Devin Nunes es un congresista republicano norteamericano por California que presidió durante un tiempo el Comité de Inteligencia y formó parte del equipo de transición de Donald Trump. Su cuenta de Twitter tiene casi 400,000 seguidores, pero tiene un problema: la supuesta cuenta de su vaca, Devin Nunes’ cow, tiene ya más de 600,000 y ha desencadenado todo un movimiento llamado, con toda propiedad, «#themooovement», la de su supuesta madre, Devin Nunes’ Mom ha sido suspendida, y la de su supuesta madre alternativa, Devin Nunes’ Alt-Mom, está llegando a las 40,000.
Obviamente, la vaca de Devin Nunes no tiene una cuenta en Twitter, y su madre, si acaso tiene actividad en Twitter, no es a través de ninguna de las cuentas mencionadas. Las citadas cuentas son parodias dedicadas a parodiar y satirizar la actividad del político, y, en un caso clarísimo del llamado «efecto Streisand«, han escalado dramáticamente en popularidad a partir de la decisión de Nunes de denunciar a Twitter y a esas cuentas por negligencia, libelo e insultos.
Estamos, una vez más, ante el problema de libertad de expresión: básicamente, diferenciar lo que debe estar protegido bajo ese paraguas, lo que debe considerarse sátira, humor o crítica legítima a una figura con trascendencia pública, frente a lo que puede ser etiquetado como una difamación, un libelo, una incitación a la violencia o algún tipo de insulto. Las fronteras no son en absoluto simples: para Twitter, que en tiempos se definía como «the free speech wing of the free speech party«, es inaceptable el intento de suplantación, la incitación a un comportamiento violento o la publicación de datos personales, pero fuera de ahí, mientras la cuenta esté claramente etiquetada como parodia y no entre en ninguno de estos comportamientos, prácticamente todo vale.
Si eres una figura pública y te sientes insultado, acosado o difamado, puedes por supuesto reclamar protección legal, pero tendrás que tener en cuenta no solo que provocarás un importante efecto de amplificación, sino que además, lo normal será que tu demanda sea desestimada y considerada dentro de las leyes anti-SLAPP, que protegen al público contra pleitos que tratan de prohibir la participación pública. Además, si eres criticado, es más que posible que tengas que comerte las críticas con patatas, porque en países como los Estados Unidos o México ya hay precedentes legales que impiden a cualquier político bloquear a nadie en una cuenta en redes sociales en la que haya hecho anuncios significativos. Criticado, y prácticamente forzado a verlo en tu timeline, es decir, que se entiende, en la sociedad actual, que las críticas van con el cargo.
Por supuesto, esta apreciación depende del contexto. En Turquía, por ejemplo, todo aquello que no guste al presidente es causa ya no del cierre de una cuenta, sino de que todo Twitter deje de estar accesible. En Rusia, Vladimir Putin acaba de promulgar leyes muy severas contra todo aquel que publique «información significativa no fiable», en referencia a todo aquello que su gobierno considere dentro de las llamadas «fake news», y contra todo aquel que insulte a una figura pública.
El tema tiene unas fronteras, sin duda, muy complejas. Cuando hablamos de ciudadanos normales sin un cargo público, delimitar lo que es un insulto, un acoso, una calumnia o una difamación parece relativamente – aunque no completamente – claro, es algo que no suele llegar a la fase judicial, y que a lo largo de su historia, Twitter ha protegido especialmente mal. En general, tendemos a aceptar que la libertad de una persona termina donde comienza la de otra, y que las relaciones sociales «entre iguales» se rigen por un criterio que marcan las normas de educación.
Cuando el protagonista es un cargo público, todo indica que hablamos de problemas que van, en cierto sentido, incluidos en ese cargo, y que ese cargo público se ve abocado a aceptar la crítica, prácticamente sea del tipo que sea, siempre que no incluya amenazas evidentes, insultos muy claros, divulgación de determinados datos personales o llamamientos a la violencia. Prácticamente un «vale todo». Y la cuestión es precisamente esa: ¿debe realmente valer todo? Mi forma de analizar este tipo de cuestiones, por norma general, es retirar el elemento que provoca la incertidumbre, en este caso, las redes sociales: si desde un periódico impreso o en televisión un político fuese objeto de insultos, de acoso, de calumnias o de difamación, ¿no actuaría la ley? ¿No debería hacerlo exactamente igual si esos insultos, si ese acoso, si esas calumnias o esa difamación tuviesen lugar a través de una red social? ¿Por qué tratamos diferente unos medios de comunicación frente a otros, si el impacto de, por ejemplo, un tweet insultante puede, hoy en día, ser mayor que el de un insulto en prime time en televisión?
