Este artículo de New York Magazine titulado «How much of the internet is fake? Turns out, a lot of it, actually« es largo, pero posiblemente sea uno de los mejores usos del tiempo que quieras dedicar de cara a entender el mundo en que vivimos.
El concepto de fake internet no tiene tanto que ver con las llamadas fake news como con la brutal proliferación de bots, clics falsos, visualizaciones de vídeo simuladas, factorías dedicadas a generar tráfico, followers, comentarios y otros mecanismos dedicados a simular popularidad. El artículo habla específicamente de the inversion, el supuesto momento en que el número de usuarios falsos supera al de los reales: cuentas falsas recolectando cookies falsas y movimientos de ratón falsos haciendo clics falsos sobre páginas falsas, en una especie de universo paralelo en el que lo único real es la publicidad.
En algunos sitios, de hecho, la falsedad alcanza límites insultantes. Esa falsedad que la mayoría de las redes sociales no limitan por miedo a mostrar estadísticas de popularidad menores, o que directamente se aprovechan de ella porque les permite mejorar sus resultados económicos, y que hace ya bastantes años definí en algunos artículos como una trama similar a la del Blade Runner, en la que la tecnología ha conseguido crear androides tan perfectos que resultan indistinguibles de los humanos y es preciso idear complejos tests de personalidad para discernir quién es quién. En la red hemos podido presenciar con horror cómo esos primitivos bots que al principio resultaban toscos y burdos, que se limitaban a «aparecer» entre los seguidores de una cuenta y a mantener una presencia pasiva comenzaban a «dotarse de vida», a simular cada vez más procesos, a seguir otras cuentas, a hacer retweets aleatorios, a generar patrones de navegación o a copiar y pegar contenido de cuentas genuinas para aparentar ser usuarios reales. Esa asquerosa escalada armamentística entre los creadores de cuentas y actividad falsa y los gestores de las redes interesados – al menos supuestamente – en detener su actividad, que se caracteriza cada vez más por un uso intensivo del machine learning y la automatización sofisticada de alto nivel, todo ello al servicio de una estúpida carrera por tener más followers, como indicador absurdo y vacío pero que muchos siguen desgraciadamente interpretando como reflejo de algo.
¿En qué momento se prostituyó la red para convertirse en un absurdo concurso de popularidad con absolutamente todas las métricas trucadas? En su momento, recuerdo cuando empezamos a ver cómo las discográficas empezaban a inflar las visualizaciones de sus vídeos en YouTube hasta mucho más allá del límite de lo grotesco, y pensar eso de «no han entendido nada», cuando ahora el tiempo y la perspectiva parecen empeñarse en demostrar que sí lo habían entendido: habían entendido cómo reconstruir el mismo sistema de métricas trucadas que tenían antes de internet.
Ahora ya prácticamente todo es falso. Hasta las personas son falsas, y se dedican a mentir hasta el límite de imitar campañas para que parezcan pagadas porque eso se supone que es una métrica de popularidad: el mejor es el que tiene más patrocinadores, y si no se tienen, se simulan. El avance de la tecnología ha hecho que no podamos en ningún momento discernir si leemos a un bot creado en una troll farm o a una persona de carne y hueso: un chatbot con una imagen creada por un algoritmo puede resultar tan real que muchos no lo diferencien ni cuando entran en Tinder.
No sé si esta internet vale la pena. A mí, sinceramente, me va bien haciendo lo que hago, porque tengo otras razones para hacerlo más allá de la maldita publicidad y el dinero: intentando recoger cosas que creo que son genuinamente interesantes, generando un tráfico de personas reales y manteniendo unas estadísticas que prueban que jamás he jugado ningún juego extraño más allá de seguir siendo yo mismo y publicando sobre lo que me interesa. Pero me temo que estoy en franca minoría, y me deprimo cuando veo pedazos de lo que he escrito replicados en páginas creadas automáticamente por bots para hospedar anuncios que reciban clics falsos, porque en cierto modo también implica que lo que tú haces sirva para alimentar ese asqueroso sistema.
