Un artículo en Re|code, «The rise of giant consumer startups that said no to investor money«, habla del auge de las compañías que crecen sin recurrir a rondas de financiación externas ni a capital riesgo y de las ventajas que eso puede llegar a suponer, citando varios casos de éxito en compañías de productos de consumo que han terminado siendo recientemente adquiridas por gigantes de la industria como MVMT (propiedad de Movado desde el pasado 17 de agosto), Native (adquirida por P&G en noviembre de 2017) o Tuft & Needle (fusión ya anunciada con Serta Simmons).
Las ventajas del crecimiento mediante fondos autogenerados, o bootstrapping, son claras y evidentes: el equipo fundacional goza de plena independencia para tomar decisiones durante toda la vida de la compañía, tiene mayor libertad para mantener la coherencia con sus objetivos a largo plazo, no tiene que distraerse con luchas de poder en torno a la propiedad, y sobre todo, convierte su mera supervivencia en una prueba de su modelo de negocio.
Sin embargo, los inconvenientes son igualmente evidentes: en muchas ocasiones, que el equipo fundacional tenga plena independencia no implica más que el hecho de que puedan equivocarse de manera más decidida, frente a la posibilidad de contar, como ocurre cuando cuentas con financiación externa adecuada, con directivos profesionales con experiencia que supervisan tus decisiones. Esto se hace evidente cuando las empresas de capital riesgo que invierten en la compañía tienen una visión adecuada y están dispuestas a aportar algo más que fondos, aunque también es claro que su presencia o, sobre todo, sus decisiones, pueden en muchas ocasiones ir encaminadas a lo que todo capitalista de riesgo tiene en la cabeza cuando pone dinero en una compañía: su salida de ella con una rentabilidad que cumpla sus objetivos, lo que puede perjudicar, en algunas ocasiones, el mantenimiento de la visión a largo plazo o de los objetivos que los fundadores tenían en mente cuando crearon la compañía. El no tener que lidiar con luchas en torno a la propiedad puede, asimismo, ser una ventaja, pero solo en las ocasiones en las que realmente lo es: en otras, las tensiones dentro del propio equipo fundacional derivadas de la evolución de las visiones de cada uno de sus miembros se convierten en una fuente de distracción incluso más fuerte o más incómoda, con aspectos personales implicados y connotaciones verdaderamente incómodas que pueden perjudicar la marcha de la compañía. No debemos olvidar el hecho de que en una compañía entren inversores de capital riesgo implica precisamente lo que su nombre indica: que una parte del riesgo pasa a ser asumida por esos inversores en lugar de únicamente por los fundadores, con todo lo que ello conlleva.
Las compañías financiadas con fondos autogenerados por sus operaciones suelen ser, por lo general, vistas como «menos sexy»: el crecimiento tiende a ser naturalmente más lento, la exposición a medios suele ser inferior (las noticias relacionadas con sus rondas de financiación suelen formar una parte importante del ruido mediático generado por muchas startups), y eso puede incidir, en algunas ocasiones, en que los procesos de captación y retención de talento se conviertan en un reto en sí mismos. Generalmente, hablamos de compañías obligadas a mantener políticas de cierta austeridad, lo que implica fundadores que, más allá de no comprarse el mítico Lamborghini, tienden a pagarse y a pagar a sus empleados sueldos por debajo del mercado, a la espera de que se alcancen unos objetivos de crecimiento determinados o una hipotética adquisición. Por otro lado, la mayor vulnerabilidad y la necesidad de mantener una vigilancia extrema sobre el uso de los fondos suele redundar en una atención muy importante a la optimización de los aspectos más importantes del negocio, frente a compañías en las que los problemas pueden solucionarse «simplemente» convenciendo a unos accionistas para que participen en una ronda más. Se suele decir que el crecimiento mediante los fondos generados por las operaciones permite a las compañías enfocarse completamente en el cliente en lugar de hacerlo en los inversores, y que esto tiende a incrementar las posibilidades de construir un negocio viable. Desde el otro lado, las cosas, en muchas ocasiones, pueden llegar a verse de la misma manera: los clientes ven a unos fundadores con cara y ojos, no a una gran compañía que en muchas ocasiones es percibida de una manera más abstracta.
