Sundar Pichai, en la conferencia de apertura del Google I/O 2019, afirma que «we think privacy is for everyone — not just for the few«, y presenta una serie de cambios que incrementan el nivel de control que los usuarios tienen sobre sus datos y permiten, por ejemplo, que los usuarios utilicen sus mapas, vean vídeos en YouTube o hagan búsquedas en modo completamente incógnito, limitando así la cantidad de información que comparten con la compañía, y con la posibilidad de configurar el borrado automático de todos sus datos a los tres o los dieciocho meses.
Ante anuncios de este tipo hechos por una compañía que ha vivido toda su vida de la explotación de la privacidad de sus usuarios, la reacción inmediata es plantearse su nivel de credibilidad. El discurso de la privacidad se está convirtiendo ya casi en rutinario para las grandes compañías tecnológicas: Apple hace de ello su bandera, lo define como un derecho fundamental, y lo exhibe como la gran ventaja competitiva de sus servicios. Mark Zuckerberg escribe editoriales en prensa sobre el tema en los que se presenta como el nuevo San Pablo caído del caballo. Y ahora Google afirma que la privacidad es, prácticamente, su nueva religión. ¿Pueden realmente llegar a tener algo de credibilidad estas compañías en sus aseveraciones?
La privacidad no es un tema en absoluto sencillo. Para la mayoría de las compañías tecnológicas, la explotación de la privacidad ha significado el desarrollo de un multibillonario modelo de negocio en torno a la explotación de la publicidad segmentada, a la idea de administrar anuncios a audiencias microsegmentadas mediante tecnologías que funcionaban – cuando funcionaban – como un certero francotirador. La inmensa mayoría de los usuarios, por su parte, no se convirtieron en adalides defensores de la privacidad, no salieron a la calle a reclamarla, y en muchos casos, ni siquiera llegaron a interesarse por cambiar sus opciones de privacidad, simplemente aceptaron lo que les ponían delante sin siquiera leerlo. Sin embargo, los sucesivos escándalos han ido incrementando la concienciación sobre el tema, y han dado lugar a una presión cada vez mayor sobre esas compañías.
¿Dónde están Apple, Google y Facebook en ese sentido y qué credibilidad pueden llegar a inspirar? Por supuesto, cada uno puede tener sus filias y sus fobias, pero intentemos mantener una actitud de contraste de pruebas razonablemente objetiva: si comenzamos con Apple, hablamos casi de la única compañía de su industria que nunca ha explotado activamente la venta de publicidad salvo marginalmente, que vive de vender productos, y que afirma desde hace mucho tiempo que su negocio es ese, vender productos, no crear perfiles de sus usuarios ni venderlos a terceros. Algunos lo consideran hipócrita, pero la realidad es la que es: la compañía no ha protagonizado escándalos relacionados con la privacidad, y ha logrado convertirse en una de las compañías más valiosas del mundo sin necesidad de explotar modelos agresivos que comercialicen los hábitos o intereses de los usuarios de sus productos y servicios. En términos reputacionales, Apple disfruta de una imagen que lleva a la mayoría de sus usuarios a considerarla como un socio razonablemente fiable al que confiar su privacidad.
Google, por su parte, parte de una posición más complicada. La compañía extrae la gran mayoría de sus ingresos de administrar publicidad segmentada a usuarios que buscan o visitan páginas – bien las de resultados del buscador, o SERPs, o las de terceros. Gestiona además una enorme red de publicidad programática, que subasta los perfiles de los usuarios al mejor postor cada vez que visitan una página determinada, que generan en muchos casos ese molestísimo «efecto persecución» en el que, tras buscar un hotel en Roma, todas las páginas que visitas te ofrecen hoteles en Roma. Pero en realidad, la compañía no revela la identidad de sus usuarios a sus anunciantes, no ha protagonizado escándalos de filtraciones o de socios desleales, no ha tenido demasiados problemas de seguridad que hayan puesto en peligro los datos de sus usuarios, y todo indica que sus prácticas son razonablemente correctas. Estando de acuerdo en que no puede mantener sin sonrojarse aquel «don’t be evil» de sus inicios, lo cierto es que su nivel de evilness proviene más de sus prácticas competitivas y de su actitud con respecto a la legislación antimonopolio que de la gestión que hace de la privacidad de sus usuarios. Si ahora afirma que va a incrementar el nivel de control que los usuarios tienen de sus datos, a mí, al menos, me genera una cierta credibilidad.
