Endel es una compañía berlinesa dedicada a la composición de música mediante algoritmos, pequeñas piezas de unos dos minutos y medio con fondos ambientales y sonidos relajantes combinados y títulos suferentes como «Clear Night», «Rainy Night», «Cloudy Afternoon» o «Foggy Morning» que supuestamente ayudan a las personas a relajarse o concentrarse, y que puedes encontrar buscando Endel en Spotify, Apple Music o Alexa, o puedes generar mediante su app, que utiliza parámetros como tu localización, la hora, el tiempo atmosférico o tu ritmo cardíaco para crear piezas personalizadas. Por el momento, Endel ha generado cinco álbumes que a mí particularmente me parecen bastante monótonos y aburridos, tiene comprometidos quince más durante 2019 y, al menos teóricamente, podría producir todos los que quisiera.
Según algunos, además, acaba de convertirse en el primer algoritmo que firma un contrato para la distribución de su música con una discográfica, Warner Music, lo que ha generado no pocos comentarios apocalípticos sobre la aparente distopía que ello supone.
La realidad es que el contrato de Warner no es con un algoritmo, sino con una compañía que retiene los derechos sobre sus creaciones, y que simplemente ha firmado un acuerdo sin anticipo con la discográfica para la distribución de algunas de sus piezas con un reparto de beneficios del 50%. El algoritmo de la compañía genera esas piezas simplemente pulsando un botón, puede generar hasta seiscientas en una sola interacción combinando sonidos de todo tipo con una intervención humana mínima, contrata a una empresa externa para ponerles título, y la discográfica simplemente selecciona algunas de ellas para distribuirlas como canciones a través de plataformas de música, en las que convive con canciones normales compuestas e interpretadas por artistas normales, generando ingresos en función de su número de reproducciones.
Que la distribución de la noticia no haya sido estricta, sin embargo, no quiere decir que sea falsa o que no sea interesante. De hecho, el interés de las discográficas por el machine learning no es nuevo: la han utilizado, por ejemplo, para crear y agrupar playlists contextuales o supuestamente ideales para determinadas situaciones en plataformas de música, con el fin de incrementar el consumo de determinadas piezas. Que se interesen por la posibilidad de que esa música pueda ser creada por compositores e intérpretes que cobran poco o nada, que son incansables, fieles y que no demandan periódicamente la renegociación de su contrato es algo que suena perfectamente creíble… ¿o acaso algún creador o intérprete esperaba algún tipo de amor sincero e incondicional por parte de su discográfica?
Por otro lado, la generación algorítmica de música no tiene por qué tener un límite: el hecho de que comience por composiciones de este tipo, ambientales y razonablemente sencillas, no implica que un algoritmo bien entrenado no sea capaz de producir, por ejemplo, una composición pop, house o de otro tipo, e incluso diseñarla en función de éxitos anteriores. Ya existen, de hecho, composiciones mixtas en las que un algoritmo crea música con un artista, aunque por el momento no se hayan convertido en ningún caso en éxitos arrolladores. Pero los humanos somos bastante más predecibles de lo que creemos o queremos creer, y las discográficas son expertas en la manipulación de los gustos del mercado simplemente con estrategias de control de los canales y de la promoción que se lleva a cabo en ellos. El concepto puede acabar generando discusiones más complejas de lo que parece. Y si no, al tiempo.
ACTUALIZACIÓN (21/04/2019): En The Verge, «We’ve been warned about AI and music for over 50 years, but no one’s prepared«
This post is also available in English in my Medium page, «Rhythm and algorithm…«
Off topic: esta semana esperaba una referencia al informe Müller después de dar por saco 2 años. Y por supuesto, sigo esperando los FactChecks de los verificadores súper-independientes.
¿Tú lo has visto? Yo no… ¿Hubo intervención de Rusia en las elecciones? Sí la hubo, y hay un buen montón de personas procesadas o encarceladas por ello. Si Trump no se enteró a pesar de que todos a su alrededor estaban conspirando con Rusia, es que es un pobre idiota, el tonto útil que Rusia puso ahí para dañar lo más posible a los Estados Unidos. El auténtico «Bienvenido Mr. Chance» («Being There») de nuestros tiempos.
Esta vez la maquina lo tiene más difícil … o no?.
Componer algo que llegue a tocar el corazón del oyente no es cosa fácil. Ni aunque tengas toda la publicidad detrás.
Pero si lo vemos algún día, esa máquina podrá acompañarnos sin descanso. Y no seré yo quien le reproche ser una simple máquina inane y sin espíritu.