En la práctica, la alternativa de financiarse recurriendo al capital riesgo o hacerlo mediante fondos autogenerados suele tener poco de disyuntiva: las compañías suelen financiarse, básicamente, no como ellas eligen, sino en función de las alternativas que tienen disponibles en cada momento. El capital riesgo tiene sus pautas de actuación, no acude a donde se le llama, y para obtenerlo, en muchas ocasiones, es necesario tener habilidades, conocimientos y contactos que no están al alcance de cualquier fundador. Los crecimiento mediante fondos autogenerados, por su parte, implica que las cuentas tienen que salir, algo que únicamente ocurre cuando las necesidades de financiación del crecimiento no son muy ambiciosas ni de un nivel muy importante y, además, la rentabilidad de las operaciones es razonablemente elevada. Una característica, como el propio artículo de Re|code implica, más habitual en las empresas de productos de consumo, en las que la alternativa de vender directamente permite absorber la práctica totalidad del margen, y la posibilidad de acudir a grandes canales de distribución suele, en cambio, antojarse como algo que requiere una inversión en muchas ocasiones fuera del alcance de la compañía. Las compañías con proyectos muy ambiciosos, que aspiran de alguna manera a «cambiar el mundo» o que tratan de generar fuertes cambios en su mercado, no suelen poder plantearse la alternativa del crecimiento mediante los fondos generados por sus operaciones, sino que suelen precisar no solo de inversiones externas de capital, sino además especificando que se trate de «capital paciente».
Al final, por cada historia de éxito que se cuenta, tanto en el lado de las compañías financiadas mediante capital riesgo como en el de las que optan por tirar de los fondos generados por sus operaciones, suele haber un buen montón de historias de fracasos que no suelen tener tanta atención. Cuando las compañías finalmente venden, el papel de los equipos fundadores puede ser enormemente importante: por un lado, su presencia en una compañía a la que han dado firma suele ser importantísima en esa segunda fase del crecimiento bajo una nueva propiedad. Pero por otro, el hecho de que los fundadores hayan retenido la mayoría de la propiedad al no haber recurrido a financiación externa hace que la dimensión del cambio de sus circunstancias vitales y de sus objetivos sea mayor, lo que puede convertirlos en gestores difícilmente compatibles con las políticas del nuevo propietario, o simplemente en directivos con un nivel de compromiso mucho menor o más difuso, al considerar psicológicamente esa parte de su vida como un capítulo de alguna manera ya cerrado.
En cualquier caso, un tema muy interesante sobre el que reflexionar.
This post is also available in English in my Medium page, “Venture capital versus self-generated funds»
Comienzas a hacer tornillos, haces tu los tornillos y luego sales a venderlos y lo haces bien.
Compras maquinas automáticas de hacer tornillos, haces 100 veces mas de tornillos, pero para venderlos tienes que estar todo el día haciendo visitas a clientes, Tienes que buscar alguien que se haga cargo de la fabricación de tornillos.
Duplicas las máquinas de hacer tornillos y comienzas a hacer tuercas. Uno solo no es suficiente para cuidar todas las máquinas, le asciendes y le pones un ayudante. Por tu parte, tampoco das a basto a vender tornillos y tuercas, tu catálogo tiene ahora 2756 referencias y se tarda mucho en cada visita, aunque claro, facturas mucho más por visita y pones otro corredor y además abres una linea On-line para vender tornillos y tuercas, atendida por tu prima Margarita.
