Esta mañana tuve la oportunidad de participar en la inauguración del curso económico de Castilla y León en la Feria de Valladolid, y quise utilizar un esquema que creo que funcionó razonablemente bien: además de incidir en mi ya habitual mensaje de que la transformación digital no es un problema tecnológico sino un problema de personas – la tecnología, salvo excepciones extremas, tiende a estar ahí cuando se la necesita y a evolucionar, además, para hacerse más sencilla, más barata y más versátil con el tiempo – y de la imposibilidad de «desinventarla», introduje el concepto de dividendos digitales en la acepción utilizada habitualmente por el Banco Mundial, los beneficios en sentido amplio que emergen del uso de una tecnología determinada.
¿Qué interés tiene ese concepto vinculado con un proceso como la transformación digital? En mi opinión, el de introducir una variable que podemos estimar de una manera amplia y que evalúa no solo el beneficio de esa transformación digital, sino el destino de esos beneficios. Si los beneficios que emergen de un proceso de transformación digital son absorbidos mayoritariamente por la compañía que la lleva a cabo y no repartidos entre los distintos actores que participan en ella, sean trabajadores, clientes, proveedores u otro tipo de actores implicados, cabe esperar que el compromiso de esos actores con el proceso de transformación digital sea escaso, y por tanto, que ese proceso esté sujeto a una probabilidad más elevada de fracaso.
Si un proceso de transformación digital genera unos beneficios para una compañía, ¿qué hacemos con ellos? ¿Qué propuestas de valor ofrecemos a los actores implicados? En un ejemplo clásico: si el uso de una tecnología ofrece a la compañía un incremento de productividad unido, por ejemplo, a la capacidad de trabajar desde cualquier sitio y en cualquier momento, ¿incentiva la compañía a sus trabajadores ofreciéndoles la posibilidad de utilizar esa tecnología para, por ejemplo, conciliar mejor, contar con una flexibilidad mayor o definir ellos mismos sus horarios? O, por el contrario, ¿pretende hacer uso de esa tecnología para imponer la obligación de estar disponible en todo momento, hasta el punto de que se tiene que llegar incluso a legislar al respecto? ¿Esperas de verdad que los actores implicados en un proceso de transformación digital, a los que les pides como mínimo que venzan su resistencia al cambio, lo acometan de manera entusiasta si los únicos beneficios se reflejan en la cotización de la acción (y no son accionistas) o en el bonus de los directivos?
Los dividendos digitales pueden tomar muy diversas formas, y no es preciso reducirlos completamente o factorizarlos hasta llegar a un término económico. Pueden reflejarse en muchas otras formas, en cambios que impacten en factores de imagen, psicológicos, intangibles o de otros tipos, pero tienen que estar razonablemente acordados e interpretados por las distintas partes implicadas. Pero en cualquier caso, creo que el análisis de los dividendos digitales generados por un proceso de transformación tecnológica y, sobre todo, de su reparto entre los diferentes implicados puede ser una manera muy interesante de predecir el eventual éxito o fracaso de ese tipo de procesos. En cierta medida, la revisión de los principios sobre la función de la empresa llevada a cabo recientemente por la Business Roundtable y la idea de que las compañías deben servir no solo a los intereses de sus accionistas, sino de todos los implicados en ellas e incluso de la sociedad o del medio ambiente, puede interpretarse también en esa clave. O en último término, con aquella afirmación de Andrew McAfee, codirector de la MIT Initiative on the Digital Economy, que llegó a decir con muy buen juicio, hablando de inteligencia artificial y desigualdad, que «si la tendencia actual continúa, las personas se levantaran bastante antes de que las máquinas lo hagan».
La idea, por supuesto, es obvia, intuitiva y muy simple pero creo que no necesariamente por ello simplista, y no la he visto hasta el momento analizada de una manera formal. ¿Lleva a cabo tu compañía un análisis, aunque sea informal, del reparto de los dividendos digitales cuando se plantea un proceso de transformación digital?