Pero eso no sé si está por ver o si ya hay algo – alguna canción que oímos actualmente – que ni siquiera sepamos que fue de una maquina cualquiera y que tuvo su origen en una mezcla de algoritmos y neuronas eléctricas. Y su dueño le robo los derechos de autor a la pobre maquinita.
Habrá alguna manera de proteger a esas pobres maquinas del robo de propiedad intelectual a la que pueden estar sujetas en el próximo futuro?
Al fin y al cabo, el que sepa programar los algoritmos será el padre de sus criaturas. Y si nos toca el corazón, bienvenido será.
Hace muchísimos años, antes de que se hubiera inventado el PC en «Investigacion y Ciencia», leí un articulo sobre un programa de ordenador que «escribía textos».
La cosa era bastante sencilla, el ordenador recogía el texto de algo largo, por ejemplo un libro y analizaba todos los conjuntos de tres caracteres seguidos,. letras, espacios y signos de puntuación que se encontraba en el texto. Con eso hacia unas tablas estadísticas y aleatóriamente en función de su frecuencia en la lengua, escribía el siguiente caracter, espacio o símbolo. El resultado por supuesto no tenía ni pies ni cabeza, era algo parecido al «Lorem Ipsum» y sobre todo no transmitía un mensaje, pero si lo leías en voz alta, sonaba, a español, italiano o inglés perfectamente.
Supongo que si analizas la obra de Beethoven de la misma forma, puedes «componer» música que suene a Beethoven, aunque naturalmente e carezca del mensaje y sentimiento que Beethoven pone en su música. Sin embargo si con ayuda de IA eres capaz de insuflar en esa composición aleatoria un sentimiento, romántico, heroico, de tristeza,… quizä, hagas música automática que si no de Beethoven, tenga tanta calidad como la que pueda hacer el Duo Dinámico.
No solo los chupatintas nos vamos a quedar sin trabajo, digo yo, y para lo que cobran….. ( Coletilla dedicada a Jasús Raro)
Bach, compuso varias obras a partir de fórmulas matemáticas, hay algunas en las que las notas se suceden como si fuese una serie o algoritmo….
Música y matemáticas siempre han ido de la mano, por eso no nos sorprende que un ordenador pueda componer por sí solo.
Paco #005, lo explica, prácticamente el 100% del reguetón, utiliza el mismo patrón rítmico, y la armonía, en un 90 % … ( mas o menos…) es con una serie de acordes, 6,4,1,5. (la menor, fa, do, y sol)
Y si tenemos en cuenta las letras…,
La verdad, ahora ya, hay música que hasta un ordenador, le podría poner más sentimiento….. (coletilla dedicada a Gorki….)
Los éxitos del pop actual se crean en gran medida con herramientas informatizadas con amplio uso de bases y secuencias pregrabadas, donde se ha reducido la ejecución intrumental por parte de músicos.
Si a eso unimos el uso mayoritario de progresiones simples de 3 o 4 acordes del tipo I, IV y V o I-V-VI-IV, o variaciones del canon de Pachelbel, no parece descabellado que una herramienta con IA pueda hacer creaciones incluso exitosas.
Sólo falta pasar de texto a voz y corregir la voz sintética con Autotune, tomando una conversación de Whastsapp de unos adolescentes quedando para salir: Voy a salir esta noche, vamo a tomar unas copas, quiero hacerte…,…
Estoy de acuerdo que debemos pagar un creador por su creatividad… música en este caso. Ahora pienso… si un algoritmo el/la cual le estoy yo surtiendo de data sobre mi (preferencias, estado de animo, localización, ritmo cardiaco, mis gustos, …) gratis y me personaliza una oferta ( me me vende) ¿debo pagarlo? O sería ha revés…
Algoritmos, y personalización a base de entregar nuestra data personal … me parece más de «filter bubble» y menos riqueza en explorar, descubrir lo nuevo y sorprenderte de lo esperado: perdemos diversidad.
…»Sign of The Times» (Prince)
Saludos
Si vas a una rienda a comprarte un traje a medida, y el sastre te toma las medidas para hacerte el traje incluyendo el tamaño de tu pecho, cintura,…. enn un patrón. ¿Crées que tienes derecho a cobrar al sastre por cederle tus medidas?
Con el Google Doodle de hace unos pocos días (21 de marzo) se pueden componer con facilidad cancioncitas que incorporan creatividad y AI.
Tú escribes una melodía simple y la IA de las máquinas de Google te genera tres voces adicionales con el estilo de «Bach».
