El fiscal general de Nueva York abre investigación sobre las compañías dedicadas a la venta de followers falsos y otras métricas de popularidad en redes sociales siguiendo el caso de Devumi, a partir de un fantástico artículo de investigación publicado el pasado día 27 por The New York Times titulado «The follower factory« en el que se detallaban las prácticas de esta compañía.
Devumi y otras compañías de actividades similares son un caso clarísimo de actividad parasitaria: para los entornos sociales, son como una enfermedad. A partir de la popularización de cualquier red social, este tipo de compañías acuden buscando generar un beneficio a costa de ellas, y su efecto puede llegar a resultar profundamente dañino. El caso de Twitter es completamente paradigmático: su inacción y falta de actividad a la hora de tratar con este fenómeno ha generado no solo muchos problemas a los usuarios – la demanda que origina la acción judicial se debe a los daños generados a personas cuyos nombres o fotografías eran utilizados para simular cuentas falsas – sino también un profundo descrédito de la red social en su conjunto. Que la ley actúe resulta completamente razonable: como afirma el fiscal general Eric Schneiderman, «la suplantación y el engaño son ilegales según la ley de Nueva York», pero tristemente ineficiente, porque nada evita que estas compañías puedan perfectamente actuar, y de hecho actúen, radicándose en países en los que este tipo de delitos o su actividad no son perseguidas, y en los que además pueden encontrar acceso a costes laborales más reducidos y poner a decenas de personas, mediante procesos puramente manuales e intensivos, a crear o alimentar esas cuentas falsas. Lo que tiene que ocurrir es que sean las propias redes sociales las que actúen con decisión e inmediatez ante ellas.
¿Por qué Twitter no actúa, o no de una manera pública y notoria, contra las compañías que venden followers a diestro y siniestro? Simplemente, porque erróneamente cree que eso puede funcionar como atracción para determinados perfiles, que pueden así aparentar una popularidad de la que carecen o que precisaba de ese tipo de ayudas artificiales para ponerse al nivel que estimaban adecuado. Al no poner en práctica medidas que disuadan contra este tipo de usos, las redes sociales alimentan patrones de insostenibilidad, un auténtico laberinto en el que nada es verdad ni es mentira, en el que procesos tan alucinantes como el de pagar por robots que sigan a una persona resultan tristemente normalizados, y en el que todas las métricas que permitirían evaluar la relevancia de las acciones se distorsionan de manera grotesca. No sé si, como insinúa Fast Company, ese clima puede acabar llevándonos a una guerra nuclear, pero sí sé que es profundamente negativo y preocupante, y que ya ha contribuido de manera relevante a algo tan importante como permitir que un idiota entrase en la Casa Blanca. Para las compañías de redes sociales, perseguir este tipo de actividades debería constituir una auténtica obsesión, una necesidad imperiosa, algo determinante de cara a su futuro. Y en su lugar, solemos encontrar tibieza, ambivalencia o incluso, en ocasiones, una laxa colaboración. Si para cualquiera es posible encontrar, mediante una simple búsqueda en la web, una compañía que venda followers falsos, ¿qué hace que las redes sociales en las que se desarrolla esa actividad no actúen de manera inmediata?
¿Puede una compañía poner en práctica medidas que resulten de verdad disuasorias en este sentido? Por supuesto. No resulta sencillo si cualquiera puede crear una cuenta y, si resulta eliminada, crear automáticamente otra, pero pueden hacerse muchas cosas, y la tecnología funciona a ambos lados de la conexión. Determinar que es una misma persona, o un mismo equipo el que crea una cuenta no es sencillo y no completamente fiable, pero puede llevarse a cabo de manera mucho más fehaciente a como actualmente se hace. Los indicadores de ese tipo de actividades pueden ser procesados mediante machine learning, y determinados de una manera mucho más precisa que como se hace actualmente. Por otro lado, es preciso poner en práctica medidas que avergüencen públicamente a quienes recurran a ese tipo de prácticas, sean quienes sean, de manera que se eleven las barreras de entrada por miedo a ser descubiertos. En eso consiste la disuasión, en un incremento de las barreras de entrada sea por complicación técnica o por miedo a los posibles efectos posteriores. Y en un ámbito como el social, resulta absolutamente fundamental si no se quiere desvirtuar completamente su valor como ecosistema.
