Hace aproximadamente mes y medio escribí sobre cómo una larga lista de empleados de Amazon, unos cinco mil entonces y actualmente casi ocho mil, publicaron una carta abierta a la dirección de la compañía reclamando el desarrollo de un plan de actuación medioambiental corporativo realista y bien dimensionado que incorporase en su estrategia la lucha contra el cambio climático.
El resultado ha sido que la compañía ha llevado la propuesta a su junta general de accionistas, para encontrarse con que los accionistas la han rechazado. La prohibición de la venta de tecnología de reconocimiento facial a gobiernos, otra propuesta igualmente apoyada por numerosos empleados y , que ha desencadenado importantes campañas de rechazo por parte de activistas de los derechos civiles, ha sido igualmente rechazada por los accionistas de la compañía.
Decisiones indudablemente importantes que definen a una compañía y su papel en la sociedad, rechazadas por unos accionistas que únicamente enfocan sus votos a la obtención de más ingresos, sin importarles cómo se consigan. Tengo acciones de esta compañía, y estoy dispuesto a hacer lo que sea y aceptar cualquier cosa, aunque ello suponga el fin de la civilización humana, con tal de maximizar mis beneficios. El caso perfecto que ilustra que el sistema capitalista tal y como lo conocemos ha llegado al límite de lo insostenible, la definición canónica de la tragedia de los comunes: un conjunto de individuos, motivados solo por el interés personal y actuando independiente pero racionalmente, que terminan por destruir un recurso compartido limitado (el común), aunque a ninguno de ellos, ya sea como individuos o en conjunto, les convenga que tal destrucción suceda.
Si las compañías ofrecen participaciones a terceros para captar más recursos, y el objetivo de esos terceros es maximizar los ingresos que obtienen de esas participaciones a toda costa – y ese, en efecto, es el comportamiento incentivado por accionistas, analistas y mercados, – eso implica que los problemas de la humanidad, ya hablemos de la deriva hacia sociedades distópicas carentes de libertades, hacia una distribución de recursos cada vez más desigual o del mismísimo fin del ser humano como especie, no tienen ningún remedio posible. Es así de simple: una alineación de intereses completamente perversa que convierte al sistema en completamente insostenible, en una maldita carrera de ratas idiotas hacia un precipicio.
Todo indica que aquellas compañías que privan de derechos de voto a sus accionistas, o incluso aquellas que optan por no salir al mercado y repartir, en su lugar, sus acciones entre sus trabajadores tienen mucha razón: los mercados pueden ser el epítome del crecimiento y el ideal del capitalismo, pero generan inequívocamente un comportamiento completamente insostenible y fuera de control.
Entenderlo es tan solo un primer paso.
This post is also available in English on my Medium page, «Capitalism and the tragedy of the commons«
Hay cosas muy sencillas que podría hacer Amazon para mejorar el medio ambiente.
La primera es agrupar envíos. No tiene sentido que cada pedido lo dividen en 5 o 6 envíos por sistema. Es absurdo y un despilfarro.
Otro punto medioambiental chungo de Amazon es la destrucción del producto no vendido. Recientemente se ha descubierto (periodismo de investigación en Francia que Amazon Francia destruye anualmente un millón de artículos no vendidos. Nuevecitos, sin desembalar… van directos a la destructora. Si se extrapola esta dinámica a todos los paises podríamos estar hablando de 100 millones de artículos destrudos por año (repito, sin desembalar). 100 millones de productos fabricados para ser destruidos todos los años. ¿No podrían donarlos a los necesitados?
el típico «Its not my job»
En USA es bastante peor, porque los accionistas pueden (y de hecho lo hacen) llevar a juicio a los directivos por no haber hecho todo lo posible para subir la cotización de las acciones, lo que se considera como negligencia.
De ahí que las compañías USA estén continuamente lanzando anuncios imposibles («vendiendo humo») para crear expectativas y subir en bolsa, ese es su principal objetivo, más prioritario incluso que mejorar la cuenta de resultados. Eso explica muchas cosas…
Una posible solución (en parte) que me gusta mucho sería lo propuesto en el artículo anterior para mitigar la desigualdad: que los trabajadores de una empresa puedan (o incluso deban) ser parcialmente dueños de ella.
Los trabajadores, si lo estiman oportuno, son muy libres de montar cooperativas y realizar en ella trabajos sostenibles y sustentables. O también pueden montar una ONG ecologista y trabajar en ella a la salida del trabajo.
