Dentro del absurdo movimiento pendular que acompaña a todos los procesos de adopción tecnológica, 2018 se ha convertido en el año en que empezamos a ver cómo los usuarios supuestamente reclamaban a las compañías tecnológicas que les protegiesen diseñando sus productos para que fuesen menos atractivos o menos fáciles de usar, los llenasen de advertencias, que distrajesen menos o que incluyesen métodos para controlar el tiempo de uso, en función de una teoría sobre las adicciones que las asociaciones de psicólogos de todo el mundo rechazan. No, por mucho que muchas mentes supuestamente biempensantes se empeñen en hacernos comulgar con ruedas de molino, la «teoría de las adicciones» y sus supuestamente terribles efectos tiene muchos, muchos agujeros.
La penúltima manifestación de los efectos de esta tendencia consiste en que, a partir de las últimas versiones de los dos sistemas operativos utilizados en nuestros smartphones, iOS y Android, contemos con herramientas para controlar el tiempo de uso, que ofrecen estadísticas sobre las horas que hemos utilizado nuestros dispositivos diaria o semanalmente, acompañado de un detallado análisis sobre el tiempo de uso en función de las distintas aplicaciones. Podríamos especular sobre cuál de los sistemas operativos se aproxima mejor al tema en función de diversos aspectos, pero mi perspectiva particular se alinea bastante más con las ideas expuestas por Margaret Morris en su artículo titulado «Don’t worry about screen time – focus on how you use technology«, en el que afirma que el que el uso de una tecnología ayude o perjudique a una persona no depende del tiempo de uso, sino más bien del tipo de uso, del para qué la utilizan.
La monitorización obsesiva del tiempo de uso, de hecho, me parece de un simplismo alucinante y absurdo. Que tu smartphone se dedique, cada semana, a advertirte de que has incrementado el tiempo que pasas frente a su pantalla o para felicitarte por haberlo reducido me parece que no ofrece más que un simple análisis de tiempos de ejecución que no recoge en modo alguno ningún parámetro verdaderamente relevante ni significativo, y que dedicarse a intentar interpretar esos resultados es, sencillamente, tiempo perdido.
Por supuesto, no niego la máxima evidente de que existen usos excesivos y perjudiciales de absolutamente cualquier cosa. Que posiblemente pueda haber trastornos asociados con determinados usos compulsivos, con la falta de límites o con comportamientos rayanos en lo obsesivo. Esas cosas existen: existían antes de que tuviésemos estas tecnologías y siguen existiendo después de ellas. De ahí a que una función que te informa del tiempo que pasas utilizando tu smartphone vaya a servir para diagnosticarlo, tratarlo o, de alguna manera, ayudar a una persona, va un trecho muy importante. Sencillamente, porque hay muchas formas de utilizar la tecnología y muchas razones para hacerlo, y cada una podrá ser susceptible o no de representar patrones peligrosos o dignos de ser monitorizados.
La monitorización por sí misma no sirve de nada si no tenemos claro para qué vamos a utilizar los datos que genera, y en este caso, cuando ni siquiera hay ningún tipo de acuerdo ni de pruebas sobre lo que estamos realmente buscando, más aún. No solo estamos obsesionándonos con buscar algo que no sabemos si existe (y que muchas fuentes muy bien autorizadas, de hecho, afirman que no), sino que además, estamos utilizando los indicadores equivocados. ¿Por qué? Porque el tiempo de uso de una app, por lo general, no mide realmente nada si no la acompañamos con otros datos, mucho más complejos de obtener, sobre las razones o la naturaleza de ese uso. Es, sencillamente, un intento de aportar una supuesta tranquilidad mental al usuario en forma de efecto placebo: «como estoy monitorizando mi uso y esta semana dice que lo he reducido, ya está, ya no hay problema, me estoy curando». De qué diablos se esté curando o qué razones hay detrás de esa reducción en el tiempo de uso no importa: solo importa que, por lo que sea, se ha reducido. A lo mejor esa semana pasaste más tiempo metido en aviones, o llovía y estuviste más horas atascado en tráfico, o un amigo tuyo publicó fotos de un sitio al que estás pensando en ir y las revisaste todas de arriba a abajo. Entre esas variaciones perfectamente normales y algún tipo de comportamiento obsesivo o compulsivo, el que hayas pasado horas mirando una app de juego online y gastándote lo que no tienes, o te hayas dedicado a stalkear a tu ex como si no hubiera un mañana mientras enciendes y apagas la luz de tu mesilla de noche, la evolución de la monitorización del tiempo de uso de tu smartphone no tiene por qué ser especialmente significativa, más allá de patrones que seguramente sean tan evidentes que se puedan observar a simple vista.