La cosa sigue floreciendo, ya a hay doce obreros en fábrica, el último en entrar un ingeniero experto en aleaciones, has abierto oficina comerciales en cinco países y nombraste jefe de ventas a tu primer vendedor. Tu, por tu parte, tienes que dedicar cada vez mas tiempo a luchar con los bancos abriendo líneas de crédito, préstamos a la exportación u cosas así, y con la administración, tanto propia contabilidad nóminas, seguros como estatal, seguridad social, hacienda, tramitación de subvenciones tanto a la Autonmia, (primeros empleos y generación de puestos fijos de trabajo), como a la Comunidad Europea, (prestamos a la Industria del acero y sus derivados, compensación por los aranceles de Trump,… ), mas la presentación de ofertas a grandes consumidores de tuercas y tornillos, como constructoras de vehículos, la industria aeroespaciol, el manicomio de Ciempozuelos ….
Consecuencia, hay tiranteces entre el antiguo jefe de talleres y el nuevo ingeniero, tu jefe de ventas no sabe idiomas, pero tiene que entenderse con los delegados de ventas de un montón de países, y tu, que eras muy bueno, haciendo tornillos y vendiendo, pierdes tu precioso tiempo en luchar con los bancos, la contabilidad, Hacienda,… cosa que no se te da bien y tratando de imponer la paz entre los empleados nuevos y viejos, cuando no estás especialmente dotado para llevar equipos y además, tu prima Margarita, que por ser tu prima se cree con más poder que el resto, desde su puesto de Directora Adjunta para la Venta On-line, trata de mandar a todos, al director de fábrica, al nuevo ingeniero, a los vendedores de las oficinas comerciales e incluso a ti mismo.
Al final te despiertas, resulta que ha sido todo un sueño y sigues siendo revisor de Metro, ya que te degradaron de tu puesto de conductor porque ahora lo conduce una IA.
Pones de protagonista a Resines y lo produces con fondos de capital riesgo.
Gente con tu escasa imaginación como tu, es mejor que se quede de conductor de metro hasta que se jubile.
Otra posible continuación.
Privatizan el metro y la nueva dirección, (de acuerdo con los sindicatos que se llevan una astilla), hace un ERE y quita a todos los revisores los echa a la calle con un poco de dinero.
Nuestro protagonista, no sabe que hacer, ha estado en los túneles toda su vida, pro claro está no se va a dejar morir sin patalear. Como conoce Madrid, (por debajo) como la palma de la mano, ckn la (escasa) pasta de ERE, aprende con el hijo del chino del supermercado del barrio 500 palabras de chino, tambien el hijo le hace una una web en China donde se ofrece como guía turístico gratis en Madrid.
Le lluven los clientes, les lleva a ver el Museo Taurino, el Guernica de Picaso y a ver la nueva tumba de Franco, aparte como es natural, les lleva a tiendas, (no de chinos, por favor), sino «typical spanish». Allí los chinos compran figuritas de Lladró, peinetas de carey, cucharitas de plata de las ûertas de Alcalá y camisetas del Che.
El recibe el 15% de comisión y vive bien aunque no para tirar cohetes, como vivían las taquilleras del metro antes de los expendedores automáticos….
Pero un mal día, un guía turístico con carnet, pero sin papa de chino, le denuncia y le cascan una multa de 600.000 € que el por supuesto no paga, porque no hay de donde, pero se queda sin trabajo nuevamente https://elpais.com/economia/2018/08/23/actualidad/1535012587_939068.html
En vista de eso busca pisos desatrados en alquiler por Lavapies , los desinfecta, los pinta, los decora con cosas de Wallapop y los alquila por AirBnb, Claro ,cada vez que se va un cliente, hay que lavar las sabanas, limpiar el piso, recoger las llaves a las doce de la noche y arreglar los desperfectos. o sea un trabajo duro, pero al menos se gana un sueldo decente.,,,
Hasta qu un mal dia, la Carmena de turno, opina que ya esta bien que la gente se gane la vida con pisos turísticos, que llenan de chusma el centro Madrid y están hundiendo a las serias empresas hoteleras de cinco estrellas y empieza a perseguir los apartamentos de AairBnb.