¿Qué podemos decir de Amazon? El gigante del comercio electrónico está fundamentalmente ausente del debate de la privacidad, pero sus actitudes son cualquier cosa menos esperanzadoras si nos atenemos a lo que hemos podido contrastar hasta el momento y a sus prácticas con productos como sus asistentes domésticos o sus cámaras Ring. Una actitud de aparente desprecio a la privacidad de sus usuarios, que pueden esperar que cualquier cosa que hagan sea no solo recopilada y explotada, sino además, utilizada para vender publicidad, la gran estrella de la facturación de la compañía. Curiosamente, la compañía ha logrado, por el momento, mantenerse bastante al margen de la mayoría de escándalos graves, pero es una de las que tendrán que acometer cambios en el futuro y ser capaz de garantizar a sus usuarios un cierto control sobre su la información que generan.
El caso de Facebook es completamente diferente. La compañía ha generado un modelo de negocio esencialmente anti-ético, basado en un esquema de auténtico vendedor de drogas: cuando ya generas una cierta atención orgánica, la compañía te empieza a cerrar el grifo del tráfico y te va cambiando las condiciones para que tengas que hacer publicidad si quieres que te vea alguien. Además, no solo ha sido la protagonista de muchísimos escándalos de enorme magnitud – incluido el de Cambridge Analytica, que prácticamente cambió el mundo tal y como lo conocemos – y algunos mucho más recientes, sino que ha manifestado en todo momento una actitud profundamente hipócrita, ha hecho guerra sucia y ha sido definido como un auténtico «digital gangster« o un «morally bankrupt liar« por gobiernos de medio mundo. Por muchas editoriales que escriba su fundador, Facebook no entiende el concepto de privacidad, y no es confiable a la hora de administrar la de sus usuarios.
Además de eso, sus prácticas de seguridad y responsabilidad han sido profundamente desastrosas: le han robado datos, ha llegado a acuerdos secretos de cesión de datos personales de usuarios con socios de todo tipo, ha engañado a los usuarios y compartido datos de especial protección, ha almacenado contraseñas en ficheros visibles… resulta difícil encontrar alguna mala práctica en la que la compañía no haya incurrido. ¿Credibilidad? Desde mi punto de vista, nula. Haga lo que haga, sencillamente, carece de crédito en términos de privacidad. Si comercializa una cámara para el salón, lo último que haría sería instalarla. Si me la regalasen, se quedaría desenchufada dentro de su caja. Si pretende que utilice WhatsApp como medio de pago, ni se me ocurrirá hacerlo, porque estoy completamente seguro de que la compañía explotará los datos que he generado y los venderá al mejor postor. Si pone en marcha una moneda, por mí se la pueden comer con pan, porque no me fiaré de ellos lo suficiente como para utilizarla: pondría la mano en el fuego porque esa compañía estará ahí, espiando todos mis pagos y compras, para explotar todo dato que pueda llegar a generar, y para hacerlo, además, sin el menor respeto o estándar ético. De tus hechos pasados emerge el crédito y la credibilidad que puedas tener en el futuro.
Una cosa es lo que se dice sobre la privacidad, y otra muy distinta es llegar a tener la credibilidad adecuada para que eso que se dice llegue realmente a algún sitio. Mis niveles están claros: dentro de que ninguna empresa tecnológica tiene en ese sentido una puntuación elevada, y teniendo en cuenta que ninguna de ellas me paga nada por expresar una opinión más o menos favorable, tiendo a creerme lo que me dice Apple, puedo llegar a plantearme confiar en Google si me dice que ha cambiado, y me da exactamente igual lo que me diga Facebook, porque no la creeré. Obviamente, cada uno tiene sus percepciones y sus prejuicios, y obviamente no pretendo que mi opinión sea representativa de la de la mayoría de usuarios: es, simplemente, una opinión más.
¿La tuya?
This article was also published in English on Forbes, “The tech giants discover privacy: should we believe them?«
A Mark Zuckerberg no le gusta esto
Es tarde. Con todos los respetos y salvando la distancia, la privacidad tiene mucho en común con ola virginidad, sólo se puede perder una vez.
Una vez perdida, podremos especular si a sido algo voluntario, un descuido, o una violación de tu intimidad, pero la cosa es irreparable y no tiene marcha atrás.
¿De que vale que una compañía diga que va a borrar todos mis datos, cuando ya me tiene catalogado como blanco, de clase media, anciano, y residente en un barrio de Madrid e interesado en la tecnología?.