¿Deberíamos exigir a los ciudadanos que mantuviesen un tono socialmente aceptable, dentro de los límites razonables de la educación, incluso cuando critican a un cargo público? ¿Preferimos considerar el escrache como una táctica política plenamente lícita y hasta justificada? ¿Dónde debemos situar los límites a la libertad de opinión y de expresión?
This article was also published in English on Forbes, “The politician, his cow and his mother: some thoughts on freedom of expression«
Interesante artículo, como casi siempre.
Tocas algo que me fascina y que está recogido en nuestra constitución pero que lo que día ese papelajo (apelando a mi libertad de expresión) me trae al pairo por no decir que me produce sudores en determinadas partes de mi cuerpo. Si me suscita más interés lo que diga el convenio europeo de derechos humanos sobre ello, básicamente porque estamos en Europa (todavía). Es por ello que te voy a pedir que leas el artículo 10 de ese convenio.
La jurisprudencia española viene diciendo que mientras no haya dolo ni menoscabo no hay delito, creo que lo conoces MUY bien porque no he visto a nadie mejor que tú usando las palabras diciendo exactamente lo que hay que decir sin causar esas cosas por lo que VIVA LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN ! La declarada en Europa, no la nuestra.
¿Conoces la verdadera historia de la canción «al alba» de Luis Eduardo Aute….? Si no la conoces pregúntale a Google…. ;)
Saludos desde el Parlamento Europeo.
Enrique,
La excma. Diputación de Samora me tiene bloqueado en su página de feisbuk para que no pueda comentar ni dar reacciones. Se ve que les molesta mis comentarios taaaan objetivos y reales.
Acabo de remitirles copia de este artículo y por si no les queda claro copia de los otros 2, el de el país y el de the NY times.
Espero que te parezca bien.
Hemos topado cun concepto tan manoseado como puede ser el de violencia. Israel considera respuesta adaptada a disparar contra los manifestantes palestinos. Y considera asimismo una piedar lanzada como repuesta violenta.
Rusia considera defender a los que quiere defender, pero considera violencia la respuesta de los que son atacados por ella.
De USA poco se puede decir que ya no esté dicho. No existe violencia pro-Trump, pero siempre habrá violencia anti-Trump
De la clandestina China si sabemos que usó tanques para dispersar manifestantes. Y no tiene pinta de que mejorara.
Y como curiosidad malsana, tenemos en España ejemplo de como la violencia separatista actual se considera mucho peor que la violencia de los chalecos amarillos (e incluso del 23F!!!!)
El poder no necesita libertad de expresión porque para eso ya impone lo que le salga de las pelotas (o de los ovarios). El pueblo tiene que defender su libertad de expresión, porque constantemente el poder quiere quitársela. Una «pequeña» diferencia.
Panfletos, paredes y demás espacios de protesta no se deben usar para no ensuciar lo mucho que limpia el poder. No pienso decir si es ironía.
Cuando Hitler vociferaba (algo violento) contra todo quisque no ario, en sus discursos ante jóvenes camisas pardas, esta usando un canal directo sin posibilidad de que los oyentes pudieran filtrar en cierto modo la oleada de frases violentas. Y aún así podemos decir que su «libertad de expresión» le debía permitir hacer eso. Mientras solo vomitara palabras.
Las palabras de un nazi (o de un fanático izquierdoso) por internet, no pueden llegar a una centésima parte de la violencia emitida por Hitler. La tecnología permite que lo puedas leer con calma (si te agitan las palabras, tendrías que mirar en tu cerebro, no en el aparato emisor). En casa y con tío Google a cuestas, puedes controlar hasta que punto lo que ves escrito tiene pinta de verdadero (por ejemplo, algo que no puedes hacer formado en las centurias hitlerianas).