Y la vida sigue, pero mi protagonista es un ser de imaginación normal y sometido a presión, sabe ganarse la vida en todas las circunstancias.
Bastante realistico aunque esa es la «versión buena» de emprender en España. Hay casos mucho peores obviamente y son los más normales por desgracia.
Claro, esa historia es de una al que le ha ido bien. Hay muchos que empezaron a hacer tornillos y fracasaron a la hora de venderlos.
Lo que he querido indicar con esta parábola, es que a medida que crece un negocio, tus habilidades tiene que cambiar, y para lo que valías y hacías bien, generalmente vender, dejas de hacerlo para tener que enfrentarte a problemas nuevos para los que puede que valgas o no valgas.
Un Amancio Ortega, que pasa de vender ropa en una tiendecita, a dirigir un emporio, o es un tío con una inteligencia, no sólo privilegiada, sino totalmente elástica y esponjosa, capaz de absorber de todo, o tiene un suerte increíble. Y yo personalmente creo, que ha de tener ambas cosas al mismo tiempo.
Quizá por ello, arrojarse en manos de fondos buitre , tampoco es tan descaminado, ellos te suministran un staf, que si está capacitado para los nuevos retos, pero eso si, dejas de llevar el timón, Por no abusar, de este blog, dejo la historia del emprendedor que se vendió al fondo Corsair para otro día.
Cuenta cuenta….
Yo cuando he estado involucrado en negocios que empiezan, siempre he visto que fallabamos en lo mismo:
Vender
Por ejemplo, fundé, y aún existe, una escuela de conducción de motos que creerme, lo hacen muy bien y no tienen competencia, y lo digo ahora que ya no formo parte de ello, pero nunca supimos venderlo bien. (y ahora quien lo lleva ha mejorado algo, pero tampoco). Y el producto es BUENISSIMO.
en otras que he colaborado más de lejos o menos en serio, parecido, buenos productos que no sabíamos vender bien.
Pues sí, Isangi: También solicito respetuosamente a Gorki que tenga la amabilidad de contar la historia del emprendedor que se vendió al fondo Corsair, pues parece interesante ya que la ha mencionado. Y si fuera posible en este mismo artículo, miel sobre hojuelas. Muchas gracias.
Ese es el problema vender, la mayoría de la gente no lo sabe hacer y sin embargo es facilísimo, solo consiste en saber buscar a quien precisa tu mercancía/servicio y convencerlo de que lo que tu ofreces es útil y tiene un precio acorde con la calidad. Lo mas sencillo, es ser tremendamente honrado, en este mundo de pillos, la honradez vende.
Todos deberíamos pasar por la venta una temporada de nuetrs vida, no importa si lo que vendes es biblias a puerta fría, (lo mas difícil y peor pagado) , o Airbus a Iberia, (lo mas fácil y mejor pagado). Pasar por la venta es una experiencia única en la vida que vale para todo, incluso para vender tu propia capacidad de trabajo. ¿Como convences de que eres la persona que resolverás los problemas que tienen, si no sabes vender?
Escribiré la parábola de quien se vendió a Corsair, el próximo jueves 6/9/2018 cuando esta página del blog sea «hemeroteca» y no molesta que escriba en ella. Apuntarlo para ese día. Me algro que os diviertan las parábolas, es un género pasado de moda pero que se puede «resucitar». (Qué más adecuado que eso)
Lo prometido es deuda. He escrito la «parábola» del emprendedor que se vendió a un Fondo Buitre., pero me ha salido demasiado larga para ponerla aquí,
Así que si os place la puedes leer en mi blog
https://felixmaocho.wordpress.com/2018/09/06/de-como-hermogenenes-se-vendio-al-gran-capital-1a-parte-jpmorgan/
Por hoy solo viene la primera parte, la venta a los Fondos Buitre pero queda una segunda parte en la que se ve evolucionar un negocio familiar en un emporio de importancia mundial, y los cambios que ello le supone a nuestro protagonista.
