Jack Dorsey, CEO de Twitter, anuncia en un hilo en su cuenta su decisión de que su compañía deje de aceptar anuncios de campañas políticas, argumentando que el alcance de un mensaje político debe depender de decisiones libres de las personas cuando deciden seguir una cuenta o retuitearla, y no porque alguien ha pagado para forzarles a recibirla. El mensaje político en una red social debe ser ganado, no comprado. Para Dorsey, «si bien la publicidad en Internet es increíblemente poderosa y muy efectiva para los anunciantes en entornos comerciales, ese mismo poder conlleva riesgos significativos para la política».
La decisión de Twitter, que apunta claramente a las elecciones presidenciales de 2020 y que obviamente supone la pérdida de una interesante fuente de negocio para la compañía, hace caer ahora todo el peso de la responsabilidad sobre la otra gran plataforma social, Facebook, que sigue pretendiendo defender, con el supuesto y débil argumento de la libertad de expresión, la decisión no solo de permitir campañas políticas, sino también la de no censurarlas aunque contengan mentiras.
Si hay un momento que definió la importancia de que las plataformas tomen responsabilidad por lo que ocurre en ellas, ese fueron las elecciones presidenciales de 2016. En ellas, las redes sociales dejaron de ser utilizadas simplemente como una manera de hacer llegar un programa a unos electores, y pasaron, en gran medida debido a la influencia de potentes actores extranjeros, a ser un vehículo para polarizar a los electores mediante noticias falsas, redes de cuentas falsas que simulaban actividad genuina de supuestos ciudadanos norteamericanos, y pretendidas asociaciones ciudadanas que resultaron ser igualmente falsas. Toda esa actividad no genuina estuvo además suplementada por una fuerte inversión en publicidad por parte sobre todo de uno de los candidatos, que optimizó ese tipo de mensajes hasta el límite y los utilizó activamente con mensajes divisivos para incendiar y provocar a amplios grupos de votantes.
Las elecciones presidenciales de 2016 cambiaron los Estados Unidos no solo porque llevasen a la Casa Blanca al presidente más patético y ridículo de la historia, que ha conseguido destrozar la imagen del país tomando decisiones claramente irresponsables delante de todo el mundo, sino además, porque abrieron la posibilidad de que una campaña política se convirtiese en una pantomima constante, en un «vale todo» en el que cualquier mentira puede ser difundida en cuestión de pocas horas, y enviada con un auténtico francotirador a aquellos más susceptibles de reaccionar ante ella, saltándose todos los controles habitualmente establecidos en plataformas clásicas como radio, televisión y demás medios convencionales.
El momento actual es delicado, porque todo indica que en las elecciones presidenciales de 2020 veremos el mismo tipo de estrategias que buscan la polarización, y viniendo además del mismo candidato: una auténtica corrupción de la democracia que permite cualquier cosa, sea mentir, insultar, difamar o manipular, y la convierte además en algo al alcance de cualquiera. Algo con lo que Mark Zuckerberg y Facebook han decidido abiertamente, además, seguir siendo cómplices.
Es muy posible que todos los candidatos en una campaña electoral mientan. Que la mentira sea una de las armas más frecuentemente utilizadas en campaña electoral, y que nunca nos hayamos planteado que sea nadie más que el votante a quien corresponda decidir si los mensajes que escucha son ciertos o no. Sin embargo, entre las mentiras que un candidato dice en un debate, en un cartel en la calle, en un anuncio de la televisión o en la radio o en una entrevista, y las campañas en redes sociales que buscan intencionadamente hacer llegar un mensaje a los más susceptibles de creérselo y compartirlo, al tiempo que, mediante redes de cuentas falsas, se trata de amplificar y de simular un gran soporte popular a esas mentiras – una técnica conocida como astroturfing – existe una gran diferencia. Lo primero es «la política de toda la vida», lo segundo es un auténtico y literal «vale todo». Y en política, como en otros aspectos de la vida, el «valetodismo» nunca es bueno.
Obviamente, la decisión de Twitter no implica que el problema desaparezca: queda precisamente toda esa gran parte de la actividad política que se desarrolla sin etiquetar, con mensajes lanzados desde cuentas falsas, con esas redes que simulan apoyo a un candidato y que son en realidad zombies manejados desde los gabinetes de comunicación de los partidos. Una gran parte de esa actividad no genuina tiene lugar sin que sus últimos responsables se identifiquen como tales, a través de sistemas que pretenden que son personas reales las que están detrás de determinados mensajes. El trabajo para las plataformas no termina simplemente prohibiendo que los candidatos gasten sumas millonarias en anuncios en los que, en su línea inferior y en letra pequeña, dice «anuncio pagado por la campaña de Fulanito». Pero puestos a poner en marcha sistemas de detección de esa actividad no genuina, es claramente mucho mejor que las decisiones que tomen las plataformas no estén influenciadas por el hecho de que quien esté detrás de la misma sea precisamente quien más dinero les paga.
