Si ayer no dedicaste un par de horas durante la tarde a ver la conferencia de apertura del Google I/O, hiciste mal. Este tipo de conferencias, teóricamente para desarrolladores, son cada día más en sus sesiones inaugurales un muy buen escaparate de lo que la tecnología nos trae y de las posibilidades que tendremos en nuestras manos en muy poco tiempo – quizá algo más si lo que esperas es tenerlo disponible en tu idioma y este es distinto del inglés, pero pronto en cualquier caso.
Entre los «prodigios» que Google nos presentó, de la mano de un Sundar Pichai que iba dando paso a distintos especialistas de producto, puede verse claramente que el camino que la compañía inició hace ahora unos dos años, con mensajes como «nuestra inteligencia artificial es más inteligente que la de nuestros competidores» porque «llevamos más tiempo«, «poner AI en todas partes» o «repensarnos como una compañía machine learning first» no eran en absoluto un brindis al sol. Las palabras AI, inteligencia artificial o machine learning fueron una repetición constante asociada a absolutamente todo, en cada producto, en cada prestación, en cada momento. El cambio es tan profundo, tan obsesivo, que ahora hasta Google Research ha sido rebautizada como Google AI: toda la investigación que se hace en la compañía tiene que ver con la incorporación de machine learning e inteligencia artificial. En todo y para todo.
Entre las novedades presentadas, un asistente de escritura de mensajes para Gmail. La idea de que un asistente sea quien te escribe los mensajes proponiéndote frases completas a medida que escribes lleva años sonando tentadora, y en algunos casos limitados, es posible que hasta la hayamos experimentado ya: cuando contesto uno de los entre dos y tres correos electrónicos que recibo cada semana interesándose por la posibilidad de introducir publicidad o posts patrocinados en esta página, propuesta a la que siempre respondo cordialmente pero en idénticos términos negativos, he comprobado que puedo componer un mensaje completo (unas dos líneas de texto) simplemente utilizando el teclado predictivo, que me va sugiriendo, una detrás de otra, las palabras que he utilizado en ocasiones anteriores. Pero claro, una cosa es una respuesta estándar a un tema repetitivo, y otra cosa lo que pudimos ver ayer: el mensaje que ilustra estas líneas está compuesto en más de un 90% por un algoritmo, con el humano simplemente iniciando algunas de las frases con un par de letras. Dentro de las sugerencias que el usuario acepta hay de todo: desde salutaciones y despedidas cordiales, hasta propuestas sobre qué llevar a una cena, pasando por fechas, horas o direcciones. Presenciar la secuencia tiene algo de inquietante: no solo es que la máquina sepa cómo sueles dirigirte a esa persona, sino que entiende perfectamente cosas como de qué va el mensaje en función de una palabra en su asunto, sabe qué ingredientes tiene una cena con ese elemento principal, calcula qué día puedes cenar con esas persona, sugiere una hora adecuada, y hasta le da tu dirección!
En realidad, tiendo a pensar que lo que me resulta inquietante – o me genera, por qué no decirlo, un cierto rechazo – es el hecho de que el ejemplo escogido sea un mensaje a una amiga proponiéndole una cena. No sé vosotros, pero cuando imagino la automatización de tareas, tiendo a verla asociada con tareas de trabajo, con cuestiones formales, funcionales, relativamente carentes de emoción. La idea de escribir a un amigo no entra dentro de ese conjunto: a los amigos les escribo de otra manera, con otra mentalidad… es, para mí, una tarea que seguramente, aunque pudiese, no querría automatizar. Igualmente en recíproco: no me gustaría pensar que mis amigos me escriben o contestan mis mensajes de manera automatizada, aunque es evidente que hay cuestiones, como la felicitación anual de mi cumpleaños, que dependen prácticamente de forma exclusiva de los recordatorios que Facebook, LinkedIn y otras redes lanzan a todos los que me tienen como parte de su red.
Otro caso particularmente interesante y, en muchos sentidos, futurista, es la posibilidad de hacer que el asistente de Google haga llamadas por ti a personas de carne y hueso para, por ejemplo, reservar una cita para cortarte el pelo o en un restaurante. Las conversaciones que Sundar Pichai utilizó como ejemplo de Google Duplex provienen del análisis y entrenamiento del algoritmo con miles de horas de conversaciones anónimas, y se desarrollaron de manera aterradoramente perfecta, con el asistente no solo expresándose como una persona en todos los sentidos, con una entonación completamente humana indiscernible de una persona real e incluso con uso de partículas de asentimiento o espera, o tomando decisiones sobre la marcha en situaciones de incertidumbre. Las personas reales que había al otro lado, una empleada de una peluquería y una de un restaurante con un dominio del inglés más bien escaso, no tuvieron oportunidad alguna de imaginarse que no estaban hablando con una persona.