Esperemos que esta fase del péndulo pase pronto. Estoy harto de moralina, de advertencias absurdas impresas en amarillo en la pantalla de acceso como si estuviese abriendo un medicamento, y de que mis dispositivos monitoricen el uso que hago de ellos y me traten como si fuera un enfermo. Más formación, más educación, más madurez, y menos supuestas terapias de desintoxicación para adicciones inexistentes.
This article was also published in English on Forbes, “Thank goodness the tech companies are protecting us from ourselves…»
A lo que somos adictos es a las estadísticas. Yo tuve una app que me informaba del tiempo que me pasaba en el Whatsapp, en Google, o en el Pais, Los datos no me valían absolutamente para nada. Pasada la novedad la borré.
Pues probablemente esa información tiene el mismo sentido que el que las comidas lleven una etiqueta de información nutricional. ¿Esas etiquetas hacen que comamos mas sanos?. Pues no, pero al menos estaremos mas informados de lo que estamos comiendo para tomar decisiones.
Es paradójico que en este blog se defienda unos dias lo del «quantified myself», y cuando se trata de una «cuantificación» de un aspecto tena relevante (para cierto perfil de gente), entonces nos parezca que no vale para nada.
Según este razonamiento, el que tengas una aplicación de e-health que te diga tu nivel de actividad física, presión arterial, pulsaciones… no serviría para mejorar la salud ¿no?.Pero hace dos días se defendía su uso. Me parecen posturas un poco incoherentes, Enrique.
¿Qué es paradójico? La frecuencia cardíaca, la tasa respiratoria, la presión arterial, el peso, el porcentaje de grasa o la concentración de azúcar en sangre son indicadores perfectamente válidos, avalados por siglos de ciencia médica y perfectamente probados con respecto a la salud de una persona, y por tanto, monitorizarlos tiene todo el sentido del mundo. El tiempo de uso de un dispositivo no es un indicador de nada, es una estupidez de métrica completamente relativa y tiene infinidad de factores que lo afectan y lo convierten en irrelevante. Unas métricas son buenas y defiendo su uso, otras métricas son una mierda y lo critico. ¿Dónde ves tú la incoherencia?
evidentemente no tengo ninguna duda de que las mediciones de presión arterial, FC, o azucar en sangre son indicadores perfectamente válidos.. siempre que se tomen las muestras con equipos calibrados y en las condiciones correctas.
Mi comentario es por la «bondad» de esas mismas medidas tomadas con un Apple Watch o un Fitbit, que varias veces has comentado que serían equipos «quasi-médicos». Esa es la diferencia.
De todas formas, el que tu entiendas que el conocer el tiempo que estás con el móvil no tiene ningún valor para decidir el uso que haces de él es tu opinión. No creo que haya «evidencias científicas de que no sirve para nada», pero ya ves que hay gente a la que le parece algo interesante. Probablemente para ti es muy relevante saber el número de pasos que has dado en el día para conocer cual ha sido tu nivel de actividad física y decidir si tienes que andar mas al volver a casa, o cambiar tus hábitos. Pues con el tiempo de uso del móvil es lo mismo.
Enrique
Sinceramente, no entiendo tu negación constante del término «adicción» cuando se refiere al uso de móviles…
A mi es una información que me gustaría que esté en mi telefono, si bien no coincido con los motivos por los que se reclama.
Aunque a veces si ayuda a recapacitar, por ejemplo poner «/played» en un juego como el «World of Warcraft» te hace recapacitar bastante…
El tema de la adicción a la tecnología es recurrente, ya sucedió con la televisión (cuando yo tenía 10 años, se aseguraba que era tan adictiva como el tabaco) e incluso ha llegado a acusarse de adictivo al automóvil (otra cosa es, por ejemplo, su uso imbécil por parte de individuos que rechazan el uso de un más eficiente transporte público porque ir en metro es de pringaos).