Muy interesante, pero como que se me escapa. Unicamente decir que lo de capital riesgo es redundante, ¿ que capital nace sin espíritu de riesgo?
El problema del fondo «buitre» es que su riesgo se parece a la ruleta y sobrevive dejando sin problemas a gente fuera de la cuneta. Para mi no deja de ser un tipo de mafia en era tecnológica. Con el agravante de que los «alcapones» no contaban con accionistas jubilados en el otro extremo del mundo… que están convencidos de no tener responsabilidad en los actos de su fondo buitre.
Los bancos, las electricas y demas compradores de voluntades como Florentino, que sus marrones nos los comemos todos los españoles
Me he visto retratado en muchos momentos del artículo Enrique. Yo ahora tengo 35. Hace 4 años mi pareja y yo abrimos una tienda web de cervezas artesanas en Perú. La primera en el país. Fue financiada completamente por bootstrapping, un capital semilla increíblemente bajo, y en parte por nuestra propia experiencia como desarrolladores web, marketeros, etc.
Sí, nosotros rechazamos financiación externa (de familia/amigos) por miedo a interferencia con nuestra visión. Paradójicamente, la visión del negocio con mi pareja resultó ser muy distinta al momento de los problemas y fue causa de muchas tensiones y energía perdida.
Esta independencia en las decisiones nos dio una libertad muy grande para experimentar en cuanto a comunicación e ideas de negocio.
Por ejemplo, y nuevamente me veo retratado, en nuestra sección «sobre nosotros» contábamos nuestra historia personal, y esto siempre fue un elemento diferenciador de cara a nuestros clientes que siempre nos decían que nos sentían «cercanos» y que el trato era «personalizado».
También es cierta esta «angustia» porque las cuentas salgan. Eso, tal como lo has explicado, redunda en una total concentración hacia los indicadores de crecimiento, sostenibilidad y el uso correcto de los fondos. No te cuento el parto que fue tomar la decisión de contratar al primer empleado… También es cierta la parte de la austeridad, ninguno de los dos manejó nunca un Lamborghini, ni nada remotamente cercano :).
Y finalmente, y súper importante: también me veo retratado cuando dices que las expectativas no son muy ambiciosas. Esto ha sido un aprendizaje, porque me solía pasar que cuando leía de estos negocios de crecimiento astronómico (muchas veces en este mismo blog) me daba un mareo y una sensación de que se pasa el tren. En este punto, la idea de que este negocio lo hacemos por otras razones además del dinero me ha dado mucha paz. Me gusta pensar que estamos dando una plataforma para que muchos otros emprendedores apasionados, los cerveceros, puedan mostrar sus creaciones. Me gusta pensar que hay personas que valoran estas creaciones y están dispuestos a pagar por ellas. Me gusta pensar que le hemos dado un hobby a muchos de nuestros actuales clientes. Y sin lugar a dudas, me ha gustado pasarme 4 años probando cada una de las cervezas que aparecieron en el mercado peruano.
Finalmente, las expectativas monetarias y la configuración de la empresa tuvieron que adaptarse a la realidad. Entraron nuevos socios, afortunadamente con una visión muy parecida y este negocio pasó de ser la oportunidad de «volvernos millonarios en 4 años» a ser algo que nos dé ciertas rentas a largo plazo. Yo me quedé con la parte de las tareas que más me gusta: el desarrollo de la web.
Hicieronn una ampliación inteligente de socios.
https://diariocorreo.pe/mundo/bolivia-y-ecuador-superan-a-peru-en-coeficie-13639/
Brillante jugada si, te quedas con el desarrollo web que es además lo que gusta y para lo que más preparado estás. Digno elogio a Maxwell Smart