Desde La Razón me llamaron para hablar sobre el papel de las redes sociales en el contexto de la popularidad de Operación Triunfo, un talent show que, en su novena edición que marcaba su vuelta a la primera cadena de TVE tras su paso por Telecinco, ha sido líder de audiencia en muchas de las semanas en las que se ha emitido, y ha supuesto niveles de popularidad nunca vistos desde su primera edición en el año 2001. Hoy, incluyen algunos de mis comentarios en la noticia titulada «Operación Triunfo: La nueva carta de ajuste» (pdf).
¿Qué lleva a que una fórmula aparentemente agotada, tras siete ediciones decreciendo en aceptación en Telecinco, y con un último intento de emisión en 2011 cancelado antes de tiempo por su escasa audiencia, vuelva a alcanzar niveles de popularidad comparables a los de aquella primera temporada en 2001? La respuesta, en gran medida, hay que buscarla en la gestión de las redes sociales, que dentro de un contexto «irregular» de concursantes a los que se priva, durante buena parte de los tres meses que dura el concurso, de la exposición a las noticias del exterior, ha sido capaz de generar un canal de YouTube que ofrecía una amplísima panorámica de lo que sucedía dentro de la Academia, pero sin buscar el detalle morboso o poco elegante que habría sido más característico de un programa tipo Gran Hermano. El canal ha llegado a tener más de 380,000 seguidores, y ha conseguido prolongar el contenido televisivo mucho más allá de lo que es el propio programa, que se emitía en la franja nocturna de los lunes.
Un gran número de personas se han «enganchado» literalmente al canal de YouTube, y permanecían atentos a los momentos clave de la vida en la Academia: los pases de micros, los ensayos, o simplemente, momentos divertidos o curiosos de la convivencia, que eran capturados y compartidos sin cesar a través de las redes sociales. Multitud de hashtags, de hecho, se convirtieron en trending topics en momentos en los que el programa no se estaba emitiendo, construyendo una comunidad en torno a esos contenidos que trascendía lo que es un simple programa de televisión. La ventana de chat en el canal de YouTube tenía momentos en los que se movía a tal velocidad, que reflejaba una actividad brutal, imposible de seguir, de fans queriendo crear y compartir contenido sobre los protagonistas. Muchos usuarios, de hecho, mantenían el canal de YouTube abierto a todas horas, bien en un ordenador, bien en una smart TV o en un Chromecast, hasta el punto de que varios días después de terminadas las emisiones, aún contaba con varios centenares de usuarios activos supuestamente viendo una imagen estática.
Terminado el paso por la Academia, los participantes, conscientes de la importancia de las redes sociales, han trasladado una buena parte de su actividad a cuentas de Twitter, Instagram o Facebook, en las que mantienen un diálogo razonablemente activo con sus fans y seguidores. Lo importante del programa, después de todo, es que ha sido capaz de atraer a Televisión Española y a la televisión lineal en general a un colectivo que hacia mucho tiempo que ya no estaba ahí, y que ha vuelto a engancharse, a crear contenido y a compartirlo en torno a algo calificable ya como de fenómeno de popularidad. En un momento dado, lo que generaba interés real era la emisión 24 horas de YouTube, mientras que la gala de los lunes, aunque era supuestamente el momento culminante, jugaba casi un papel secundario. En muchos momentos, de hecho, vimos estrategias publicitarias de marcas dirigidas concretamente a la explotación de las audiencias del canal de YouTube, dada la dificultad para explotar esa publicidad en una cadena pública en la que, salvo la ya explotada y a veces retorcida fórmula del patrocinio, existe una limitación legal para hacerlo.
Muy posiblemente, esas audiencias desaparezcan ahora, puesto que nada parece indicar que la cadena pública vaya a tener la sensibilidad de buscar vehículos para dinamizarlas, pero han demostrado que otra televisión es posible, que se puede construir en la pantalla teniendo en cuenta lo que ocurre alrededor de ella, y que se puede implicar al espectador de una manera sostenible y atractiva para que haga algo más que simplemente permanecer atento a la pantalla. Como experimento, independientemente de la calidad o el atractivo del contenido como tal, me ha parecido muy interesante.
