Google anuncia Movies Anywhere, un servicio en el que participan estudios como Disney, Fox, Sony Pictures, Universal o Warner Bros., y que permite acceder a las películas y contenidos que un usuario haya adquirido en cualquiera de sus plataformas para reproducirlos a través de Google Play.
La idea de un repositorio inteligente, capaz de identificar todos los contenidos a los que un usuario tiene derecho a acceder con el fin de que pueda reproducirlos desde un único servicio, tiene mucho sentido dada la creciente fragmentación del mercado de los contenidos. En este momento, el mayor problema de muchos usuarios a la hora de consumir contenidos es saber en dónde diablos están: hemos pasado de un escenario de escasez a uno de abundancia, y eso conlleva acostumbrarse a una panoplia de canales, servicios de suscripción, on-demand, plataformas e incluso dispositivos diferentes. Las licencias de los propios contenidos están sujetos a nuevas negociaciones y bailes, como la posibilidad de que sean actores tan poco habituales como Amazon o Apple los que compitan por los nuevos contenidos de la franquicia James Bond, mientras otros movimientos apuntan a actores como Disney construyendo sus propios servicios de streaming y excluyendo sus contenidos de otros en los que tradicionalmente habían estado disponibles, como Netflix.
El balance es delicado, pero parece estar, tras muchos años complicados, poniéndose del lado de la industria de los contenidos: el acceso a descargas a través de sistemas no autorizados resulta cada vez más incómodo, las propias plataformas y agregadores de enlaces se convierten, debido a la creciente presión por monetizar en un entorno cada vez más marginalizado, en montones de basura con publicidad de ínfima calidad, malware o incluso esquemas de minado de bitcoins a expensas del procesador del usuario. En algunos países, la proliferación de esquemas de captura de direcciones IP y envío de mensajes desde el ISP o por copyright trolls demandando pagos – que son asumidos como reconocimiento de culpabilidad – para evitar posibles acciones judiciales se están convirtiendo en habituales, lo que convierte en cada vez más temeraria la alternativa de acudir a plataformas irregulares de descarga de contenidos sin hacerlo a través de una VPN que no almacene logs, y todo ello se encuadra en una reducción cada vez mayor del atractivo de ese tipo de servicios paralela al crecimiento en popularidad de cada vez más servicios legales.
Sin duda, ninguna persecución ni medida represiva ha hecho tanto por la disminución de las descargas irregulares de contenidos como el desarrollo de servicios como Netflix, Spotify, HBO Go y muchos otros. Sin embargo, y aunque sabemos desde hace tiempo que las descargas nunca fueron perjudiciales para nadie, la industria audiovisual sigue empeñada en verlas como a su auténtica bestia negra. De ahí que, ante la evidencia de que existe un límite al número de suscripciones que un usuario puede pagar si quiere acceder a contenidos de manera regular, y el temor a que una excesiva atomización de los servicios pudiese llevar a resucitar el hábito de recurrir a repositorios irregulares, el desarrollo de este tipo de servicios de agregación inteligente se convierta en sumamente importante. La consigna es que el usuario pague por consumir contenidos, aunque ese pago llegue a través de una compleja red de intermediarios.
Dos tendencias, por tanto, contrapuestas: por un lado, una atomización cada vez mayor de los servicios a medida que las barreras de entrada a la distribución se simplifican. Por otro, servicios de agregación como el presentado por Google, que tratan de hacer fácil al usuario el acceso a los contenidos incluidos en esos servicios, para evitar que, ante la confusión y la incomodidad, termine cayendo en la tentación de recurrir de nuevo a las plataformas irregulares. Viniendo de donde vienen, la industria tiene claro lo que quiere, pero también lo que no quiere: veremos si una industria tradicionalmente analógica ha sabido evolucionar hacia lo digital como para gestionarlo adecuadamente.
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Confieso que no me he descargado casi ninguna canción… porque no me sé los títulos / artistas de las canciones que me gustaría tener.
Sin embargo, un amigo mío tenía varios pares de discos externos (uno para descargar, el otro para copia de seguridad) «pequeños» llenos a rebosar de canciones descargadas.
Me explicó que lo hacía así porque se le «murió» el único disco duro externo «enorme» que usaba y tuvo que empezar de nuevo con las descargas.
Entonces le hice una pregunta muy simple: «si hubieras tenido que pagar todos los CD’s necesarios para poder tener todas esas canciones, ¿los habrías comprado?»
Obviamente su respuesta fue: «no. No podría haber gastado tanto dinero, y menos teniendo que comprar un CD completo para tener una o dos canciones que me gustasen». También me dijo que estaría dispuesto a pagar por descargar canciones bien grabadas si pudiese comprarlas sueltas.
Así que no, las descargas no han hecho que se vendan menos CD’s, porque quienes descargaban no habrían comprado los CD’s.
Supongo que la piratería decrece, porque hoy día es tan barato tener una suscripción a una de estas plataformas que hace muy sencillo tener el contenido a nuestra disposición en un instante y a una calidad muy buena.
Las plataformas como Netflix son muy económicas hoy día como para pensar si quiera en descargar la serie que queremos ver o películas, ya que también tienen muchos exclusivos.
Me resultó extraño que no se mencionara la alternativa de Apple, disponible desde hace tiempo en USA (esto de Google también es de momento sólo para USA, supongo que en cuestión de derechos de autor las fronteras aún importan).
Por lo que veo, el enfoque de Google es diferente, ya que parece que trata con licencias de contenidos individuales, de modo que necesita interactuar con la plataforma (de momento se entiende con Amazon, iTunes y vudu), y con el propietario de los derechos (de momento sólo 5 estudios cinematográficos). Me parece que un enfoque como este es necesariamente más lento que el de Apple, que se limita a agregar los contenidos a los que tenemos acceso mediante otras apps (y ya tiene soporte para varias docenas)
Me encanta ver que hay opciones de pago que permiten a la mayoría disfrutar de contenidos digitales con la libertad que permite la tecnología. Quienes llevamos 25 años pirateando no vamos a perder nuestras costumbres cuando la justicia ha dictaminado que piratear es legal si no hay lucro, pues los civiles buscamos las felicidad y las empresas el lucro, y por ello las leyes se dividen en dos grandes bloques: derecho civil y derecho mercantil. Lo ciudadanos no somos empresas. Si no hay Lucro no hay delito.