Hace cinco años, en 2013, la ciudad de Tallinn, en Estonia, tomó la decisión, tras preguntar a sus ciudadanos en un referéndum, de convertir el transporte público urbano, autobuses, trenes y tranvías, en un servicio gratuito. En aquel referéndum únicamente votó una quinta parte de los residentes, y el escrutinio reveló un resultado afirmativo con un 75% de apoyo.
La idea y sus posibilidades de generalización fueron muy comentadas entonces, han sido reflejadas en multitud de artículos de prensa y académicos, y se han considerado un caso de razonable éxito, aunque, como en toda iniciativa altamente politizada, existen interpretaciones variadas: las autoridades municipales consideran que los beneficios obtenidos por el servicio, financiado mediante unos quince millones de euros en impuestos anuales, superan con creces los costes en los que incurre, estimula la movilidad y el consumo local en la ciudad, y funciona como un incentivo no solo para personas de media renta y baja, sino también para grupos de ingresos superiores. Los críticos afirman que el incremento en el uso de la red de transporte público ha sido como mucho modesto, que ese incremento ha sido muy bajo entre trabajadores de rentas medias y bajas, y que el programa no está alineado con sus objetivos.
Tallinn no está sola en este tipo de iniciativas: tan solo en Francia, veinticuatro ciudades ofrecen transporte público gratuito de manera total o parcial, con modelos que van desde la gratuidad total, hasta otros en los que pagan únicamente en ciertos días o ciertas áreas. En París, la idea se está estudiando y se vincula, posiblemente, con la provisión de alternativas tras la prohibición de circulación a vehículos diesel establecida para el año 2030. En muchas otras ciudades o países, la pregunta de si ese modelo es posible o recomendable está en estudio. En la práctica, son bastantes las ciudades que recurren a esquemas que, sin llegar necesariamente a la gratuidad, sí subvencionan parcialmente el transporte público a sus ciudadanos mediante criterios diversos como la edad, los ingresos o las zonas, aplicando tarifas planas de diversos tipos.
El pasado 15 de mayo, el gobierno estonio anunció su intención de extender el experimento a todo el resto del país, convirtiéndose así en la primera nación con transporte público gratuito. Lógicamente, la zanahoria del transporte público gratuito va acompañada con su correspondiente palo: la ciudad ha encarecido sensiblemente el coste del aparcamiento y ha reducido la oferta de plazas en superficie con el fin de desincentivar el uso del vehículo privado, y ha logrado una sensible reducción de su uso en el centro de la ciudad. Ejemplos como el de Singapur, en donde los ciudadanos no pueden adquirir un vehículo si no se da de baja otro en el parque automovilístico de la ciudad, y en donde circular por la ciudad implica estar pasando constantemente por peajes aplicados mediante cámaras que convierten la experiencia en poco menos que un lujo reflejan el enorme interés en reducir el uso del vehículo privado en un contexto, el de las ciudades, que originalmente fueron, en muchos casos, diseñadas en torno a su uso. La idea de que, por el hecho de residir en una ciudad y pagar impuestos en ella, tenemos derecho a ocupar un valioso espacio en sus calles con nuestra chatarra resulta cada vez más impopular: una sensible cantidad de desplazamientos en las ciudades corresponden precisamente a la búsqueda de esos espacios de aparcamiento.
La iniciativa estonia, por otro lado, cuenta con una importante variable adicional: la llegada de tecnologías como la conducción autónoma o las energías limpias que permitirán reducir de manera sensible el coste operacional del servicio. Algunas ciudades están probando o planeando servicios de autobuses autónomos y eléctricos que ofrecen transporte en determinadas áreas, que podrían convertirse en estándares a medida que la tecnología progresa en su madurez. Al tiempo, otras iniciativas, como las flotas de vehículos en modelos de uso compartido y eficiente que no circulan vacíos en busca de clientes, sino que esperan a ser requeridos mediante una app, se combinan con otras como las bicicletas, los patinetes o el car sharing para dotar de más alternativas a los usuarios de la ciudad, aunque algunos de estos modelos cuenten con numerosas críticas.
