Uber consigue finalmente cerrar la negociación para la entrada en su capital de la japonesa SoftBank, una toma del 17.5% llevada a cabo por la propia SoftBank y otros inversores, pero que pasa a valorar la compañía en torno a los 48,000 millones de dólares, un 30% que la valoración anterior, cifrada en 67,500 millones, y la lleva a perder el puesto honorífico de ser la startup con una valoración más elevada.
Sin duda, Uber se ha enfrentado al peor año de su corta existencia, plagado de escándalos derivados del establecimiento de una cultura tóxica y del «vale todo» impulsada por su cofundador, Travis Kalanick. Tras su salida de la compañía el pasado junio forzada por varios de sus inversores de referencia, parece interesante reflexionar sobre el precio derivado de tomar atajos o de considerarse por encima de la ley: contrariamente a lo que opinan sus obvios enemigos, los taxistas, Uber no incumplió la ley por pretender competir con ellos – en la inmensa mayoría de las ciudades en las que fue denunciado, la compañía sigue operando con alguna de sus fórmulas, sea con conductores sin licencia, con licencia VTC o con alguna otra variación – sino por otro tipo de cuestiones, que van desde el acoso sexual al desarrollo de rutinas destinadas a esquivar la supervisión de sus actividades. Evidenciar que el sistema de licencias está caduco y ya no representa el interés de los usuarios, sino únicamente el de quienes tienen una licencia no es ni debería ser un delito, sino una simple demostración.
Sin embargo, alimentar una cultura empresarial en la que todos los directivos de la compañía se consideraban habilitados a hacer lo que fuese y a buscar todo tipo de atajos para llegar a un fin es algo que, como tal, sí tiene un precio. Cuando empecé a hablar de Uber en mis clases, la compañía resultaba enormemente atractiva para la inmensa mayoría de mis alumnos: ahora, sin embargo, tiene una reputación que, seguramente, llevaría a muchos de ellos a rechazar una oferta de trabajo en ella. Como comenté en su momento, Travis Kalanick se ha probado a sí mismo como un directivo enormemente agresivo capaz de llegar del punto A al punto B rápidamente y con una filosofía de «el fin justifica los medios»: sin él, la compañía nunca habría alcanzado la valoración y el reconocimiento de marca que llegó a alcanzar. Pero a cambio de hacerlo, su sucesor, Dara Khosrowshahi, y su nuevo macro-consejo de administración, tienen ahora que asumir una pérdida de alrededor de un tercio del valor de la compañía, que no es en absoluto poca cosa.
¿Valió la pena? Mientras el precio de la compañía oscila debido a sus escándalos reputacionales, el factor fundamental que determina su valoración: su capacidad de eliminar el factor de coste más importante de un desplazamiento en automóvil, el conductor. En efecto, todos los inversores en Uber saben perfectamente que la compañía nunca valdrá lo que dice valer – ni un tercio menos de esa cantidad – si continúa operando como lo hace actualmente. De hecho, muchos de los usuarios que hablaban maravillas de la relación calidad/precio de Uber ahora comentan, en su lugar, que el precio se ha encarecido, que la actitud de los conductores ya no es la que era, o que los controles de contratación de esos conductores se han relajado y ahora es más fácil encontrarse con alguien que no debería estar detrás de un volante, y todo ello sometido a un nivel de variabilidad que aleja la imagen de un estándar común de calidad a nivel mundial, y lleva a plantearse dudas en función del criterio de cada country manager en cada uno de los países en los que opera. La compañía ha abandonado mercados como China o Rusia, algo que sin duda también habrá impactado su valoración. Sin embargo, el factor principal en la ecuación que determina el valor de la compañía, el desarrollo de la tecnología de conducción autónoma, parece ir viento en popa: sus vehículos son cada vez más capaces de operar sin intervención del conductor, y en no mucho tiempo, podrían alcanzar el nivel de los de Waymo, que a partir del primer trimestre de 2018 se espera que operen ya como servicio de taxis sin conductor en Phoenix, Arizona (y a partir de ahí, con una difusión previsiblemente rápida, en todas las ciudades en las que los dejen operar).