Nada nuevo bajo el sol
ndividuos que rechazan el uso de un más eficiente transporte público
Falta añadir «en el caso de que el transporte público, exista, tenga una razonable frecuencia de paso, y precises un numero bajo de trasbordos para llegar a tu destino.
No todo el que utiliza el coche privado lo hace por elitismo.
El principal problema en mi opinión es que al parecer son pocos los padres, profesores o adultos que ven usos provechosos a los móviles y tabletas. En el mejor de los casos se asocian a cómodas herramientas de comunicación y localización, en casos intermedios a pérdidas de tiempo (redes sociales, juegos, etc.) y en los casos peores ni los cito.
Por ejemplo, la prohibición de llevar móviles propios a las aulas: el debate es prohibir o no. En el debate nunca sale la utilización de dispositivos (móviles, tabletas y ordenadores) proporcionados por el colegio y controlados por el profesor para enriquecer las clases, el beneficio de visualizar fenómenos en lugar de ver fotos estáticas o meras fórmulas, encontrar una de las fake news del día (no un ejemplo de hace un año), las posibilidades de los dispositivos como libro electrónico, audio libro, reproductor de podcasts, reproductor de cursos online, tablero de ajedrez, etc. etc. Por lo que veo en mi entorno cercano y en mis visitas a bibliotecas, los alumnos siguen mayoritariamente con el libro, apuntes tomados a mano con boli en folios, y el subrayado.
Si se cambiara esa dinámica, la preocupación de padres, docentes, adultos, etc. no sería si se está usando mucho el móvil o tableta, sino en qué se está usando, para lo cual una app de monitorización de tiempo de uso por aplicación puede tener sentido, enriquecida con comentarios propios que se le puedan añadir. Esto de añadir comentarios es igualmente interesante para otras apps como la de actividad física (natación, caminatas), la de salud (peso), etc. para poder indicar las circunstancias que han rodeado a variaciones significativas de las medidas.
«Por lo que veo en mi entorno cercano y en mis visitas a bibliotecas, los alumnos siguen mayoritariamente con el libro, apuntes tomados a mano con boli en folios, y el subrayado.»
Si supieras la de problemas que me pusieron a mi, friky que soy, con 20 años(hace ya 17) y mi Palm en clase de CFGS tomando notas de clase…
Les tuve que decir que me explicaran en que parte de la norma estaba prohibido, y claro no lo estaba(móviles sí, pero mi palm no era un móvil aún).
Eso si, el dia que vieron las hojas de excel que preparaba para algunos ejercicios hasta los profesores me pedian que se las mandara para ellos(por ejemplo un excel para resolver los ejercicios de calculo de nominas en «FOL»).
No entro en la discusión sobre el término adicción, ya que el Síndrome de Estocolmo, no deja de serlo en cierto modo. Para mi.
Pero como dice un comentario, con el coche, «padecer» una constumbre excesiva en el uso de un medio tecnológico no quiere decir que actúe cerebralmente con efecto adictivo.
Y desde luego la «adicción al móvil» no es tanto por el supuesto efecto adictivo, como por el aburrimiento excesivo y coactivo (falta de alternativas) de los menores humanos. Eso ya tiene que ver con la dualidad de trato que se dá a la infancia y adolescenecia en la sociedda actual. Con una mano se le ofrece todo (todo lo que dá beneficio rápido al poder adulto, haciendo que caigan en auténticas adicciones) y con la otra se le prohibe madurar abiertamente, introduciendo las mejoras sociales necesarias y que por ADN favorecen las crías humanas.
A fin de cuentas, ¿que importa si son o no adicciones significativas? Si el resultado final es que separa, como toda «buena» adicción, a las crías humanas de actividades más creativas y liberadoras humanamente
Sinceramente no sé de que se nos quiere convencer. Hay veces que la realidad es más simple que su enrevesada forma de escribir sus artículos. Imagine un lector de su blog que no sabe si es un lerdo o no. Alguna pista le podemos dar
Hay un concepto sencillo que se llama productividad. En sus ratos de ocio ese ser puede disfrutar de su mujer/marido/hijos, o puede seguir conectado a su móvil. Ese monitor le dirá en que gasta su ocio. Absurdamente simple.
Además, en las horas que normalmente debemos estar trabajando/estudiando son para eso para trabajar o aprender y no para hacer el payaso con un móvil o internet ( dejo fuera uso profesional serio) es decir si esos medidores le indican que está procrastinando, debería notar que algo no va bien… ¿por adicción? normalmente no, por vago, o como diría mi primo por idiota moral.