¿Nos lleva la evolución tecnológica a plantearnos ciudades en las que el transporte está, de alguna manera, incluido como un servicio más en la infraestructura de la propia ciudad, logrando así modelos de uso más sostenibles, que reducen el impacto de la congestión y de la contaminación? Iniciativas como las descritas nos acercan a un futuro de ciudades más orientadas a los ciudadanos y menos a sus vehículos, a alternativas que propongan un uso mucho más racional de los recursos y a modelos de uso que, salvando las incomodidades lógicas de toda fase de adaptación y cambio de costumbres, podrían tener mucho más sentido, tanto en ciudades modernas desarrolladas en torno al concepto del automóvil, como en otras de trazado más antiguo en las que el uso del vehículo privado genera problemas más importantes y difíciles de solventar. En el fondo, una cuestión de aplicar adecuadamente políticas de incentivos y desincentivos, palo y zanahoria. Una cuestión en la que, sin duda, nos jugamos mucho como sociedad.
This article was also published in English at Forbes, “The city as a service: the carrot and the stick»
Y ya puestos. ¿No sería mucho mas lógico,prohibir el transporte en vehículos privados? Si se trata de cada vez mas obstruir la circulación de los vehículos privados, no es más lógico desde el principio prohibir su uso?. Utilicemos todos servicios Carsharing, taxis o transportes colectivos, Paguemos el coste de unos y otros al utilizarlos y en paz.paz,..
¿Es posible conocer de qué mabera se adelantaron los estudios que justifican financieramente la gratuidad del servicio de transporte? Esta nueva «tendencia» urbana promete muchos cambios y beneficios para las grandes urbes como Bogotá, Colombia, aquejada por la falta de innovación en materia de movilidad durante los últimos años.
En este blog dedicado a la movilidad urbana han tratado el tema de manera más rigurosa y con la experiencia que les da el ser expertos sobre este tema. Recomiendo su lectura antes de lanzar conclusiones:
https://ecomovilidad.net/internacional/las-inesperadas-consecuencias-del-transporte-gratuito-tallin/
https://ecomovilidad.net/madrid/transporte-publico-gratuito-no-tan-bueno-como-parece/
Realemente bueno el análisis y bien apoyado en datos objetivos, y algo que o a ojo habia supuesto «Resulta más efectivo penalizar el uso del coche que regalar el transporte público»
Estamos de acuerdo, más o menos, en que utilizar un vehículo quince minutos a la ida, quince a la vuelta y dejarlo aparcado durante diez horas en la calle puede ser bastante absurdo. Lo de «nuestra chatarra» pues, no sé usted qué considerará tal. Evitemos descripciones emocionales.
Pero, como decía la canción, hablemos de Madrid.
Un transporte público maravilloso, dicen. Y malo no es, desde luego pero; si tan maravilloso es y todos estamos tan concienciados ¿por qué la gente sigue usando el coche siempre que puede?
¿Por dinero? Al coche le machacan a impuestos y hay quién dice que deberían machacarlo más… así que ¿por qué la gente tira su dinero tan alegremente? ¿Por comodidad? Por supuesto, pero esta no es la única razón.
Digamos que en coche se puede ir de A a Z directamente mientras que en transporte público hay que pasar por B, C, D… Eso es tiempo, un tiempo precioso que algunos no se han parado a calcular.
Digamos que en coche no está uno preocupado por la hora.
Eso también lo saben quienes viven lejos de sus puestos de trabajo (como si se pudiera elegir) y, teniendo la suerte de tener empleo entran antes de las 6 am o salen después de la 1 pm. Vaya usted a buscar un autobús a esa hora.
Digamos que en coche, a partir de dos o tres personas, el coste puede incluso ser más rentable que el del transporte público. Que tampoco es nada barato.
Y digamos que en coche no se encuentra uno a incívicos que ponen sus pies en el asiento de enfrente (por comodidad, claro) sin importarles la ropa de la persona que luego se sentará o van escuchando música a todo volúmen molestando a quienes les rodean.
A partir de ahí, pues si hay que potenciar el transporte público en detrimento del coche por motivos medioambiéntales o urbanísticos no creo que nadie vaya a oponerse. Pero primero, que el transporte público mejore y dejemos de mirarnos al ombligo presumiendo de lo bueno que es. Y si alguién lo duda, que haga un transbordo en Avda. de América a las 8:30 de la mañana. Si moverse en rebaño es calidad de vida, conmigo que no cuenten.
Y mientras, los carriles bici esos que tan necesarios eran resulta que están habitualmente infrautilizados. Pero eso sería otra historia, y no quiero desvirtuar mi respuesta.
Así que ¿transporte público? ¡Claro que sí! Si hay que pagarlo se paga. Pero si es para sufrir, conmigo que no cuenten.
