Muy interesante el estudio que The New York Times ha llevado a cabo sobre las pautas de uso de internet durante la pandemia, publicado bajo el título «The virus changed the way we internet«.
En el artículo, aparte de cuestiones escasamente sorprendentes como el fuerte incremento en el uso de software de videoconferencias, utilizadas tanto para trabajar (Zoom, Teams, Webex, etc.) como para estudiar (Google Classroom, etc.); la subida de los videojuegos, de algunas redes sociales y de los servicios de streaming; o la caída en el acceso a sitios de información deportiva, podemos ver otras tendencias más sutiles, pero igualmente muy interesantes: el uso, por ejemplo, de páginas de información generalizada como Wikipedia cayó a partir del momento en que se anunció el primer fallecimiento debido a la pandemia hasta hace menos de una semana que ha vuelto a repuntar, mientras se incrementaba fuertemente el acceso a páginas como la del Center for Diseases Control and Prevention (CDC) o la de la Johns Hopkins University dedicada al tema.
Las páginas dedicadas a noticias muestran también un comportamiento muy interesante: los medios locales o los más consolidados han experimentado incrementos generalmente elevados de entre el 50% y el 150%, mientras que los medios más fuertemente editorializados o con una orientación política más evidente han mantenido su audiencia relativamente constante o, en algunos casos, la han visto disminuir. En momentos de incertidumbre, todo indica que los usuarios buscan referencias válidas y conocidas, independientemente de que después se puedan creer la última estupidez que reciban en un grupo de WhatsApp y fuercen a la compañía a limitar el reenvío de mensajes.
El temido efecto saturación que algunos esperaban al principio del período de confinamiento no se ha producido: el dimensionamiento de las redes por parte de los proveedores de acceso es ahora, en plena época de Netflix y de otros servicios que el usuario mantiene activos a menudo durante muchas horas, muy distinto al que se hacía hace años, cuando lo esperable era que un usuario en raras ocasiones mantuviese una utilización exhaustiva durante un tiempo prolongado. El diseño a prueba de bomba de unos protocolos de red ideados durante la guerra fría para resistir incluso una destrucción de parte de las infraestructuras ha sido capaz de resistir el tirón de la cuarentena, y se ha convertido en el refugio de muchas de nuestras actividades.
¿Cómo se han alterado tus patrones de uso de la red durante el tiempo que llevamos confinados en casa? ¿Han surgido nuevos hábitos, o sigues haciendo más o menos lo mismo que hacías antes? ¿Cuántos de esos hábitos crees que son susceptibles de persistir cuando el período de confinamiento termine?
This post is also available in English on my Medium page, «How the coronavirus lockdown is shaping our internet use«
La jubilación es una especie de segunda adolescencia, pero sin la presión excesiva de un futuro obrero/estudiante, ni la de una sexualidad altamente cargada de pesadumbres y sutilezas varias.
Navegar sin remo, vela o motor resulta muy agradable, y muy fácil. Y el universo virtual está demasiado florido para que no te falten más horas de «ocio», de las que podías tener en plenas vacaciones antes de la jubilación.
Una guerra se mete hasta el tuétano, aunque uno intente no sufrirla demasiado. Diría que incluso sin que toque directamente tu espaciotiempo vital.
En una pandemia, como en la espera por la muerte hay mucha opción para tomarlo con calma. Siempre que durante tu infancia y adolescencia te preocuparas por llenar la mochila vital, de herramientas favorecedoras para la resolución de problemas de todo tipo.
No hubo que esperar a ningún Amazon para estar provistos del material necesario. Ni del mundo virtual (realidades aumentadas y diversas cacerías mentales). Solo cumplir una serie de requisitos que el ADN humano tiene marcados, para una buena adaptación al ecosistema donde nos toca vivir. por muy agobiante que sea, hasta ciertos límites (por ejemplo la guerra antes mencionada)
Así que no se si responde a la pregunta, pero no hay motivos para cambiar demasiado la espera del fin de esta «pandémica adolescencia». Por supuesto en mi caso.