Con su decisión, Twitter se distancia claramente de Facebook y deja claro qué compañía está dispuesta a adquirir responsabilidad sobre lo que ocurre en su plataforma y cuál no, cuál de ellas tiene estándares éticos y cuál carece completamente de ellos. Alguien que sabe perfectamente lo que ocurrió en 2016 y que está inequívocamente dispuesto a ni hacer nada para evitar que se repita en 2020 deja muy clara cuál es su naturaleza, y cómo de inexistente es su compromiso con la ética. La decisión de Twitter es la prueba, una prueba contundente que señala a Mark Zuckerberg con el dedo y le dice a la cara que es un irresponsable y un sinvergüenza. Así, con todas las letras. Por sus hechos los conoceréis.
This article was also published in English on Forbes, «Twitter, Facebook and acting responsibly«
Voy a hacer una predicción: va a volver a ganar Trump, aún con Facebook posiblemente uniéndose a esta medida. El impacto de esta va a ser mínimo.
Por cierto, aquí en España (no conozco la situación en EEUU) la polarización en la política no la han introducido las redes sociales, se han encargado los propios políticos. Esos que velan por la partitocracia antes que por cualquier otra cosa. Sistema sobre el que se ha construido tu apreciado Estado de Derecho.
Vaya flechita,
repite «nuestro apreciado Estado de Derecho»
y gracias a Dios por no ser «tu caduco Estado de Derechas»
ese que maneja las cuentas de FB, y luego su lider pone cara de tonto, nosotros no hemos sido…
¿De dónde has deducido que yo soy del PP en el comentario anterior?
Porque critico al sistema político no a un partido concreto.
Entiendo y comprendo la postura de Twitter, No quiere que los políticos entren en Twitter para que no nos «convenzan» a golpe de talonario. Lo que no llego a entender es por qué, consideran que es mas peligroso que nos «convenza» un político, que una marca de coche. o un supositorio contra el estreñimiento. ¿Acaso teme que las intenciones de los políticos sean menos interesadas, de lo que son las intenciones del fabricante de coches o supositorios?
Es «posible», incluso «probable», que un político lo haga por llegar a ocupar cargos donde poder tener ventajas materiales, pero no es seguro. Es mas, seguro que hay políticos «idealistas» que solo pretenden lo mejor para la sociedad, pero no hay un solo fabricante de bienes de consumo, que no pretendan lisa y llanamente, que el usuario compre sus productos, para enriquecerse con ello.
Lo razonable, según ese razonamiento, sería por lo tanto, autorizar solo a los «politicos» a hacer su campaña electoral y eliminar cualquier publicidad de productos a la venta, Se equivocarían muchas veces, pues muchos políticos tendrían intenciones «perversas», pero no se equivocarían en todos los casos.
Pensar que un político tiene peores intenciones que un comerciante es tener muy pero muy mala opinión de política. ¿Era acaso Obama un estafador? Pues fue de los primeros que utilizó Twitter en su campaña.
Ahora «Unidas Podemos» está haciendo una intensa campaña en la «nefenda» Facebook, ¿Lo hacen para poderse mantener a Irene Monterio e Iglesias, en el machito, hasta que paguen los plazos del chalet de Galapagar? – Yo sinceramente creo que no, lo hacen con el fin hacer pagar mas impuestos a los propietarios de chalets, De eso estoy seguro
Lo he entendido mal o has llamado a Zuckerberg sinvergüenza…?
Que para mí no dejaría de serlo, pero…
Ángel, ¿de dónde sales? Enrique lleva todo el 2019 llamando sinvergüenzas a todo dios.
Exacto lode «nefanda» es simplemente recalcar la opinión que tiene Enrique Dans sobre Facebook, no la mía.
Para Enrique Dans, si cerramos Facebook y todos vamos en coche eléctrico, y ponemos el RBU, el mundo se salva, sino es así, perecemos sin remedio.
Que «Unidas Podemos» ayude con su publicidad a hacer de Facebook un negocio, es algo que tuerce sus planes.
Decir «cuál de ellas tiene estándares éticos» refiriéndote a Twitter me parece no adecuado. Esa empresa no tiene esos estándares. Multitud de cuentas falsas creadas para desestabilizar la incipiente democracia mexicana lo prueban.
Que tenga miedo a las repercusiones de una segunda intervención de una potencia extranjera en decisiones que competen solo a los norteamericanos es otra cosa. Y no verse posteriormente intimidada con repercusiones o posibles sanciones como las que padeció Facebook y que la afectó incluso en bolsa.
para desestabilizar la incipiente democracia mexicana ¿?
Extrapolaría está decisión/constatación a los anuncios publicitarios: no porque me digas tú o me diga fulanito que tu producto/servicio es bueno Vas a convencerme de que te lo compre.
Tener que pagar para seducir/convencer a alguien nos lleva a trabajo más antiguo del mundo, y yo como usuario no soy la puta de nadie.