¡Ah que se me olvidaba Über! Pues mire, digamos que es una empresa que me genera cierta suspicacia. Explotación laboral, competencia desleal, juego sucio contra los competidores…
Sinceramente, si van a ser estos los que van a solucionar nuestros problemas de movilidad, que paren el mundo que me bajo.
En resumen, primero que el transporte público sea atractivo y después hablamos del precio.
P.D.: a pesar de todo lo dicho, siempre que puedo voy en moto.
¿Solo 10 horas? En tu ejemplo el coche estaría aparcado 23,5 horas cada día, y eso los días que se usase. Basta con imaginarse una ciudad sin coches aparcados para darse cuenta del tremendo desperdicio de espacio público que suponen.
Hablamos de palo y zanahoria, y el palo definitivo todos sabemos cuál sería: que se prohibiese aparcar en toda la ciudad. El coche propio es tan dependiente de ese espacio público que desperdicia que una medida así lo mataría el mismo día en que entrase en vigor.
Por esto y por las razones que apuntas creo que debemos ir pensando en alternativas como el robotaxi. No solemos pensar en ello, pero los taxis también son transporte público. Lo que pasa es que son caros, pero el 80-90% de su coste (sin contar la licencia, que es un coste artificial que desaparece tan pronto pones licencias abiertas) es el conductor, y el robotaxi lo elimina.
La idea de buses y metro gratuitos encaja además muy bien con el robotaxi. Con las carreras del robotaxi a un euro, poner buses y metro gratuitos sería una buena manera de conseguir que mucha gente siga usándolos.
Como propietario de un garaje en una ciudad media que tengo alquilado a un tercero, ¿cómo veis el futuro de estos espacios cuando llegue la conducción autonóma? ¿se reducirá la demanda? ¿aumentará la demanda para alojar precisamente a la flota de coches autónomos? ¿se reconvertirán en trasteros? …
A corto y medio plazo, se mantendrán llenos de vehículos inmóviles que sus propietarios mantienen ahí «por si acaso» o por romanticismo, porque pensarán que los pueden necesitar, etc. A largo plazo, las personas se irán dando cuenta de que esos vehículos, en realidad, no les hacen falta y les ocasionan unos gastos, y que recurriendo al transporte como servicio – a vehículos autónomos, transporte público, alquiler, vehículos de otros tipos, etc. – tienen sus necesidades perfectamente cubiertas, y empezarán a convertir en chatarra esos vehículos inactivos y a reconvertir esos espacios de garaje a otros usos.
Completamente de acuerdo. Yo que ahora resido en China lo estoy viendo con las bicicletas. Sí, todo lo que habeis visto sobre la inundación de bicis sin control es cierta. Pero la idea detrás es potentisima. Cuando lo usas tardas 10 minutos en darte cuenta que no vas a volverte a comprar una bici en la vida. Lo mismo con el coche…
Que se te ponga el niño malo a las 4 de la mañana, en un barrio periférico, y tengas que ir a urgencias. Ponte entonces a buscar un autobús, o coche de alquiler, o que llegue un taxi (que generalmente no están adaptados a transportar bebés)…
Por mucho que nos guste demonizar al vehículo privado, hay situaciones en las que es imprescindible. Las soluciones planteadas pueden reducir su uso, pero no eliminarlo por completo.
Es decir, que no necesitas coche si no tienes un niño pequeño, o si lo tienes pero no vives en un barrio periférico. El que sí tenga niño (que tiene que ser pequeño) sí necesitará coche (mientras el niño siga siendo pequeño), gastarse miles de euros tan solo para no llamar a un taxi y que el niño pequeño no vaya en un vehículo no adaptado si se pone malo a las 4 de la madrugada.
Recuerdo la época en la que mi padre no tenía coche, y vivíamos en un pueblo (que es algo más periférico que un barrio periférico). Tendría yo 8-10 años cuando mi padre se compró su primer coche. Dicho sea de paso, tengo una hermana algo más pequeña que yo. ¡Dos niños pequeños y sin coche! Claro está que por aquel entonces ningún coche estaba adaptado.
He puesto un ejemplo de uso en el que en 2018 sí se necesita un vehículo particular. No he dicho que sea LA ÚNICA NECESIDAD (habría muchos ciudadanos que necesiten a día de hoy un vehículo privado por sus casuísticas particulares). Como bien ha comentado Enrique, pensar hacia delante da visión de progreso, pero decir que «que no necesitas coche si no tienes un niño pequeño» es reducir a un argumento demasiado simple.
