Si hace pocos días hablábamos de robots diseñados para su uso en tareas agrícolas que permitían reducir el coste y el impacto del uso de pesticidas o herbicidas aplicándolos de manera local en lugar de extensiva, hoy podemos ver otra curiosa aplicación de la robótica a la agricultura, seguramente más sorprendente aún: el uso de robots para facilitar la polinización de las plantas, en una época en la que algunos polinizadores naturales como las abejas sufren crecientes dificultades debido al llamado colapso de colonias, o Colony Collapse Disorder (CCD).
Las metodologías para polinizar cultivos cuando los polinizadores naturales escasean son múltiples: en primer lugar, el método más inmediato, que lleva años utilizándose en invernaderos para cultivos como el tomate, es suministrar esos polinizadores, tales como los abejorros, de manera artificial, alquilándolos a empresas especializadas y liberándolos para que lleven a cabo su labor. Sin embargo, también comienzan a existir alternativas robóticas que podrían recordar a algún episodio de Black Mirror, desde diversos tipos de drones que algunas compañías, como Walmart, se afanan en patentar intentando buscar un control total sobre su cadena de suministro, hasta grandes robots que se mueven entre las plantas y agitan las flores que localizan mediante visión computerizada utilizando un brazo articulado.
En este vídeo se ve una primera fase del desarrollo de este tipo de robots, aún incapaces de reconocer las flores mediante visión computerizada, pero trabajando con códigos QR en un recorrido a través de un invernadero.
Los mecanismos de la polinización varían enormemente según las especies de plantas, y existen numerosos mecanismos de adaptación que han llevado tanto a unos como a otros a coevolucionar a lo largo del tiempo, incluyendo casos de máxima especialización como los de algunas orquídeas. En el caso de las moras o las frambuesas, por ejemplo, cuyas flores se autopolinizan, el robot se limita a localizar esas flores y hacerlas vibrar suavemente, lo que provoca que el polen se desprenda de los estambres y alcance los pistilos. En otros casos, es preciso que los robots se acerquen a una flor, extraigan el polen utilizando un gel con carga electrostática que lo atrae, y visiten posteriormente otras flores para depositarlo, una tarea más compleja que, entre otras cosas, exige llevar a cabo una cartografía de las flores que permita mantener un orden. Por otro lado, el uso de robots permite, por ejemplo, eliminar las flores inviables, con malformaciones o que serían susceptibles de producir frutos con escasa viabilidad comercial.
El uso de robots, en cualquier caso, plantea la evidencia de que, dada la inmensa variabilidad de mecanismos existentes en la naturaleza, la polinización mediante mecanismos naturales resulta no solo más eficiente, sino inmensamente más barata. Existen muchísimas especies de insectos especializados en la polinización de diversas especies, y llevan millones de años llevándola a cabo de manera eficiente: la perspectiva de que un robot pueda hacerlo mejor resulta ilusoria. Los mecanismos que funcionan en un entorno controlado y con condiciones de suelo liso como un invernadero no tienen nada que ver con la idea, por ejemplo, de polinizar un cultivo extensivo de árboles como, por ejemplo, almendros. Por mucho que fuésemos capaces de obtener dichos robots y adaptarlos a todos los casos en los que los necesitamos, la mejor alternativa seguiría siendo, sin duda, luchar contra la desaparición de los organismos que llevan a cabo esa polinización de manera natural.
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Desde luego es muy difícil competir con las abejas a la hora de polinizar los campos y si fallan las abejas, porque en efecto las colmenas están enfermas, siempre quedan los abejorros, pero estos solo valen par recintos cerrados..
No obstante, la agricultura esta en una gran fase de transformación y se esta introduciendo nuevas tecnologías tanto relacionada con la genética, (clonacion, transgénicos, etc.) como con los de cultivo, (riegos por goteo, hidroponía, cultivos en invernadero etc,). y no me queda duda de que pronto la mayoría de los alimeentos van a proceder de granjas que más nos van a recordar un laboratorio, que el corral de nuestras abuelas-
Mientras tanto hay infinidad de labores donde los robots pueden llegar a hacer el trabajo mejor que los seres vivos, sean animales o personas lo que sustituyan. Por ejemplo hay unas máquinas que injertan melones y sandias en raíces de calabazas, la razón es que las raíces de calabaza son mas grandes y eficientes a la hora de conseguir alimentos que las del melón , razón por la cual las plantas injertadas dan mayor producción en cantidad y peso de fruto.
Dejo una video de un sistema semi mecánico, los hay absolutamente mecánicos. en los que pones las plantas a izquierda y derecha y va injertando las de un lado con las del otro https://www.youtube.com/watch?v=defsfuwJJYc
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Otras maquinas asombrosas son las seleccionadoras de semillas, capaces de separar automáticamente cualquier semilla que se aparte en tamaño, peso o color de las semillas que queremos seleccionar. https://www.youtube.com/watch?v=8YYlczyJGK4
sin embargo a mi lo que me siguen impresionamdo son las maquinas cosechadoras de cualquier tipo de cultivo- Que haya aparatos capaces de escoger que fresones están maduros y que los arranquen con toda delicadeza, me parece de brujos.
Como dice la Ley de Clarke. «Cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia.».
¡Vaya!
Eso lo he visto en el episodio «Odio Nacional» de la serie Black Mirror en Netflix.
Estaba enlazado… ;-)
Ahora lo he visto, se me escapó el enlace, eres tan prolífico con los links que alguno se escapa :)
A mi se me ponen los pelos de punta de ver estas cosas, como dice Alberto Lozano más arriba yo también vi algo parecido en la serie de Black Mirror pero de ahí a que insectos como las abejitas sean sustituidas por robots, es para ponerse a temblar….
¿Que será lo próximo?
Tengo una postura similar, ya que por un lado me asombran los alcances del desarrollo tecnológico, en que como muestra este ejemplo las máquinas llegan ser tan precisas que puede ser posible realicen una tarea tan fina como esta. Por el otro lado no me entrego con entusiasmo a su promoción, antes nos espera el reto que creo debemos afrontar y contribuir a recuperar y mantener los procesos naturales. Creo que ver a lo natural y lo humano por debajo de los convenios del mercado es un terrible error.