La era de la tecnología que siente

IMAGE: TheDigitalArtist - Pixabay (CC0)Dentro del despliegue de Amazon para presentar sus nuevos dispositivos, que ya habíamos anticipado en una entrada anterior, hay un tema que ha pasado relativamente desapercibido, pero que creo que tiene una importancia potencialmente radical: la idea de dotar a esos dispositivos de una inteligencia que vaya más allá de entender simplemente las palabras o frases que escucha, sino de entender matices o elementos adicionales, tales como el tono de voz, las interferencias u otros elementos que pueda llegar a escuchar y que sean susceptibles de indicar determinadas situaciones.

¿De qué hablamos realmente? Por ejemplo, de la posibilidad de susurrar algo a tu asistente, y que este entienda que no debe responder a todo volumen, porque posiblemente haya una persona durmiendo cerca o algún otro tipo de circunstancia que lo desaconseje. O que entienda por tu voz si estás enfadado o tranquilo. O incluso que sea capaz de activar determinadas funciones si detecta ruidos u otras variables que considera que pueden indicar que se está produciendo, por ejemplo, un robo o un incendio en tu casa.

¿Qué puede implicar dotar a una tecnología como la de los asistentes domésticos de una capa de inteligencia, por así decirlo, «sensible», o capaz de adquirir un cierto nivel de empatía con su entorno? La primera capa resulta bastante sencilla de interpretar: hacer que tu asistente te entienda mejor porque sea capaz de separar, por ejemplo, los comandos que le das del sonido ambiente, del altavoz de la televisión o del ruido de una conversación es indudablemente positivo, e incide en una mayor satisfacción en el uso del producto (si cometes el error de situar tu Amazon Echo o tu Google Home cerca de la televisión sabrás a lo que me refiero). La segunda capa, a mi entender, va un poco más allá: que tu dispositivo sea capaz de escuchar, por ejemplo, un cristal roto, o un incremento de la temperatura o de la humedad poco habitual, y a partir de ahí pueda, de manera autónoma, tomar decisiones como la de activar una cámara, enviarte un mensaje o avisar a un servicio de emergencia como policía o bomberos en función de lo que ha detectado nos ofrece una gama de posibilidades mucho más amplia, al tiempo que posibilita también errores más clamorosos si lo hace mal.

Un algoritmo es perfectamente capaz, al nivel actual, de reconocer el sonido de un cristal roto. Pero a partir de ahí, tiene que seguir escuchando, y deducir si se te ha caído un vaso y no hay más problema que barrer los pedazos, o si se trata de un ladrón que ha entrado por una ventana, algo que requiere un nivel de inteligencia algo más sofisticado. Pero de nuevo, hablamos de una capa de servicios que, dentro de unos límites, podrían considerarse como «de conveniencia», de inteligencia adicional que puede llegar a ser muy útil en determinadas casuísticas, y que posiblemente, ante la tesitura de encontrarnos mejor protegidos en caso de robo, incendio, inundación, etc., pocos optarían por desconectar. Y que, por otro lado, proporciona posibilidades ilimitadas: ¿podría una mujer que se siente amenazada por violencia doméstica, por ejemplo, introducir un algoritmo que la detecte y avise discretamente a la policía? ¿Qué connotaciones puede llegar a tener algo así?

La tercera capa me resulta un poco más compleja, y sin embargo, lo digo a sabiendas de que muy posiblemente, en poco tiempo, será una parte normal de mi día a día: que la máquina al otro lado entienda mi estado de ánimo, mi nivel de estrés o mi situación cuando le pido algo. Que entienda si estoy frustrado, si tengo prisa, si estoy siendo irónico o si busco una respuesta seria. Por el momento, las veces que la Siri de Apple cree detectar ironía en una pregunta y te responde eso de «buena pregunta» pensando que es un chiste me resultan más irritantes que otra cosa, en parte porque aún no tengo la costumbre de «hablar» o «conversar» como tal con mi asistente robótico. ¿Puede llegar un momento en el que sí lo hagamos? Confieso haber dedicado ratos de atasco o de camino del trabajo a casa a pedirle cosas a Siri e intentar entender cómo contesta, qué lógica sigue o qué capacidades inesperadas encuentro, y es bien sabido que hay una amplia gama de capacidades de este tipo de asistentes que son meramente chistes, curiosidades o detalles simpáticos introducidos por desarrolladores, aunque tiendo a pensar que son más para un tema de «mostrar a tus amigos lo que el cacharrito hace» que como forma de promover una conversación real. Pero también hay muchos casos de tecnología que usamos como simple acompañamiento, personas a las que no les gusta estar en su casa en silencio y prefieren tener la televisión puesta aunque no estén viéndola, simplemente porque hace compañía. ¿A qué podemos llegar explorando ese ámbito?