Pusiste el ejemplo que pusiste y a eso es a lo que contesté. Podías haber mencionado los viajantes y otros profesionales que usan el coche para trabajar, aquellos otros que trabajan en un sitio al que no llegan los transportes colectivos (buses, metro, etc) tal como un polígono industrial, o aquellos otros más que donde viven tampoco hay transporte colectivo.
Sin robotaxi, que todavía no ha llegado, aquí tienes 3 ejemplos mucho más frecuentes que el tuyo, y que sí son una necesidad.
¿El niño que se pone malo a las 4 de la madrugada? Lo siento pero no. Es un caso harto infrecuente y desde luego no es una necesidad. Para las emergencias médicas (las de verdad) ya se inventaron las ambulancias. Para lo que tú decías, puedes llamar por teléfono a un taxista.
Otro apunte más sobre mi infancia: cuando mi hermana y yo éramos niños pequeños, mis padres no tenían teléfono. ¡Dos niños pequeños, en un pueblo, sin coche, y encima sin teléfono! No me explico cómo mi hermana y yo conseguimos sobrevivir.
Me parece muy bien eso de pensar en el futuro inmediato (robotaxi o lo que sea), yo lo hago continuamente, pero sigue siendo cierto que si el coche propio sigue existiendo no va a ser porque el niño se ponga malo a las 4 de la madrugada.
De todas las innumerables motivaciones que ha habido y hay para comprar un coche, ya sea el primer coche o renovar el anterior, no creo que ni una sola venta se haya debido a unos padres preocupados por la posibilidad de que el niño se les ponga malo de madrugada.
Krigan, sigues sin entender absolutamente nada. Puse un ejemplo concreto, sin indicar que ese ejemplo sea la única necesidad posible (como comprenderás, no voy a enumerar todas las razones por las que una persona puede tener un coche), y fuiste tú quien dijo textualmente «Es decir, que no necesitas coche si no tienes un niño pequeño». De comprensión lectora vamos bastante mal…
Pero bueno, me alegro mucho que hayas podido sobrevivir en tu infancia en tan arduas condiciones, casi en una cueva. Sin duda debes de tener una genética privilegiada. Entretanto, deja que los demás decidan por qué pueden necesitar un coche.
Y no, un taxista no te coge un bebé si no tiene el coche adaptado. Ni a las 4 de la mañana ni en ningún momento. No pueden si no llevan una silla homologada, Se llama código de circulación, y veo que tampoco lo conoces.
Sería interesante que los robotaxis que menciona Enrique contemplasen también esas casuisticas., es decir, niños pequeños, viajeros con movilidad reducida, etc. porque son motivos por los que una persona usa su vehículo privado.
Javier:
Esa es precisamente la cuestión, que no fueron arduas. Soy de la época del baby boom, que a pesar de lo que sugiere su nombre no consistió en que naciesen más niños, sino en que morían muchos menos que en épocas anteriores.
En cuanto al código de circulación, el que no lo conoce eres tú:
https://www.motor.mapfre.es/consejos-practicos/seguridad-vial/5933/puede-nino-ir-taxi-sin-silla
Intenta pensar hacia delante, no hacia atrás: que hasta ahora fuese un problema llamar a un taxi a las cuatro de la mañana es algo que provenía del hecho de que había una persona que tenía que estar despierta a esa hora para proporcionarte el servicio. Con vehículos autónomos YA NO ES ASÍ. Es más, precisamente lo que interesa con vehículos autónomos es que estén disponibles a todas horas para que la tasa de utilización sea más elevada. No te preocupes si se te pone el niño malo: saca tu smartphone, y pide un robotaxi, que además, será más barato que uno con conductor (e infinitamente más lógico que tener un coche en el garaje esperando solo por si se te pone el niño malo o tienes alguna otra eventualidad imprevisible)…
Sin tener en cuenta, que tendrás acceso a video-tele medicina, los mecanismos de medicina preventiva etc.
Igual no necesitas ni salir de casa a urgencias ;)
La libertad del siglo XXI, lo que no interesa lo freímos a impuestos o directamente lo prohibimos y lo que interesa lo bonificamos.
Ciudades más orientadas a los ciudadanos en las que esos ciudadanos no van a tener libre circulación.
Calles sin chatarra y sin gente porque está prohibido jugar a la pelota o cualquier otra actividad que no implique la tecnología.