30 min con mensajitos
50 minutos con rrss
20 min leyendo el marca
1 hora con el rubius en youtube
….
Luego querido lector, no se queje de ser un lerdo, por mucho que se sulfure Enrique, y esto le parezca simplista y que no sea simplista un ECG de bolsillo… con mucho dashboard medicinal de última generación para hipocondriacos parafílicos.
Y estamos de acuerdo normalmente no es adicción, es pura vaguería y falta de valores.
Buenas! Aquí Jaír, de EfectiVida.
Buena reflexión, sin duda.
Creo que todo lo que sea análisis posterior sirve más bien de poco. Sucede algo parecido en la bolsa de valores. Resultados pasados no aseguran resultados futuros. Sin embargo, ahí están todos los futurólogos diciendo cosas como: “creemos que tal valor va a rebotar y subir…” y sus consiguientes batacazos.
Otro ejemplo sencillo es el de un presupuesto. Está muy bien analizar en qué se te fue el dinero, pero ya te lo gastaste, así que como mucho, te servirá para hacer algo antes del próximo periodo.
Se me ocurre que una forma de anticiparse al uso excesivo del smartphone es un sistema tipo Time Blocking, siempre con equilibrio, en el que uno decide conscientemente qué tiempo va a dedicar a usar el movil y para qué.
Un saludito desde las Canarias!
El Time Blocking este me ha parecido horroroso sólo con imaginarlo, imagínese si lo tuviera que llevar a cabo.
Un saludito.
Hola Enrique
Esa monitorización puede ser útil para gerenciar el tiempo, para optimizar un día
Por otro lado no separarse del smartphone ya es una cuestión de cada uno, de que el instrumento está para servirnos, no para someternos
Si alguien de verdad cree que tiene un problema de no soltar el tlf, tal vez para eso puedan acudir a terapia
Pero de ahí a satanizar a los equipos digitales hay mucho trecho
Saludos desde Caracas
Me da la sensación de que no tenéis hijos adolescentes.
La visión que observo es la de aquel que no entiende como puede haber alcoholismo o fumadores simplemente porque él no lo es. Yo no fumo y no entiendo cómo puede haber gente que no pueda aguantar sin meter al cuerpo un humo que además sabe horrible y además no te deja respirar…
Hasta que ves que tu hijo se pasa el día viendo vídeos en YouTube o películas en Netflix o jugando con el móvil y hace dejadez de sus obligaciones de estudiar, recoger la habitación o cualquier otra cosa porque tiene una alternativa bastante más atractiva.
No teneis ni idea de lo que es ver cómo al final sus actividades diarias se reducen a estar mirando una pantalla de 6 pulgadas todo el día. Y que cuando intentas que no sea así se pone como un loco. Como un perro al que le estás quitando la comida de la boca.
Curiosamente a estas personas que se pasan tanto tiempo delante de la pantalla no les gustan estas apps de monitorización porque un síntoma de esa adicción es negar la evidencia del tiempo que dedican al móvil y descubrir la cantidad de horas que desperdicias es duro.
Por supuesto que se pueden hacer montones de cosas muy útiles con un móvil, pero también se puede perder el tiempo miserablemente, viendo vídeos estúpidos, o las millones de cosas que tus amigos y no amigos suben a instagram.
Negar la evidencia no va a hacer que desaparezca el problema..
La de ejemplos escatologicos que se me oocurren para monitorizar…. Que no mencionaré pero todos imaginais.
Llevo diciendo desde ants del año 2000 que no es bueno ir «sembrando» tus datos por ahí. Casi 20 años despues me mantengo en mi afirmacion y cada vez mas.
Solo se me ocurren parangones en los que mezclaria compañias con organizaciones de todo tipo a las que no les innteresa el tiempo que paso en feisbuk o en el WC.
Insisto, datos a nadie !!!! De nosotros ya lo sabe todo Hacienda.
Un saludo,
Ángel «el bueno».
Pd. Sobre el último parrafo, sobre stalkear a tu ex, hombre pues hay que ser mu´tonto para perder el tiempo asi, otra cosa es que lo hagas buscando venganza, entoces el tiempo puede ser invertido con una usabilidad cuestionable….