Jose Antonio Luna, de El Diario.es, me llamó hace unos días para hablar sobre wearables, y ayer me citó en su artículo titulado «La burbuja de los wearables, de tu muñeca al cajón del olvido» (pdf).
Sin duda, como ocurre con todo fenómeno relativamente reciente, las expectativas de muchos usuarios pueden estar sobredimensionadas, y pensar poco menos que con ponerse un dispositivo en la muñeca, van a perder peso y se van a poner en forma de manera automática. Lógicamente, esto no ocurre: el wearable, no hace falta que lo escriba, es una forma de obtener referencias válidas para cuantificar esfuerzo, ejercicio, actividad o, si se utiliza correctamente como parte de un plan completo para mejorar la forma física, de la ingesta. El wearable solo nos proporciona información, lo que hagamos con esa información o hasta qué punto dejemos que condicione nuestra vida es totalmente cosa nuestra.
¿Existe abandono en los wearables? Sí, y por razones múltiples. Por un lado el ya citado efecto de expectativas incumplidas: «pensé que adelgazaría o me pondría en forma solo con ponérmelo en la muñeca, y aquí no pasa nada». En segundo lugar, el efecto de meta conseguida: «me puse esto para adelgazar, ya he adelgazado, ahora me lo quito». Si la meta establecida para el uso del wearable es cortoplacista, perder tantos kilos, su uso también podría llegar a serlo. En realidad, el uso del wearable debería corresponderse con un cambio de hábitos, con un compromiso con actitudes más saludables, con una ingesta más controlada o con un nivel de ejercicio determinado, que es lo que realmente puede aspirarse a mantener gracias a la información que el dispositivo proporciona. Y en tercer lugar, una cuestión de durabilidad: muchos wearables, a pesar de estar destinados a un uso prácticamente constante, están fabricados con materiales de calidad muy relativa, y eso lleva a que empiecen a tener un aspecto poco atractivo al cabo de pocos meses de uso. En muchos casos, el abandono en el cajón proviene precisamente de eso, de un gadget con aspecto viejo que es sometido a la decisión del abandono frente a la de adquirir otro.
¿Quiere decir esto que los wearables son una burbuja o una moda pasajera? Sinceramente, lo dudo muchísimo. Mi impresión es que los wearables están aquí para quedarse, que su desarrollo supone una frontera para los fabricantes por la necesidad de empaquetar, en un dispositivo cómodo, cada vez más sensores, batería y prestaciones, con el reto además de hacerlos independientes de un smartphone que en muchas ocasiones, no resulta cómodo llevar encima cuando hacemos ejercicio. La calidad obtenida en la medición de la actividad por la mayoría de los wearables es ya muy superior a la que se obtiene mediante aplicaciones en el propio smartphone, y aunque no sea perfecta ni esté exenta de errores, esos errores suelen distribuirse de manera normal, lo que posibilita un control bastante fino. Con un enfoque adecuado, los wearables poseen una propuesta de valor muy interesante, y lo lógico es pensar que nos dirijamos a un escenario de mayor segregación de funciones del smartphone hacia otros wearables: sensores no intrusivos de medición de glucosa, analíticas con dispositivos de diversos tipos que hoy se llevan a cabo únicamente cuando nos encontramos mal y que podrían pasar a ser cotidianas, contraste con nuestros datos genéticos, etc. hasta llegar a un escenario de salud preventiva cada vez más completo y gestionado mediante los correspondientes algoritmos, que hoy vemos como intrusivo o incluso preocupante, pero que sin duda, será la próxima – y no muy lejana – frontera en la gestión de la salud. En ese escenario, sensores sencillos que llevamos encima en todo momento jugarán, sin duda, un papel fundamental.
Como en tantas otras cosas, en el escenario de los wearables estamos aún dando los primeros pasos. Ni creo que el abandono sea algo significativo a largo plazo, ni mucho menos que estemos hablando de algún tipo de burbuja. Dentro de unos años, veremos si más personas llevan o no más cosas en sus muñecas o en otras partes de su cuerpo – parches, tatuajes, o incluso implantes – y volveremos a hablar de este tema.
En mi caso solo he tenido dos wearables: un reloj tremendamente barato que me compré en unos grandes almacenes de tecnología, y que ya sabía que iba a ser muy malo, como así fue, y acabó en el cajón al día siguiente (posteriormente se lo di a un compañero de trabajo) y un Apple Watch 2. No he tenido pulseras tipo Fitbit o similar.
