Un artículo en The Atlantic, titulado «Why ‘Stories’ took over your smartphone«, incide en unas palabras de Chris Cox, Chief Product Officer de Facebook, en las que afirma que el formato de Stories de Instagram o Facebook «está ya en camino para superar en algún momento del próximo año al feed como la forma preponderante utilizada por las personas para compartir cosas con sus amigos».
Lanzadas en agosto de 2016 como enésimo intento, tras varios infructuosos, de combatir el empuje de Snapchat, las Stories de Instagram tardaron menos de un año en superar a su competidor, y han tenido además un mérito interesante: el de extender un formato que Snapchat había conseguido implantar como de uso natural entre los jóvenes, y extenderlo a otras capas demográficas. La gran mayoría del crecimiento de las Stories de Instagram se produce a costa de la incorporación de nuevos segmentos de usuarios, y posibilita un efecto de generalización de lo que algunos consideran el formato nativo para los smartphones, en los que el uso de la cámara estaría más centrado en la captación y edición de vídeos cortos que en el de fotografías.
Que a la hora de compartir algo en una red social, un número cada vez mayor de personas se inclinen cada vez más por mantener pulsado el botón de su cámara durante unos segundos, y en muchos casos se pasen después un rato editando el resultado para resaltar determinados aspectos o introducir efectos de diversos tipos nos lleva a un fenómeno curioso: primero, lógicamente, a un mayor consumo de ancho de banda, considerado ya en muchos mercados como escasamente limitante´. Segundo, a un predominio de formatos cada vez más puramente visuales, en los que, en muchos casos, podrías entenderte con alguien aunque no hablase el mismo idioma que tú, simplemente con que compartieses algunos elementos culturales que, por otro lado, se internacionalizan también de una manera cada vez más acusada.
El fenómeno es relativamente parecido al que sucedió primero con el ascenso en el uso de los emojis, que configuran un auténtico lenguaje universal en el que poder, lógicamente de manera limitada, mantener una conversación prácticamente universal, independientemente del idioma que estés utilizando. Un conjunto de ideogramas que son entendidos de manera inmediata que pueden utilizarse para expresar sentimientos, ideas o conceptos a través de otras posibles barreras comunicativas, y cuyo uso tiende a ser aún bastante más habitual entre usuarios jóvenes.
Un caso similar ocurre con los GIFs animados: su incorporación en forma de enormes colecciones indexadas a las grandes plataformas sociales posibilitó una fuerte popularización de su uso como forma de expresar una idea, muchas veces complementando un texto, pero en otras ocasiones, simplemente como parte de una conversación, y también sujetos, en general, a un fuerte componente transcultural. De hecho, los GIFs animados suelen provenir de entornos culturales diversos, y es perfectamente normal que aunque puedan provenir originalmente de un contexto como una serie emitida únicamente en un país, terminen siendo adoptados internacionalmente en países que no tuvieron una exposición inicial a ellos. De nuevo, una forma de expresar ideas habitualmente simples, que admite un uso que en muchos casos trasciende al idioma que se está utilizando.
Generaciones que cada vez se suponen más globales y conectadas, que adoptan también globalmente códigos de comunicación prácticamente cross-plataforma (hay colecciones de emojis o de GIFs animados en prácticamente todas las herramientas sociales, con escasas diferencias entre sí, y el formato de vídeo corto está también presente en varias de ellas) en los que el texto y idioma pasa a tener una importancia secundaria, basados en lo visual, en la animación o en el vídeo. Formatos que, una vez adoptados, se desplazan de manera más o menos rápida y van popularizándose entre el resto de las generaciones, y que comportan un mayor uso de un género de comunicación efímero, al que rara vez se vuelve, o que incluso se borra a las pocas horas de haber sido enviado.
¿Intrascendencia? ¿O algo más?
This post is also available in English in my Medium page, “Are we moving toward a world of non-verbal communication?»