¿Conclusiones? Sin duda, varias. La primera, que aunque un descuento de un tercio del valor de una compañía sea mucho, habrá quien se plantee que si ese es el precio que hay que pagar por situar a una compañía como uno de los grandes actores en el mundo de la tecnología, con capacidad aún de salir a bolsa y de ser uno de los primeros en situación de explotar el nuevo transporte autónomo a todos los niveles, arriesgarse puede ser un buen movimiento. Si la compañía, tras dejar pasar un tiempo para permitir que el polvo se asiente, decide salir a bolsa – y obviamente, lo hará – tengo entre pocas y ninguna duda de que superará su anterior valoración, y seguramente, con creces. Con eso, habría conseguido el dudoso mérito de demostrar que la idea de que «el fin justifica los medios» no puede ser, visto el resultado, completamente descartada, por mucho que una cultura que admita el engaño, el acoso, el soborno o prácticamente cualquier cosa mala bajo la faz de la tierra pueda generarnos rechazo. Desde un punto de vista ético, sin duda, un problema, pero desgraciadamente, nada que no sepamos tras varios siglos de capitalismo.
La segunda, que el enemigo de los taxistas nunca fue Uber, sino el vehículo autónomo. Si Uber logró demostrar que el sistema de licencias, diseñado en su momento para evitar males mayores bajo la llamada «tragedia de los comunes», había perdido su validez, lo siguiente que se dispone a hacer para preservar su valoración y su hoja de ruta es demostrar que en algunos años, nadie querrá ir en un taxi conducido por una persona, porque serán no solo notoriamente más inseguros, sino además, sensiblemente más caros. En muchas ciudades hoy en día, y lo he podido comprobar en sitios como Ciudad de México, Bogotá o Lima, los usuarios prefieren subirse en un Uber o en un servicio similar a hacerlo en un taxi convencional, porque les parece comparativamente mucho más seguro. Pronto, con la llegada del vehículo autónomo, esa sensación se extenderá a todo el mundo: si podemos transportarnos en un vehículo autónomo más seguro y más barato, ¿quién querrá hacerlo en uno conducido por un ser humano? Mientras el camino hacia la tecnología que permite eso siga recorriéndose con la velocidad con la que lo estamos recorriendo, la valoración de Uber seguirá estando a salvo. Y sus inversores, como bien sabe SoftBank, también.
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Si como dices, la valoración de UBER se debe a la próxima aparición de los vehículos autónomos, veo dos riesgos para UBER:
Que esa «próxima aparición», no sea tan próxima., bien porque al (indudable) avance del coche autónomo no sea tan rápido como los más optimistas esperan. o bien porque no se autorice su circulación.
Que inventado y autorizado, otras empresas que ya están en el campo del carsharing de veículos como Car2go, se les adelanten a la hora de ofrecer coches autónomos. Pienso que UBGER no tiene especial ventaja para introducir sus vehículos autónomos, frente a otras empresas como Car2go que ya han pactado con las autoridades locales, (ayuntamientos) y hoy ya esta alquilando vehículos sin conductor al público, Ciertamete que estos vehículos los conduce el propio cliente, pero son en esencia vehiculos de alquiler sin conductor. como los que quiere poner UBER.
Dada la fama de camorrista de UBER para más razonable que el ayuntamiento de Madrid pacte con cualquiera de las actuales concesionarias de carsharing antes que con UBER y muy probablemente pase en otros muchos sitios,
En mi ciudad no está Uber pero sí que opera Cabify y este verano me decidí a probarlo.
Aunque las primeras veces estuvieron bastante bien, la última vez que lo usé el conductor de Cabify empezó a hacerme preguntas muy personales, como cuanto tiempo llevaba en la ciudad, de donde era yo, cuánto pagaba de alquiler y cosas así y aunque no llegué a sentirme amenazado, sí que es verdad que me sentí bastante incómodo y le tuve que cortar cuando me preguntó en qué trabajaba.
Este incidente aceleró la decisión que ya tenía tomada con anterioridad de traerme un scooter que tenía en otro sitio y usarla en mis desplazamientos urbanos. Y eso hice y ahora me muevo cómodamente con mi moto por poquísimo dinero y con una disponibilidad total.
Desde entonces que no he vuelto a usar Cabify ni una sola vez y aunque no he borrado la App, solo la usaré en caso de emergencia.
En resumen, no le recomendaría este servicio a nadie como primera opción y mucho menos si van a viajar solos. Otra cosa es si estas empresas consiguen hacer coches completamente autónomos, entonces ganarán muchos puntos.