Que el buen periodismo y la ley actúen contra personajes asquerosos e impresentables como German Calas es bueno para todos. Pero sobre todo, que actúe Twitter, que es la principal perjudicada por su parasitaria actividad, y que ha mostrado una preocupante inacción en este sentido.
This post is also available in English in my Medium page, “Twitter in its labyrinth»
Si realmente las compañías quieren combatir los seguidores falsos, lo tiene muy fácil, que dejen de publicar los seguidores que tienes. Si un artista melódico deja de exhibir que tiene 500000 seguidores, dejará de pagar a las empresas que suministran falsa audiencia y esta cerrarán.
Cielos, lo más sensato y práctico que he leído en mucho tiempo…
La lastima que seguramente consideren que una medida así va contra sus propios intereses o contra la esencia del servicio, sigh.
Coincido con este comentario. Por otro lado, el mundo virtual es una reproducción del mundo real, donde coexiste una diversidad de fauna alucinante. Hay reclutados para reuniones políticas por euros o comida, o arrastrados por la catarata informática que arrea lúmpenes digitales, Sr. Dans, un divulgador tecnológico de su calibre no debería sorprenderse por ello. Por otro lado, solo por una cuestión de respeto, en lo particular y sin ánimo, no siendo partidario, tendría cierto freno al decir que un idiota llegó al gobierno de uno de los países más poderosos del mundo. A lo sumo podría decir «ha llegado otro estúpido», porque hubo varios antes, a la luz de los acontecimientos. Es solo una opinión personal, que disiento con Ud, en este punto, por favor no lo tome a mal porque lo sigo desde hace tiempo, tengo sus artículos y su libro. Desde ya, muchas gracias por sus notas.
Muy interesante la investigación del New York Times que, creo, hay que intentar comprender dentro del contexto de las críticas (e investigación en curso) que se le han hecho a Donald Trump por haber ganado las elecciones USA con un tipo de ayuda que algunos consideran deshonesta.
En ese sentido, se ha culpado sobre todo a los rusos y a sus hackers y, como mucho, se ha hablado de cierta negligencia por parte de Redes Sociales como Twitter y Facebook.
Ahora, el artículo del New York Times cuestiona profundamente tanto a Twitter como a Facebook por permitir a algunas empresas oportunistas inventar followers (usuarios) falsos.
Evidentemente, Twitter y Facebook no son Second Life, pero tampoco tenemos porque creer ciegamente lo que ellos dicen en cuanto a su número de usuarios reales. Y es que es comprensible que mientan en esto ya que la cantidad de usuarios que tengan determina tanto lo que podrán cobrar por publicidad como su capitalización bursátil. En ese sentido, no es lo mismo declarar, por ejemplo, que tienes 400 millones de usuarios reales que decir que tienes mas de 2000. Si mienten o exageran mucho acerca de sus números es por dos razones: porque pueden y porque les conviene. Es decir, por intereses económicos.
Pero también existen interses políticos. Y aquí es donde podríamos hacer otro análisis. Por empezar, esta claro que el New York Times no es amigo de Trump. Entonces, es lógico que cuestione a las redes sociales que probablemente han ayudado a Trump de manera determinante a ganar las elecciones.
Aunque mucha gente cree que las Redes Sociales son politicamente neutrales esto no parece ser un hecho cuando vemos que el filósofo billonario Peter Thiel es asesor de Donald Trump. Para algunos expertos, Thiel no solo ha sido mentor de Zuckerberg sino también el artífice del éxito de Facebook gracias a la puesta en práctica de las teorías miméticas del filósofo René Girard. Thiel es un billonario muy inteligente, lanzado, y con mente de ajedrecista. Y a pesar de tener bastante dinero es posible que su interés principal no sea tanto el dinero como el poder.
Mas abajo, incluiré algunos enlaces para documentar un poco mi comentario. Pero toda la información está en Google.
