del coronavirus, estuvierramos hablando de de los piojos.
La pandemia durara lo que dure. Pero sus efectos durarán mucho tiempo, porque no volveremos a sentirnos seguros al lado de una persona que tosa o moquee persistentemente. Eso que hacíamos de ir a trabajar o a clase cuando estábamos malos para no perder un día, no lo volveremos a hacer. Nos enfrentamos a un cambio social en la percepción de las enfermedades, y eso llevará a que durante mucho tiempo, las clases estén menos llenas, un número constante de alumnos se quede en sus casas, y a veces algún profesor. Antes, si me levantaba con catarro, hacía lo que fuese para ir a clase para no tener que suspenderlas o reasignarlas. Ahora, sé que si hago eso y voy a clase enfermo, no solo seré un irresponsable, sino que mis alumnos me mirarán como si fuera un terrorista. Y ya veremos qué hago en mis épocas de alergia, febrero-marzo (cupresáceas) y mayo (olivo), en las que parezco acatarrado aunque no lo esté… si mis alumnos me ven moqueando todo el tiempo, van a estar bastante más preocupados de no acercarse a mí que de lo que les vaya a contar…
¿Cuanto es, según tu opinión «lo que dure»?, Dias, meses o años,
Segun la mia, no llegara un mes después del fin. de la pandemia.
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Totalmente de acuerdo. Además añadiré que, le privacidad de mi casa y de los que conviven conmigo no está en mi contrato de trabajo.
Buenas noches, la verdad que ahora podemos darnos cuenta que la inteligencia emocional que el ser humano tiene y de las multiples inteligencias,confirma que hay mucho que trabajar en nuevas generaciones.Es un desafio poder hacer del recurso de la tecnología nuestra unica alternativa EN ESTE MOMENTO Y UN FUTURO que no sabemos cuanto ha de durar.El caso es que la metodologia presencial no puede ser reemplazada quizas intentar que la educacion no se estanque.Pero el hecho de interactuar y socializar es un reto que se trabaja en clase.Habran millones de opciones intercibernauticas …. pero les comento que los muchos modelos que se han querido seguir aquí en Perú de alguna manera ha tenido dificultades .Con mucho respeto digo que en mi opinion hay realidades que no se han podido ajustar a modelos europeos por muchas carencias en sectores donde no hay banda ancha recursos, etc.. Funcionan en otros donde por supuesto se cuenta con lo requerido.
Con el deseo que nuestro sistema educativo se alinee y poco a poco se alcancen objetivos de aprendizaje.
Pienso como Asier, creo que Enrique estás confundiendo tu alumnado con el de otros niveles inferiores en edad.
Y por favor, ¡qué intolerancia tiens a la memorización! ¿De veras quieres que tus hijos lleguen a los 18 años incapaces de calcular un porcentaje simple sin necesidad de calculadora por no saber las tablas de multiplicar? ¿O que crean que Napoleón es un cantante mexicano? ¿O que no sepan si Cuenca está en España o en Marruecos?
Vaya, la verdad es que yo no. Y soy psicopedagogo. Pero señor, una cosa es buscar que los niños hagan algo más que memorizar y la otra es desterrar ése ejercicio del proceso de aprendizaje y demonizarlo por el camino.
Vaya soberana tontería. El que no recuerda no sabe.. así de simple. Aunque lo contrario no sea cierto: se puede recordar mucho pero no saber de nada.
Y por cierto -ahora te hablo como profesor de matemáticas (primaria, secundaria y universidad)- las matemáticas necesitan un solo libro que se explique perfectamente bien (ejemplos, contra-ejemplos, ejercicios resueltos, etc…) para enseñarte casi a llegar a la luna.
La suma de fracciones toda la vida será igual, como lo será resolver una ecuación de primer grado o calcular porcentajes, o seccionar un cubo de datos de big data. Lo único que necesitas es un buen material impreso/filmado que TE LO TRAGUES desde la primera letra hasta la última y practiques!
Cuánta imaginación con ensalzar esa supuesta ubicuidad del conocimiento. No hay tal ubicuidad para ciertas cosas que son bien concretas y especificas!