El problema es que si les quitamos la publicidad a estas plataformas, se quedan sin ingresos lo cual les llevaría a tener que darle la vuelta por completo a su modelo de negocio. Pero dudo francamente que lo vea yo. Quizás mis hijos…
Seguro que tu Greg, compras solo cosas de marcas desconocidas, después de un concienzudo trabajo previo de comparación de calidades y precios.
Si me quieres preguntar si mi patrón de consumo depende de la publicidad, la respuesta es que no al 99%. Y el 1% que dejo abierto es para estar seguro de no mentir.
Revisa las cosas que tienes y veras que al menos el 70% son de cosas de marca conocida. El que no te das cuenta que la publicidad te influye es otro tema.
Actualmente hay una campaña en redes que ya se experimentó en la elecciones andaluzas, y no deja de ser secuela de las de Trump, Brexit, Bolsonaro y puede que alguna más en pequeños paises, por ejemplo del Caribe.
Y en el franquismo había partidos que tenían que sacar cuartos del fondo del bolsillo (el oro de Moscú ya no estba al tanto), mientras otros tenían un maná constante (vía Bonn o cualquier otra), aparte de que había colaboradores con bolsillos repletos, como ya pasó con el golpe de estado franquista del 36.
Y si pasabas por la pared, donde dejaste tu pobre cartel,y se veía anegado por un montón de otros carteles, había que joderse y seguir caminando. Y modernamente pasó igual con los graffitis. Ahora los muros son vituales.
Es decir, que si los bosses de las redes deciden intervenir allá ellos, pero la responsabilidad de dejarse convencer por patrañas auténticas es únicamente del ser humano que las lee.
¿Cuándo vamos a dejar de subvencionar mentalmente al personal, que se regodea de noche con Sálvame (diario) para ir a votar al día siguiente?
Pidamos más y mejor educaión, no domesticación, para poder votar en democracia con más saber, como pedia un tal Sócrates. Como pasa con muchas otras actividades del ser huamno, sigue prevaleciendo una voluntad fariseica a la hora de mejorar el niven de conocimientos (de todo tipo) que debe tener un ser humano, que quiera presumir de ser realmente un homo sapiens.
¿Alguien sabe lo que prometen los partidos en estas elecciones?
¿Alguien ha comparado lo que prometen unos, con lo que prometen otros?
¿Alguien se cree que los partidos van a hacer lo que prometen en las elecciones?
“Las promesas electorales están para no cumplirse”.
No creo que esto vaya a servir de mucho. Hoy en día las campañas oficiales no sirven para nada. Lo que dice un político o un partido no se lo cree nadie.
Lo que funciona son esas campañas y difusión de bulos que parecen espontaneos, que no llevan membrete del partido y de esas en que los líderes de dicho partido pueden decir «es la primera noticia que tengo». Como la que le acaban de pescar al PP para desincentivar el voto de izquierdas.
Gran decisión de Dorsey, renuncia a una gran parte de ingresos, en pro a tomar responsabilidad sobre las acciones que ocurren en su plataforma, aprende y corrige sus errores. Este tipo de liderazgo ya no se centra en generar el valor al accionista a cualquier precio, si no en repensar cuál es tu propósito dentro de la sociedad.
Lo que aun falta, es convencer al accionista que lo importante, no es generar el máximo valor para él, sino para la sociedad.
https://www.portafolio.co/internacional/accion-de-twitter-se-desploma-por-baja-en-utilidades-534912
Que no permitan introducir publicidad política pagada en Twiter es solo un mínimo parche en un sistema en el que la principal influencia viene de los medios de comunicación que anteponen intereses privados al interés general.
En la actual tesitura de pánico del periodismo, hasta los medios públicos están descaradamente manipulados. Siéntese usted delante de la pantalla, de cualquiera de ellos y con un mínimo espíritu crítico, en cuestión de minutos sabrá de que pié cojea cada uno.
El sistema de elección de representantes de los ciudadanos se prostituyó hace ya mucho tiempo, hoy solo asistimos a un espectáculo en el que la mayoría de los votantes usa como único referente la información manipulada de los medios. No vota a personas de su confianza, vota a una lista de desconocidos y a un programa que solo se ha leído una mínima parte de los votantes, pues su lectura es una absoluta pérdida de tiempo a sabiendas de que no se va a cumplir.
El sistema de partidos es lo que mas ha contribuido a la corrupción, facilitando que baste corromper a unos pocos en ocasiones solo a uno, para conseguir cualquier objetivo por espureo que sea.
El remedio es conocido, ya los griegos aportaron una solución haciendo que toda o buen parte de los representantes fuera elegidos por sorteo, eso permite tener un parlamento en que todos los estamentos estén proporcionalmente representados, se hace imposible la manipulación al no existir elecciones y se dificulta extraordinariamente la corrupción.
hasta los medios públicos están descaradamente manipulados
¿Cuando un medio publico no ha estado descaradamente de parte del Poder?