¿Hablar con tu asistente y mantener una conversación en la que te informa sobre un tema determinado, mientras detecta, por las inflexiones de tu voz, en qué situación estás? ¿Que te lea un libro con la entonación adecuada a cada situación, en lugar de con una voz plana? ¿Que te lea las noticias y te permita navegar por ellas, pidiéndole que te amplíe un tema o busque información adicional en otras fuentes? ¿Que detecte las noticias que te han interesado anteriormente y te alerte cuando surjan otras relacionadas? Si ponemos dispositivos capaces de escucharnos en cada uno de los sitios en los que pasamos algo de tiempo y en donde podemos pedirles cosas, la idea de aprovechar sus posibilidades a tope discurre entre el miedo a la pérdida de privacidad, y el potencial atractivo que esas funcionalidades puedan tener. Y al ritmo que va esto, que nuestros hogares se llenen de este tipo de dispositivos es solo cuestión de tiempo, de dinámicas de adopción y de desarrollo de más y más aplicaciones que más personas puedan considerar interesantes.

Es tiempo de dejar los tópicos a un lado y de ponerse a especular.

 

 

 

This post is also available in English in my Medium page, “The age of sentient technology» 

 

14 comentarios

  • #001
    Gorki - 21 septiembre 2018 - 17:57

    Debo ser muy desconfiados, pero tener un aparato en mi salón que escucha todo lo que digo y que decide si merece ser guardado o no, me parece de tonto redomado, No sería mas útil un interfono como los que tenían los director para hablar con su secretaria, que están desconectado hasta que aprietas un botón.

    Te imaginas que la secretaria se enterara de todo lo que se habla en el despacho del director y que el director, fuera tan tonto que confiara plenamente en la discreción de su secretaria.

    Sinceramente alucino.

    • Marcelo - 21 septiembre 2018 - 19:24

      Eres un antiguo… o es que tienes algo que esconder?

      • Gorki - 21 septiembre 2018 - 22:03

        Mucho que esconder, por su puesto, en algo me tengo que diferenciar de Belen Esteban

      • Gorki - 21 septiembre 2018 - 22:06

        Y lógicamente soy un antiguo. Para que te hagas una idea de lo viejo que soy, yo programaba un IBM antes de que se edificara la Escuela de Informática de Vallecas.

        • Gustavo Bueno - 22 septiembre 2018 - 17:44

          Yo fui alumno de Portaencasa. En 1968 ya daba Inteligencia artificial

          • Gorki - 23 septiembre 2018 - 00:17

            Copio y pego de https://es.wikipedia.org/wiki/Escuela_T%C3%A9cnica_Superior_de_Ingenieros_Inform%C3%A1ticos_(Universidad_Polit%C3%A9cnica_de_Madrid)
            «La Escuela Técnica Superior de Ingenieros Informáticos (ETSIInf) de la Universidad Politécnica de Madrid es el centro más antiguo de España que imparte la titulación de Ingeniero en Informática de los que existen» …. «el 20 de febrero de 1974 con la publicación de una Orden Ministerial por la que se crea una comisión encargada de emitir informe sobre los estudios de Informática, así como para determinar aquellos que pueden ser incorporados a la Universidad.
            Finalmente, por Decreto de 4 de marzo de 1976, se crea la Facultad de Informática, pionera en los estudios de «Licenciado en Informática», titulación que se sustituye en 1996 por la de «Ingeniero en Informática»

            Si el decreto es de 1976 , la escuela debió comenzar a estar operativa en 1978 y la primera promoción debió salir hacia 1983

            Por entonces, yo llevaba varios años trabjando como Jefe del Data Center de Corning Iberica, Puesto que yo mismo inventé, cuando conseguí desdoblar mi inicial cargo de Jefe de Costumer Srevice, que incluida tanto la logística, como la facturación de los pedidos y las compras a nuetro proveedor en Francia.

