A medida que la tecnología, el periodismo, los gobiernos y una gama cada vez más amplia de actores intentan buscar soluciones contra la difusión de noticias falsas en redes sociales, más nos vamos dando cuenta de que, en realidad, el problema se debe a una ausencia de educación en el uso de una herramienta que cuenta con potentes sistemas que incentivan la compartición, unido a una cultura en la que mecanismos como la verificación, el contraste de fuentes o el desarrollo del pensamiento crítico no forman parte aún del proceso educativo.
Podemos desarrollar infinidad de herramientas; sistemas de verificación, fact-checkers o algoritmos para intentar combatir la difusión de las llamadas fake news, pero en último término, cuando las barreras de entrada a la publicación y difusión bajan dramáticamente, resulta imposible evitar que una persona que está deseando creer algo participe en su difusión a muchas otras personas que, probablemente, piensan igual que ella. Las únicas soluciones verdaderamente sostenibles, seguramente, están relacionadas con el cambio del proceso educativo y el desarrollo de habilidades en el conjunto de la sociedad.
En el medio de toda la polémica sobre la circulación de noticias falsas, surge un canal que no es estrictamente y como tal una red social, pero sí juega a menudo un papel similar: estrictamente, WhatsApp y los sistemas de mensajería instantánea son canales interpersonales de comunicación, pero cuando la comunicación se estructura en grupos y las personas se convierten en vectores que reenvían y circulan información entre esos grupos, lo que tenemos es, en realidad, un mecanismo perfecto para la difusión, que puede ser apalancado por cualquier interesado en la creación de estados de opinión.
Recientemente, en una de las regiones centrales de India, dos jóvenes que detuvieron su automóvil para pedir indicaciones fueron linchados por una multitud que creyó que eran, tal y como habían leído en un mensaje ampliamente difundido por WhatsApp, criminales que buscaban matar a personas para comerciar con sus órganos. El meteórico crecimiento de WhatsApp ha convertido la plataforma de mensajería en un canal perfecto por el que circulan bulos de todo tipo y que, al no ser un canal público, se convierte en una caja negra que dificulta sensiblemente las labores de seguimiento y verificación. Personas de toda condición que creen hacer un favor a sus compañeros de grupo alertándolos sobre supuestas «noticias» que informan sobre la elevación de la alerta terrorista, sobre un nuevo tipo de robo o estafa, sobre el tremendo peligro de unos supuestos smartphones explosivos abandonados en la calle o sobre teorías conspiranoicas de todo tipo, pero que también pueden ser adecuadamente instrumentalizados para difundir noticias con propósito de manipulación social o política.
La evolución de las tecnologías implicadas en la lucha contra las fake news puede verse de día en día. Desde servicios de verificación como Verificado (México), Maldito Bulo (España) o las ya veteranas Snopes o PolitiFact (Estados Unidos), hasta herramientas basadas en blockchain que etiquetan las noticias en el navegador. Para cada avance en el desarrollo de, por ejemplo, deep fakes en vídeo que permiten alterar secuencias o voces para hacerlas parecer genuinas (¿cómo no lo voy a creer y a circular, si lo he visto con mis propios ojos?), surgen startups con rondas de capital interesantes centradas en su análisis y detección. Una cuestión central, en cualquier caso, sigue persistiendo: cómo conseguir que una persona no consuma o circule una información que está personalmente interesado en creer, por encima de cualquier sistema de verificación, porque coincide con su visión del mundo.
Hablar del tema, en cualquier caso, ayuda a generar una cierta conciencia: no, quien te envía esos mensajes a través de un grupo de WhatsApp no es necesariamente alguien interesado en tu bienestar, sino muy posiblemente, el fruto de un esquema de manipulación diseñado para esparcir un bulo determinado de manera interesada. La manipulación masiva recurriendo a herramientas como WhatsApp se ha convertido en algo tangible y demostrable, lo que nos obliga a tomarnos cada cosa que recibamos a través de ese canal y que tenga capacidad para trascender a cambios en nuestra forma de ver la sociedad con el más que nunca necesario grano de sal. Cuando leas o cuentes algo, piensa que si la única referencia que tienes es «me lo pasaron por WhatsApp» o «lo leí en WhatsApp», es muy posible que sea un bulo.
This post is also available in English in my Medium page, “‘I saw it on WhatsApp, so it must be true…’»
La preocupación viene porque se acabó el monopolio (o el oligopolio) de contar mentiras. Los más preocupados son los manipuladores profesionales (cada uno que ponga la cara del vendehumos o portavoz parlamentario que prefiera) y los medios que viven de la subvención (directa o encubierta) por difundir mentiras o medias verdades (aquí también cada uno puede poner al banco o director de campaña que prefiera).
Lo que no ha cambiado es la facilidad para engañar a enormes masas y la fe ciega en los bulos, eslóganes y tópicos varios que tiene muchísima gente, con independencia de su formación.
Nada nuevo bajo el sol, solo más cantidad.
A mi entender pasa por educación, pero más que en esto concretamente, por el pensamiento crítico y la lógica básica.
Lo que pasa que para muchos gobernantes puede parecer(y ser) contradictorio enseñar algo como «pensamiento crítico» a sus votantes.
Por otro lado, las herramientas para detectarlo no parece que vayan a conseguir mucho, y tampoco se si es bueno que lo hagan, nunca me gustó que los «ingenieros de software» «piensen por mi» en las herramientas que uso.