No sé a dónde va esto, pero no me gusta. Pero hubo una época en la que fui optimista (o idealista, o estúpido, o todo junto), y cada día que pasa la echo más de menos. Qué asco.
This post is also available in English in my Medium page, “Basically, the internet’s a house of cards«
Habrá que cambiar el chiste: On the internet, nobody knows you’re a bot.
No sé por qué iba a ser la internet distinta del resto del mundo.
Los feriantes siempre supieron que lo difícil era atraer a las tres primeras clientes; el resto sigue al grupo.
La mayoría de la gente solo sigue «tendencias», que es como se lkama ahora al rebaño.
Internet es la nueva plaza del pueblo un domingo cualquiera.
Un tonto no deja de ser tonto por tener un teléfono, ni una idiotez es una gean idea por vestirla de bits.
Que razón tienes.
No creo que seamos minoría, si no la mayoría minorizada.
Recuerdo que cuando empecé a trabajar por primera vez en una empresa, recién salido de la universidad, tenía un compañero en la misma situación y al poco de ver cómo funcionaban algunas cosas dentro de aquella empresa me decía «pero…¡todo es mentira!». Pensamos que dentro de las empresas todo era perfecto, real, genuino. Curiosamente era a comienzos del año 1995, y más tarde ese año nos instalaron un navegador en el PC y nos dieron acceso a internet (correo electrónico externo, navegación web, etc.).
Desde entonces, mi percepción ha ido a mucho peor, sobre todo cuando hay métricas de por medio, auditorías, notas de prensa, premios a la excelencia, etc. Este año hasta hemos descubierto el verdadero valor de algunos CV, títulos y masters de algunos dirigentes en España.
Internet no iba a quedar al margen de la falsedad.
Hoy en Internet ya no puedes creer en nada ni en nadie, salvo honrosas excepciones que se pueden contar con los dedos de una mano, al menos dentro de mis contactos.
También es cierto que la red está llena de gente que hace mucho ruido, pero comunica muy poco.
A veces me preocupo del bajo nivel general, muchos te festejan algún chiste, pero pocos comparten o discuten sobre un tema serio.
No sería malo que los bot fueran tan perfectos que fueran indistinguibles de las personas reales, al menos tendríamos comentaristas inteligentes, pero no es así. En mi (ex)blog sigo recibiendo montones de comentarios falsos , al día de hoy hay detectados por el sistema automático Akismet 157.194 comentarios de spam frente a 7.887 comentarios (que parecen) auténticos.
Sigo sin entender por que los emisores de comentarios falsos no se molestan en disimular un poquito, el 80% llegan en otro idioma del de mi (ex)blog que es en español, y muchos de ellos tienen un texto que indudablemente no pasa ni el mas burdo control automático, por no tener sentido o no venir a cuento. Por ejemplo el último que he recibido era en rumano, sacado de algún foro de excursionistas en ese idioma. Me pregunto ¿Para que se molestan en hacer algo tan burdo?
Lo que si realmente siento, es que además de las falsedades, o quizá por su culpa, Internet cada día es un poco más aburrido que el día anterior, o al menos a mi me lo parece, aunque me queda la duda si seré yo el que cada día soy más aburrido.
Coincido con Enrique, «hubo una época en la que fui optimista (o idealista, o estúpido, o todo junto), y cada día que pasa la echo más de menos».
Hace tiempo que lo digo, hay que fundar «un nuevo internet» (ya que quitarle el poder del actual a los grandes no parece viable).
Dejar este internet «para el publico» y los «comercios» y crear uno nuevo con la «libertad y valores del origen del internet actual».
pero no se como lo haría, sinceramente…
Si un día se te ocurre, cuenta conmigo como participante.
Ya existe, bájate Tor y empieza a navegar por la DarkNet
No es la primera vez que me lo dicen, pero no es lo mismo y además depende del mismo internet para funcionar, de los mismos isps, etc.
