Luxemburgo se convierte en el primer país que declara el transporte público completamente gratuito en todo su territorio, a instancias de su primer ministro, el recientemente reelegido Xavier Bettel, como un intento de paliar la fuerte congestión de tráfico que sistemáticamente aqueja al Gran Ducado.
Curiosamente, las cifras que evalúan los atascos del país apuntan a unas 33 horas al año que cada residente del país pasa atrapado en tráfico, sensiblemente inferiores a las 42 horas que pasamos los madrileños o, por supuesto, a las 102 que tiene que sufrir un residente en Los Angeles, por poner dos ejemplos (puedes ver las estadísticas correspondientes a tu ciudad en esta página). Obviamente, la gestión del transporte en el minúsculo país centroeuropeo (2,586 kilómetros cuadrados y 576,249 habitantes) es sensiblemente más sencilla que la de una gran capital de varios millones de habitantes, pero la propuesta de valor del transporte público bajo un modelo de gratuidad o de tarifa plana parece hacerse cada vez más popular.
Recientemente comenté el caso de Tallinn, la capital de Estonia, que se une al de muchas otras ciudades – veinticuatro tan solo en Francia – en las que el transporte público es completamente gratuito, además de muchas otras, como la propia capital francesa, París, que están considerando esa posibilidad. Otras, como Helsinki, experimentan con la agrupación de todas las modalidades de transporte urbano en forma de una tarifa plana mensual que se gestiona mediante una app, Whim, y que parece estar generando muy buenos resultados en términos de uso. Es de hecho posible que el impacto de una tarifa plana a la hora de convencer a una persona para desplazarse en transporte público sea más convincente que un modelo de gratuidad total, debido al efecto psicológico generado por el hecho de intentar aprovechar un pago que ya se ha efectuado, independientemente del hecho de que, además, se puedan aplicar bonificaciones para personas de rentas bajas, tarifas más bajas para estudiantes, etc. De hecho, así parece ocurrir en las experiencias llevadas a cabo por servicios como Uber en algunas ciudades, en las que el establecimiento de una tarifa plana ha generado un fuerte incremento de la demanda y un desplazamiento de personas que anteriormente utilizaban el vehículo particular.
El incentivo del transporte público, además de su parte obvia, aumenta cuando consideramos la reducción que posibilita de cara a funciones como el ticketing, la supervisión y el control, que pueden, según la opción elegida, eliminarse completamente o reducirse a procesos sumamente automatizados, algo además compatible con la progresiva introducción de sistemas de conducción autónoma. La idea de la gratuidad entronca con el concepto de ciudad como servicio o city-as-a-service, que considera los servicios de transporte público como parte de la propuesta de valor de una ciudad y pretende financiarlos, por tanto, mediante los impuestos que pagan sus residentes, al tiempo que establece una serie de APIs a las que pueden conectarse otros proveedores que ofrecen opciones adicionales de transporte y que comparten sus datos con las autoridades municipales. Un modelo que toma protagonismo a la hora de luchar contra el uso de un automóvil particular que se ha convertido en la auténtica plaga de las ciudades, en el verdadero enemigo a batir, solo defendido por aquellos capaces de poner su comodidad por encima de cuestiones infinitamente más importantes y cada vez más urgentes.
Sin duda, el transporte público, con modelos reforzados, de calidad, posiblemente gratuitos e incluso autónomos (Waymo comenzó la explotación comercial de su modelo de taxis autónomos el pasado 5 de diciembre), está destinado a ser una de las bazas más importantes que las ciudades utilicen para redefinir un modelo de transporte que resulta cada día más importante cambiar.
ACTUALIZACIÓN (13/01/2020): Delano, una página en inglés sobre la actualidad de Luxemburgo, incorpora este artículo en su discusión sobre la idoneidad del transporte público gratuito.