Facebook, Girard y Thiel
Peter Thiel, el halcón de Trump
Peter Thiel en Wikipedia
Antropología; La teoría mimética de René Girard que sigue Peter Thiel
Palantir, Peter Thiel y el análisis de BigData
No opino yo como JJ, Puede. (pero lo dudo) que los dueños de FB y TW no se deshagan de los bots, por «engordar» el numero de usuarios y de visitas, pero s confunden, porque todos sabemos que «Hay verdades, mentiras y estadísticas», y de lo que nos fiamos no es de las estadísticas sino de realidades-
También es conocida la frase «»La mitad del dinero que gasto en publicidad se desperdicia; el problema es que no sé qué mitad.» Lo cual es cierto e indica que es difícil saber cual es efecto de una campaña publicitaria en un medio y que solamente podemos llegar a intuir el efecto de la publicidad en el aumento de ventas, pero no podemos .cuantificarlo y separarlo de otros elementos de Marketing, incentivos, rebajas, trabajo del dep. de ventas, material de merchandising, etc
Sin embargo, si muchos gastan en publicidad en soportes digitales, no puede ser que todos estén confundidos y que todos estén tirando su dinero. Si alguien invierte en publicidad en Google, Twitter o Facebook es porque en conjunto, esa publicidad es rentable. Pesa a lo que todos opinemos que la publicidad contextual no funciona, y que seria lo mismo ponerla al buen tuntún, lo cierto es que es rentable..
Y sería igualmente rentable si los millones de cuentas gobernadas por bots no funcionaran, pues los que compran no son bots, sino seres de carne y hueso y esos seguirian siendo los mismos.
Por tanto, por enterarnos que los usuarios de carne y hueso de FB es realmente la tercera parte de los «usuarios» actuales, su publicidad seguirá siendo igual de eficaz y por tanto lo que hoy cobran lo podrían seguir cobrando con menos «usuarios» digitales.
Las pelis y series USA ( mejor incluso las nórdicas) ilustran muy bien sobre el fenómeno soplón, que aguanta de la trama policial (tanto en su funcionamiento positivo como en el negativo).
Uno de los tumores digitales es el de falsos seguidores (como el de falsas verdades), pero ya está todo inventado. ¿Acaso no hay falsos soplones y falsas verdades en la socieddad delincuente real?
Lo que no está inventado es el remedio para que el ser humano se deje de «jugar a los bolos/as» y practique una evolución sana. No la que los falsos gurús (que non son salidos de Oriente hasta ahora precisamente) van sugiriendo desde tiempos inmemoriales.
La naturaleza es sabia, pero no es perfecta. Tiene que jugar al ensayo y error. El problema de esta sociedad es que hay demasiada gente que quiere jugar exclusivamente al ensayar (la mayoría) y ganar (unos pocos).
Curiosamente (mejor dicho»razonablemente») la naturaleza construyó los ecosistemas para que se mantengan con un solo principio básico: el del equilibrio. Pero llegó el «sabiondo machito» y… se inventa una realidad virtual para que la humanidad empiece a confundir los planos de la realidad y añore amar al otro virtual. Provocando tal confusión en los circuitos mentales del individuo, que le provoque rechazo llevar una existencia «normal» (lo cual, por cierto, ya está también inventado).
¿Será bueno que nos pongamos en corro a cantar «dónde están las llaves», pero referido al sentido del equilibrio ecosistemático? Y de paso grabamos un vídeo, que subimos a Youtube para ver si tiene seguidores reales!
Muy bueno el artículo y totalmente de acuerdo con el comentario de Enrique. Pasa que llega… ¿10 años tarde?
Coincido 100% con tu impresión, Enrique: Twitter no solo no hace nada por evitar esta práctica sino que la bendice.
El alcalde de Jun pasó años consiguiendo seguidores pagando a robots de seguimiento de gente. Así llegó a los casi 500.000 seguidores que tiene. Lo conté en esta entrada: Comprar seguidores en Twitter puede ser feo pero funciona. Él dijo muy enfurruñado en medios que me demandaría por mentir, pero debe de estar liado porque hace ya dos años de eso y no me llega nada :P.
¿Qué culpa tiene Twitter? Simple: siguen teniéndolo por un gran ejemplo y celebran su convención anual mundial en Granada y con el alcalde de Jun como principal embajador, pese a que al tipo deberían haberle quitado la cuenta o los seguidores. ¿Por qué no hicieron nada? Porque les parecerá que se pegan un tiro en el pie: Jun ha llevado su amor por Twitter al extremo de hacerle hasta una rotonda a la empresa privada con dinero público (ejem, ejem). Ejemplo mundial…
Que a casos tan claros de incumplimiento de las normas de Twitter no les metan mano quizá sea la mayor prueba de que, como dice Enrique, a Twitter pasa de perseguir a los farsantes. Y yerran, pues esa actitud merma la credibilidad de la red y estimula el cantamañanismo de quienes quieren ver su número de seguidores a la altura de su ego…
Yo sigo a 32 personas en Twitter, (no tengo tiempo de seguir a más), me siguen la exigua cantidad de 370 personas. (ellos sabrán por qué me siguen). y mi imagen de perfil. es un gato negro.
