No suelo escribir ya sobre dispositivos. Aunque antes lo hacía a menudo, porque parecía que cada nuevo dispositivo poco menos que nos deslumbraba y nos cambiaba aspectos de nuestra vida, hace tiempo que la profusión de nuevas versiones y dispositivos se convirtió en algo que podíamos clasificar más dentro de lo incremental que de lo verdaderamente disruptivo, y por tanto, reservo mis entradas de ese tipo solo para aquellas ocasiones en las que algo realmente me sorprende. No creo que el mundo necesite una review más del iPhone X y sin duda las hay mucho mejores y sobre todo, mucho más completas, pero sí quería dejar anotado lo que verdaderamente me ha sorprendido de él.
Con el iPhone X es uno de esos casos, y no tanto por la funcionalidad, como por algunos aspectos del desarrollo de interfaz que veo tan asombrosa y meticulosamente bien planteados que me han dejado impresionado. Hablar de interfaz en un aparato que llevamos en el bolso o bolsillo a todas horas, del que nos separamos en escasísimas ocasiones y que utilizamos cada pocos minutos durante todo el día es algo que tiene mucha más importancia de lo que parece. Y con el iPhone X, como muy acertadamente dice el gran Marco Arment, Apple ha tomado la forma más reconocible del producto más importante, más exitoso y más reconocible de la historia, y la ha transformado en algo diferente, en una prueba clara de coraje que además, a mi juicio, le ha salido fantásticamente bien.
La primera cuestión que sorprende positivamente es el reconocimiento facial. Sencillamente impecable. Inicialmente fui muy crítico con la idea de perder el desbloqueo mediante huella dactilar: acostumbrado a abrir mi iPhone directamente en el momento de extraerlo del bolsillo y que este llegase a su posición de uso ya desbloqueado, pensé que eliminar esa opción y sustituirla por tener que orientar la pantalla a mi cara supondría una pérdida de un tiempo que, aunque fuesen fracciones de segundo, resultaría incómodo. En absoluto. El reconocimiento facial no es tecnología, sino magia: funciona siempre, perfectamente, sin prácticamente fallos, con luz, en completa oscuridad, con barba de tres días, con gafas, con sombrero, parcialmente de lado o como lo que quieras. Simplemente, recordando aquel eslogan de la compañía que Steve Jobs repetía constantemente como un mantra en 2011, funciona: it just works. Me da exactamente igual que mediante un procedimiento rocambolesco y prácticamente implanteable para cualquier persona normal se pueda desbloquear: el mecanismo funciona fantásticamente bien, es muy seguro, y sobre todo, no es molesto, prácticamente te olvidas de él a los pocos usos. Un acierto enorme, y sin duda, un signo de lo que viene en muchos más dispositivos, algo que quiero incorporado en mi ordenador, en mi reloj y en todas partes. Se acabaron las contraseñas, las huellas dactilares y las tonterías: miro, y funciona.
La segunda es la cámara: no es que sea buena: es seguramente la mejor que he manejado, y estando lejos de ser un experto, me gusta mucho la fotografía. El truco está en pensar más allá: la cámara no es buena porque tenga más resolución, mejor óptica o mejores características técnicas, sino por lo que está ahí además de la cámara: la inteligencia artificial que permite que entienda lo que es el objeto que fotografiamos, si es o no un retrato, si está o no en el fondo y lo queremos desenfocar o eliminar… un conjunto de posibilidades que se añade a lo que la cámara tomó, y que permite de verdad, con un esfuerzo mínimo, expresar lo que buscábamos con la foto sin necesidad de falsearla o de disfrazarla con filtros. Es como las cámaras de todo tipo deberían funcionar, y eso que esa tecnología está aún a un 10% de lo que calculo que será capaz de hacer en breve.