Y hechos puntuales, como comprobar que los políticos de derechas fueron nefastos (en España) desde que se fue el Adolfo Suárez, por ejemplo, y que los políticos de izquierda (autoproclamados) no dan la medida ni siquiera de un político ateniense normal (clásico) , ¿que se puede esperar en cuanto a cambios reales?
Ya lo dije varias veces, con estas alforjas no veo nada claro el viaje hacia un futuro postsapiens. De hecho, hasta dudo mucho que esta versión de ser humano alcance a proyectar, un modelo algorítmico (o mismo de IA) que sea capaz de evita la involución que tanto nos gusta favorecer.
El coronavirus nos está demostrando, entre otras cosas, que esa «capacidad a prueba de bomba», forjada durante la Guerra Fría, no deja de ser una burbuja autohinchada con gas altamente tóxico.
Estoy cursando online tres materias de la carrera al mismo tiempo así que le dedico al estudio no menos de 9 horas al día (pomodoro mediante).
Noticias y fuentes de información, las de siempre, las confiables. Pero solo online.
La tele para mí es como algunas personas: dejé de frecuentarla hace mucho, porque no tiene nada útil, seductor ni interesante que me pueda ofrecer. En mi vida, tiene la importancia y el lugar del telégrafo.
Reconozco que, si no tuviera internet, (pero sí el material de estudio) no tendría tanto problema, pero hay que valorar que, en estos tiempos de cuarentena y encierro auto impuesto, la comunicación online (video, WhatsApp, Messenger, Facebook, etc.) con los seres queridos es valiosísima. Eso hace la vida y la cuarentena, mucho más llevadera, en mi caso, por lejos.
Sé que dirán que no, que no es necesario ni importante, que para eso estudiaron y se formaron, pero cuando todo esto pase, hay que plantearse elevar a la categoría de semi dioses tanto a Vinton Cerf cómo a Robert E. Kahn por el protocolo TCP/IP que nos legaron.
Mi navegación por Internet no ha variado en exceso. Navego algo mas, puesto que antes, todas las mañanas solia pasear, (y tomerme tranquilo un cafe), de 8,30 a 11 y ahora como no paseo me conecto antes.m aproximadamente a los 9 o 9,30
Una vez hago video converencia y nos tomamos un cafñe cada uno en su casa, conlos que sol´´ia pasaar y realmente hay pocas novedades más.
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Comencé un tutoial de Processing, pero para qué vamos a engañarmos, mi cabeza no es lo que era y mi voluntad tampoco. Asi que sigo manejando el LOGO, que lo domino bastante bien y puedo hacer con él, más o menos, lo que pensaba hacer enn Processing.
Solo he cambiado una costumbre, ahora busco algo que poner en mi Facebook, que pueda distraer al personal y que no trate ni de lejos el tema de la pandemia, pues creo que la gente precisa ahora pasar, una parte del tiempo al menos, pensando en otras cosas. Es mi modesta aportacion contra lo que tenemos encima. Eso me lleva a estar quizá un poco de tiempo mas de lo normal, en Youtube y realmente estoy decubriendo cosas de grandisima calidad y muy interesantes.
He hecho algunas videoconferencias con ZOOM por primera vez. Han sido experiencias muy interesantes que me han permitido contactar con gente de todas partes del mundo de una forma muy enriquecedora. Mi modo de usar internet va a cambiar de forma permanente.
Quizá lo que pasa es que la forma de vida normal de un e-jubilado (era informático), es que difiere muy poco de la vida en cuarentena.
Salvo lo que es el paseo diario y exporádicas salidas sociales, me pasaba colgado de Internet casi todo el dia.
Porque por mi mala vista, leer papel se me pone muy molesto, prefiero leer en pantalla. y porque hace años, que en mi casa no se enciende la TV, pues tiene la virtud, no de aburrirme, cosa que sería soportable, sino de ofender mi dignidad como persona, al imaginar qué opinión tienen sus dirigetes sobre el género humano en su conjunto..
Realmente internet es sin duda muy bueno, pero todo está en el uso que tu le des, pero tiene muchisimas cosas buenas, que nos facilitan la vida de una manera impresionante, como por ejemplo, la herramienta Zoom, la cual es muy buena y podemos hacer reuniones, e incluso hablar con todos nuestros familiares.