Una oportuna entrada de Fred Wilson, conocido inversor de capital riesgo y prolífico blogger (de los poquitos que escriben a diario, como alguno que yo me sé :-) llama a la precaución con respecto a la brutal proliferación de Initial Coin Offerings, o ICOs, y en particular contra los celebrity endorsements, los personajes famosos que utilizan su perfil en medios sociales para animar a posibles inversores en los mismos.
Una Initial Coin Offering o ICO es ni más ni menos que eso: una compañía que solicita una ronda de financiación lanzando una emisión de monedas registradas mediante blockchain, como quien acuña su propia criptomoneda dotándola de un mecanismo que valide las transacciones, y vinculándola con una inversión en la compañía. La idea, en principio, no es mala: permite establecer un mecanismo ágil de financiación en el que cualquiera puede entrar, no únicamente inversores especializados, y libre de muchas de las rigideces y controles de las rondas de financiación tradicionales.
Y el problema surge precisamente de esto: que ante el efecto llamada y el torrente de noticias en torno a las criptomonedas y su rápido incremento de valor, algunos inversores parecen pensar que todos los casos son iguales, que todo lo que tenga un blockchain detrás va necesariamente y por ello a subir como la espuma, y que todo ICO supone, por el simple hecho de serlo, una impresionante oportunidad de inversión, de esas que son demasiado bonitas para ser verdad.
Cuando las cosas son demasiado bonitas para ser verdad, suele ser porque, sencillamente, no son verdad. Entre los ICOs hay, como en todas partes, de todo: habrá compañías muy interesantes utilizando legítimamente ese mecanismo no regulado como oportunidad para levantar capital y dispuestas a utilizar ese capital obtenido de manera adecuada para generar valor, y habrá también estafadores que levanten dinero en forma de monedas acuñadas por sí mismos, que en el futuro, y dados sus planes, no van a tener ningún valor. Además, habrá otros fraudes de diversos tipos que aprovechan la popularidad del tema y la inexperiencia de muchos participantes con trucos burdos como cambiar una letra en el nombre de la compañía, ofrecer una URL incorrecta, etc. Dado que, en este momento, cualquiera puede crear una ICO sin limitación alguna, lo normal es ya que cada día se registren varias decenas de ICOs hasta suponer, tan solo en la primera mitad de 2017, un total de 1,270 millones de dólares recaudados. Si a esta nueva fiebre del oro añadimos además una serie de famosos diciendo a sus descerebrados fans que inviertan en las mismas ICOs que ellos supuestamente han invertido, deberemos pensar dos cosas: que muy posiblemente esos famosos hagan esas recomendaciones a cambio de dinero e incurran además en algún delito tipificado, y que incluso en caso de ser juzgados y encontrados culpables, su sensibilidad ante la eventualidad de una posible multa será muy inferior a la que puedan tener los idiotas que pusieron sus ahorros en una ICO porque su boxeador, su futbolista, su actor o su loquesea favoritos se lo dijeron a través de una red social.
A la hora de evaluar una posible inversión, hay que tener en cuenta exactamente las mismas cosas que siempre se han tenido en cuenta para evaluar una inversión: la naturaleza del proyecto y sus expectativas de obtener rentabilidad, su equipo directivo y sus fortalezas a la hora de plantear el proyecto que pretenden llevar a cabo, el dinero que pretenden levantar y lo que dicen que quieren hacer con él, las razones por las que recurren a un determinado mecanismo de financiación, y sobre todo, lo que han demostrado hasta el momento, incluyendo, en el caso de proyectos con base tecnológica, los prototipos o desarrollos tecnológicos llevados a cabo. Los ICOs pueden representar, para muchos proyectos, una forma muy interesante de levantar capital ofreciendo directamente participación a posibles inversores, pero también pueden ser una oportunidad para aprovecharse de incautos sin experiencia a los que «todo eso de las criptomonedas» les suena a «oportunidad que no se puede dejar pasar». Si el equipo que lanza el ICO no han hecho nada aún, si solo tienen planes pero nada sólido o real demostrable, si no tienen nada especial o diferencial que aportar, si pretenden subcontratar todo el desarrollo a terceros o si pretenden recaudar mucho dinero sin decir claramente para qué lo quieren, lo normal es que eso no sea un ICO, sino simplemente una estafa, una serie de aprovechados en busca de dinero fácil que emiten unas monedas con enormes expectativas sin nada que las refrenden, y que, muy probablemente, nunca llegarán a tener ningún valor.
A estas alturas, tanto China como Corea del Sur han declarado ilegales los ICOs, precisamente por su opacidad y por las posibilidades de estafa que poseen, y todo apunta a que Rusia, que por el momento solo ha advertido de sus potenciales problemas, podría estar planteándoselo. Otros países, como los Estados Unidos, anuncian su pronta regulación, aunque quieren evitar un exceso de celo controlador que pueda acabar con el potencial que tienen para financiar ágilmente determinadas ideas y proyectos. En el futuro, estoy seguro de que los ICOs jugarán un papel muy importante como mecanismo de financiación. Pero por ahora, es bueno tener en cuenta que ningún proyecto es mejor ni peor por el hecho de financiarse de esta manera, que muchos simplemente se dedican a aprovechar el ruido y la popularidad que el mecanismo trae consigo, y que bajo la novedad del esquema, hay muchos aprovechados y estafadores a los que dejarles utilizar nada menos que una máquina de acuñar moneda – del tipo que sea – supone, simplemente, una tremenda irresponsabilidad.
This post is also available in English in my Medium page, “Initial Coin Offerings (ICOs): you have been warned»
La principal lectura que hago de esto es que pretendemos reinventar la rueda continuamente, prometiendo un mundo sin intermediarios en este caso, pero luego nos damos de bruces con la realidad y vemos que los necesitamos casi siempre para ofrecer protección y seguridad.
Aunque AFINSA se vista de seda, AFINSA se queda
Siempre me pareció muy infantil el cabreo de supuestos defensores de los consumidores cuando escuchaban la frase «vivimos por encima de nuestras posibilidades». Simplemente porque mucha gente ni siquierea vive normal… pero es bien cierto que son muchos humanos con cuatro perras que se montan al caballo para que se desboque… la ignorancia de las leyes no puede eximir de cumplirlas y la ignorancia a secas (hoy en día y en ambiente «normal»!) nunca puede ser un atenuante…
Nada tan desesperante como encontrarse con un aula llena de adolescentes alérgicos a la cultura (entendiendo cultura por conocimiento de la realidad, incluso virtual, no «ir de ópera»!).
Las ICO según el Lobo de Wall Street
http://www.bbc.com/mundo/noticias-41741607
Hola Enrique, llevo varios meses estudiando ICOs y como bien dices hay de todo, proyectos reales con fundamentos y también mucho humo. No hay que dejarse llevar por las rentabilidades de este mercado, donde algunas ICO han multiplicado por 150 su valor en menos de 1 año. Toda precaución es buena, pero lo que tengo cada día más claro es que el futuro de la financiación de startups pasar por la blockchain y por lo tanto, las ICO como alternativa mejorada a las tradicionales IPO. Un saludo.