La tercera, y posiblemente la más impresionante, es la ausencia del botón: me hicieron falta segundos para entender los nuevos gestos para volver a la pantalla inicial, para cambiar de aplicación o para cerrarla, y nunca, en ningún momento he vuelto a echar de menos el botón. Como si nunca hubiera existido. Recuerdo cómo me molestaba, cuando volví a iPhone tras un largo tiempo en Android, la ausencia de los botones inferiores… ahora, en ningún momento he sentido nada similar: es como si los gestos se hubiesen convertido en hábitos arraigados de manera inmediata, como si me los hubieran implantado artificialmente en el cerebro con alguna tecnología no invasiva. De nuevo, simplemente funciona, y mucho mejor que antes. El gesto de presión en el lateral, el del doble clic en el botón, o la simple existencia de ese botón parecen ahora cosas primitivas, torpes, innecesarias. Esto fluye en el contexto de mi uso diario infinitamente mejor. De nuevo, un acierto impresionante, y hecho sobre algo que representaba la forma habitual de interactuar de muchísima gente desde hace mucho tiempo. Un cambio más importante de lo que parece, hecho sin que dé ni un ruido.
El teléfono es caro, sí. Sin duda, tiene un precio disuasorio, y si se te cae y se rompe, no te llevas un disgusto, sino que te planteas cortarte las venas con los pedazos de cristal resultantes. Pero por otro lado, es consistente con el hecho de que ya no nos compramos un simple teléfono, sino un dispositivo importante en nuestra vida, sin el cual estamos perdidos, y en el que hacemos cada vez más cosas: invertir más en él se ve como algo que hasta tiene cierto sentido. Además es frágil: convertir el dorso en cristal implica que si se te cae, ya casi ni tienes esperanzas de que sobreviva sin alguna rotura, porque el cristal, por más que lo reforcemos, es más quebradizo que el metal que absorbía el impacto de las caídas anteriormente si tenías suerte. Ahora, o usas una buena funda, algo que desgraciadamente va contra mis principios, o cada caída te va a costar un disgusto serio. Pero el dispositivo, independientemente de sus problemas, es impresionante, se ve como un avance radical con respecto a los anteriores vengas de donde vengas, y es un verdadero acierto. Aunque todavía me duela el bolsillo, para mí, vale lo que cuesta, y no creo que sea un fruto de que haya vendido mi alma al culto de la iglesia jobsiana o a que esté bajo el influjo de ese campo de distorsión de la realidad: lo pienso tras un análisis lo más riguroso que puedo plantear.
Estoy seguro de que muchos estarán en desacuerdo con este análisis: no pretende ser universalmente aceptado. Son, simplemente, mis impresiones de un dispositivo importante en mi vida, que utilizo constantemente para cientos de cosas, que sustituye a otro con el que estaba amplísimamente satisfecho, y para el que, sin embargo, no he precisado de ninguna adaptación: tras migrar mis datos, empecé a usarlo inmediatamente y aquí sigo, sin haber echado de menos nada del anterior, y con una impresión verdaderamente positiva. Pocas veces pasa eso. El iPhone X es como el resto de los smartphones querrán ser dentro de pocos meses, pero ninguno lo logrará. Con el iPhone X, Apple ha vuelto a demostrar su verdadera dimensión.
This post is also available in English in my Medium page, “First impressions of the iPhone X»
No he probado el iPhone X pero sí el que sería el homólogo en el lado de Android, el Pixel 2 XL, aunque todavía conserve el lector de huellas.
Pero creo que la sensación es similar, que todos estos años atrás hemos estado aprendiendo cómo debería ser un ordenador de bolsillo. Y ya lo tenemos aquí y ahora comienza una nueva era.
Pues yo sigo pensando que el precio es abusivo, es decir, vale muy caro porque saben que hay gente dispuesta a pagarlo. Y para los que no puedan, está el iPhone 8 o modelos anteriores, así que nunca pierden.
Totalmente de acuerdo, más allá de renovación, se producen dos cambios radicales que son avances o saltos prodigiosos en esta tecnología:
– El iPhone no hay que desbloquearlo, sino que se desbloquea solito si eres quien tienes que ser.