Cada cual en esta vida le toca realizar un trabajo y le toca administrar una parcela de poder y lo ideal es que cada cual procure que su trabajo se realice lo mejor posible utilizando para ello el poder que tiene.
A mi juicio, un problema medioambiental no entra en la parcela de poder y trabajo de un Consejo de Aadministración de una sociedad capitalista, sino que su papel sera procurar, que dentro de las leyes, la empresa obtenga el máximo de beneficios.
Hay otras instancias cuya mision es velar por el medio ambiente, incluso existen ministerios de ese nombre, Es a ellos, a quienes e les toca realizar acciones con vistas a conseguir esos objetivos.
Si esos organismos opinan que la venta on-line es poco respetuosa con el medio ambiento, tienen herramientas suficientes para obligar a Amazon, y a su competencia, a cambiar sus practicas,
Si por ejemplo se ha legislado que los supermercados cobren las bolsas de plástico, puede obligarse a que la empresas de venta on-lina no vendan productos fabricados a mas de dos mil kilómetros de donde vive el consumidor.
Yo estoy seguro que Amazon y las otras empresas, seguirán las leyes marcadas y que los Consejos de Administración de esas compañías no opondrán ningún reparto a que sus compañías se mantengan dentro de la ley.
Son los gobiernos, (desde la ONU a los ayuntamientos), quienes tiene que legislar para resolver las tragedia de los comunes. No se puede esperar, que cada uno de los comunes por propia convicción tome medidas que van en contra de sus intereses particulares para resolver el problema, porque eso, no hace mas que provocar que los demás aprovechen el espacio que uno abandona por convicción..
Fernando Vizcaíno-Casas escribió hace muchos años un librito muy gracioso y poco conocido titulado «El revés del Derecho». En él decía (cito de memoria): «El derecho natural es una gran cosa, pero como los seres humanos no lo entendieron fue preciso colocarles -a palos- el otro».
Por lo tanto, a los comunes se les arregla el cuerpo con un decretazo -o cualquier otra disposición de obligado cumplimiento, es decir, a palos– que les fuerce a aplicar medidas de protección del medio ambiente.
¿Que tienes la sana costumbre de contratar cuatro horas para obligar a trabajar seis u ocho? Decretazo obligando a que tus trabajadores fichen, y listos (bueno, listos, si se da rienda suelta a los tipos duros de la Inspección de Trabajo).
Los palos que decía don Fernando…
Absolutamente de acuerdo.Pensar que haya un Consejo de Administración que vaya prohibir hacer horas extras en la compañía sin cobrarlas, es del País de las Piruletas.
De acuerdo
Lo que Enrique describe es lo que en biología se conoce como parásito mal adaptado. Aquel que acaba matando al huésped con lo que muere él también.
Y si, es tan grande la ceguera a causa de su codicia, que tendremos que protegernos y de paso proteger a estos HdP con leyes que les paren los pies.
Gorki. Desde el respeto que te tengo, pues ya son años leyéndote, he de decir que últimamente algunos de tus comentarios me sorprenden. A tu juicio la ética y la responsabilidad social no entra en la parcela de trabajo de las empresas, sólo obtener máximos beneficios.
Supongo que entonces también defenderás que ejerzan la usura o que eliminen a la competencia pistola en mano, como los narcos, si las leyes no lo impiden.
En fin…
Me gustaría que lo pensaras otra vez. Normal, lo que se dice normal no es.
Pues tu me explicarás si la Junta deAccionistas actúa como yo digo, o como tu opinas..
Si hay alguna acción perniciosa para el medio ambiente, son las leyes del lugar quienes deben prohibirla, tanto a una determinada compañía como a sus competidores.
La verdad es que Amazon podría empezar a mirar lo de sus embalajes, ya que es sorprendente la cantidad de papel y cartón que usan en sus envíos. Lo de agrupar pedidos para realizar el menor número de envíos también está muy bien y debería poder marcarse como opción predeterminada de una manera fácil y sencilla.
A ver si se he entendido el post
Hay propuestas que básicamente enuncian que «ciertos procesos o proyectos de una compañía» se pueden considerar RECHAZABLES por los trabajadores o en general por opinadores, sociedad civil, etc. Y que vamos a dar como hipótesis que son PERJUDICIALES para nuestra sociedad como máximo, y como mínimo que va en contra de la opinión mayoritaria de los empleados. Y ese problema sigue existiendo porque es económicamente BENEFICIOSO para la empresa.