En este caso, la situación resulta algo más aceptable, aunque algunos la sigan considerando «inquietante»: una llamada de ese tipo, para pedir una cita, es algo que consideramos mecánico, donde buscamos la eficiencia, y de hecho seguramente muchas personas ya preferimos hacerlo fríamente online en lugar de mediante el teléfono cuando tenemos oportunidad. Es, al menos para mí, un caso claramente distinto del anterior, del mensaje a un amigo. Pero sin duda, una tecnología así, en cuanto esté razonablemente desplegada y popularizada, va a cambiar las relaciones sociales: que millones de personas empiecen a utilizar de manera habitual un asistente para ese tipo de tareas llevará a que personas al otro lado del hilo empiecen a asumir que hablan con un asistente, y probablemente cambien su forma de expresarse buscando una mayor eficiencia y prescindiendo de determinadas normas clásicas de educación, o que incluso pasen a utilizar otro asistente para que «converse» con el nuestro.
Estamos ante uno de esos «momentos de la verdad» que últimamente vemos parece que a menudo: Google ya no solo demuestra sin paliativos que su tecnología conversacional, su AI y su machine learning está por encima de las de otras compañías de su entorno – algo que podemos comprobar en cualquier momento con un iPhone en la mano si le hacemos la misma pregunta precedida por un «Oye, Siri» frente a un «OK, Google» y comparamos la calidad de las respuestas – sino que, además, ha presentado opciones realistas de uso, tecnologías razonablemente maduras que soportan casos de uso extremadamente versátiles, situaciones cotidianas de todo tipo, coyunturas que cabe pensar que muchas compañías utilizarán para proponer ya no un servicio más barato, sino posiblemente, un servicio mejor, más predecible o con menos errores. Automatización que ya no significa «actuar de forma automática», sino «resolver un problema complejo», con máquinas que se han entrenado previamente para ello con miles de situaciones similares, que tienen siempre la respuesta perfecta, la palabra precisa, la decisión ideal.
¿Queremos asistentes para automatizar tareas que consideramos mecánicas o aburridas? Sin duda, sí. ¿Los queremos para automatizar nuestras relaciones con nuestros amigos, para solucionar esas eternas conversaciones de WhatsApp intentando quedar un día o en un sitio? Ahí ya empiezo a tener mis dudas… seguramente valoraría herramientas para algunas cosas, pero creo que prefiero seguir teniendo cierta seguridad de que estoy hablando con mi amigo, no con el asistente digital de mi amigo. Pero tal vez en unos años ya no sea así, y hayamos desarrollado todo un nuevo conjunto de protocolos sociales para esas ocasiones. Si no viste Google I/O, de verdad, dedícale un rato. Vale la pena. Si te inquieta algo de lo que veas, considéralo normal. Pero sobre todo, asume que este tipo de cosas ya han llegado, ya están disponibles, ya se pueden utilizar, ya no es ciencia-ficción, y te las vas a encontrar más pronto que tarde… quién sabe, si en el mensaje de un amigo que te invita a cenar!
ACTUALIZACIÓN: Marimar Jiménez cita esta entrada en su artículo de Cinco Días titulado «El asistente digital de Google llamará por ti al peluquero o al restaurante para cogerte cita» (pdf)
This post is also available in English in my Medium page, “Why you should listen carefully next time you’re invited to dinner…»
Mi asistente felicitando el cumpleaños a su asistente y todos contentos.
¿Qué te pareció el punto relacionado con Google News en comparación con Facebook, por ejemplo?
Se queda uno con la boca abierta.
Cosas que me da por imaginar:
Ataques de ingeniería social con, por ejemplo, una voz sintética idistingible de la de mi madre pidiéndome vete a saber qué.
Personas fallecidas sustituidas por una IA que habla o escribe igual que ellas.
IA entrenadas para realizar optimizaciones financieras, legales o no, sin que quien está detrás tenga la menor idea de finanzas o leyes, o incluso de lo que está haciendo su «iAdviser»…
La verdad es que no tengo claro si vamos camino del paraíso o del infierno.
Llamadas de comerciales automáticos de Jazztel programados para insistir tantas veces sean necesarias, a un coste aún menor que el del callcenter en Ecuador… :S
He pensado exactamente lo mismo, compi. Lo que nos faltaba para los cansinos del telemarketing. !
Primero buscaron información en la web. Después enviaron coches a fotografiar el mundo. Ahora ya podrán llamar y pedir lo que les falte.
En la versión en español van cambiando cosas.
Algunas órdenes habladas que funcionaban perfectamente bien, como:
Ok Google Imágenes del Quetzal —> [dictando siempre cerca del micro y sin necesidad de hacer pausas ni pulsar botones]
Ahora falla, y nos responde que: la opcion image search no está disponible todavía.