¿Que va añadir a mi «prrfil» todo los nuevos datos que pueda obtener?. ¿Qué añade saber que monto en bicicleta, me interesa el ordenador cuántico, la evolución de las especies o los fractales,? – Lo fundamental de mi «perfil», ya esta diseñado, el resto son solo las guindas del pastel.
Yo creo que debería haber sido el Estado el que debiera haber velado por mi privacidad, como debe ser el Estado. el que en primer término vele por mi seguridad. Luego yo pondre en mi casa un portero y un supermercado un segurata, pero es en primer término al Estado el que le corresponde velar por la seguridad global.
Es el Estado, el que hace mucho, cundo se penso en el robo de nuestra intimidad, quien debería haber puesto una VPN estándar, que se aplicara automáticamente para cubrir la identidad de todos sus súbditos, pero repito, creo que ya es tarde.
Por supuesto. que vista la fuente de ingresos de todos ellos, (quizá exceptuando Apple) , se hace muy difícil, sino imposible pensar que van a dejar de jugar con nuestra privacidad.
Sin embargo, aun me queda una pequeña esperanza. Considero que la «publicidad segmentada», es un concepto que se vende bien, pero en la practica, es un fracaso que bordea el timo al anunciante.
Puede que este haya empezado a darse cuenta de lo aleatorio que es el receptor de sus anuncios y comience a no estar dispuesto a pagar un plus por la segmentación de sus anuncios.
Yo siempre he definido la publicidad de Adsense, como el anuncio situado en una página de alguien que no sabe buscar anunciantes, colocado por Google, que no comprende de qué asunto va la página web, por orden de un anunciantes, que no saben buscar lugares adecuados a su publicidad, para que la lean señores, que no están interesados en la oferta del anuncio y creo que esta definición se puede extender al 90% de la publicidad en Internet.
Si es así , ¿que sentido puede llegar a tener el seguir acumulando datos sobre nosotros?
Es tarde para nosotros, pero no para las siguientes generaciones…
No es un dato inútil, también sirve para segmentar a los usuarios que se preocupan de su privacidad de los que no lo hacen. Y si el porcentaje es relevante, desarrollar una nueva gama de productos o servicios para el nicho de mercado de usuarios «de incógnito».
OFF TOPIC
Me doy con noticias relacionadas con la tecnología que me gustaría que algún díia se comentaran en este blog:
1) La aparición del traductor simultáneo a 40 idiomas y la repercusión que eso puede tener en la vida de las personas, así como la «disrupción» que puede suponer en la enseñanza de idion
mas, tanto en el bachillerato com en paises como Inglaterra. https://www.amazon.es/Vbestlife-Inteligente-Inalámbrico-Multilingüe-Fotografías/dp/B07GDMBR6M/ref=sr_1_3?adgrpid=54045185942&gclid=CjwKCAj
2) La aparicion de una kriptomoneda estable que permite pagar cundo comprobemos que las el producto/servicio es de nuestro agrado https://www.technologyreview.es/s/11145/millones-de-personas-podrian-usar-criptomonedas-sin-saberlo-dentro-de-poco
3) La UE nos sorprende con la adopción automática de sus documentos a la licencia CC por los mismos señores que aprobaron la directiva sobre los derechos de autor en el mercado único digital. https://www.nobbot.com/educacion/comision-europea-licencias-creative-commons/
4) la obligatoriedad de fichar. Cuando todos creíamos que lo razonable es que te paguen por hacer tu trabajo, en la oficina o en casa, rápido o con pausas, ,llega el gobierno y te obliga a fichar.
http://www.expansion.com/economia/2019/05/06/5ccfdb5eca4741161f8b45f6.html
Bueno, de momento nada mas. Creo que al menos alguno de estos temas da para un buen post
Gracias, Gorki. Oído cocina…
Solamente una puntualización: el Gobierno te obliga a fichar pero no para controlarte sino para controlar que tu empresario no te obligue a hacer más horas que las contratadas y encima sin cobrarlas. Si el intento del Gobierno sale bien (y lo hace cumplir) se acabaron -por simple ejemplo- las cajeras contratadas hasta las ocho de la tarde y reponiendo y fregando hasta las nueve y media de la noche.
Perdona, Enrique, contestaba a Gorki, no a ti (obviamente)
El problema es que haya quien tenga que aceptar contratarse para hacer una tarea que no se puede hacer en una jornada normal de trabajo, no que trabaje muchas horas.
Ahora esas personas se verán obligadas a hacer trampas en las fichas.
Buenas! Aquí Jaír, de EfectiVida.
Me parece increíble.
(Entiéndase como una desfachatez, y como algo no creíble… las dos cosas)
Saludos!
