Adidas anuncia que abandona la producción de wearables, smartwatches y dispositivos similares, y que se centrará en el software, para centrarse en el desarrollo de Runtastic, que adquirió en agosto de 2015 por 239 millones de dólares, y en el de su propia app.
La compañía sigue, en ese sentido, los pasos de Nike, que en abril de 2014, coincidiendo con los primeros rumores serios de la posibilidad de que Apple pusiese en el mercado el Apple Watch y con el mismísimo Tim Cook sentado en su consejo de administración, desmanteló completamente el equipo dedicado a la Nike Fuel Band y prefirió dejar ese mercado, percibido cada vez como más complejo, para las compañías de electrónica de consumo.
En efecto, los wearables parecen estar convirtiéndose en la categoría que más presiona a los fabricantes de hardware para obtener sensores cada vez más precisos y pequeños, y baterías progresivamente más eficientes, al tiempo que se establece toda una pugna de estrategias para hacerse con los diferentes sectores de demanda. El reparto de cuotas de mercado de el segmento wearable en 2017 muestra un crecimiento de alrededor de un 18%, con la china Xiaomi como líder gracias a un pujante mercado chino que absorbe la inmensa mayoría (96%) de sus pulseras monitorizadoras de bajo precio. La sigue Fitbit, que a lo largo del año pasó desde un 28.5% a un 15.7% – de 5.7 millones de unidades vendidas en el segundo trimestre de 2016 a 3.4 millones en el correspondiente de 2017 – y de Apple con un 13%, que en el mismo período escaló desde un 9%, 1.8 millones de unidades, hasta los 2.8 millones. La cuarta es Samsung, con un 5.5%, seguida de Garmin con un 4.6%.
Además de la consabida estrategia de liderazgo en precios de Xiaomi, estamos viendo varias orientaciones más con características interesantes: Garmin sigue pretendiendo protagonizar el segmento del deportista que se considera a sí mismo como «serio», cuando la realidad es que en su enormemente confusa gama de productos posee dispositivos de todo tipo, desde prácticamente accesorios de moda hasta monitores que parecen hechos para llevar al hombre a la luna. Mientras, Apple, que anunció en un principio su enfoque hacia la redefinición del cuidado de la salud, se acerca más al mundo de los gimnasios con el anuncio de GymKit, una integración de su Apple Watch con máquinas de ejercicio aeróbico como cintas, steppers, elípticas, etc. que permite poner los sensores donde mejor pueden adaptarse a su función: medidas como la inclinación o la velocidad tomadas en la máquina, mientras que el pulso y otros parámetros corporales se evalúan en la muñeca.
Mientras, Fitbit, que fue expulsada de las tiendas Apple en octubre de 2014 por considerarla competidora del Apple Watch y que, en consecuencia, inició una estrategia de competencia frontal con la marca de la manzana en la que, entre otras cosas, impide a los usuarios exportar sus datos para su monitorización en el iPhone, parece ahora, tras la adquisición de compañías del entorno smartwatch como Pebble o Vector, y el lanzamiento de su Ionic, intentar centrarse en el segmento más complejo y de más rigor, el de la homologación de sus dispositivos por la Food and Drug Administration norteamericana (FDA) y el desarrollo de líneas de negocio de monitorización con su división corporativa, Fitbit Group Health. El último producto de la compañía, el Ionic, utiliza un sensor de oxígeno en la sangre para detectar trastornos como la apnea del sueño y algunos tipos de arritmias cardíacas, y ha sido utilizado en estudios clínicos enviados a la FDA para su posible aprobación. Si la consigue, podríamos encontrarnos con dispositivos de este tipo en hospitales sustituyendo a los que actualmente son utilizados en algunos pacientes para la detección de la fibrilación auricular. La compañía podría centrarse en la detección y tratamiento de problemas como los trastornos del sueño, diabetes, salud cardiovascular o salud mental para clientes como empleadores, aseguradoras de salud, proveedores de atención médica o investigadores que facilitarían los dispositivos a sus empleados o pacientes- Algunas aseguradoras norteamericanas, como UnitedHealthcare, están dispuestas a remunerar a sus clientes con hasta $1,500 en su póliza si demuestran estar cumpliendo los objetivos determinados en su monitor de actividad física, y se estima que ese mercado podría convertirse en un segmento muy activo. La compañía, sin embargo, prosigue su evolución a la baja en los mercados, y cotiza ya a menos de un 80% de su valor de salida a bolsa en junio de 2015.