– los gestos para sustituir el botón Home hacen olvidarse del botón (incluso el que no era botón físico), coger unos días después un iPhone con botón Home es como retroceder 10 años.
¿Alguien echa de menos la huella dactilar o el botón Home?…
Pues a mí no me gusta. Me explico, ahora me pueden volver a atracar y conseguir desbloquear mi teléfono con apuntarlo a mi cara. Incluso si tengo un ojo morado o sangrando de la cabeza.
Menos o más ominoso es que si aparezco en la frontera de EE.UU con ese móvil, me pueden exigir desbloquearlo, para hacerle vete a saber qué, o vuelta a casa o si me lo quitan, desbloquarlo sin mi permiso incluso mientras me toman la perentoria toma del ojo o de la huella.
Lo sé, nada nuevo bajo el sol, pero al menos el PIN es mío y solo mío y hasta que le lean el cerebro, es secreto. Los otros dos métodos (huella y cara) me parece que favorecen más al lado oscuro (mafias, atracadores, NSA, CIA, gobiernos varios…) que a los usuarios.
Y no, no tengo nada que ocultar. Pero ya sabemos que no es eso, es lo que piensen de ti.
PD: Además, hay que mirar Misión Imposible II y sus máscaras de nuevo, xD
Hay una solución para este problema: si aprietes rápidamente 5 veces el botón de encender (algo que puedes hacer con la mano en el bolsillo), iOS desactiva FaceID y TouchID hasta que has entrado con el código de bloqueo.
Lo del FaceID tendrá sus problemas, pero en los ejemplos que pones tanto da que tu telefono se desbloquee por faceid como por PIN, en todos esos casos uno acabaría entregando su PIN tarde o temprano, sin necesidad de leer el cerebro. Sirva de ilustración del caso esta tira de xkcd https://xkcd.com/538/
En cuanto a la referencia que haces de FaceID en un ordenador, ¿no ha probado nunca WindowsHello?
¿Es Apple? – …. Muchas gracias, no lo quiero
Excelente artículo. Soy fan de Apple y me alegro de que alguién haga un analisis neutral, con sus mejoras y desventajas. Y viniendo de usted, para mi sin sagradas. Yo disfruto de mis (escasos) productos Apple y no intento evangelizar a nadie sobre Apple. Al que no le guste Apple que no lo compre.
Yo la única pega que le veo es que no me lo puedo permitir.
Enhorabuena por su blog y Salu2 To2.
He probado iOS hace poco (durante 3 meses) y no me gustó: tiene una falta de inconsistencia general que lo hace mucho menos usable que Android (por ejemplo la acción en las notificaciones y la posición del botón atrás es impredecible). Han mejorado eso?
Por otra parte veo el sistema de desbloqueo muy inseguro, vas mostrando tu «contraseña» a todo el mundo. Ya he leído sobre programas que transforman una serie de fotografías en 3d y con el incentivo de desbloquear un iPhone seguro que aparecerán más. Obtener un modelo de una cara con una impresora 3d y un par de fotos impresas a partir de tu perfil de Facebook no será muy difícil.
Pienso que el próximo iPhone (o Samsung?) incluirá huella en la propia pantalla además de facial, y su combinación mejorará usabilidad y seguridad.
Ya, y las huellas también se pueden trucar, se puede hacer con silicona, de manera mucho más sencilla. Pero no somos agentes secretos, somos usuarios normales, y nadie va a ir tan lejos para desbloquear mi iPhone (y si lo hace, lo borraré remotamente). Si usas una impresora 3D para hacer una cara, tendrías además que calentarla y que darle un índice de refracción muy similar al de la piel, y eso no es nada sencillo. La inmensa mayoría de las máscaras no valen. El sistema es más que razonablemente seguro, bastante más que la huella dactilar, y encima es comodísimo en el uso habitual. Otros lo habían intentado antes y era un coñazo, no funcionaba, fallaba constantemente y no era operativo. Hay que reconocer cuando alguien hace un buen desarrollo.