Me permito introducir el elemento A.I pues entonces el panorama cambia y/o empeora.
Porque se requieren datos para alimentar el modelo. Porque las sugerencias recibidas van a ser mucho más rápidas que la conciencia propia de mis deseos. Porque los datos cruzados, generan un perfil que dependiendo del uso que se le dé, va a ser mucho más consciente, que yo lo que yo sé, de mi misma. Y cada compañia lo explotará como le convenga en base a los intereses que tenga negociados. La forma en la que se plantea el modelo, las herramientas que te ayuden a agilizar el proceso de construccion, determinan tu ética de utilización. En esta linea, escucho a Elon Musk.
Mira China y su avance. Pero sobre todo el avance de su sociedad y sociabilidad.
Como siempre, se utilizará lo exponencial a conveniencia. ¿Por qué podria haber un cambio en google? ¿Deberia?. Por estos lares, expanden City A.I. Lo veo como una oportunidad de mejora clara, la cuestion es, ¿Hacia qué dirección? .¿Es determinante para un futuro, la forma en que actúa el modelo y se desarrolla?
OFF TOPIC
Parece que Google toma la delantera en la carrera de la realidad aumentada y los asistentes virtuales, que D. Enrique vaticinaba a principios de año como tendencia de 2019.
¿Apple se va a poner las pilas? ¿Se conformará con ser la más creíble?
Lo malo de la (ausencia de) privacidad y el cruce de datos que puedan hacer los gobiernos o las grandes corporaciones es que traten de clasificarnos en unos pocos «tipos» de persona más o menos estándar. Pero la verdad es que hay casi diez mil millones de tipos diferentes. Tantos como humanos. Y cada uno con sus capacidades y tendencias particulares.
Y no solo eso es que además cambiamos. Para muestra el vuelco de las últimas elecciones.. Como para encuadrarnos en un determinado «tipo».
Hoy te apetecía viajar a Croacia, y mañana lo que quieres es comprarte una moto eléctrica., No te entiende tu pareja que duerme contigo, y pretende entenderte Zuckerberg por las gansadas que escribes en Facebook
Cierto, el mundo cambia constantemente, y muchas veces de manera inesperada e impredecible.
Aunque claro, en las materias más punteras, como el Big Data y la AI, nos llevan bastante ventaja a los usuarios de informática de a pie. Esperemos que hagan buen uso… :-)
No te olvides de las telcos
https://data-speaks.luca-d3.com/2018/01/caso-exito-centro-comercial-la-vaguada-bigdata.html
https://www.telefonica.com/es/web/sala-de-prensa/-/telefonica-y-microsoft-establecen-una-alianza-estrategica-para-disenar-la-telco-del-futuro
Todo el mundo sabe que la anorexia es una enfermedad que hace que se tenga una percepción distorsionada del propio cuerpo; chicas muy delgadas que se ven demasiado gruesas, aunque sea todo lo contrario.
Muy poca gente entiende que ese tipo de percepciones alteradas de la realidad, también se producen y aplican a otros aspectos de nuestro entorno, como la sensación de seguridad o de ser vigilados.
(Es conocido por sus «manías persecutorias» Philip K. Dick y muchos otros autores y diversas obras de literatura, «1984» «Farenheit 451», incluida la ‘Utopia’ original de Thomas More, donde solo hay una entrada y una salida vigiladas)
E igualmente, hay personas que explotan esas inseguridades en su beneficio para crearse un posición de preeminencia, alertándonos de peligros invisibles que nos acechan por doquier, y captando nuestra atención e interés… hacia si mismos.
Ahora, se han puesto de moda los profetas de la privacidad, que obtienen un rédito público y notoriedad convirtiéndose en protagonistas de esa catástrofe inminente, o cualquier otra, y obteniendo así la atención de personas que se sienten inseguras a ese respecto.
(Por ejemplo, Markus Gabriel, un filosofo desconocido dentro de su campo, que ya antes había publicado libros sobre el solipsismo, nada menos, como “El Mundo no existe” – vaya tela, pobre Husserl- y ahora se dedica al tema de moda.,
«¿Dónde está el universo? ¿El universo está dentro del universo o no? Si está dentro del universo, es más pequeño que el universo lo cual es absurdo.» )
El miedo a ser vigilados se ha convertido en una mercancía que vende noticias. Creo que todos nos hemos dado cuenta del auge de ese tipo de titulares, que mira tú por donde, como apelan a una emoción tan básica, no tienen porqué ser una información muy fidedigna ni demasiado documentada.