La idea que dio origen a Uber es muy buena. Hay mucha gente en el mundo con vehículo y sin empleo: pongámoslos a trabajar.
Hasta ahí todo muy bien, se crea la App y la empresa, que oferta para una demanda de mejor transporte cierta. Sin embargo, Uber es una empresa tecnológica parasitaria, porque cobra al conductor y dueño del vehículo un 25%. Esto parece absurdo cuando Uber no pone la propiedad (el coche) ni el trabajo. Es una nueva forma de capitalismo en la que el supuesto capitalista no pone el capital. Una empresa hacker, de un tío muy listo, que se aprovecha de las nuevas tecnologías y de los fallos del sistema para crecer mucho y rápidamente.
Pero cuánto vale realmente Uber? 67 mil, 48 mil millones? Quizás valga muchísimo menos, porque cualquiera que esté en el tema podría crear una App similar, bien hecha, y cobrar al trabajador solo un 10 o un 5% y hacerse rápidamente con buena parte del mercado mundial. Y esa hipotética empresa, aunque cobrase solo un 5%, se convertiría en algo muy grande (y útil, no como Uber). Por ello, creo que Uber no es una empresa sólida, porque así como ha crecido de rápido puede hundirse frente a la competencia. Y es que este tipo de empresas basadas en Apps, deben cobrar comisiones pequeñas, racionales (por ejemplo, como las tarjetas de crédito).
Dicho lo dicho, que vale para Uber, AirBnb, etc. agregar que esto no quiere decir que si Uber sale a bolsa su valoración pueda muy bien superar ampliamente sus valoraciones actuales. Pero este es otro problema. Hoy es muchísima la gente en el mundo que hace inversiones bursátiles sin tener ni idea de fundamentales de la empresa, activos o PER. Invierten su dinero solo por sensaciones, noticias manipuladas (como ha ocurrido con el bitcoin, del que hasta se ha dicho que es valor refugio, oro digital, etc.) y supuestas expectativas, algo que ha hecho posible que Tesla valga mas que GM…
Se crean así en bolsa verdaderas profecías de autocumplimiemto. El mercado, ignorante de la realidad, apuesta su dinero de forma irracional. Y lo multiplica mientras dura la ilusión, hasta que llega el momento en que la burbuja no da para mas y se desinfla. Y es allí cuando algunos, los que no actúan con rapidez, lo pierden casi todo. Hoy, grandes tecnológicas se han hecho expertas en huir hacia adelante, prometiendo el futuro solo para seguir despertando el interés del inversor y que este no les abandone.
Mientras tanto, la rueda continúa, el dinero cambia de manos y una nueva ilusión desbanca en el favor de los inversores a la anterior.
Pero las nuevas tecnologías no solo sirven para que cuatro listos se hagan megamillonarios. Las Apps pueden servir para conectar todo tipo de oferta con todo tipo de demanda sin complicaciones y consiguiendo abaratar y mejorar tanto los productos como los servicios. Y sin tener porqué generar enormes empresas tecnológicas parasitarias.
porque cualquiera que esté en el tema podría crear una App similar, bien hecha, y cobrar al trabajador solo un 10 o un 5% y hacerse rápidamente con buena parte del mercado mundial.
Creo que quitas mucha importancia al asunto, si cualquiera pudiera hacerlo , ya habría quien lo hubiera hecho.
Si no lo hay, debe ser que no es tan sencillo como tu lo describes. Yo por ejemplo no sabría hacerlo ¿Tu sabrías?
No Gorki, no creo que me equivoque. Hay muchos ejemplos, empresas tecnológicas que por querer cobrar mucho han perdido el mercado.
Piensa en las emisoras de tarjetas de crédito, las verdaderamente grandes son Visa y MasterCard, que decidieron aplicar comisiones más bajas.
Ayer recordaba a Match.com, que hace un tiempo fue la número uno para buscar pareja y hoy muchos ni la conocen. Ahora, en ese negocio manda Tinder.
Y esa debe ser la tendencia: abaratar el servicio conservando calidad, aportando ideas y hacerse así con el gran mercado. Conseguir que la tecnología sea útil para una mayoría de usuarios y no solo ofrecer servicios caros o que abusan del trabajador y de su propiedad como pretende Uber.