Con el Apple Watch 2 tengo mixed feelings: por un lado me resulta muy cómodo para actividades deportivas (natación, caminatas) y para no tener que sacar el móvil del bolsillo (notificaciones, música, Siri, etc.). Por otro, no me resulta imprescindible, al menos en el estado actual de la tecnología. Como he comentado en otras ocasiones, su tamaño de pantalla me parece muy limitante (mi vista cansada no ayuda tampoco) y la interfaz de voz con Siri es lenta y poco útil en muchas ocasiones. En mi caso, que llevo un iPad literalmente a todas partes, podría prescindir del iPhone si la combinación Apple Watch / AirPods fuese más efectiva. Para empezar, mi modelo de Apple Watch depende del iPhone.
Sin embargo, coincido contigo en que estamos en los inicios, no solo de los wearables, sino de la era multi-dispositivo (altavoces por la casa, pantallas en paredes que aún no han salido, etc.). A día de hoy el smartphone es el dispositivo personal para casi todo, pero una vez hace mucho tiempo también lo fue el PC.
Toda tecnología necesita su killer app, una funcionalidad que por si sola justifica su compra y uso. En el caso de los primeros móviles, fue todo un placer meter el reloj en el cajón.
En mi caso en particular, estoy a la espera de que llegue el reloj que me permita, con gran placer, meter el móvil en el cajón.
Vale que, llegado ese día, ya no podré mirar artículos de blogs o el facebook en cualquier parte; pero estoy seguro de que muchos de mis allegados verán esto como un plus :D
Tiempo al tiempo…
¿Existe abandono en los mareables (seres humanos que se dejan marear)? Pienso que si, mucho sapiens piensa que los primeros humanos encontraron las herramientas ya hechas, que solo se tenían que acercar a la tienda más cercana (o esperar el mamut en casa)… seguro que ya entonces se notaba la diferencia entre los que agarraban a la tecnología y los que se dejaban agarrar por la tecnología.
Pues si antes hablamos de wareables y del AppleWatch:
L’Apple Watch pourra bientôt prendre votre tension artérielle
http://macbidouille.com/news/2017/10/05/lapple-watch-pourra-bientot-prendre-votre-tension-arterielle
Como de costumbre Apple avanza lentamente, pero avanza.
En zensei estamos trabajando en crear una nueva stream de datos que utiliza datos de entorno, estilo de vida y sociales para predecir y explicar estados de salud. Una de las fuentes de datos obviamente son los wearables que nos permitirán recolectarse datos de hábitos y de salud. Con un poco de psicología comportacional podremos accionar dichos datos en el corto y en el largo plazo para crear hábitos saludables. Los wearables están en el inicio de la segunda fase de su ciclo de innovación que van a permitir crear una una salud preventiva y proactiva centrada en el individuo. Aprovecho para invitaros a https://zenseiapp.com
Si me reloj me avisa de que estoy teniendo una Afib (fibrilación auricular) tengo muchas posibilidades, por no decir todas, de evitar un ictus.
De momento ya hay dispositivos de bajo coste para el smartphone, cómo Kardía y Qardiocore.
Pero el reloj es mucho más práctico para esa prevención .
https://www.dicardiology.com/article/artificial-intelligence-detects-afib-using-apple-watch-heart-rate-sensor
La única utilidad real que se ha encontrado a los Wareables, es medir constantemente las pulsaciones y la tensión.
Siendo yo una persona de con buena salud y que no comete exceso a la hora de hacer de ejercicio físicos,. esos datos no son de mi interés, me basta con los chequeos médicos periódicos que me someto. Por esta razón, nunca he pensado adquirir un wareable, Aun no se han encontrado aplicaciones indispensables, o de uso habitual para este aparato, que no puedan efectuarse en el móvil y hay por contra, muchas que se efectúan en el movil que no se pueden realizarse en los wareables.
Si llevas un wareable, precisas ademas llevar el móvil para múltiples cosas. Si llevas solo el móvil, de lo único que prescindes, es de saber Online tus pulsaciones y tensión. Salvo que tengas riesgo real de infarto, u otras enfermedades relacionadas con la tensión, no le veo gran utilidad a estos datos, Por ello comprendo que pasada la novedad, muchos de estos aparatos, duerman el sueño de los justos en el cajón de la mesilla de noche.
Todos hemos pasado la molesta experiencia de olvidar en casa sin el móvil. ¿Alguien piensa que el desasosiego lque eso produce, la sentiremos alguna vez si se te olvida el wareable?.
Gorki, no sólo de tensión (arterial) muere el hombre…
Datos cómo la HRV (variabilidad del ritmo cardiaco), la SDNN, RMSSD y LnRMSSD (https://www.hindawi.com/journals/mse/2012/931943/) , recuperación de frecuencia de reposo y otros relacionados, son parámetros que tienden a empeorar con la edad, independiente del ejercicio y la alimentación.
Lo vengo diciendo reiteradamente; la posibilidad de padecer fibrilaciones auriculares silentes aumenta y mucho, a partir de los 50 años. Saber que estás padeciendo una Afib porque tu wareable te ha avisado puede, simplemente salvarte la vida si te vas disparado a urgencias.