Estoy de acuerdo de que se trata de un dispositivo realmente impresionante. Al contrario de mucha gente no lo veo caro: es lo que vale un dispositivo de esas características. Pero como ocurre en la inmensa mayoría de los teléfonos la batería no está a la altura de las expectativas: un teléfono que hay que recargar diariamente es un incordio.
Actualmente uso un teléfono Android chino cuya batería dura entre 3 y 5 días.
Veo que sacrifican la profundidad del dispositivo (la esbeltez) frente a la duración de la batería.
Totalmente de acuerdo. Simplemente por aportar un granito de arena (aunque solo sea una opinión en base a lo experimentado y mi interpretación), decir que a mí me impresionó tanto el LG G3 (fue smartphone del año en 2015, lanzado en 2014), que opté por el LG G5, no por expectativas con el denominado por ellos «sistema modular» -aunque en realidad sean accesorios modulares-, sino por el valor histórico diferencial que supuso en cuanto a las innovaciones en smartphones, por ser un punto de inflexión y con el tiempo cada vez más una tendencia, aunque lleve sus años hacerlo bien. Como era previsible, su sistema modular tenía que fracasar, y por eso ya el G6 es un terminal integral (incluida su batería). Era extremadamente complicado que funcionase algo así, cuando la simplicidad es lo que manda, la inmediatez de operatividad. Simplemente lo que llaman «módulos» (add-ons o LG Friends) fue una innovación -bastante ‘cool’, eso sí- en cuanto a accesorios. No me considero un freak, pero el LG G5 fue una de las sensaciones del Mobile World Congress del 2016 y da gusto coleccionar y echar la vista atrás para efectuar un repaso a la historia de los smartphones, formando parte de mi museo particular de la informática, con los modelos que me interese conservar, aunque en el futuro los pueda donar o si quiero cedérselos a otra generación por lo menos. Siempre me gusta quedarme, en la medida de lo posible, con lo disruptivo, con lo que verdaderamente constituye un hito en la historia de las TIC, aunque no haya tenido repercursión. A día de hoy, aunque existen los teléfonos modulares y los semi-modulares (con accesorios modulares), que no son lo mismo, aún queda mucho camino por recorrer. Apple hace las cosas bien por el marketing y porque es un pecado para un ejecutivo no tener un iPhone, que es un complemento para vestir mejor, pero en avances todos sabemos que hace dos años le llevaban la delantera otros fabricantes. Ahora bien, para gestión de archivos Apple nunca me ha gustado, no lo recomiendo, aunque a día de hoy es indiscutiblemente la mejor cámara y sus tipografías son envidiables por haberse destinado a autoedición y diseño gráfico los Mac desde antaño, tienen más vistosidad, pero en rendimiento en cuanto a equipos de sobremesa ya los han superado. Yo soy más de personalizacion que de Apple, pero los iPhone es imposible que me puedan disgustar, yo por eso tengo los dos.
Con gafas de sol te funciona el «face id»?
Sí, sin problemas. Fue de lo primero que probé, y no da ni un ruido…
Yo tengo el X y no me pesa haberlo comprado. Y hat que recordar que los iPhone no pierden mucho su valor. Uno puede vender el actual y comprarse el nuevo, es decir que en sí no estamos gastando mil dolares por la compra.
Claro que a mucha gente no le gusta nada que venga de Apple, y aunque el celular no fuese tan caro, de todos modos no lo comprarían, porque no le gusta lo que hace Apple.
Estoy muy de acuerdo con todo lo que expone el Profe como usuario de Apple. No es el celular perfecto, pero me gusta lo que hace Apple porque el celular es fácil de usar, sin hacer complicado su uso.