Estas son las audiencias de OT a lo largo de los años. Como se puede ver, la última no es tan alta, inferior a 2008 e incomparable con la primera edición. Ha mejorado bastante, eso sí, en relación con las dos anteriores que fueron muy flojas.
La verdad es que por una vez he seguido con interés la gala, Con participantes muy bien escogidos y llenos de talento. En esta ocasión, Televisión Española lo ha hecho realmente bien y ha conseguido coronarse. En cuanto a la sinergia con YouTube también ha sido una buena idea.
La TV tradicional está MUERTA. La mató la posibilidad de tener TV a la carta. ¿Quién va a esperar hasta las 11 de la noche a ver la película que le quieran echar, cuando tien la posibilidad de ver la película que quiera ya mismo esn esta momento si ese es su deseo.
No obstante, hay un reducto en el que la TV aun puede dar la batalla y es esa televisión en la que la simultaneidad con lo que ocurre, añade un plus al visionado de los hechos, Ese es el caso de las transmisiones deportivas o en algunas transmisiones en directo de otros temas que la inmediatez puede potenciar, como puede ser noticias en directo sobre el lugar de los hechos, sean manifestaciones, accidentes, o catástrofes naturales.
También mediante el inteligente uso de las redes sociales puede conseguir la sensación del directo, de hechos que en la realidad se siguen en TV en diferido, como es el caso de la OT.
Yo no soy aficionado al futbol, pero cre que seria interesante que los periodistas siguieran por RRSS los entrenamientos de los equipos, y que luego en las noticias dieran en diferido un resumen de lo seguido, la lesion de uno, la disputa de otro con el entrenador etc.. Es la unica forma de competir con la TV a la carta.
¿Sabrán hacerlo? – No me cabe la menor duda la TV encontrará su nuevo nicho, como lo ha encontrado la radio, pero para ello es necesario que entre una nueva generación de directivos sin prejuicios e ideas preconcebidas de los que le gusta al público.
Mientras estos dirigentes continúen seguirán dando nuevas versiones del Estudio abierto, Estudio Abierto de José María Iñigo o el concurso 1,2,3 de «Chicho» Ibáñez Serrador, por lo que decía ayer, quienes tuvieron en su día un éxito, tratan de repetirlo sin darse cuenta que todo ha cambiado, menos ellos.
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La TV es otra industria reacia a cambiar de modelo de negocio y OT la excepción.
No tiene sentido que cada canal de TV gestione sus propios contenidos cuando la tecnología permite que seamos los usuarios gracias a plataformas como Youtube.
Ojalá tomen nota para la próximo MasterChef y pueda disfrutar de sus contenidos en donde estoy varias horas todos los días: youtube.
«Seguid las redes oficiales…» nos indica el talón de Aquiles de todo «producto clásico» (pre era digital). Aún no estamos preparados, pero podía tener mucha más audiencia una parodia de OT (por ejemplo) que la propia OT.
Estamos en un mundo que no pone (hasta que empresas y gobiernos meten la pezuña) límites a la creatividad… pero lo malo es que vivimos en una sociedad que pone límites de tipo económico (aparte de los ideológicos)… pero estoy seguro que en libertad puede ganar (teniendo abonados del momento) cualquier producto digital que se precie.
Se habla mucho de la falta de educación que hay en las redes. Pero, ¿que tipo de ducación (y que ganas de ser educados) tuvieron los prehistóricos, hasta que se formalizó y anquilosó el hecho educativo. No recuerdo leer que la gente escapara de aprender en el día a día… y las redes sociales sone «el día a día» de esta era digital… siempre que le dejen serlo (¡los terroristas del poder y sus amiguitos «de base»!).
¿Cuántos seres humanos no aprendieron lo que saben, fuera de las redes oficiales (incluso contra ellas)?
Los canales de Televisión deberían emitir su programación en directo por YouTube.
No entiendo,
En directo quizá deberían emitir. ademas/en vez de, por el éter, por Internet, Pare increible que no se dan cuenta que podrían tener una audiencia potencial de 450.000.000,, 60.000.000 de ellos en USA con el potencial publicitario que ello tienen y se conforman sólo con una audiencia potencial del 10% .