Es un paso, pero no el paso al que yo me refería.
Se trata de dinero. Hay quien lo hace bien y honradamente, y otros tiran rápido de blackhat SEO a cañón. Meterse en un curso de SEO es toda una experiencia. El caso es que funciona, pero no todo es falso, es decir, ofrecen buenos servicios o productos y únicamente lo usan para posicionar rápido.
Probablemente en el momento en que apareció Facebook con sus «like» y le siguieron el resto de redes y webs con sus respectivas pruebas sociales.
Blackhat SEO y engaño para tratar de obtener beneficios en un mundo saturado.
Aún así, no me preocupa porque hay mucho y bueno donde elegir; solo hay que saber buscar y discernir. No creo en lo idílico de nada aunque sí en la tendencia a buscarlo. Y sigo pensando que internet es uno de los mejores inventos de la humanidad, especialmente la web.
Sí, hay mucha mierda, pero solo hay que «barrer». Me preocupan más otras cuestiones, como la privacidad.
Sí, yo también pienso que Internet es uno de los mejores inventos de la Humanidad. Todo esto de las métricas hiperfalsas es insultante y ridículo, pero no cambia el hecho de que Internet es una maravilla que ofrece infinitas posibilidades de todo tipo. Como dices, es solo cuestión de «barrer».
Como el «barrido» se puede además automatizar en parte, con adblockers (que también hacen anti-tracking), surge además la paradoja de que no es solo que haya cada vez más bots, sino que los humanos normales (no pagados, ni bots) somos cada vez menos visibles en las métricas.
Totalmente de acuerdo, Krigan, y excelente la apreciación de tu último párrafo.
A mi no me extraña en absoluto.
Y es que es herencia de lo que ya éramos y como comentas, Enrique, la red no es distinta generalmente a lo que es el mundo real y sus leyes.
Pero hay una curiosidad para mi muy llamativa y que la llamo capitalismo 2.0
Es sencillo y todos aquí la conocemos. Tantos seguidores tienes, tanto valor conllevas y tal es tu importancia. Por lo que tanto dinero generarás.
No difiere en absoluto, de aquellos ecos de antaño donde “tanto tienes, tanto vales”, o el mero hecho de ambicionar el coche de tu vecino, preguntar el valor de la casa recién adquirida a un amigo, expresar un “Oh”, cuando alguien se decidía a hacer medicina o si no, otra carrera, por aquello de las salidas que tenía esta.
A un lado, el valor real de las personas, vendan café y no salven al pueblo o no, tengan un coche de alta gama o una bicicleta o Sean mucho muy mucho conocidos o nada en particular.
Es la evolución literal del capitalismo, transformada en lo que mencionas, no ya posesiones sino seguidores.
A Google le conviene este mundo fake, no?
Entre tanto comentario pesimista, me gustaría aportar algo de optimismo al asunto. Quizá esté equivocado, pero prefiero tener esperanza.
No hemos de olvidar que todo este tinglado está financiado, en última instancia, por los anunciantes.
No me refiero a Google, Facebook ni a empresas de marketing, sino a las marcas que pagan con la esperanza de vender más su producto.
A las marcas no les sirve de nada que alguien tenga miles de bots siguiéndole, igual que tampoco les sirve que tenga seguidores que no quieren (o pueden) comprar su producto.
Así que esto acabará cuando haya un medio (quizá basado en machine learning) de determinar la mejor manera de invertir en publicidad.
Podría ser un programa que te permitiera hacer microcampañas (baratas) en diversos medios acompañado de algún tipo de feedback para determinar cuáles han funcionado (por ejemplo, que se diera un cupón de regalo si el comprador responde a una pequeña encuesta diciendo dónde vio el anuncio).
Seguramente ya hay algo similar, pues ya he visto alguna encuesta de éstas.
Sólo falta perfeccionarlo y combinar la información aprendida en diferentes productos.