Para mi está claro que ese reinado no puede durar mucho. Alguien creará una App similar, algo que no tiene tanto misterio, y ofrecerá ese servicio sin necesidad de aprovecharse tanto del trabajador.
De todas formas, lo de Uber ha estado bien por haber introducido el concepto y es justo que hayan sido bien recompensados por ello. Pero ahora mismo ya no son tan útiles sino un tipo de empresa parasitaria.
Todo lo que cuentas está muy bien, pero no explica que no hayan salido alternativas, salvo en lugares donde simplemente no les dejan operar y sale otro protegido por su gobierno. como en China.
¿Quizá, (y digo quizá’ porque realmente no lo se), tener una pagina webwen 40 idiomas, y contactar con chóferes y darse a conocer en 60 países no es tan sencillo como parece y casi nadie lo sabe hacer.
Y digo esto, porque cuando yo trabajaba, hicimos aplicaciones, como contabilidades, almacenes, tesorería etc, para PCs magnificas, pero solo las sabíamos vender en España, mientras que Microsoft vendía sus programas en 100 países, Teóricamente todos podíamos hacer lo que hacía Microsoft, pero era teórico, en la practica solo unos pocos sabían vender en muchos países .
Me recuerdas a lo de MySpace y Murdoch, en fin el billonario creo esta red social, asi se puso a invertir perder como un millon de euros diarios, en los primeros 2000 mas adelante ya seria una inversion/perdida como de 10 millones de euros diarios, el tio ni se cozca con ese poco dinero perdido pero, tras pocos años tuvo que cerrar MySpace … red social inviable … luego surgio un veinteañero llamado Zuckerberg , «salido de alli de Hollywood esta gente no sale de Fregenal de la Sierra nunca, mira tú» eso como el proyecto de un «chaval» me temo que el respaldo economico de Zucckerberg para seguir con lo suyo deja a lo del billonario Murdoch ( que ya sus asesores le informaron de que algo habia ) como … una minudencia … en fin, concentraciones de capitales mandan y nos presentan a «un veinteañero que inventó un programa» ja ja ja mira eso es marketing, timo y lo malo es que la mayoria se lo creyó … siempre hay un «veintañero listisimo» y que vive alli en el Silicon Valley al lado, en Tumbr en Napster en, todos lados que sea un pedazo negocio en internet …
HASTA LA GORRA DE QUE NOS TOMEN EL PELO YA
No digo que se junten cuatro inversores y que digan; «vamos a crear una empresa como Apple pero que venda más barato…» O la nueva Amazon.
Claro que no. Hay empresas muy complejas, inimitables, y no cualquiera es Jeff Besos. Pero Uber, una vez que la idea ha entrado en el mercado, solo es una App que conecta a la oferta con la demanda. No es muy complicado imitarles.
Si todavía no ha surgido una competencia que ofrezca lo mismo pero mejor y mucho más barato es porque aún no se han dado cuenta o atrevido, pero poco faltará.
Hace años tuve una charla parecida acerca de Yahoo. Yo creía que ese buscador sería superado por otro más inteligente, como así fue. Me decían que no, que no era fácil de superar y que ellos siempre se anticiparían y dominarían el mercado…
El caso es que Brin y Page (con la idea de Marchieri) antes del éxito, llegaron a ofrecerle a Yahoo su algoritmo por solo 1 millón de dólares y fueron rechazados. Fíjate que en ese momento ni los propios creadores de Google creían en su invento (siempre se piensa que si alguien lo consigue es porque es muy especial, luego aparece Trump y demuestra que cualquiera puede llegar muy lejos).
Estoy de acuerdo, eso sí, en que es muy difícil que la competencia que acabe con Uber surja de un país como España. Hay que pensar a lo grande, con la idea de mercados globales y aquí (salvo la estafa de Terra) no se encuentra mucha gente que piense así.
Igualmente, con el mundo globalizado, hoy hubierais podido vender vuestro software en todas partes. Aunque quizás no sea fácil competir con Microsoft los tiempos han cambiado.
Resulta muy interesante el debate generado sobre los modelos de negocio del tipo UBER y similares (Amazon Flex) en los que apoyándose en la tecnología se plantean una innovación disruptiva.