Y por cierto, ¿si sabes lo que es el «curriculum oficial educativo»? Muy resumidamente es una lista inacabable de conocimientos, habilidades y actitudes que se pretende conseguir que los alumnos de un cierto nivel/ciclo educativo alcancen. Me remito al ejemplo de las capitales. Yo quiero que mis hijos (y los de mis vecinos) SEPAN ALGO DE MEMORIA… no que sepan manejar muy bien el google para buscar lo que necesiten saber. Y te lo dice uno que prácticamente adora internet y todas las posibilidades que significan para el desarrollo humano. Pero no mezclemos churras con merinas por favor. Lo cortés no quita lo valiente. Y tener la cabeza bien amueblada no es incompatible con saberse las tablas de multiplicar, la tabla de los elementos químicos o las capitales y paises.
Me gustaría saber cómo fue tu experiencia en la escuela… porqué realmente a veces flipo con ciertos (pre)juicios de valor que emites. Vaya, o eso, o es que ya te has olvidado y en tu mente tienen mucho más peso tus últimos 20 años como profesor de postgrado.
Y todo esto te lo digo sin delicadezas, porqué parece que a ti tampoco te gustan las delicadezas a la hora de evaluar las prácticas y criterios educativos de otros.
Saludos!
Me preocupa mucho que siendo una persona supuestamente formada y además, profesor, puedas interpretar lo que lees de una manera tan espantosamente distinta a lo que yo escribí. ¿Dónde digo yo que los alumnos tengan que ser ignorantes? Vamos a ver: si alguien «es incapaz de calcular un porcentaje simple sin necesidad de calculadora por no saber las tablas de multiplicar, cree que Napoleón es un cantante mexicano o no sabe si Cuenca está en España o en Marruecos, es un puñetero ignorante, y eso no tiene nada que ver con memorizar. No memorizar no equivale a tener el cerebro en blanco, no digas tonterías. No memorizar implica que por la forma de aprender, el alumno maneja esos conocimientos, los busca, interactúa con ellos, escribe sobre ellos, y las cosas se le fijan en la memoria en función del uso – siendo profesor deberías entender la neurofisiología de la memoria, pero visto lo visto ya me da miedo preguntarte por eso. Lo que yo digo que no debe existir es la metodología consistente en «chaparse» un libro, aprendérselo de memoria para vomitar lo que te has aprendido en un examen, no que un alumno no deba ser capaz de memorizar nada. Ahora reléete, piensa en la estupidez que has escrito, y ponte de cara a la pared con los brazos en cruz durante media hora :-)
Por no hablar del deporte, otra cosa que ha de fomentarse en la edad escolar, ¿Como entrenas un equipo de futbol por Zoom?
¡Pero qué manía! ¡¡QUE NO HABLO DE SUSTITUCIÓN, COÑO, HABLO DE COMPATIBILIDAD!!!!! ¿Qué leche de entrenamiento de fútbol va a hacer un crío cuando está enfermo en casa? ¿Y cuando lo está el entrenador? ¿Y cuando se cierra el colegio por otro confinamiento? Estamos hablando de enseñanza líquida, es decir, de que las clases puedan pasar de presencial a virtual inmediatamente para cualquiera de los actores implicados, NO DE PRESCINDIR DE LO PRESENCIAL!!!!!!! De verdad, leéis lo que os sale del higo y criticáis por criticar.
Enrique, ¿qué recomendaciones darías para documentarse sobre cómo hacer esta transición para enseñanzas artísticas, como por ejemplo el piano? Es decir, para enseñanzas en las que la interacción es individual y muy cercana (incluso con correcciones posturales, técnicas). Es todo un reto que merece explorarse. Pero no he encontrado ningún sitio que realmente apueste e innove y lo que ofrezca ayude a aprender como lo hacían las clases presenciales individuales. Gracias!!!
Gracias por el artículo. Estoy en general de acuerdo, pero sobre esta frase: «En un entorno online con acceso a información ilimitada, el foco en la memorística pierde su sentido, y lo cobran otros elementos, como el saber seleccionar y utilizar la información adecuada a cada contexto.» en línea con otros comentarios anteriores, no creo que hay que jubilar tan alegremente los metodos memorísiticos. Creo que son parte esencial, y que la memoria es la materia prima de la creatividad. Además lo veo ajeno al tema del artículo: el argumento tendría sentido en todo caso comparando disponibilidad de Internet o no, cosa que no es lo mismo que clases presenciales u online: es decir, el argumento es muy similar antes o después de la pandemia.