Y las curiosas soluciones para ese problema que se lanzan al aire son:
(1) Los accionistas que han comprado acciones literalmente «privarles de derechos de voto» por si actúan de forma irresponsables
(2) A los trabajadores «repartirles acciones» por si actúan de forma responsable
El problema lo centra Enrique, en el tema estrella de 2019 el medioambiente, considerando que es un recurso limitado y sin coste directo económico imputable. Creo que sin afectar al análisis se podría aplicar a cualquier recurso que utiliza una empresa en su beneficio sin pagar el coste o impacto que tiene esa «materia prima»
La pretendida solución no va al fondo del problema, sino a cambiar circunstancialmente el poder del que toma las decisiones, así los empleados con acciones pueden tomar el mismo tipo de decisiones que los accionistas, y siendo realistas el quitar el voto a los accionistas, es tremenda estupidez que puede estar contemplado en el código civil o mercantil de muchos paises.
¿Cuál es la solución? Parece claro que es tener una legislación moderna que ponga freno a que las multinacionales tengan derecho de pernada. Si vendes en un país en un mercado, sus productos deben estar libres de explotación infantil, no usar trabajadores sin seguridad social, cumplir con los impuestos, y claro no contaminar. Por ejemplo si vendes productos que localmente estén disponibles, no permitir o poner aranceles a aquellas manzanas que las traes fuera de tu mercado local. Por ejemplo Si hay manzanas de Lérida que las manzanas de Chile tengan arancel. (y viceversa) que los embalajes que usen estén limitados al mínimo etc etc.
Si haces un scanner de identificación facial, que cumpla con los requisitos de privacidad del reglamento de los paises, o regiones. Esto supone que los políticos hagan algo, claro está.
En resumen ninguna medida que dependa del criterio miope o certero de trabajadores o accionistas.
Me hace gracia como se habla de la feria según le convenga a cada feriante. Por ejemplo, un comentario habla de la miopía de trabajadores y accionistas, como si los políticos no necesitaran gafas de infinitas dioptrías.
Me gusta lo del parásito mal adaptado (¿otra vez los políticos?). Porque sí, hay parásitos bien adaptados a su huesped, ya que saben que su vida depende de la del huesped. No hay que ser Marx precisamente par saber que el capitalismo, vía mercado, solo sabe jugar al huesped mal adaptado. Lo mismo, por cierto, que los políticos del capitalismo.
Y que no salte la banda «facha» (intelectualmente hablando), porque el sovietismo no es otra cosa que capitalismo de estado. Es curioso como el estalinismo fue capaz de despreciar la ciencia, que le podía dar tantas ventajas económicas en campos como la genética, por su sagrada obstinación en defender el dogma antievolutivo del poder imperial. ¿Para que estará la historia de la Roma clásica?
Me da igual que se enfade, pero el típico accionista (incluído el vejete jubilata con ganas de ser «rico») no es más que un parásito social, que se hospeda en el mercado para ser (cuando es minoritario) depredado por el capitalista poderoso. Dispuesto a ser consumido y a que consuman su ecosistema, pensando que es cierto ese mantra de que «cada uno en su casa y algún dios en la de todos». Como si la madre naturaleza va a estar esperando algún juicio divino, para que podamos tener un fin diferente de otro tipo de homínidos.
Toda la parafernalia intelectual dun Silicon Valley, no puede ganar ala parafernalia egosita a tope de un entramado tipo Wall Street en conexión con los llamados paraisos fiscales. Que, esos sí, ese tipo de paraíso no necesita el permiso dívino para ser instalado.
Y es que no es Trump (o Putin…) el único memo que aún no entiende lo imbricadas que están ciencias varias, como Biología, matemáticas, Física…) con materias dee studio, menos científicas, pero que explican perfectamente el comportamiento humano (incluídos homínidos como el Trump). Los movimientos del gobierno USA, están más cerca de la teoría del caos, de lo que piensan muchas de sus señorías/generales (y elementos de la tropa).
Y, por cierto y «parafraseando» al dueño del patio, la lucha por el ambiente (entero) no es una moda.
Precisamente algo parecido le respondí el otro día a alguien que se quejaba de la ingeniería financiera de Inditex para pagar menos impuestos. Básicamente le dije que lo que debería hacer P. Iglesias es lloriquear menos y hacer su trabajo, es decir, legislar. Buscar las grietas de la ley que utilizan esos ingenieros financieros y cerrarlas.