Hay dos grandes barreras para comunicarte, La primera es no conocer minimamente a tu interlocutor, es muy difícil dialogar con alguien que no conoces absolutamente de nada. La segunda barrera es la idiomática, si no tienes un lenguaje común se hace muy difícil hacerse entender lo que dificulta las posibilidades de diálogo, aunque es posible utilizando símbolos comunes, como señas hechas con gestos. sonreir, dar la mano, etc, o con símbolos comunes, emoticones, números, señales de tráfico etc.
No obstante el 80% de las comunicaciones son por voz, por lo que yo creo que es un avance absoluto, el fácil envío de mensajes de voz y no escritos, Lo lógico, es que ya se hicieran así la mayoría de los WhatsApp y algo que está a punto de iniciarse y que va revolucionar absolutamente las relaciones humanas, la traducción simultánea mediante el smartphone-
Cuando estos avances se consoliden el tener un amigo persa, o finlandés será tan sencillo como hoy es tenerlo cordobés de España o de Argentína, pues el mundo digital no conoce fronteras ni distancias, pero aun quedan las barreras idiomáticas..
http://cadenaser.com/ser/2017/03/01/ciencia/1488367587_146966.html
No es solo la barrera idiomática. No hay barrera idiomática entre España y Latinoamérica (excepto Brasil, claro) y sin embargo hay un buen montón de páginas (incluido este mismo blog) que la gran mayoría de sus usuarios son españoles, pese a que los españoles somos una pequeña minoría de 46 millones entre 572 millones de hispanohablantes.
Aunque no lo sé, doy por sentado que también hay otras muchas páginas donde sobre todo hay argentinos, y otras peruanos, o mejicanos, etc. Por algún motivo, no solo hay barreras idiomáticas, sino también, aunque más laxas, barreras «de país».
Me consta que en este blog entran muchos sudamericanos, pero es lógico que los españoles seamos la inmensa mayoría, mientras EDans es popular en España., pues escribe en medios españoles desde hace años y es elemento habitual en cualquier «sarao» tecnológico que se monte en este país, solo excepcionalmente aparece en medios de Uruguay –
pongo por ejemplo, razón por la cual es mucho menos conocido entre los uruguayos que entre los españoles. En cambio, pese a ser «popular», si este blog escribiera en inglés, probablemente tendría más lectores de todas las nacionalidades, (empezando por sus ex alumnos), que españoles, pues pese a lo que diga nuestro curriculum, son pocos los que leen inglés sin esfuerzo, (y no yo soy uno de ellos).
Por ejemplo yo sigo casi a diario un foro de Arduino de Argentina, y pese a lo que lo entiendo el italiano casi tan bien como el inglés, no lo seguiría en ese idioma aunque lo liderara Massimo Banzi
Es normal que afloren estos «fenómenos comunicativos»:
1º. La gente tiene mucho tiempo libre
2º Leer un libro es una práctica en vías de extinción.
3º El cociente intelectual da para lo que da
En el medioevo había que esperar siglos para cambiar de idioma. En la era digital no pienso que sea tan largo el periodo de evolución lingüística.
Tanto el nacionalismo (progresista en su momento) como el idioma soporte no pueden congeniar con la nueva era. Vamos camino de una combinación lineal idiomática que forme el nuevo terrestrepolita (o como se le quiera llamar). Integrando lógicamente texto e imagen, ya que no estamos en la época de arar la arcilla con un punzón.
Y sin dejar de lado que el cosmopolita ya no puede ser exclusiva de la ciencia ficción.
También es cierto que si la existencia de nacionalismo (incluido por supuesto el españolista) me lleva a pensar en un neardental (o quizás un erectus) observando como el sapiens (sapiens?) coloniza nuevos territorios, así sucede cuando veo que un grupo minoritario de sapiens poco evolucionado se impone por la fuerza a una mayoria de sapiens oprimidus. Un idioma opresor nunca será una alternativa. Y eso creo que vale para erectus, neardentales y sapiens sapiens de normal evolución.
Escrito lo anterior, nada que ver los nuevos idiomas con la posible disgregación cultural de la comunicación , derivando hacia algún tipo de guirigay mayoritarius.