Eso es, a lo que tiene que evolucionar la enseñanza es a lo de Matrix: llegas, te cargan y te vas sabiendo.
Buenos días:
me parece un buen artículo desde todos los puntos de vista. Soy docente, madre y he recibido educación formal y no formal tanto presencial como on-line.
La educación primaria, secundaria y bachillerato de este país, en general, propone un sistema de evaluación donde la nota sobre todo sale de lo que el estudiante obtiene en su examen, la pretensión es que esto fuera cambiando evaluando otros aspectos, pero en la mayoría de los casos, el profesorado dice que la calificación que obtienen en los exámenes confirma la nota de lo demás, esto, solo es fruto de que a los docentes todavía les cuesta mucho pasar a otro modelo. Las razones son muchas (pereza, inexperiencia, miedo, falta de tiempo y nula ayuda por parte de las administraciones competentes).
Aprender es memorizar, entender y relacionar saberes, es expresarte adecuadamente de manera oral, escrita, mediante el dibujo y el cuerpo, es escuchar, saber abstraer, contextualizar, empatizar, etc… Memorizar para recordar es esencial, pero solo tiende a hacerse para pasar un examen, y es necesario usar otros métodos también, para que eso suceda de manera más efectiva, y por que no, amena. Uno de los grandes males de quienes programan qué enseñar y la metodología es que piensan que el hacer, está reñido con el pensar, como si la mano cuando dibuja, por ejemplo, se moviera ajena a lo que le dicta el cerebro, y así estamos, teorizando sin practicar apenas, cuando ambas cosas deben ir juntas.
El primer problema de fondo es que metodológicamente nuestro sistema, en general, todavía no está maduro en enseñanza presencial y hacerlo de manera on line, confirma que las herramientas virtuales se tienden a usar para continuar con lo que ya hacíamos, por que la herramienta, per se, no estimula ni el trabajo colaborativo, ni los proyectos ni la interdisciplinariedad, si quien está detrás no lo aplicaba ya antes.
El actual proceso que estamos viviendo es útil para repensar el sistema y darnos cuenta de que hay partes buenas en cada cosa, francamente, es cansado que tendamos más a enfrentar y buscar la polémica, en vez de a construir. El horario educativo, a partir de secundaria son unas 7 horas diarias, con el correspondiente madrugón, sobre todo es útil para que nuestros hijos estén en un espacio cuidado mientras los padres trabajamos fuera de casa, por que de lo contrario, con 4 horas de presencialidad podría ser más que suficiente.
Cuestiones como la educación líquida, vida, etc. de la que hablaba Bauman han venido para quedarse, lo que nos toca hacer es aprender a hacerlo lo mejor posible. No es un mal reto, a pesar de las dificultades, por que abre horizontes estimulantes. Otra cosa será como los gobiernos se ponen las pilas para eliminar la brecha digital para garantizar recursos para todos. Esperemos que esta crisis no sirva para eludir las responsabilidades educativas, sanitarias y medioambientales, que ya teníamos que haber atajado hace décadas, escudándonos en las carencias económicas.
Saludos.
Creo que todo evoluciona nada está exceptuado, y por ello la educación también, pero nunca aceptamos esos procesos evolutivos, y ponemos justificaciones mediáticas que lo único que hace es dilatar más los sufrimientos tanto de profesores como de los alumnos.
Ayer estuve hablando un buen rato con el director del instituto de mi hija y me comentó varias cosas:
– Los profesores no saben (o no quieren) utilizar las herramientas de internet. Los cursos son voluntarios y hay profesores que no tienen interés en acudir.
– Hay bastantes alumnos sin conexión a internet o con conexiones únicamente en el móvil y sin un ordenador donde trabajar.
– Los profesores no saben como evaluar a los niños las tareas que hacen a través de internet (eso también es por desconocimiento de las herramientas y su actitud)
– Dar clases a través de videoconferencia no les gusta por la privacidad.
Con eso quiero decir que en las actuales circunstancias es complicado tener clases a través de internet. Tenemos mucho que avanzar en ese sentido.