En mi opinión la categorización de «empresa tecnológica parasitaria» responde más a una cuestión de mercado y de competencia: estoy convencido de que el éxito de UBER se apoya en una PROPUESTA DE VALOR real y demandada por el mercado. El sector del taxi presentaba (y aún presenta) una obsolescencia alarmante frente a lo cual UBER ha sabido competir y ofrecer a los usuarios algo diferente con indudable VALOR AÑADIDO. El hecho de esta empresa pueda cobrar un 25% al propietario del vehículo y nos parezca demasiado es solo una cuestión circunstancial de poder. Basado en la posición dominante que permiten determinados mercados regulados, monopolios u oligopolios se establecen estos márgenes. En cuanto haya más competencia los márgenes se estrecharán y UBER podrá tener mayor éxito o fracasar, lo que no hay duda es que estará en mejores condiciones que ninguna otra empresa para poder competir.
La otra cuestión que no es baladí, que constituye otro factor clave del éxito del modelo UBER, y que explica en parte los altos márgenes en los que opera es la liberalización del mercado de trabajo y la necesidad impuesta por la crisis (en especial para el caso de España). La tecnología permite sortear a esta empresa la férrea regulación que dirigía el sector del taxi y ofrecer una propuesta de trabajo alternativa a una masa laboral mucho amplia que la del grupo de profesionales del taxi. Miles de personas no profesionales, propietarias de vehículos, pueden ser trabajadores de UBER o Amazon Flex. Esta es otra innovación disruptiva con la que juegan estas empresas tecnológicas, y dependiendo de la competencia del sector y de la oferta de la fuerza de trabajo fluctuarán el equilibrio y los márgenes.
Finalmente, nos guste o no, está la máxima de que quien tiene el mercado tiene el poder negociador en la mayor parte de las ocasiones, y para el caso de negocios tecnológicos de éxito como UBER, AIRBNB, AMAZON, GOOGLE, etc. aspectos como la INNOVACIÓN-DIFERENCIACIÓN, la CUOTA DE MERCADO-UMBRAL de USUARIOS y el RECONOCIMIENTO DE MARCA alcanzado determinarán si se les permite o no mantener la posición dominante.
Quizás esto que le propongo esté fuera de lugar aquí, discúlpeme en tal caso, pero hablando de empresas que lo hacen mal, rematadamente mal, me gustaría que hiciera un estudio sobre la tienda online de la FNAC. Facebook y Twitter están llenos de quejas sobre su pésimo servicio y atención al cliente, cancelación de pedidos, etc, etc. Y no de ahora, no, ya lleva así varios años.
Dice el autor del post que «Evidenciar que el sistema de licencias está caduco y ya no representa el interés de los usuarios, sino únicamente el de quienes tienen una licencia no es ni debería ser un delito, sino una simple demostración.» Evidentemente, ‘eso’ no es un delito. El delito de UBER, al menos en España, fue considerarse por encima de la Ley … Y SALTARSELA OLIMPICAMENTE y después, para postre, ‘ponerse chula’ con los tribunales, hasta que los tribunales le bloquearon la aplicación y los medios de pago…
Lo de los acosos sexuales (creo que en España no salió ninguno a la luz) fue algo muy puntual y, evidentemente, no fueron la causa de la caída libre de UBER, al menos en España, y en algún otro país, como en India, no fue tampoco la verdadera causa de la caída, sino una excusa o ‘argumento’ adicional para prohibir su funcionamiento.
Y… UBER no sigue operando ‘normalmente’ en España ni en otros países en donde está prohibida la modalidad de UBER POP –que es la conflictiva– sino que tan solo sigue operando con la mucho más restrictiva formula de licencia VTC o con alguna otra variación, una forma de operar perfectamente legal (mientras se cumplan los requsitos inherentes a dicha formula) y a la que nadie se opone excepto los taxistas, que ya irán asimilando que poco a poco que se les irá acabando el chollo del número clausus de licencias, algo con lo que efectivamente hay que acabar.
hola Enrique
allí tengo una duda: SoftBank aporta dinero en Uber como ampliación de capital o recompra de participaciones ?
por norma de mercado de venture capital y startups… una recompra de participaciones en startups en mercado privado suele estar casi siempre con un 30% de descuento….
si es recompra, explicaría esa bajada
si es ampliación entonces es un DownRound con perdida de valor para inversores anteriores aún mayor de ese 30% por las liquidation preference de los últimos inversores de la ronda justo anterior.
gracias por tu aclaración
un abrazo