Desarrollo tecnológico pensando en macro-ciudades (más de 100.000 habitantes) cuando suponen un 0,7% en España y un 0,4% en Europa y cuando con la acentuación del teletrabajo va a decrecer su población.
¿0,7%? Tan solo Madrid ya supone un 6-7% de la población española. Y el ayuntamiento tiene perfecto derecho a prohibir aparcar en la vía pública, o ponerla como zona azul o verde, o peatonal, que por algo es pública, no de tu propiedad.
Puedes tener toda la libertad que quieras, mientras no afectes a los demás. Es decir, mientras no contamines, mientras no ocupes varios metros cuadrados de espacio público con tu coche aparcado unas 23 horas al día, etc.
Es curioso que se utilice de ejemplo casos favorables a los que se quiere defender en el artículo.
Pero hay circunstancias de cada uno que lo expuesto no las cubre, las obvia y menosprecia “nuestra chatarra”, pero la gente que no entramos en esos casos también decidimos y a veces la gente se lleva sorpresas porque, aunque no escribamos respuestas asiduamente a estos temas, existimos igualmente.
Empleo a turnos que a las 6 de la mañana ya tienes que estar en tu puesto, eso significa en ocasiones no tener transporte publico para llegar a la hora, inevitablente dependo de coche en propiedad, a partir de ahí todo el artículo no deja de ser un sinsentido.
Torrevieja en españa lo hace hace muchos años ( para los residentes) basauri (vizcaya) en un trayecto hacia el metro. Esta idea ha creado un gran vinculo donde los residentes apoyan este medio por el mero hecho de no cojer los vehiculos privados.
El pueblo de basauri (vizcaya) en el año 2011, ya utilizaba una lanzadera de autobuses hacia el metro, para mayor accesibilidad a sus ciudadanos, La ciudad de torrevieja practicamente quizas desde 2008 ( para los residentes) el grado fue alto de la ciudadania y en especial para las personas mayores.
Hay que distinguir entre la PROPIEDAD y el USO.
Tener coche propio no causa problemas en la ciudad, sobre todo si tienes una plaza de garaje donde aparcarlo (como ya tienen casi todas las casas, salvo las viejas del centro de la ciudad). Mientras tú no lo muevas, ni contamina, ni gasta energía, ni ocupa espacio en el tráfico.
Por mucho que algunas compañías quieran hacer negocios alquilándo sus coches (con o sin conductor), no debemos consentir que nos convenzan de que tener coche propio es algo malo (otra cosa es que te merezca la pena la inversión, si lo usas poco; pero eso es decisión tuya).
Lo triste es «no tener más remedio» que usar el coche todos los días (porque no haya buena combinación de transporte público entre tu casa y el trabajo), que sufras atascos de tráfico diarios por tener que moverte en la hora punta (cuando todo el mundo entra y sale del trabajo) y que, encima, a tu Ayuntamiento no se le ocurra ninguna solución, más que echarte a ti la culpa de todo y «putearte» en cuanto pueda, abase de limitaciones de velocidad, restricciones de aparcamiento y de circulación; y amenazarte con que ya puedes ir tirando tu coche al vertedero porque en dosmil nosecuantos no te lo dejarán usar.
¿Para eso les votamos y pagamos sus sueldos con nuestros impuestos?
¿Para que nombren inútiles consejeros y asesores de su misma ideología «cochefóbica», que lo único que hacen es repetir el mantra «la bici es buena, el coche es malo», sin que les importe estárselo diciendo a alguien que vive en Villaverde y trabaja en Las Tablas?
Y lo peor de todo es que no sepan (algo que se aprende con solo buscar en Internet) que en los atascos de tráfico los coches contaminan un 80% más, y que tengan el dato de que la ocupación media es de 1,1 personas por coche, pero no se den cuenta de que la culpa no es del coche, sino de lo mal que lo estamos usando como colectivo, al ir un millón de personas cada una en el suyo, desperdiciando 4.000.000 de asientos libres al día (más que personas van en metro y autobús juntas).
¿Cuando harán caso al lema de la Semana Europea de la Movilidad: «compartir te lleva más lejos» y fomentarán soluciones tecnológicas que nos ayuden a compartir los asientos libres del coche en los viajes al trabajo (la mejor solución a los problemas más graves de Madrid)?
¿Tendremos que sacar adelante la app DedoCar sin ningún tipo de ayuda?