Hoy viernes 10 es la largamente anunciada salida a bolsa de Uber, una compañía fundada hace diez años, objeto de odios y amores, pero que sin duda está llamada a escribir muchas páginas en la historia.
Ayer por la tarde me llamaron de Radio Nacional para hablar sobre el tema, y mi respuesta fue muy similar a la que hoy he visto en este artículo de Wired: independientemente de cómo le vaya a la compañía en bolsa, apostar por ella es apostar por el futuro de la conducción autónoma y por el paso del automóvil de producto a servicio.
El precio que la compañía ha puesto a sus acciones refleja muchas cosas: en primer lugar, el miedo que inspira la experiencia de Lyft, una compañía que necesitaba imperiosamente salir a bolsa antes que Uber para captar algo de atención, que forma parte de la misma gran tendencia, pero que es no solo mucho más pequeña, sino que además, está presente en tan solo un país y carece del músculo que Uber claramente posee en el desarrollo de conducción autónoma, aunque eso no impida que se esté buscando buenos socios para cubrir esa carencia.
Las salidas a bolsa de Lyft y de Uber no tienen nada que ver con lo que esas compañías son a día de hoy: Uber perdió el año pasado 1,800 millones de dólares sobre unos ingresos de 11,300 millones, y como Lyft, no espera estar en números negros en ningún momento cercano. La apuesta es clara: que las compañías sean capaces de desarrollar el expertise y la escala suficiente para resistir las pérdidas antes de que ocurra lo que todos sabemos que va a ocurrir, aunque cueste ponerle fecha: la sustitución del principal componente del coste, los conductores, por la conducción autónoma.
La tendencia es clara, es evidente desde hace mucho tiempo, y todo el mundo la da por razonablemente válida: hasta los fabricantes de automóviles saben que el futuro es dejar de vender un producto al usuario final que este utiliza únicamente en torno al 3% del tiempo mientras el 97% restante permanece aparcado en la calle o en un garaje, y pasar a operar flotas de automóviles autónomos en constante movimiento, llevando y trayendo pasajeros sin parar. Esa idea, ya mucho más que una visión y refrendada por los muchos millones de millas recorridas ya en conducción autónoma y sin accidentes por compañías como Waymo, es la que está detrás de la salida a bolsa de Uber: una compañía que decididamente no es para inversores impacientes, sino para aquellos que estén dispuestos a apostar a largo plazo porque la compañía sea capaz de materializar su posición en una industria, el transporte – no solo de personas, sino de muchas otras cosas, desde comida a mercancías – que generará muchos miles de millones de dólares.
¿Cuánto tiempo hay que esperar para que veamos flotas de robotaxis transportando personas en las ciudades a un precio mucho más barato que bajo el formato actual con conductor? La respuesta cambia mucho según a quién la preguntemos. La mejor posicionada para contestar, Waymo, afirma que esa ya es posible: lanzó Waymo One como servicio comercial el 5 de diciembre del año pasado, se dispone a poner muchos más vehículos en la calle e incluso a fabricarlos, y llevan operándolo sin problemas, más allá de algunos anecdóticos impresentables y chalados, desde entonces. La valoración de la compañía apunta a unos 175,000 millones de dólares, muy por encima de los alrededor de 82,500 millones que podría valer Uber tras su salida a bolsa, un indicio claro de la oportunidad que supone el futuro del transporte.
El caso de Waymo es interesante, porque aunque la compañía es obviamente la mejor situada de cara al desarrollo de la conducción autónoma, tiene muy escasa experiencia en la operación del modelo de negocio, lo que la sitúa precisamente en el extremo contrario de Uber. De hecho, ambas compañías han explorado la posibilidad de combinar sus ofertas.
Si preguntamos a Elon Musk, nos encontramos con su característico optimismo, que algunos califican como temeridad, aunque por el momento mantenga un impecable registro de credibilidad. Morgan Stanley valora la operaciones de conducción autónoma de Tesla en una décima parte del valor que adscribe a Waymo, algo que, en cualquier caso, sigue demostrando que la conducción autónoma es una tecnología con el potencial de redefinir el mundo tal y como lo conocemos. Lo mismo demuestra la reciente valoración de Cruise, compañía perteneciente al gigante de la automoción GM, que recientemente levantó 1,150 millones de dólares de inversión que sitúan su valor en torno a los 19,000 millones.
¿Y Uber qué dice de todo esto? Su CEO, Dara Khosrowshahi, afirma que comparte la visión de Elon Musk, aunque no su estimación de tiempo. Según su apreciación, la transición hacia flotas sin conductor tomará algunos años más. Si alguien quiere buscar claves en el precio con el que la acción termine el día, que las busque ahí: en la fe de los accionistas sobre esa afirmación y la estimación temporal que conlleva.
La salida a bolsa de Uber, por tanto, tiene poco que ver con la especulación, con el corto plazo o con las estimaciones de beneficios, y está, en cambio, mucho más relacionada con la visión del transporte del futuro. El valor que compañías como Lyft o Uber mantengan en bolsa será, simplemente, una de las palancas que definan si ese futuro llega antes o después. La tecnología está aquí, y si no, que se lo pregunten a Waymo. La regulación no parece presentar excesivos problemas dado los evidentes beneficios globales que se anticipan en términos de reducción de mortalidad en las carreteras, de disminución de la contaminación o de solución de los problemas del tráfico. Que se despliegue antes o después dependerá, entre otros factores, de la fe que los inversores muestren en ello.