En fin, que las parodias de los políticos me parecen ejemplos claros de lo que se necesita mantener vivo en una democracia real. La tecnología no es culpable de que muchos internautas se cabreen leyendo noticias de Mundotoday o de Eljueves, como si fueran reales.
Parafraseando a un gran personaje bíblico (por mucha mala fama que tenga) : acaso soy yo responsable de lo que haga el tonto de al lado.
Resulta muy curioso que se le dé tanta importancia a algo obsoleto como la privacidad (otro concepto bien manoseado) y se pueda minimizar el peligro de perder la libertad de expresión. Lo único que realmente teme todo tirano.
Por supuesto que las palabras afectan a la gente a todo el mundo. Supongo que alguna vez le habrán insultado y habrá sentido calor y se habrá alterado pues las redes sociales lo mismo. Las palabras tienen mucho poder de hecho las palabras por si solas crean realidades .
«si desde un periódico impreso o en televisión un político fuese objeto de insultos, de acoso, de calumnias o de difamación, ¿no actuaría la ley? »
Extraño y dudoso criterio de valoración, que supone que legalidad y moralidad coinciden.
Las leyes son la expresión de quién detiene el poder en un momento determinado, y como tal, son parciales (o sea justas para unos e injustas para otros).
Sin cualificarlos de perfecto, me parece que los imperativos categóricos de Kant serían mucho mejor criterio.
Para esto lo mejor es tener amigos. Llamadita a la red social y quíteme al pesado este que se cachondea de todo lo que publico. ¿A que sabe de que le hablo? Bailar, bailar ;-)) Los que tienen un MBA le llaman networking.
Pues no, no sé de qué me hablas. De hecho, si te refieres a mí, es evidente que estás muy mal informado. Pero seguramente te dé lo mismo :-)
Tiempooooooo!
Te dejo hasta mañana para que hagas memoria…. Si no sale esto, es que te acuerdas…. Y mañana no te pongo nada, sin rencor eh?.. Venga un poquito de dance… Bailar bailar
Como diria mi amigo enrique dans, los trolls son los demas!
Ay!
Venga disfruta del domingo, y saca tu lado simpático.
Ps: face un sol del carayo!
Caes ya…
Repito: ni tienes ni puta idea de lo que pasó, ni te interesa lo más mínimo, porque no estás dispuesto a escucharlo ni a pensar que, a lo mejor, no soy como tú crees ni me plantearía jamás hacer lo que afirmas (sin prueba alguna) que hice. Pero es que además, me importa francamente poco.
Para mi está claro, aunque no sencillo:
Las RRSS que quieran defender la libertad de expresión deben:
Solo censurar aquello que claramente pasa los límites, ya sea de acoso, datos privados etc.
Para todo lo demás: Están los juzgados.
Además, debe dar buenas herramientas a sus usuarios, todos, que para mi con el Silenciar(que entiendo nadie lo tiene prohibido aunque sea un p.publico) y el bloquear ya son unas minimamente buenas herramientas, mejorables.
Como en otros tantos casos, aquí internet no es diferente a la vida real, un p. publico pasea por una calle y 4 o 44 le insultan, según lo que digan o como lo digan el p.p. lo ignora o les denuncia o si es un evento con admisión consigue que lo echen de la sala. En Internet lo mismo.
Enrique
Gracias por contestar, te recomiendo la película la piel que habito… , las escenas en Finisterre, vienen a cuento.
En fin dejando la anécdota aparte. La realidad es que el anonimato en internet, tiene cosas buenas como por ejemplo te pones «el sombrero de papel de plata», y recibes las ondas del pasado, directamente la realidad que pasó y no la recordada… y nadie te reconoce.
Y cuando molestan más de lo debido, zas, no salen. Así si te pasas y te cogen ojeriza pues tiene remedio.
Lo mejor lo has comentado en otro lado, pasar el fin de semana con unos amigos y unas copas, sin llegar al exceso, no sé si internet es un reflejo de la vida, o la vida de internet.
Saludos,
PS: Como dijo el carnicero de Málaga, «Españoles, Guti ha muerto»