El peligro amarillo, la amenaza roja, la mano negra, el flúor en el agua, la hipersensibilidad electromagnética, los anti-vacunas, la judeo-masónica, la tierra plana, el Y2K, las dietas milagro… la lista de miedos que se pueden utilizar para vender libros y entrevistas sobre los miedos de la cultura reciente es inabarcable.
Esta es mi opinión, así, rápida.
Pero también tengo los datos contrastados, para otro día, ya si eso.
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Disclaimer
¿Hasta que punto es un tema de privacidad o de confianza?
La confianza es la clave de la mayor de las industrias, la financiera.
El modelo propietario y cerrado de Apple no va a sobrevivir en un mundo interconectado. Remember Nokia.
Roma intentó organizar la sociedad política que empezara Grecia. La llamada República era solamente una mejora de la expresión griega, donde unas clases dominantes (con poder real) tienen oprimidas a otras clases (sin poder, o simplemente repartidores del poder principal). Ni los patricios tenían privacidad. La plebe por supuesto ni se planteaba tal concepto.
Los senadores con más poder (e inteligencia racional) podían saber todo sobre todos en poquísimos clics. El emperador ya no digamos, aunque eso no le hacía impune a la traición.
Gente como Africanus o Trajano, no se creían ni la mitad de lo que le contaban, y aún así fueron traicionados sin demasiados problemas. En Trajano la propia familia. Hubo muchos más, por supuesto. ¿Se necesita hablar de la maravillosa Edad Media o de la megacivilizada sociedad actual?
¿Que hace la privacidad en un mundo de Villarejos y políticos corruptos a quien se sigue votando como si nada?
Ahora resulta que el lobo feroz de facebook saca provecho económico de nuestra privacidad. Y nos enfadamos con el empresario Mark. Y nos enfadamos con los hippies verdaderos o los falsos hippies de Google. Como si no fueramos nosotros (noostros y ellos) los únicos responsables del desastre terrestre que vamos creando. Privacidad, credibilidad… ¿y donde queda la ingenuidad?
La historia de Roma enseña que seguimos padeciendo el mismo mal. Y hay gente que se regodea en ello. Grecia y Roma enseñaron que se necesita saber los planes del enemigo (e incluso de los amigos y de uno mismo) para alcanzar ciertos fines.
Pero saber cuesta. Y no solo cuesta dinero. La formación de circuitos neuronales en nuestro cerebro es algo tan trabajoso o más que construir un simple rascacielos. Y no se descubrió en el siglo XX que la información es un arma cargado de posibilidades para vencer en una batalla. No, eso ya lo sabían las tribus humanas desde la misma prehistoria.
Y por si aún no quedase claro. Pienso que la sobrevalorada privacidad es una de las migajas que la negra historia humana nos ha dejado, para llenar el patio de grafitis varios.
Puestos a sacar enseñanzas de la sociedades clásicas, decir algo del borrado. Ya se vio como la historia no está completa sin todo tipo de información que se pusiera encima de la mesa social.
La única forma de combatir las mentiras es tenerla delante para saber como se repiten con el tiempo. El ser humano no tiene tantas variaciones en sus repuestas como si fueran infinitas. Así que las verddaes y las mentiras tienen que permanecer escritas paar poder combatirlas mejor. Precisamenet algo así tiene que ver con «saber».
Y resulta chiriplifaútico que precisamete con la tecnología superavanzada, se hable de no respetar el criterio de tener todo lo hecho (falso o verdadero) hasta detereminado momento histórico. Eso bien lo saben los que se encargan de destruir aquellos escritos que contravienen la verdad dogmática del poder establecido. La llamada herejía es algo positivo, simplemente intenta ir contracorriente, para mejorar los conociemtos adquiridos. Función del ser humano es saber (con mucho esfuerzo neuronal) la forma de reafirmar lo correcto (hasta ese momento).
Me llama mucho la atención, Enrique, que en un análisis de las prácticas en temas de privacidad de las grandes compañías que manejan nuestros datos, no le dediques ni una sola línea a Microsoft, la empresa que fabrica el sistema operativo del 99% de lo ordenadores personales y de trabajo donde guardamos gran parte de esos datos.
Un saludo
Me pregunto si te planteas abandonar Facebook. Yo es algo que llevo tiempo pensando, pero tampoco sé si tiene mucha utilidad a estas alturas, y si ello implicaría también abandonar Instagram y Whatsapp para que realmente fuera efectivo
Me llama mucho la atención, Enrique, que en un análisis de las prácticas en temas de privacidad de las grandes compañías que manejan nuestros datos.