Por ejemplo ésta:
https://g.co/doodle/367vu8
Yo solo tuve que escribir las notas negritas de la fila de arriba.
Buenas! Aquí Jaír, de EfectiVida.
Muy interesante el tema. La verdad es que esto de los algoritmos da que pensar. Me gustó el comentario de Frank Rodríguez, sobre lo de quién debería pagar a quién.
Es evidente que los autores merecen su parte, aunque en vez de crear música, hayan hecho lo propio al desarrollar un algoritmo.
Ahora bien, estas fórmulas no pueden funcionar sin nuestra ayuda. Un ejemplo son las recomendaciones de Netflix o Spotify. Al principio, el alogoritmo cree que, si te gusta una película de terror, te gustarán todas. Después, al ir seleccionando o valorando, va aprendiendo.
¿El hecho de que nos hagan recomendaciones precisas vale el uso de nuestros datos? Puede ser. Desde luego, el mundo está cambiando.
Gracias Enrique. En tu blog, disfruto leyendo los artículos, los comentarios, y me pongo a escribir como un loco lo que me va saliendo.
Un saludo desde Las Palmas!
También está en Google Play Music.
Y las tres o cuatro que he escuchado eran prácticamente idénticas.
Un ruido rosa de fondo y una especie de flauta muy suave haciendo una melodia casi monótona.
La verdad, para relajarme (o para leer un buen libro y aislarme del ruido exterior) prefiero escuchar una tormenta. Y de eso también hay un montón de álbumes en todas las plataformas.
No dudo que la IA será capaz de hacer buena música, pero lo de Endel deja mucho que desear.
El gran problema de las recomendaciones basadas en «algoritmos» a partir de tu historial de uso, es lo que se llama la creación de «Cámaras de Eco». Un día oyes por ejemplo rumbas y el «algoritmo» decide que gustan las rumbas y no te ofrece pasodobles. Consecuencia, oyes solo rumbas y al cabo de un tiempo, ers un experto en rumbas que solo entiendes de rumbas y solo te gustan las rumbas.
Esto en la música no es muy peligroso, pero si ocurre en recomendaciones de todo tipo, de vinos, de compras, religiosas, políticas, deportivas,…. terminan transformándote en el «hombre unidimensional». solo tienes una personalidad con una sola cara definida y sin fisuras, en consecuencia, te has trasformado en un «talibán» formado dentro de la «Cámara del Eco».
Y hablo por experiencia, como he dicho alguna vez, suelo oír música con Youtube, (LEGAL GRATIS y de CALIDAD), situada en una pestaña en segundo plano. Pues resulta, tengo que hacer un esfuerzo grandísimo para convencer al «algoritmo», de que me gusta algo mas que un puñado de unas 50 canciones, que en un orden o en otro me aparecen al cabo de 20 minutos de oír música empiece por la canción que quiera.
En una sociedad que hace asquerosamente ricos a seres humanos que no pasan de tatarear, resulta espeluznante el rencor hacia los algoritmos. Y más teniendo en cuenta que son las mismas corporaciones las que se hacen más asquerosamente ricas explotando a todo quisque habitual de la sociedad antes mencionada.
El algoritmo de facbook no cuelga en mi muro practicamente nada que me pueda ofender intelectualmente. Por el contrario, cuelga más de un 90% de asuntos que me pueden caer bien. Como bien dice: «similar a publicaciones…» Es cierto que nunca me gustó la publicidad incorporada, pero se hace bastante «invisible» no mirando hacia el lado derecho. Por lo que pude notar a veces, el algoritmo lo hace mejor que muchos publicistas. Y lo «gratis» hay que pagarlo.
Repito que me den algoritmos y me saquen poticastros, periolistos, jueces de pacotilla… e incluso futbolistas defraudadores profesionales. Si el «programador» es un auténtico homo sapiens, los algoritmos no tienen porque ir en contra de nuestra evolución.
Yo veo una clara pega en esto, o una oportunidad de negocio(abusivo) también:
¿porque no poner ese algoritmo a crear practicamente todo trozo de sinfonia posible y minimamente correcta y registrarlas absolutamente todas como propiedad intelectual y luego pedir royalties a quien publiquen algo que coincida con estas melodias?
Hace años utilicé un programa que se llamaba «compositor». Era la época de Windows 98 o Me, no recuerdo. Ya utilizaba algoritmos a partir de unos pocos parámetros. Te avisaban en las condiciones de uso que no se podía comercializar el resultado. Nada ha cambiado y nada es novedoso del todo