This post is also available in English in my Medium page, “What Luxembourg can teach the world about public transportation»
Me parece una idea excelente. Yo llevo muchos años pensando, no proponiendo activamente (lo reconozco), eso para mi ciudad. Donde vivo hay muchos «bono bus» (las autoridades están muy satisfechas por ello), pero por una razón o por otra no me conviene (o no tengo derecho) a ninguno. Que si es para jubilados con renta baja, para estudiantes, para una zona determinada, bono de 11 viajes por 15 euros (si sacas tres bonos pagas tres veces al conductor) imaginen una persona que hace 4 viajes al día, tiene que sacar 3 o 4 bonos a la semana. En fin, barreras de este estilo que hacen que no tenga ningún «bono» en mi cartera y no utilice el transporte publico no por falta de ganas, si hubiera una tarifa plana yo la pagaría encantado, llevaría mi bono, «bajaría» mas a la ciudad (ahora voy lo menos posible y en coche) y el autobús no se «gastaría» demasiado por un viajero mas (van medio vacíos).
Dudo que la tarifa plana en la EMT, (de Madrid), reduzca el número de personas que van en coche, al menos no es eso lo que ocurre entre los mayores, que si tenemos tarifa plana de coste más bien reducido. Mas me parece, que el incremento de uso de los transportes públicos, vendría de quienes hoy para un trayecto corto, van andando y puede que en ese caso fueran en autobús. Esto es lo que ocurre con el abono transporte mensual de los mayores.
Lo que digo, posiblemente no es aplicable a los transportes interurbanos, en el que hablamos de mucho más importe, ahí si pudiera ser que aumentara el uso de ser gratuito, pero como no los he utilizado nunca, no me atrevo a opinar, pues desconozco las motivaciones tanto del que viene en transporte público como del que utiliza trasportes urbanos.
Lo que realmente motivaría no coger ningún tipo de transportes, ni públicos ni privados, es el teletrabajo. De dedicar dinero a reducir el uso de vehículos privados, lo utilizaría en subvencionar las infraestructuras necesarias para que las empresas puedan montar el teletrabajo de parte de sus empleados. Además, al menos en parte, la inversión se podría reducir del ahorro a la actual subvención al transporte público, pues reduciría la demanda de servicio en horas punta, y permitiría circular mejor a los autobuses urbanos..
Me temo que las neuronas para superar la estupidez de que cuando teletrabajamos en realidad estamos durmiendo la siesta o procreando (literalmente oído a un jefecillo) no son subvencionables. Y lo de que te empiecen a hablar de agravio comparativo con uno que sí se ha dedicado a vaguear tampoco. Me temo que eso solo lo verán nuestros nietos porque con un poco de suerte tanto cacique se extinguirá con nuestra generación y el recelo a no verte. Aunque como ya sabemos del elemento más abundante del universo…
Hay muchas empresas de primerisima fila que ya tienen trabajando en su casa a parte del personal una parte de la semana. Sin embargo estoy contigo, aun hay mucha resistencia al teletrabajo.
Quizá la relaciones entre un teletrabajador y la empresa, debieran ser una mezcla de las de un empleado normal y las de un autónomo Algo parecido a lo que tienen los vendedores, donde su sueldo está en función de sus resultados.
Muy bien por las iniciativas. Lo de la tarifa plana tiene mucho sentido.
Creo que el hecho de que preferimos el vehículo privado, infinítamente más caro que una tarifa de 50€ (o lo que sea) mensuales por el transporte público de Madrid es una realidad que debería plantearse algún dirigente o blogero.
Me parece que no es cuestión de precio sino de que nos tiramos más de 12 horas fuera de casa y eso nos lleva a cometer pecadillos como buscar la máxima comodidad posible en lugar de estar 2 horas más dando vueltas y haciendo transbordos por Madrid.
Que lo pongan a 200€ pero que tarde menos de lo que tardo en coche. Y acepto gustosamente el calificativo que me quiera poner D. Enrique, me da lo mismo.