Pero no entiendo por que dices que emitan por Ypoutube, ¿Por que no por su propia werb? Youtube es una hemeroteca ofline, mejor para guardar los programas ya emitidos.
Estas desactualizado Gorki. Se esta moviendo mucho el tema de los directos. Supongo que Youtube le ve las orejas a Twitch.
Es una gozada pinchar en un directo y poder ponerlo desde el principio, y cuando termina ahí sigue disponible.
Youtube es una plataforma de contenidos digitales y les da igual hacerte streaming de un contenido en directo que en diferido.
Bueno, si cada canal tiene una web es un poco engorroso cambiar de canal, sin embargo si estuvieran todos en YouTube sería más fácil para el usuario. Simplemente pienso que es más cómodo tenerlo todo en un sitio, aunque admito que yo no tengo ni idea de gestión de contenidos y quizás esté equivocado.
Exceptuando los eventos en directo (mayormente deportes), ¿tiene algún sentido la televisión hoy día? Aunque tengas más de 100 canales, estás atado a los horarios de emisión. Puedes ver por Internet esos mismos contenidos el día y hora que prefieras, pausando cuando quieras, y con una oferta mucho mayor. Si no eres aficionado a algún deporte, lo que vas a ver por televisión van a ser las campanadas de Nochevieja y alguna otra rara excepción.
El propio aparato (el televisor) ha acabado reconvertido en un tipo especial de monitor llamado SmartTV, que por sí mismo es capaz de mostrar cosas como Netflix, al cual puedes conectar varios otros aparatos tales como una consola o un Chromecast, y que puede reproducir por wifi cualquier contenido que le mandes por DLNA. Tiene también puertos USB, para conectarle un llavero o un disco duro, pero hasta eso está cayendo en desuso.
Más aún, incluso siendo SmartTV, ya no tiene la exclusiva en el visionado de contenidos, sino que coexiste con el móvil (cuando estás fuera de casa), con el tablet, e incluso con el PC (este último también cayendo en desuso).
Como el ser humano es un animal de costumbres la televisión sigue disfrutando de audiencias millonarias, pero en continuo declive desde hace ya años. Los servicios de streaming, por el contrario, no paran de crecer.
¿Quitaron el tabaco de los bares y ahora van a quitar las televisiones? Es un ejemplo de un entorno donde los productivo es que sea otro quien decida que aparece. Tomar decisiones es un coñazo, por ello lo llamamos democracia pero no lo es.
Por otro lado, el pasado ya pasó y el futuro no ha llegado, así que le damos mucho peso al presente, y ello es estar «atado» a los horarios de emisión.
No subestimes nuestra naturaleza relativista, «borregos» de una manada donde una parrilla de contenidos decididos por otro encaja perfectamente.
Hay sitio para la opera, hay sitio para el teatro, los conciertos de música clásica, y hay sitio para la radio y lo habrá para la TV. No son solo costumbres, responden a realidades.
Sí, habrá sitio para la TV, pero lo cierto es que yo me he pasado la mayor parte de mi vida viéndola un par de horas al día, después llegó Internet y empecé a verla cada vez menos, y desde hace años no la veo casi nunca.
No soy el caso más frecuente… de momento. También era yo un caso infrecuente en 1996, cuando empecé a conectar a Internet, pero después la gran masa siguió a los early adopters, y ahora el caso infrecuente es quien nunca conecta a Internet.
Con esto de la TV va a ser lo mismo. Quitando los eventos en directo, que es una excepción importante (hay una gran cantidad de aficionados a algún deporte), lo que va a hacer la gran masa es tirar del streaming, por la sencilla razón de que no hay color. Las cifras de crecimiento de Netflix son harto elocuentes.
La verdad es que este programa ha tenido mucha visibilidad y ha conseguido un número envidiable de usuarios viendo en mismo programa simultáneamente.
Bueno no sé si discrepar con lo de «pero sin buscar el detalle morboso o poco elegante que habría sido más característico de un programa tipo Gran Hermano». Por lo demás, de acuerdo.