Si se hace bien, la única forma de engañar al sistema sería que los bots compraran realmente el producto anunciado. Y, si es así, bienvenida sea la compra y el bot.
En economia tenemos Critica de Lucas o la Ley de Goodhart. Son el principio de incertidumbre de Heisenberg aplicado a la economía: cuando intentas observar el electrón, lo cambias de sitio. Igualmente cuando se intenta usar un indicador como objetivo, pierde su validez como tal. En el día a día puede ser tan mundano como no casarte para poder enviar a tu hijo al colegio mas cercano.
Si dividimos a las personas entre quienes tienen mérito y quienes no lo tienen, la única opción que les queda a los segundos es imitar a los primeros, y así tenemos esperpento como Esperanza Aguirre que presumía de liberal que esta a favor de prohibir el aborto.
La estética y la ética están tan reñidas como el electrón y el observador.
Me gusta mucho este toque cuántico. La delocalización o el movimiento difuso vale también para lo macro, desde el momento que el observador es un ser humano. Que si tiene algo claro, como ser humano, es que le gusta «jugar al electrón» siempre que puede. Con el agravante (que no parece haber en un mundo micro), de tener un lastre tan querido como es el poder sobre otros seres humanos. En ese sentido, pienso que los electrones son mucho más democráticos.
La búsqueda del click y la ausencia de «verdad» en el contenido es algo que se lleva «notando» desde hace unos años, no sabría precisar cuantos. Me inclino a pensar que la publicidad como único medio de financiación es uno de los factores, siendo el otro la tremenda popularización que tiene internet. Ahora todo el mundo está aquí. Hace diez años, casi ninguno de mis conocidos la usaba. En mi Google Reader tenía muchos blogs (decenas). Ahora diariamente solo entro aquí, y escribiendo la e en mi navegador.
Millones de personas que usan este medio, y que realmente apenas lo conocen. Me descubro explicando qué es un blog demasiado a menudo, o sorprendido por lo que algún conocido a creído como verdad. Allí donde se reúnen muchas personas siempre se forma grupos más pequeños. Quizá suceda así.
Si para registrarse en cualquier red social fuese obligatorio dar un número de móvil y hacer un pago simbólico de 20 céntimos desde una cuenta bancaria el fenómeno de los bots y las cuentas falsas desaparecería y el de los haters se reduciría enormemente.
Buenas! Aquí Jaír, de EfectiVida.
Es una pena tanta falsedad y mentira en la red. No había pensado nunca en ese momento en el que haya más bots que personas, la verdad. Muy interesante…
Probablemente, la clave de por qué haya tanto engaño está en los beneficios publicitarios, así como en el poder de la influencia.
Hay algunas cosas que podemos hacer para evitar esta escalada. Una es no seguir ni leer páginas que tengan publicidad. Incluyo entre las mismas, a los grandes medios españoles, que cada vez se parecen más a foros de adolescentes. Si el autor o autores realmente quieren aportar algo y saben de lo que hablan, no necesitarán publicidad, sino que la web será una expresión de su trabajo, o un escaparate del mismo.
Además, otra cosa que creo razonable en una web, es que esté sustentada por la persona real. Por ejemplo, en mi blog, añado a las entradas, audios y videos donde explico cada tema. Con esto, nadie puede dudar de si lo escrito es por un bot o no. En el caso de Enrique Dans, con hacer una búsqueda en google videos, puedes ver fácilmente alguna de sus charlas. Y así, con muchos otros autores.
En otras palabras, si no es posible ver u oír al autor o autores de una página de internet, si no se puede verificar que no son robots, pues se deja de seguir esa página, y punto.