Soy usuario de Iphone desde que comenzó. No he tenido otro movil. Ahora tengo un Iphone 6, y me salta la duda de cuál será mi próximo. No tengo dudas que el iphone X es un gran teléfono pero:
1. ¿por qué tengo que tener problemas para acceder a las fotos de mi movil que tengo en local, al tenerlas duplicadas en la nube de Apple?. Muchos videos antiguos que están en local ni me funcionan a veces. Esto es una vergüenza.
2. ¿Por qué mi movil me va muy lento ultimamente? Esto antes no me pasaba. ¿Cuando saquen el Iphone XI le pasará lo mismo al X?
3. ¿Cuando dura la batería? En el actual un mínimo de dos veces lo recargo al dia.
Este es un comentario un tanto extrarño y mas cuando quien comenta dice que es un usuario de Apple. He tenido todos los iPhones desde el 4 en adelante y no he experimentado ninguna de las quejas que José Luis presenta.
Eso no es usual para una persona que usa los productos de Apple. Si a mi me pasara lo mismo no siguiera usándolo. No sé con qué intención se hacen estos comentarios
No tengo nada en contra de Apple, pese a lo escrito antes, de hecho, dije lo que me gusta y lo que no. Hacen muchas cosas bien, con la mejor usabilidad del mundo, hasta llegar a lo enfermizo y de sentirse superiores (como muestra no hay más que ver la tontería que se pensó de los ingenieros para que no se distraigan a la hora de entra a la nueva sede), cuando el iTunes era una patata que de usabilidad tenía más bien poco. Así que di una cal y otra de arena, porque a mí tanto Android como iOS utilizo y me defiendo bastante bien con ellos. Ésa mi opinión particular, otros tendrán otro punto de vista. Pero lo que tengo claro es que son tan sumamente impenetrables, con tanto hermetismo y opacidad con su código, que cuando te surge algún problema, aunque no afecte a su manejo del todo, como cuando es un fallo tanto del tipo «ves un icono que no debería salir con un globo de notificación de actualización cuando te dice que está todo actualizado» (es solo un ejemplo), te saca de quicio, de verdad, te pone de los nervios, porque no tienes por dónde meterle mano de forma sencilla, sin necesidad de restablecer el dispositivo. Y todo porque a ellos no les gusta dar detalles con los mensajes de error, o dan información somera, o simplemente no los muestran. No les gusta (simplemente por una cuestión de imagen) ser transparentes en ese sentido, sino ser orgullosos y no reconocer sus errores, porque no olvidemos que para ellos todo lo que hacen es perfecto. Creo que no estoy tan alejado (aunque parezca tenaz) de cómo es su cultura empresarial, venga yaaa, no me…!!
No he podido probar el iPhone X, pero creo poder entender lo que dices sobre los nuevos gestos. Hace unos años, cuando Blackberry liberó su primer smartphone con el difunto BB10, el Z10, yo me enamoré de sus gestos y lo bien resuelto que estaban. Recuerdo que cuando volvía a mi iPhone me la pasaba haciendo ese gesto de abajo hacia arrba para cerrar la aplicacion y volver a la pantalla de inicio. Era tan natural que mi cerebro pretendía seguir haciéndolo. Imagino que habras tenido posibilidad de probar un Z10. Los nuevos gestos del iPhone creo que se parecen mucho.
Es un fantástico dispositivo, pero es que el S8 es parecido y vale la mitad. Y vodafone lo daba por 10 euros, 240 euros en 2 años…
«Parecido», esa es la cuestión, y otra, confundir, precio con valor. El S8 es un muy buen terminal Android. Pero intentar comparar terminales entre ambas plataformas, es algo así como intentar comparar distintos medios de transporte, simplemente por cumplen la misma función; desplazarte.
