Una nota de prensa publicada ayer encendía todas las alarmas en la industria de la salud norteamericana: tres grandes empresas, Amazon, JPMorgan Chase y Berkshire Hathaway, con un total de más de un millón de empleados, planteaban una iniciativa conjunta para mejorar el cuidado de la salud de sus empleados y familiares, incrementar su satisfacción y tranquilidad en este sentido, y reducir los costes implicados.
La noticia, que explica algunos movimientos anteriores de Amazon en este sentido, se plantea como la disrupción del cuidado de la salud, y provocaba una caída en bolsa inmediata de todas las compañías relacionadas con el ámbito de los seguros de salud: el principal cambio planteado por la iniciativa es el de intentar obtener costes más razonables actuando como una empresa sin ánimo de lucro, cuyo fin no es ganar dinero sino plantear un servicio mejor, que elimine la ansiedad y los problemas que genera la situación actual a los trabajadores. En este cambio se encuentra la principal diferencia: pasar de una situación en la que todo se supedita a mantener el margen operativo de las compañías, a una en la que la principal motivación es preservar la salud del trabajador y su capacidad para generar valor a la compañía. ¿Qué consecuencias podría tener algo así de cara a la privacidad o a la sostenibilidad de la relación entre un trabajador y una compañía dispuesta a intentar proporcionarle no solo servicios que cuiden de su salud, sino también de su tranquilidad? ¿Tiene sentido que sea la compañía para la que trabajas la que se preocupe del cuidado de tu salud y la de tu familia? ¿Aceptaríamos compartir nuestra información médica, habitualmente sometida a los máximos niveles de privacidad, con nuestra compañía si eso pudiese redundar en un cuidado de la salud más eficiente y mejor planteado?
Los costes relacionados con el cuidado de la salud son una de las principales preocupaciones de los trabajadores en los Estados Unidos. Una industria que genera un gasto equivalente al 17.9% del PIB, que eleva su gasto de manera continua (4.3% en 2016 hasta alcanzar los $3.3 billones, o $10,348 por persona), y que provoca una enorme ansiedad: ante cualquier enfermedad mínimamente grave que pueda requerir una hospitalización, un procedimiento quirúrgico o una medicación determinada, los norteamericanos entran en modo pánico, se dirigen a unas aseguradoras convertidas prácticamente en imprescindibles para todo aquel que puede plantearse pagarlas, y tratan de entender qué porcentaje del tratamiento va a ser cubierta por la compañía y hasta qué punto pueden hacer frente a lo que no está incluido. El intento de Donald Trump de eliminar la reforma planteada por Obama de cara a disminuir el coste de los seguros médicos e incrementar el porcentaje de la población asegurada no hace sino generar más incertidumbre al respecto.
¿Qué pueden plantear estas compañías en este sentido? Las ideas que se apuntan en el anuncio tienen que ver con el uso de la tecnología para proveer un cuidado de la salud simplificado, de alta calidad, transparente y a un coste razonable, lo que parece sugerir un enfoque más hacia la monitorización y la prevención que podría abrir oportunidades para competidores en el segmento healthtech. Según algunos analistas, la solución planteada por las tres compañías, sin embargo, no es tan radical como podría parecer, y se dirige más a trabajar con las partes existentes de la cadena de valor de la industria que funcionan y reemplazar o mejorar las que no lo hacen. Las ideas son múltiples: ofrecer diagnósticos en casa a través de Amazon Echo, utilizar los recursos de Whole Foods para soporte nutricional, dietas personalizadas o cuidados primarios, dispensar medicinas y tratamientos a través de la logística de Amazon, o simplemente utilizar dispositivos posiblemente con menor nivel de precisión pero ampliamente disponibles (y tradicionalmente rechazados por los prestadores de salud tradicionales) como una forma de mejorar la prevención. Con un simple dispositivo del tamaño de una tarjeta de crédito puedo obtener un electrocardiograma completo y notablemente preciso tantas veces como quiera a lo largo del día, una prueba diagnóstica por la que una aseguradora pretendería facturarme un coste considerable, y lo mismo ocurre cada vez más con mediciones como la temperatura, la presión arterial, el nivel de azúcar en sangre o la medición de la actividad física. En todo lo que supone la creciente digitalización de la medicina en base a herramientas cada vez más simples y ampliamente disponibles, los competidores tradicionales han sido notablemente lentos e ineficientes. ¿Podría el enfoque de una compañía tecnológica plantear mejoras en ese sentido?