Luxemburgo ese pais que lanza 17.6 toneladas de CO2 por habitante (España 5.4). Que es considerado un coladero en temas fiscales en la UE junto a Irlanda, pudiendo tener por ello superavit en vez de deuda generada en 2017, va a hacer que su pequeña población se ahorre el transporte colectivo. Bueno al menos es una medida no autoritaria, aunque sea propia de gobiernos trileros, como cuando no le pongo la x en la Iglesia y luego por detrás se subvenciona a este estamento. Al final el transporte tiene un coste y se va a repercutir en las cuentas del país, y de los demás «socios» de la UE que competimos con paraisos fiscales encubiertos. Si fuera luxemburgués me estaría riendo de los tontos del resto de paises que les pagan la fiesta.
Pues si en realidad los madrileños pasan al año 42 horas en atascos, la verdad es que tampoco me parece tan dramático. Eso representaría unos 10 minutos al día de tiempo «perdido». Si el argumento para usar el transporte público es esa pérdida de tiempo, pues, la verdad me parece bastante flojo. Prefiero perder 10 minutos por ir en coche (eléctrico, para que no me digais que soy un asesino) que 1 hora adicional en transporte público.
Curioso que la percepción de los madrileños sea tan terrible del tráfico, pero por ejemplo haya menos atascos que en Oslo, por poner un ejemplo de esos paises «fantásticos». Interesante la web que enlaza Enrique.
Aunque bien pensado, a lo mejor lo que pasa que esas supuestas estadísticas son bastante malas..
Según mis cálculos la media no es de 10 sino de 7 minutos.no se si por individuo o, (incluido niños y ancianos) o vehículo. Me hace el efecto que es muy bajo, pero hay que tener en cuenta que el atasco es solo en horas punta y en el centro.
El que se mueve por barios no céntricos y a partir de las 10, no suele tener atascos. El que usa el coche para entrar a las 8,30. y salir a las 6.30 si se encuentra uno en su camino, se los encuentra todos los días laborables.
El reparto es tan desigual que dar medias no es significativo, habrá quien pierda 200 horas y quien no pierda mas que 30 minutos al año – ¿Como lo miden?
Como el atasco afectan a todos los vehículos excepto al metro y a los peatones, de nada vale ir en autobús a la oficina, te lo tragas igual.
Gorki:
Probablemente tu cálculo sea mas ajustado. Yo no estaba pensando en festivos ni vacaciones, pero con cálculos aproximados.
Lo relevante para mi es que se usen cifras en plan titular «los Madrileños pasan al año 42 horas en atascos», cuando haciendo unos cálculos básicos se ve que no sería para tanto. (Recomiendo un libro muy bueno de Johan Allen Paulos – Un matemático lee el periódico)
Mi comentario está mas bien relacionado con la facilidad con la que nos creemos las estadísticas y como queremos como sociedad tomar decisiones usándolas, y esto no siempre es posible.
Además cuando no explican como se ha elaborado la estadística (preguntas a los conductores, a todo el mundo, datos de uso de a red de telefonía móvil, preguntas a los ayuntamientos…) son todavía menos creibles.
Como dije antes, la web que enlaza Enrique de Inrix es muy interesante.. por los resultados tan absurdos que presenta.
¿Alguien se cree que Cartagena sea la segunda ciudad de España con mas atascos?
¿O que en Soria se pierdan al año 22 horas en atascos? ¿y que en Tomelloso (36000 Hab) se pierdan tantas horas en atascos como en Bilbao o mas que en Vigo, Gijón o Ferrol?.
Este tipo de iniciativas son fantásticas, pero hay que reconocer que solo son aplicables en ciudades con una amplia red de transporte público. Pensar en dejar aparcado el coche en casa en ciudades/pueblos más pequeños o con una red pública insuficiente es complicado…
Aún así..bravo por la iniciativa y vamos a ver si otros paises copiamos!!