Lo bueno es que he conseguido que en los grupos que aún estoy se limiten mucho los mensajes, no solo de spam sino de cualqueir tema no relacionado con el motivo del grupo (eso parece que muchos si llegan a entenderlo, algunos no).
Por otro lado, en los grupos familiares les insisto en normas básicas como (que el mensaje tenga fecha, que NO ponga pasalo, reenvialo o similares, etc) y lo que consigo generalmente es que los reenvien, pero en grupos en los que yo no estoy….
Los medios de comunicación vigentes permiten un circuito de relación entre las personas, sin embargo este circuito puede ser determinado como positivo y negativo puesto que la información enviada debe tener muchos filtros para que lleven al emisor a mantener criterios hacia la verdad. La comunicación hoy en día se encuentra quebrantada por información falsa.
Si no nos conocemos a nosotros mismos, no entenderemos a los demás, y viceversa.
¿Alguna vez habéis troleado a un magufo?
Por mucha objetividad de la que hagamos alarde, el magufo simplemente elegirá no cambiar de opinión, ergo la objetividad no es util.
No tengo ni idea de como saber si algo es una Fake News, Solo se. que si una misma misma noticia de fútbol, corre entre un grupo de seguidores del Madrid y entre un grupo de seguidores del Barcelona, las conclusiones que se extraigan de ella. serán radicalmente diferentes, pero que más nos da, a los seguidores de otros equipos. Dejemos correr las Fake news entre las personas que las quieren oír.
Siempre me entra la duda: ¿Cómo evitamos que los algoritmos borren noticias verdaderas cuando a alguien (fb, google ..) no les interesen?
Y sí, abogo para que los algoritmos no sustituyan el criterio básico humano. No me gusta que me apadrinen ni tomen por tonto
Si WhatsApp es la capa superior, y la educación es una segunda capa, quizá el problema incluso radique en una capa más abajo todavía: la cultura. ¿Por qué consideramos tan indispensable estar informados sobre lo que pasa en la actualidad?
No digo que tengamos que desconectar del mundo, pero tampoco digo que no lo estemos. Sólo que alimentarse de forma pasiva de noticias es tan bueno o malo como no saber nada.
En un programa de radio emitido por la universidad dn la que trabajo, (Ahora mismo analizaremos en clase este artículo), hablamos con estudiantes, periodistas y conunicadores sociales, sobre cómo contrastar información para generar criterio. Muchas personas se informan en Internet y radio y eso ha cambiado la manera de ampliar los contextos. ¿Puede una fake new tener la misma presencia en medios que una verdadera? El problema es cuando el medio no la contrasta. Ese seguimiento es propio del periodista aunque yo sin serlo, pueda escribir en google y averiguar un poco más? ¿A quién se le ocurriría iniciarlo?
En los medios ya hemos visto de todo, desde noticias de El Mundo Today interpretadas erróneamente como verdaderas, hasta rumores o incluso invenciones del propio medio. Si pones cualquier informativo de Atresmedia, el nivel de bulos referentes a «los terribles problemas que provoca internet» es a-lu-ci-nan-te, desde que las ondas de la WiFi producen cáncer, hasta que las redes sociales generan infelicidad, pasando por la tan traída y llevada «piratería» como fuente de todos los males, y a partir de ahí, lo que quieras. El verdadero problema es de ética periodística, una instrumentalización brutal de la profesión periodística, unida a limitaciones cada vez mayores de presupuesto que no permiten tener «el lujo» de verificadores, correctores o revisores. Si obligas a un periodista a generar un número determinado de noticias al día, independientemente de su calidad, acabas con este tipo de problemas y con una espantosa pérdida de prestigio de los medios en su conjunto.
Y la reconfiguración de territorios, redistribuye las licencias. Y sin embargo, una herramienta mås de difusión de información (Whatsapp) genera una falsa confianza en el usuario..
¿Qué papel juegan los medios «profesionales» en este juego?
La calidad de la información presentada al público ha ido decayendo con los años, al grado que cualquier medio de comunicación (TV, diarios, radio) se ha convertido en una chismosa del barrio, retransmitiendo información amarillista y sin valor cultural.
La diferencia entre eso y un bulo acerca de «lo tóxico que puede ser el plástico de un auto nuevo, si no lo llevas a airear con las ventanas abiertas a la cima del monte Everest» es ahora casi indiscernible.
Las personas que usan whatsapp piensan que ahora tiene el poder de informar y a ayudar a prevenir a la gente, retransmitiéndole información de la misma ralea. Ya están acostumbradas a eso. Es triste, pero es así.
Cuando un grupo se empieza a llenar de basura la solucion es sencilla tu eliges que hacer …. Modo ironia on
Por fin una buena noticia sobre la intimidad de las personas ( Enrique no se porque no vas a estar de acuerdo…)
https://www.eldiario.es/tecnologia/Constitucional-reabre-derecho-amparando-narcotraficantes_0_786371613.html
Acierto, verdad?
Modo ironia off.
Curiosamente esta noticia no tiene importancia para el periódico implicado. El Pais, no aparece si buscas en a página principal y sólo si buscas con el buscador del periódico lo encuentras
https://politica.elpais.com/politica/2018/06/26/actualidad/1530007122_707929.html