            Posteriormente, tuve el honor de tener como ayudante a una personas salida de la primera promoción de la Escuela.

            Todo ello no indica que yo haya inventado el Cálculo Computacional, hay muchos antecedentes lógicamente. El Ábaco, debe haber existido como mínimo desde el siglo X

          • Gustavo Bueno - 23 septiembre 2018 - 11:23

            Y antes de la facultad ya era catedrático.

            En 1968 ganó por oposición la cátedra de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicación (ETSIT)

            http://forohistorico.coit.es/index.php/personajes/ingenieros-del-ano/item/rafael-portaencasa-1982

          • Gorki - 23 septiembre 2018 - 21:21

            Lo cortés no quita lo valinte, Potaencasa era catedrático de la Escuela de Telecomunicaciones, que como sabemos, se dedicaba a preparar expertos en telefonía y comunicaciones, no en computación. Supongo que también darían dibujo y no era una escuela de bellas artes.

            Los primeros licenciados que se dedicaron a la informática,. solían salir de la Facultad de Ciencias Exactas que era la que daba lo mas aproximado a Computación.

  • #009
    xaquin - 21 septiembre 2018 - 19:41

    Especulando, especulando, podemos decir que me fío más de un algoritmo «desarrollado casi perfecto», que de un interlocutor humano.

    Seguro que funciona mejor la inteligencia emocional del algoritmo (casiperfecto) que la inteligencia emocional de un humano medio, ya que seguro la tiene a barbecho. Las inteligencias necesitan ir madurando y siento más capaz de ser eficiente al algoritmo que al ser humano «desalgoritmizado».

    Tendría que decidir la humanidad evolucionar más acorde con todo lo que lleva escrito en su ADN. Pienso que non está por la tarea. Y evitaré sacar los tópicos ejemplos de regresión evolutiva que padece esta sociedad. Y que hasta reciben aclamación multitudinaria.

    • Jose Miguel - 21 septiembre 2018 - 20:12

      Lo que propones es una homegeneización de la respuesta. Prefieres «algoritmidad», por uniforme, a humanidad porque puede ser dispar.
      Me parece una aberración.

      «Tendría que decidir la humanidad evolucionar más acorde con todo lo que lleva escrito en su ADN». Me temo que no es posible, precisamente porque no es posible decidir sobre lo que llevamos escrito en el ADN.

  • #011
    Angel - 21 septiembre 2018 - 23:21

    Enrique, esta semana te has pasado de artículos, de esos que a uno se le hace agua la boca de la emoción. Lejos de ser excéptico o miedoso de esto que hablas, te imaginas a Siri diciendo “siempre pides sushi después de tener sexo, pero hoy te he notado más salvaje que nunca, ¿prefieres que pida otra cosa, quizás unos tacos con mucho chile?”, je je.

  • #012
    Juan Carlos - 22 septiembre 2018 - 08:39

    Buenos días. –
    Debemos entender que cada día vamos hacia una sociedad más tecnológicamente avanzado y que incluso gracias a la domótica, estos nuevos avances estaremos tranquilamente en un camping por ejemplo y con nuestro smartphone y estos nuevos desarrollos tecnológicos
    Un robot nos llevará la cena a casa incluso si nos quedamos en el camping a pasar la noche y que cuando lleguemos a casa tras pasar un agradable fin de semana alguien haga de anfitrión en nuestro hogar

  • #013
    giovanny garcia holguin - 22 septiembre 2018 - 15:53

    en un futuro no muy lejano veo a los humanos contado sus problemas a los asistentes virtuales, tal vez hablando con el refrigerador de como debería ser tu dieta, esta tecnología cada vez avanza mas rápido a la vez que se vuelve mas asequible. Creo que los algoritmos complejos pueden estar preparados en un par de años para interpretar emociones y mucho mas, (no me quiero imaginar un algoritmo de estos haciendo cosas y sacándonos información para su propio beneficio o para el beneficio de una gran corporación), todo puede pasar…….

  • #014
    michel henric-coll - 24 septiembre 2018 - 19:50

    Cito: «la idea de dotar a esos dispositivos de una inteligencia que vaya más allá de entender simplemente las palabras o frases que escucha, sino de entender matices o elementos adicionales […] que sean susceptibles de indicar determinadas situaciones.»

    Pues, ya van camino de superar a mi mujer.

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