Hola, me parece tu opinión muy coherente con lo que está pasando, en lo referido a que para aprender en un ambiente virtual en el que el gobierno nos dice que debemos ingresar para no quedarnos atrás, se olvidan de muchas cosas, muy de acuerdo en la infraestructura que se requiere, acceso a internet, acceso a dispositivos que se conecten a internet, la velocidad, donde hay comunas sin acceso a internet, otras con intermitencias, otras de bajo ancho de banda, otros simplemente de acceso a redes sociales.
En segundo lugar cuando hablamos de aprendizaje virtual tenemos que situar el tipo de alumno, no es lo mismo un alumno en primero básico que un alumno ya en enseñanza media. Si bien el primero está comenzando su etapa de educación formal no tiene estructuras de trabajo para esta nueva forma de enseñar y más bien la complejidad que un docente desarrolle material se torna un tremendo desafío, pues requiere en esa etapa el apoyo de la familia, la socialización con sus pares y un fuerte apoyo del docente y otros profesionales en caso de detectar problemas de aprendizaje, en el segundo caso nos encontramos con estudiante que principalmente su grado de doctorado lo tienen en el uso de las redes sociales, principalmente haciendo un clic en me gusta y escribiendo pequeñas frases en los comentarios de amigos, en este caso la motivación, la autodisciplina y la mayor cantidad de contenido que debe adquirir lo hacen aún más difícil para el docente, tomando en consideración que este alumno está solo solo con su aprendizaje, no tiene una red de apoyo que lo pueda ayudar a aprender con el primer caso que puede apoyarse fuertemente en la familia.
Para ir terminando hoy la educación virtual llegó para quedarse, este nuevo escenario pone en desafío a docentes que nuevamente deberán adaptarse ellos y adaptar los contenidos que presentan entendiendo que deberán preparar material pensado en la propia autoinstrucción del estudiante, ese cambio de paradigma hace que existan profesionales que sean capaces de revisar el material, asesorar a estos docente, en la actualidad no hay muchos de estos profesionales, a su vez, subsector que capacite a estudiantes en el uso de diversas plataformas para desarrollar en el estudiante habilidades para la vida estudiantil y futuro laboral, hoy con los objetivos transversales de informática que son una declaración más que la acción, nuevamente y tristemente los alumnos solo usan la tecnología de acuerdo a las habilidades de quién es su docente, si este no las tiene tristemente será una experiencia de ver por fuera la tecnología y no su potencialidad.
Atentamente, Pablo Pacheco
Quiero resaltar de tu artículo el concepto «líquido». Comparto tu idea y enfoque del artículo, pero me parece muy importante resaltar ese concepto para no olvidar la «educación» presencial.
«Educación» con paréntesis, porque no me refiero al concepto de aprender materias, sino convivencia, en la construcción del sujeto social. Aprender a convivir con personas que opinan diferente que nosotros. Aprender que tras un perfil, un sujeto virtual, hay una persona. Me preocupa la radicalización y desprecio que se está generando, suprimiendo el debate por supremacías ideológicas, sin importar quien haya detrás, su contexto o sus circunstancias.
El concepto de «líquido», además de educación en materias, debe dirigirse a la construcción social del sujeto tanto en lo presencial, como en lo virtual.
Estupendo artículo. Nos lleva a mirar nuevas experiencias y aprendizajes que sin duda cada día serán más retadores y requiere de nuevas competencias no sólo a nivel cognitivo, también competencias emocionales y relacionales.
Los profesores deben ser los primeros a incorporarse en esta nueva era de la Transformación Digital. Debemos considerar incluir materias asociadas a la gestión emocional, gestión del cambio, gestión de las relaciones, y gestión del contexto.
Quizás me inquietan aspectos como: la resistencia al cambio de los docentes, la accesibilidad a la educación en localidades distantes o carentes de equipos e internet, las maneras de evaluar los objetivos y la creatividad para activar el «Cerebro Emocional» para que el proceso de aprendizaje sea significativo (disfrute, aplicable, divertido, creativo).
El camino a transitar es largo… los países en desarrollo apuestan a ello, el resto lo mira con asombro y con expectativas no tan favorables. Esto apenas comienza!