La mayoría de los ictus vienen causados por alteraciones en el ritmo cardiaco
volvemos a lo mismo si prescindes del ewach sólo prescindes de un control cardiaco 0n-line, En muchos casos estará aconsejado mantener e4se control en otros puede que sea conveniente, pero s ino lo llevas soloo prescindes de ello, Si , justificadamente o no, te da mas o menos lo mismo ese control, nada te empuja. (de momento), a llevar ese aparato, porque el resto de las aplicaciones que soporta, son solo una parte de las que soporta un un smartphone.
Hacen falta aplicaciones que precisen inevitablemente del reloj, de modo que justifiquen la convenencia de su uso de forma simultánea con un smartphone. Hoy por hoy solo hay las relacionadas con la salud y la practica deportiva y ni tan siquiera esas son específicas del eWatch pues también se pueden hacer con un sensor del sartphone unido por . Bluetooth
En el caso de los wearables, veo una tendencia en los usuarios de hacer las cosas «al revés», algo como:
Tengo buenos habitos de alimentación y ejercicio, compraré un wearable para complementar esto.
VS.
Compraré un wearable para formar buenos hábitos de alimentación y ejercicio o simplemente «bajar de peso».
En la práctica ya sabemos que el segundo enfoque solo lleva al fracaso.
Teniendo buenos hábitos de alimentación y ejercicio, no precisas wareables, te mantienes en peso y agilidad sin necesidad de información adicional.
Si no los tienes, te lo indica perfectamente el pesarte semanalmente, de nada te vale que te lo indiquen con un control cada segundo el día. Por eso mantengo, que salvo que tengas graves problemas cardiacos, o efectúes ejercicio de riesgo, como levantadores de peso, alpinistas, etc., los wareables son hoy por hoy poco útiles, porque no sustituyen al teléfono móvil y lo que dan de plus, es, (a mi juicio), prescindible en personas normales.
.
Si llega un día que los ewatch sustituyan a los móviles, será otra cosa, pero de momento ese día se ve muy lejano., para muchos usos habituales y diarios el móvil es más práctico. Por ejemplo esta mañana he fotografiado un edificio, me parece mucho más fácil hacer una foto con el móvil que con un ewatch.
Recordemos que cuando salió el primer iPhone, que inició la revolución de los móviles táctiles, este solo tenía 3,5 pulgadas de pantalla, y que posteriormente le estuvimos llamando phablets a aquellos móviles de 5 o más pulgadas, mientras que ahora es de lo más normal que un móvil tenga de 5,5 para arriba.
Así que lo de los smartwatches sigo sin verlo. Si voy a llevar encima el móvil, por la pantalla, ¿para qué quiero el relojito?
En el futuro tal vez triunfen las gafas (o monóculos) inteligentes, porque lo que importa es el tamaño aparente de la pantalla, y en estos puede ser muy pequeña porque está muy cerca del ojo, así que pueden ser un reemplazo del móvil, pero no tiene sentido tener que andar con 2 aparatos. O llevas uno, o el otro. Andar con 2 cacharros es un rollo.
Así que asumámoslo, el móvil es el mejor wearable. Sí a la diversidad de aparatos cuando estás en casa: tablet, smartTV, Amazon Echo… pero cuando sales de casa es como en Los Inmortales: «Solo puede quedar uno».
El problema es que un smartphone en el bolsillo no puede medir la frecuencia cardiaca ni la saturación de oxígeno en sangre ni, la glucosa ni… Mientras que un smartwatch sí puede.(lo de la glucosa por colorimetría está llegando)
Y si sólo se trata de ver la hora, lo más cómodo es mirar la muñeca y no sacar el móvil del bolsillo para saber qué hora es.
Su uso queda reducido a cuando vas a la playa, cuando haces deporte, y para personas que están preocupadas (justificadamente o no) por su salud. Para el 70% de la gente es un solo uso (cuando vas a la playa, unos pocos meses al año), para el 10% de la gente ni eso.
Si es únicamente los sensores, lo mismo puedes llevar una pulsera Bluetooth emparejada con el móvil. O un anillo, o un colgante. La demanda existe, pero es minoritaria. Si el smartwatch no consigue sustituir al móvil, se quedará en usos minoritarios.
Soy usuario de apple watch 2 desde hace un año y antes de un pebble, así que no soy el “ciudadano medio”, pero para mí el solo hecho de poder llevar el móvil siempre en silencio y recibir las llamadas y notificaciones de telegram en el reloj (el resto de notificaciones están apagadas), ya merece la pena totalmente.
Si además puedo contestar a telegram con siri, ver la temperatura y el tiempo en la muñeca, medir los pasos, etc ya no me baja nadie de la experiencia