¿Puede una iniciativa así suponer una mejora para los empleados de estas compañías y sus familiares? Sin duda, el simple hecho de plantear una situación en la que el objetivo no son los beneficios sino únicamente la sostenibilidad económica de la iniciativa – porque los beneficios se obtienen de una mayor tranquilidad y una mejor salud de los trabajadores – ya aporta un componente importante. En la situación actual, las compañías aseguradoras gestionan una cartera de recursos médicos a los que ofrecen un pago menor a cambio de mayor volumen, y cobran al asegurado un precio calculado en función de características como la edad, el sexo, los hábitos de vida, etc. La esencia del negocio, esa coordinación de recursos, podría ser sin duda llevada a cabo de una manera más eficiente si la finalidad es incrementar la satisfacción del trabajador frente a obtener un beneficio. Sin duda, esto incrementaría la capacidad de estas compañías para atraer y retener talento, y sería muy posiblemente una iniciativa a imitar por compañías similares. Desde un punto de vista económico, hablamos de una integración y desintermediación: en lugar de negociar un seguro de salud para tus empleados con una aseguradora, plantearte ser tú mismo la aseguradora, absorbiendo su margen y disminuyendo sus ineficiencias.
Al sector salud, sin duda, le hacen falta muchas reformas. Plantearlas de esta manera crearía un segmento de trabajadores privilegiados, con acceso al cuidado de la salud en unas condiciones indudablemente ventajosas, pero podría alinearse bien con la idea de tener trabajadores más productivos, más sanos y más comprometidos con unas compañías que perciben como importantes a la hora de gestionar algo tan delicado como su salud y la de sus familias. Según la ambición de este movimiento, podemos estar hablando simplemente de beneficios marginales para un colectivo privilegiado, o del inicio de la disrupción en el cuidado de la salud.
This post is also available in English in my Medium page, “Rethinking health care from a corporate position»
Parece que allende el atlántico han descubierto los beneficios de la sanidad pública, donde un estado que invierte en la salud de sus ciudadanos, debe gastar menos en otros conceptos.
No es sanidad publica. Es sanidad corporativa.
Estados Unidos no tiene los mismos antecedentes historicos que otros paises que desembocaron en la creacion de un sistema de salud publica en ellos. Eso, aunado a un lobby que presiono fuertemente porque no hubiera salud publica, es lo que tiene ese pais en su escenario actual.
Taxistas, personal auxiliar en medicina, idem en educación… la tecnología tiene un lado oscuro por el uso humano, que no impide que el capitalismo se quiera hacer de nuevo.
Pero el capitalismo no se basa en la tecnología (es neutra por mucho que la impliquen). El capitalismo se basa en principios demasiado hard para ser sacados sin tirar el edificio: el beneficio de unos pocos y el ansia de poder.
No hay tecnología que haga desaparecer eses principios (salvo la del sapiens sapiens) por lo de ahora.
Dicho esto, toda ayuda estilo «obamacare» puede devolver a USA un cierto balón de oxígeno. Lo que me hace dudar es el personal auxiliar de la política usamericana. Algunas series de TV guionizan, pero inventan muy poco.
El mundo sigue evolucionando hacia la sustitución de los estados por las corporaciones…. esto que cuentas es el modelo bismark de salud que se empezó a aplicar desde ciertos estados en la segunda fase de la revolución industrial «un obrero sano producirá más para su país» ahora pasado al nivel corporativo mediado por las tecnologías de la comunicación.
Me surgen muchas preguntas. Por ejemplo, cuando el trabajador tenga una enfermedad muy cara de curar… dado que los datos son compartidos por la empresa, ¿podrán despedirlo por haber perdido la rentabilidad?
Comentaban por ahí que Amazon lo que busca es adquirir soporte médico para dedicarse a la distribución de medicinas por Internet. Un mercado en el que el «prestigio personal» es fundamental. No olvidemos que los medicametos mueven millones de euros y tiene clientes en cualquier parte del mundo , incluido el Tercer Mundo-
¿ Y quién se atreve a comprar vitaminas a un vendedor on-line?.