Coincido al 100%. Yo llevo usando gestos con mis distintos iPhone desde… siempre (con Jailbreak) y en eso no he notado nada de cambio, pero lo de poder desbloquear el terminal sin tocarlo, unido a un Siri que poco a poco funciona, da una dimensión nueva a un terminal que puedes usar sin necesidad siquiera de tocarlo. Es una gozada ir en el coche y darle órdenes a Siri, y en caso de que necesite desbloquearse, simplemente mirándolo lo haga. Lo han vuelvo a hacer, eso ya es un hito en si mismo. Como nota negativa, su construcción, yo tampoco uso fundas, y con este terminal te la juegas cada vez que sales a la calle con él, ya no tanto por el cristal, una simple caída te puede escoñar toda la tecnología que lleva en el entrecejo (se rompa o no el cristal).
«Sin duda, tiene un precio disuasorio. Pero por otro lado, es consistente con el hecho de que ya no nos compramos un simple teléfono, sino un dispositivo importante en nuestra vida, sin el cual estamos perdidos…». ¿Estamos perdidos? Santo dios, y yo que no lo llevo encima casi nunca, duerme todo el día en casa, y sólo lo uso menos de media hora como muchísimo al día, ¿seré un enfermo mental? ¿Seré un ignorante de las extremas y sensuales sensaciones que me pierdo diariamente por apenas darle uso? ¿Y si digo que me costó menos de 45 Euros, nuevito, me aplicarán el 155 por «independentista tecnológico?
Ah, pero ahí no queda la cosa, no, porque resulta que: «y si se te cae (…) se rompe (…) es frágil: convertir el dorso en cristal implica que si se te cae, ya casi ni tienes esperanzas de que sobreviva sin alguna rotura»… Esto es ya de aurora boreal, el aparato -el movil-, con la peor ergonomía de la historia de la humanidad, que registra en todo el planeta la mayor tasa de caídas por segundo, van estos piernas, estos listos, estos atracadores de sueños de cartón, y lo hacen de plastilina a precio de Sangre de Arcangel, laminado con aliento de las Diosas del jardín del Eden…
En fin, lo que vengo diciendo hace años, el día que se escriba la historia de esto, las carcajadas se van a oír desde la otra punta de la galaxia, ¡¡¡por idiotas!!! Todos, por idiotas. (Qué vergüenza…)
He dicho, y no voy a pedir perdón por ello. Gracias!
Hola Enrique: a mi me pasa como a ti con las fundas de móvil, si tengo un móvil bonito no quiero fastidiarlo poniéndole una horrible funda….hasta que me compre el iPhone 8 y en una reunión de trabajo un CTO tenia otro con una funda de Humixx. Y decidí comprar una. Estoy encantado. Por si quieres un link: https://www.amazon.com/iPhone-HUMIXX-Protective-Texture-Finish/dp/B0765QHGWB.
Lo importante no es el móvil sino lo que hagas con el y eso no depende del dispositivo sino del mundo digital al que accedes con el.
Si los deportivos son sinónimo de picha pequeña, los móviles de 1000 € son sinonimo de analfabetismo digital, y por supuesto que hay muchas excepciones a esa regla, pero no tantas.
Totalmente de acuerdo. Lo que si me parece realmente asombrosa es la calidad fotográfica. Sus dos objetivos y el sensor tienen una calidad incuestionable. Pero también hay que decir que cualquier cámara fotográfica de mas de 1000 euros siempre será mejor.
Me parece estupendo tu percepción del móvil de apple, para mí el cambio a sido a peor, me explico, vengo de un iPhone 6 Plus y a ostumbtado a ese tipo de pantalla no he durado más de 6 días con el X no me he acostumbrado a la pantalla, mi extrecha y la ganancia de largo se pierde se pierde en la ceja superior, aunque digan que son 5,8” el contenido real es menor que mi nuevo iPhone 8 Plus.
Por
Otra parte el Face ID, tengo que admitir que es la ña verdadera maravilla, pero el resto prefiero el formato del 8
Es fascinante cómo Apple es capaz de conseguir que la gente tire cientos de euros con estrategias psicológicas. Este análisis carece de totalmente de objetividad y a la vez es tristemente fidedigno. Los clientes de Apple compran una idea, una ilusión, como quien compra lotería. Es imposible hacerlos entrar en razón.