Resulta evidente que yo utilizaré Twitter para cualquier cosa, salvo para mejorar mi marca personal.
No obstante, si esa fuera mi intención, no dudaría en buscar mi mejor foto y con paciencia y Photoshop, procuraría disimular mis múltiples arrugas y el escaso brillo de mis ojos, para conseguir dar una imagen mía. lo más favorecedora posible.
También, muy probablemente, trataría de tener un número aceptable de seguidores, digamos por ejemplo 2500.. Como soy jubilado y la paga no da para excesos, pediría a mis múltiples amigos, que pidieran a sus múltiples hijos, que rogaran a sus múltiples amigos, que se hicieran mis seguidores, con lo que yo creo, que la meta de 2500 seguidores la podría sobrepasar sin grandes problemas.
.Si mi moral permite hacer ambas cosas, sin que se me caiga la cara de vergüenza, ¿Cómo me va a parecer mal que el alcalde de Jun haya acudido a las empresas especializadas para conseguir 500000 seguidores, o se haya hecho una foto en el mejor fotógrafo de su provincia para ponerla en Twittwr?
Me parece normal y no hay que escandalizarse de ello.
Me escandalizaría, en primer lugar, si tales cosas las hiciera con cargo a las arcas municipales, (cosa que espero que no haga),. y en segundo lugar, me escandaliza el pensar que a muchos ciudadanos les deslumbre que el alcalde de Jun tenga 500000 seguidores, me escandaliza y me preocupa, pues personas con semejantes luces, son los que luego votan a Trump.
En estos casos, es casi seguro, que las cuatro quintas partes de los seguidores son bots, y todos lo deberíamos saber.
La diferencia entre tú y un alcalde es abismal: este tipo está más preocupado de aparentar que de servir a sus ciudadanos. Y tú puedes comprar seguidores pero un servidor público no, ni con su dinero (porque es hacerse pasar por quien no es). El aludido miente: dijo que no ha comprado nunca seguidores (si te lees mi artículo verás que queda clarísimo). Mentir ya es en sí grave, y que encima dedique dinero público, eso ya no es opinable (tiene un nombre y empieza por prev…). En seguidores no puedo demostrarlo pero ha usado dinero público en hacerle un monumento publicitario a una empresa privada.
Y sí, sí que hay que escandalizarse. Hemos llegado al lodazal de la corrupción porque muchos políticos han malversado el dinero de todos en cosas que solo les importan (o benefician) a ellos. Saludos!
Discrepo. Creo que es válido utilizar tu dinero para lo que tengas a bien y no me puede parecer mal que un político gaste su dinero. (o debidamente autorizado el de el de su partido), en mejorar su imagen pública como pueda, mediante pasquines en la calle, llenando plazas de toros con jubilados traídos gratis a la capital en autobuses y con bocadillo, besando niños ante las cámaras,… o contratando audiecias ficticias en Twitter.
Por mi, pueden hacer, (con su dinero o con el de su partido) , lo que les parezca mejor,
Otra cosa, es que tales ´alardes de «poderio» social, me los vaya a creer, XD
En efecto es aberrante que una compañia como twitter valga 10.000M de dólares y no haya una herramienta fiable para saber si una cuenta es humana o no. Menos que el conjunto de seguidores de una cuenta tengan perfil fraudulento o sean usuarios reales.
La compañía parece creer que si no permiten esas métricas fraudulentas basadas en bots y automatismos varios, otra red social lo hará y les arrebatará el espacio que ahora ocupan.
Es una vieja máxima del capitalismo. Si una práctica mercantil agresiva no es llevada a cabo tu empresa, otra compañía lo hará finalmente y el debate moral no tiene cabida. Es un error. El mundo global interconectado, no siempre la práctica más agresiva saldrá impune de su comportamiento. Ya no son empresas experimentales, son grandes compañías con un impacto global indudable.