This article was also published in English on Forbes, “Uber’s IPO: will investors play the company’s long game?«
Estoy de acuerdo en que el camino es el paso de producto a servicio. En ese escenario, ¿qué opinión le merece la última salida de Elon Musk proponiendo que los compradores de un Tesla lo pongan en servicio de taxi autónomo mientras no lo usen? Si realmente es tal negocio, ¿por qué Tesla no se dedica a ello directamente en vez de venderlos y proponer a los particulares que lo hagan? Realmente alguien se gasta 100.000 euros para dejar el coche en manos de cualquier desconocido? No lo veo nada claro.
La Bolsa mida mucho mas las expectativas de negocio, que el negocio que se haga en si, de modo. que una empresa que este teniendo muchos beneficios, pero sus expectativas son de que ganara menos en el futuro, pierde valor.
Me hace el efecto que los inversores están perdiendo expectativas en la conducción autónoma, porque las acciones de Lift a medida que pasa el tiempo bajan de precio.
La acción de Lyft, pese a ir con la megatendencia, cada día que pasa pierde un poquito de su valor, Hoy cotiza a 52,58 cuando su valor de inicio fue 56,75 y lo malo no es que hoy haya bajado, sino que se desliza por una suave y sostenida pendiente.
¿Cuales son esas expectativas?
1) Que la conduccion autónoma es algo próximo.
2) Que las compañías que hoy están en el negocio del taxi alquilado por Internet, se llevarán la mayor parte del pastel. cuando comience a funcionar el robotaxi
3) Que el robotaxi tiene un futuro esplendoroso porque los particulares, dejaremos de tener coche propio y por tanto utilizaremos mucho mas el robotaxi de lo que hoy utilizamos los taxis de cualquier tipo.
Analicemos las expectativas de cada uno de estos puntos.
No conozco nadie que dude que se llegará a alcanzar la conducción autónoma. Lo que no se ponen de acuerdo es cuando eso ocurrirá y la univesrsalidad de la misma.
Yo diría que en estos seis últimos meses, las expectativas de una pronta conducción autónoma se alejan mas que acercarse. Es cierto que Alphabet está probando desde noviembre coches de nivel 4 sin conductor en las calles de Phoenix (Arizona), en un entorno favorable. ( buen clima y poco tráfico), pero real, pero aun les falta dar el salto al nivel 5.
El nivel 4 tiene un conductor, aunque no esté sentado dentro del coche, en caso de riesgo toma el control. El nivel 5 es cuando este respaldo humano deja de hacer falta y el coche autónomo, es capaz de «tomar decisiones» por si mismo para solventar el problema. Entonces si podemos hablar de autentico «Coche autónomo» y cientos de miles de coches así pueden rodar simultáneos por las calles tranquilamente,
¿Para cuando este último paso? – Nadie da fecha, pero algunos aventuran que pueda que sea necesario no solo tener un coche autónomo sino unas carreteras inteligentes por donde anden, o sea algo así como un ferrocarril autónomo pero que va por donde le marcan las vías.
Estas infraestructuras están aun por definir como son, como interactuaran con los coches autónomos, y es muy posible que inicialmente solo cubran parte de las vías, y que por ejemplo cubra las autopistas y las principales vías de las grandes urbes, pero en las calles secundarias, en los pueblos, en las entradas y salidas de garajes y por supuesto por caminos no asfaltados, durante muchos años tenga que haber un conductor, (dentro o fuera del vehículo) que lo maneje.
Esto rompe el principal ahorro del coche autónomo que es no necesitar chófer, Puede que no necesite uno por coche, pero quizá si uno por cada tres o cada seis vehículos que circulen. y eso será dentro de bastante tiempo, digamos mas de cinco años.
¿Hay algo que favorezca que los robotaxis funcionen en duopolio con solo Uber y Lyft?, Yo no creo que eso ocurra, porque una vez inventado el vehículo autónomo, no sera solo Alphabet, o Uber lo que lo invente, sino que de una forma u otra será copiado, o bien comprado la licencia de uso, por un montón de empresas, empezado por la automovilísticas y cualquier empresa que de robotaxis que se monte entonces, la bastara suministrarse del fabrican te que quiera para tener su flota. y ademas creo que los gobiernos favorecerán sobre todo a quien consuma vehículos nacionales. Por ejemplo en la UE se favorecerán quienes monten robotaxis fabricados en Europa, y nada digo de la China con lo sencillo que resulta no dar licencias yo simplemente cambiar las leyes como por ejemplo ha pasado con los taxis de UBER.
Por último el argumento de que no tendremos coches porque estará un 97% del tiempo en el garaje, es algo que ya ocurre y todos los años se venden millones de coches, y yo por ejemplo tengo una dormitorio de invitados por si quieren venir uno de mis hijos, que la precio que esta el M2 construido vale bastante mas que un coche y no se me ocurre irme a una casa mas pequeña y pagarlos un hotel cuando quieran dormir en Madrid.
Acepto que puedan cambiar las costumbres y pasemos al alquiler puntual, pero si el único argumento que se me da, es solo el que se usa un 3% del tiempo no es suficiente. Nadie tendría un traje para asistir a bodas y funerales, ni una segunda vivienda, ni una cámara de fotografías. Pero no es seo lo que veo a mi alrededor.
¿Y qué pasó cn la salida a Bolsa?
Pues parece que eso de no segurar beneficios a medio plazo, no gustó a la Bolsa, (lo que concuerda con la lógica)
https://www.nytimes.com/2019/05/10/technology/uber-stock-price-ipo.html?te=1&nl=boletin&emc=edit_bn_20190514