El segmento del cuidado de la salud es, sin duda, complejo. Muchas personas que se sienten sanas pueden sentirse intimidadas por dispositivos presentados prácticamente como instrumental médico, personas que posiblemente no tendrían ningún problema a la hora de ponerse en la muñeca un reloj con capacidad para monitorizar prácticamente el mismo tipo de parámetros y variables pero presentado como un complemento de la actividad deportiva. Apple, por su parte, sigue progresando con equipos de investigación médica a los que ofrece desarrollar apps para investigación mediante HealthKit, e invitar a usuarios de iPhone y Apple Watch a participar en esos procesos aportando sus datos.
Sin duda, un sector complejo y sometido a mucho movimiento. La FDA ha creado una pre-certificación para este tipo de dispositivos que se sitúa a medias entre los dispositivos clínicos y los de consumo, y tanto Fitbit como Apple, así como otras compañías (Johnson & Johnson, Samsung, Roche o la división de ciencias de la salud de Alphabet, Verily) están participando en su desarrollo. En no mucho tiempo, muchos de los parámetros que hoy solo conocemos cuando visitamos al médico, nos hacemos un chequeo o nos hospitalizan estarán completa y regularmente monitorizados y registrados en las apps correspondientes, y nuestros wearables nos alertarán cuando algo pueda estar yendo mal. Mientras llegamos a eso, a los competidores en este segmento aún les queda mucho partido por jugar…
This post is also available in English in my Medium page, “How wearables have become unbearable for some companies»
Buenos días Enrique. Supongo que conocerás el desarrollo de KARDIA (AliveCor’s)
http://appleinsider.com/articles/17/11/30/alivecor-kardia-band-ekg-meter-is-the-first-fda-certified-apple-watch-peripheral
Un saludo y mil gracias
Yo soy un usuario de Kardia. Para los que padecemos de arritmias es imprescindible.
Yo soy un usuario de Kardia. Para los que padecemos de arritmias es imprescindible.
Si uno no se encuentra bien, Kardia envía al médico un completo informe en PDF con los electrocardiogramas y avisos de fibrilacion si la hubiese.
También Qardio Core tiene un buen producto con un registro permanente de la actividad del corazón (es un banda con electrodos similar a los pulsometros). El problema es que su software todavía está verde y le falta madurar bastante para que sea realmente útil. Aparte que 500 euros por la banda no es, precisamente, un regalo.
Personalmente acabo de adquirir una en Alibaba a un precio impresionante con una variedad de funciones realmente impresionantes por poco mas de 13 dólares!! Marca Diggro. QS90. Espero a ver que tal los resultados. Estos dispositivos se dividend aparentemente en dos claros sectores a) Salud, aquellas personas que necesitan un monitoreo de presión y actividad cardíaca mas rigurosos b) El resto, deportistas y usuarios comunes. Pareciera ser que la diferencia está en la calidad del soft (compatibilidad son Smartphones) y del display del dispositivo. Pagar hoy mas de 50 euros por un dispositivo de este tipo es innecesario y quizás sea esta la razón por la cual las grandes empresas estén migrando mas hacia la producción de soft vinculado
La verdad es que el mercado de los wearables está en pleno burbujeo, y creo que cuando Apple consiga que la autonomía de su reloj no sea un hándicap como es actualmente, la implantación de esta tecnología va a provocar un cambio social como en su día hizo el móvil.
Personalmente me interesan las posibles derivaciones de los wearables y la salud, ya que desde el punto de vista del Derecho (soy jurista) abre un infinito ámbito para el estudio.
Como apuntas, que una aseguradora premie con reducción en las primas médicas el hecho de que su asegurado siga las pautas que le prescriba el médico, y que pueda filtrar a los clientes que desea continuar asegurando o no, me parece algo interesantísimo, ya que inicialmente pueden ser incentivos, pero solo es cuestión de tiempo en el que se establezca (o se intente establecer) la vinculación entre llevar el wearable y la obtención de un servicio.
Ello, analizado desde la confrontación entre el avance tecnológico y el derecho a la intimidad, puede tener infinitas derivadas.
Si hoy en día estamos geolocalizados permanentemente por nuestro móvil, y se pueden usar esos datos para adaptar la oferta publicitaria que recibimos, o si hay aseguradoras que nos ofrecen un precio de derribo por poner un aparatito en nuestro coche que analice los km que hacemos, la velocidad a la que vamos, y la “peligrosidad” de nuestros hábitos al volante; me resulta fascinante el mundo de posibilidades que se abre con un contexto en el que unos wearables más desarrollados puedan ofrecer.
Mención también para Misfit, adquirido hace dos años por Fossil.