Guillermo Piernavieja, director de la revista Aseguranza, me entrevistó tras leer mi reciente libro, «Viviendo en el futuro«, y en particular, después de ver el capítulo 8, titulado «Seguro como un banco», en el que hablo del futuro de actividades vinculadas al sector financiero, concretamente banca y aseguradoras, con perspectivas muy desiguales para ambas – pesimistas en el primer caso, pero optimistas en el segundo.
Una entrevista larga (siete páginas), pausada, hecha con calma y dedicación, con muchas fotos y con un componente de retrato personal importante, que además Guillermo tuvo el detalle de poner en portada del número de enero de la revista, bajo el título «Evolucionaremos hacia una sociedad que valore muchísimo más la felicidad» (pdf, 12.7MB). Una de esas entrevistas que tienes que enviar a tus padres para que puedan presumir de hijo :-)
Hablamos sobre mi preocupación y mi nivel de movilización con respecto a la emergencia climática y su relación con el futuro del negocio asegurador, el papel de las generaciones más jóvenes, el mercado del automóvil, tecnología y disrupción, la evolución de banca y aseguradoras, la evolución del dinero y las criptomonedas, los datos y el conocimiento del cliente, los hogares y las ciudades del futuro.
Dudo mucho que se pueda valorar, en cifras definidas, ese concepto llamado felicidad. Algo muy difícil de definir y más de cuantificar. Y sobre todo muy prostituido, precisamente por esta sociedad, tan favorecedora de la confusión entre caminos y metas. Y no hablamos de las metas del atletismo, hablamos de las metas que siempre quedarán más allá de nuestro alcance humano. Decir que alcanzaremos la felicidad, es como decir que la evolución tiene una fecha de caducidad. ¡Que tristeza!
Como la justicia o el poder, son conceptos que la sociedad humana ha devaluado a lo largo de la historia. Se puede encontar actualmente a un sucesor franquista (autoafirmando), esencia del liberticidío, diciendo que un gobierno de coalición (autoafirmado de izquierdas, enemigo jurado del franquismo) pretende acabar con la libertad.
Si en algo tiene valor lo de «cada uno habla de la feria…» es precisamente hablando de libertad, educación… y como no de felicidad.
No hay más que ver como se fue prostituyendo la palabra hedonismo, por ejemplo, desde que los pensadores griegos definieron ese concepto. Al cristianismo le gusta mucho tirar piedras a las adúlteras (así como adulterar las palabras), por mucho que el primer Cristo les dijo lo contrario.
¿Que pretende asegurar cualquiera de las aseguradoras existentes, para hacer algo diferente : el «valor» de la pobreza?