Pues lo mismo en este caso.
El problema es evidente, lo que no acabo de ver es en qué medida podría paliarlo el hecho de convertir a los trabajadores en accionistas. ¿Qué nos hace pensar que sus incentivos serán diferentes a los de los actuales? Al fin y al cabo seguirían teniendo el mismo interés en que el valor de la acción suba
En las empresas en las que he trabajado, hace años no existian los EPI (Equipos de Protección Individual). La gente iba a trabajar con deportivas, zapatos, o cualquier cosa. Los guantes no existian, ni los chalecos de frío. Eso eran gastos que no estaban contemplados.
Vino la Ley, y ahora te entregan «casi» todo lo necesario para que no tengas un accidente laboral, y pobre de tí que no utilices esos EPI. Queda claro que al ser humano hay que obligarlo, por ley, a cumplir con algo. Por amor propio, a lo mejor, creo una fundación o hago donaciones. Lo demás, mientras no me obligen…
Cada humano particular vive 100 años. A algunos humanos sólo les interesa lo que les suceda a ellos durante ese lapso de tiempo. Si se les pregunta, dicen que no son responsables de lo colectivo ni del futuro colectivo, sólo son responsables de sí mismos y para sí mismos (aludiendo a GORKI).
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Un consejo de administración es el lugar jurídico anónimo en el que se esconden y escudan esas personas.
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Ni esas personas ni esos consejos de administración existirían si no existiese lo común.
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El Capitalismo, por definición, no se hace cargo de los residuos, los carga al conjunto de la comunidad.
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El Capitalismo no permite que la comunidad le fiscalize pero exige que la comunidad haga carreteras y alumbrado públicos para que fluya el comercio, es decir, sus beneficios privados.
Ayer escuché un programa de radio feminista para quienes el capitalismo era quienes las impedía ser madres.
Es una palabreja que conforma «relatos» particulares de quienes están convencidos que describen la realidad de todos.
Le ruego que recuerde las salvajadas medioambientales que se hicieron en la URSS. ¿El comunismo si se hace cargo de los residuos? ¿Y el mar de Aral?
¿En un bloque de apartamentos son los vecinos los que ensucian el descansillo o la comunidad de propietarios quien no la limpia?
Enrique, por primera vez en bastante tiempo nuestras opiniones coinciden. ¡Me parecía imposible! jejeje
Desde luego no vale decir que no es su trabajo, porque su actividad empresarial hace daño al medio ambiente. Y si uno con su acción hace daño es su obligación prevenirlo en la medida de lo posible. Y la cuestión es que no se trata de aguantar pérdidas a costa del medio ambiente, se trata de aceptar que un beneficio estable todos los años es un valor suficiente. El crecimiento infinito es una quimera.
Interesante post de Dans e interesantes reflexiones de los comentaristas. Parece haber acuerdo en que habría que hacer algo para que la codicia sin fin de los “mercados”, de accionistas y ejecutivos irracionalmente ambiciosos no dilapidara el bien común. La autorregulación puede solventar en parte este problema, pero no creo que sea suficiente.
La tragedia de los comunes es un argumento en favor de un estado centralizado poderoso que intervenga para evitar estos problemas.
Hay que ser hackvista o yanqui para hacer las cosas sin contar con el estado.
La próxima vez que los empleados de una empresa tengan una ocurrencia, ya saben a quien no tienen que llevársela.
¿Se imaginan que ante la suciedad de la escalera de su bloque, le pidan explicaciones al vecino del sexto en vez de a la comunidad de propietarios?
Ja, ja, ja, la junta de accionistas, ¡¡¡qué gran coartada!!!, ¿O es que las empresas cuando nacen, ya nacen con una junta de accionistas empotrados como sanguijuelas? ¿Verdad que no? ¿Por qué si luego la empresa sale a bolsa debido a su éxito y se abalanza sobre ella un ejército de vampiros accionistas, ahora son ellos sobre los que se depositan las «riendas» de la empresa cuando NADA del éxito por el cual se abalanzaron dichos vampiros es debido a ellos?
No hay tragedia de los comunes ni leches, lo que hay es que «una gota de lluvia jamás se siente responsable de la inundación».
Y así nos va, con rumbo de colisión.
Totalmente de acuerdo con el análisis desde hace muchos años.