*Recomiendo hacer una búsqueda en modo oculto mientras se tiene abierta la pestaña con la página original que hayamos encontrado. Si no se obtiene nada real, se cierra la página, con lo que se origina un rebote, y, teóricamente, a la larga, pierde posiciones en los buscadores*
Otra cosa más que podemos hacer es apoyar a aquellos autores que sí son reales. Un modo es mediante la participación en comentarios, al compartir lo que nos haya gustado, etc. Un ejemplo sencillo es este mismo blog. Además de disfrutar leyendo, cualquiera puede dejar un enlace a su página web, o a algún artículo, sea propio o ajeno (los comentarios están moderados, pero veo que Enrique acepta de buena gana todo lo que aporte valor) . Además, si el que comenta tiene una página, puedes hacer click en el nombre y te llevará a su web. Esta es una manera excelente de ayudarnos unos a otros, y de luchar contra los bots.
*Vaya aquí mi agradecimiento a Enrique por publicar algún comentario donde he puesto enlaces a mi web*
Enrique termina diciendo que no es muy optimista, y no le faltarán razones. Sin embargo, hay algo que me anima. Es cierto que la publicidad es el motor de tanta falsedad. Pero lo que importa son las ventas. No creo que ninguna empresa seria siga invirtiendo millones en publicidad si al final, las ventas no se elevan. Porque de momento, que yo sepa, los bots cliquean, escriben, interactúan, y todo lo que queramos… pero no compran. Es una burbuja en toda regla, que tiene que estallar en algún momento. Creo que llegará el día en que los grandes de internet, como Google, Twitter y demás, empezarán a castigar todo lo que no sea real.
Espero estar en lo cierto…
Saludos desde las Canarias!
«No sé a dónde va esto, pero no me gusta. Pero hubo una época en la que fui optimista (o idealista, o estúpido, o todo junto), y cada día que pasa la echo más de menos…»
Vaya… alli por el 2012 yo ya decia cosas asi… que las redes sociales eran (o a la larga iban a ser) de todo menos sociales, que no tardarian en aparecer boots, automatismos y similares… pero aqui, se me tacho de agorero, alucinado y media docena de perlas mas…
mecachis… y no soy ningun guru 2.0
Hace años que Adam Back inventó Hashcash para evitar el spam. En un futuro tecnologías como lightning network podrían permitir el pago de ínfimas fracciones de céntimo para evitar esto.
Saludos
«.. me deprimo cuando veo pedazos de lo que he escrito replicados en páginas creadas automáticamente por bots para hospedar anuncios que reciban clics falsos»
Pues a mí me da risa, por no decir pena, ver textos e imágenes mías en una página «fantasma»: http://www.santiagobonet.org
Sobran las palabras.
¡bienvenidos al capitalismo! si algo da dinero se hará.
No veo un escenario tan apocalíptico con la existencia de Scrapers fusilándose contenido: Google, Bing… ya llevan tiempo filtrando estos contenidos con considerable eficiencia (aunque no esta de más ayudarlos: tu blog tiene que hacer un ping a Google cuando publiques)
También la redes sociales mayoritarias esta realizando un esfuerzo humano y automatizado) por compensar y detectar cuentas fake.
El hecho que haya una escalada armamentística por ambas partes no quiere decir que Internet colapse , si no todo lo contrario: va ha haber una Mayor Inversión.
Tras 25 años trabajando en prensa de papel y tratando de ser riguroso en el tratamiento de datos te puedo decir que no puedes ir contra la estupidez humana, menos si hay dinero por medio. Tras esos 25 años los nuevos digitalizadores que entraron les parecieron mal mis métodos rigurosos de tratamiento de datos: había que maquillar el dato para que pareciera «en mejor». Al final algunos de los periódicos que llevábamos iban tan maquillados que parecían muñecas peponas. Y a mí me dieron una patada en el culo por no querer maquillar. No lo pararemos. Se caerá por sí mismo, pero tardará.
Gracias por seguir ahí. A veces estoy de acuerdo, a veces en desacuerdo pero raramente me dejan indiferente y SIEMPRE me animan a PENSAR.
Lo dicho, GRACIAS por elevar el nivel y seguir ahí a pesar de la «fake internet», formando parte de la «real internet».