This article was also published in English on Forbes, «Your company is about to undergo digital transformation: who benefits?«
Es que en España (lo que conozco de primera mano) los procesos de automatización y de digitalización solo se piensan (cuando se piensan y no son impuestos y hechos a regañadientes) para ahorrar costes y maximizar beneficios de los accionistas. Nada más. ¿ Imaginas a una cadena de supermercados mostrando lo que han reducido los precios tras automatizar tareas de caja, alamacén o reposición ? Yo tampoco. No lo hacen ni lo harán nunca. Si lo hicieran las personas (los clientes y toda la sociedad) tendrían otra visión de la tecnología y el empleo. Repensar los dividendos digitales es una urgencia que estamos dejanda de lado mientras otros debates inútiles tienen el protagonismo
Falló ENRIQUE en su «profecía». Hoy, en contra de lo previsible, no se habla de Apple, sino de digitalización de procesos.
Lógico, las «sorpresas» que ha presentado el heredero de Jobs, no se merecen un tratamiento de urgencia y se pueden posponer, o incluso olvidar.
Aquellos tiempos en que Apple asombraba a la concurrencia con productos novedosos, aunque caros, han pasado. Hoy presenta un producto rebajado y con mas cámaras, como cualquier fabricante chino.
En cuanto a la digitalizacion/robotizacion de procesos estoy con XOSÉ ALBERTE CEA, al menos en este país estas cosas sólo se hacen para abaratar costos, quiza ese menor costo se refleje en menores PVP, no es seguro. Pero asombraria que en algun cartel se anunciara que las frutas y verduras, son 0,1 cent. mas baratas el kilo, porque se descargan mediante un toro dotado de IA que ha pemitido reducir la plantilla en dos personas.
Tampoco estoy seguro que eso fuera muy bien recibido por el público.
Gorki, ¿hiciste los deberes informándote de lo que presento Apple? Me alegro que ocupes un poco de tiempo en ello, aunque sea para destilar veneno.
Jobs estaría muy contento, porque TODOS hablan de Apple.
Pero eso de la transformación digital ya está un poco pasado de la, no? Quiero decir, todo el mundo en LinkedIn se dedica a ello. Para mi es señal de que el término se ha desgastado ya.
Llevo tiempo fuera de la empresa privada (estuve 24 años en una empresa del ibex «pionera en desarrollo sostenible»), pero contestando a la pregunta final dudo mucho que el empresariado tenga en mente revertir a la sociedad/empleados/medio ambiente los llamados «beneficios digitales» obtenidos a consecuencia de una «transformación digital» en su propia empresa (y menos áun cuando se lo plantea). Lo hace para reducir costes y maximizar beneficios. Y sinó ya me dirás, por ejemplo, para que quieren colocar robots sinó es para reducir costos y ganar más dinero. Cuando hablo de empresa me refiero a gran empresa, no al pequeño que buenamente hace lo que puede para subsistir.
Por poner un ejemplo: Durante muchos años la empresa donde estaba no se preocupaba de la formación en general de sus empleados, hasta que a partír de un años determinado se formó un servicio de formación y pusieron a disposición cursos de formación a empleados, incluso habían cursos que eran «obligatorios». Algunos de ellos sobre manejo de ofimática, etc..). ¿Partió la idea para enriquecer el currículum del empleado?. Pues nó. Al final resulta que la empresa tenía suculentos beneficios fiscales por cursos realizados a sus empleados.
Mucho debe de cambiar en las mentes de los que mandan para que esto cambie. Soy bastante pesimista al respecto.
Da bastante para debatir este problema de modificar nefastos hábitos empresariales. pero yo piensoq ue se debe separar la s esperanzas de cambio de las necesiddaes de cambio. El capitalismo puede empeñarse en reventar como sistema socioeconómico, pero eso no quita que algunos esperanzados sigamos pensando que tiene data de caducidad. Especialmente si la tecnología sigue avanzando a toda marcha.
En cirto modo como la larga marcha china, hai problemas en los motores analógicos que solo tienen remedio con motores virtuales. Y ese tipo de motores escapan de las manazas tipo Stalin/Mao o de vaticanos tipo Escuela de Chicago.
El mundo será de humanos adaptados o de algoritmos «a saber como». La solución hollywoodense, «vía insectos», está algo gastada, aunque no totalmente obsoleta.