Creo que al principio daba opciones para buscar, por ejemplo, artículos de la última semana o del último mes, ahora no.
Por otra parte, han añadido una pequeña y genial aplicación para que no olvides nada cuando vayas al super. Se activa así:
Ok Google Abrir Lista de la Compra
Oops, no soy DENUEDO
El primer problema con automatismos que recuerdo, lo tuvo mi hijo hace años cuando aun se tenía teléfono fijo y se utilizaba el servicio despertador de Telefónica. Había pedido el despertador de Telefónica, para llegar al autobús que le traía a Madrid.
Sonó el despertador y después de tres llamadas, saltó el contestador automático y ahí quedo grabado,… las 7 y tres minutos y 48 segundos.
El segundo fue parecido; durante un tiempo tuve un contestador automático de emails, que mandaba un mensaje de confirmacion de recibido y anunciaba que en breve lo contestaría, Lo malo es que se chocó con otro que tenía algo semejante y cuando quisimos reaccionar, tanto él como yo acumulábamos cientos de email de confirmacion de haber recibido un email.
La «vida fácil» es atractiva, pero tiene ese defecto que «no es vida».
¿Os acordáis del clip de Windows? — Pocas cosas han sido más multitudinariamente odiadas por los usuarios, esto puede sert la nueva versión corregida y aumentada.. Habrá que probarlo, pero este asistente de Google puede ser tan insoportable como el Clip de Window. Si a mi me pidieran consejo, diría, «Si ponlo, a ver que tal. Pero deja un botón verde de dos centímetros de lado que con clickarlo le desinstale»-.
Seguramente alguien ya ha contemplado éste pequeño argumento, no obstante; quizås el aprendizaje repetitivo clave del niño ( Neuronas espejo) , que te permita posteriorme, replicar para poder: reacomodar, reconstruir y modificar de óptica, pueda ser la base de un aprendizaje signigicativo. No tengo claro que ésta base, implique inteligencia predictiva. Pero está claro que hay que seguir el hilo. Gracias por la conferencia. La analizaré.
Lo que vimos fue Showbusiness. Los parsers capaces de mantener conversaciones indistinguibles de las reales, ya se comportaban así desde tiempo inmemorial. No es una «inteligencia artificial», ni mucho menos, aunque algunos de sus componentes más modernos sí utilizan esas técnicas.
(He visto hasta declaraciones de amor, y absoluta incredulidad cuando le explicabas porque se llamaba «Arturo» – R2D2)
Toda la tecnología que subyace a los desarrollos de Google no es visible al ojo inexperto, así que se usan este tipo de exhibiciones como muestra de su uso.
En este momento, las compañias más avanzadas en ese terreno son Amazon e IBM, y probablemente Microsoft le otorgue un nuevo impulso a la propia, ya que son tecnologías que forman parte de su catalogo de servicios ubicados en la nube.
Más que inquietante, sucede como con la anunciada segunda venida de la VR, que sigue sin revolucionar nada, es reiterativo y una panoplia de los viejos trucos.
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Las keynotes de las tecnológicas suelen ser muy interesantes y dan pautas de lo que “se viene”. A veces tarda unos meses, a veces menos.
Pero no olvidemos que muchas pueden ser un “experimento” que dura poco o incluso algunos años. Recuerdan Google Glass? que no funcionó para el consumo y le dieron una segunda chance para empresas?. Y los chat bots, alguien los usa?
Lo de ayer sonó muy real y ÚTIL. Por eso da la sensación de que son temas “para quedarse”: AR en Mapas, IA en todo lo demás.
Para los que nos gusta la tecnología, creo que llegó el momento de tener 2 celulares encima, un iPhone y un Android.
Va a llegar un día que mires el móvil para saber con quien has hablado hoy. «Resulta que Manolo y María se casan y nos invitan a la boda, les hemos dicho que vamos» Y por la otra parte cuando miren el móvil: «Manolo, vete comprando un traje que google ha dicho que nos casamos el 15 de Mayo»
Sorprende hasta que punto Google puede llegar a ser tan relevante en nuestras vidas. Considero que nunca habrá un boot tan perfecto que pueda hacer una tarea como la mencionada en el artículo al 100 %. Siempre habrá ese 10 % en donde le ojo humano sea importante y, debido a esto, leer todo el texto y comprobar las decisiones adoptadas por la máquina será siempre imprescindible. Nos ahorrará trabajo, sí, ciertamente, pero reemplazarnos? eso creo ya que no es posible.
Este es el sueño de estas grandes empresas, convertir a la población en un ejercicito de zánganos vagos e inútiles que no se molesten en hacer nada y ellas hacerse imprescindibles hasta para subir las persianas. Y lo están consiguiendo.
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La verdad es que soy el primero en utilizar automatizaciones. Pero tampoco debemos exagerar, son útiles para muchas tareas, pero no para todas.