Amazon y Apple entran en la puja por los derechos de las próximas películas de James Bond, compitiendo con jugadores tradicionales como Sony, Universal o Fox, y posiblemente dispuestas, según The Hollywood Reporter, a pagar cantidades similares o posiblemente mayores. Es muy pronto aún para saber si las negociaciones fructificarán o no, pero si finalmente Apple o Amazon se hiciesen con los derechos de la megafranquicia, podríamos estar hablando de un cambio muy importante en la forma en que se distribuyen las grandes producciones, y de nuevos jugadores dispuestos a hacer las cosas de otra manera.
¿Qué ocurre cuando las grandes compañías tecnológicas comienzan a plantearse irrumpir en el mercado de los contenidos y de su distribución, o cuando son compañías tecnológicas y no cadenas tradicionales las que comienzan a llevarse los premios que la propia industria otorga a las mejores producciones? Sencillamente, que estamos hablando de disrupción.
Disrupción es lo que ocurre cuando una compañía tecnológica, por el hecho de plantearse un mercado global, un canal de distribución ubicuo y una serie de modelos de negocio diferentes a los habituales en la industria, puede llegar a ofrecer mucho más dinero que una compañía tradicional de contenidos que enfoca su actividad en un mundo artificialmente dividido por ventanas geográficas de explotación. Una forma diferente de plantearse el negocio, con infinitas posibilidades hasta el momento escasamente desarrolladas. La mayor parte de los actores tradicionales que conocemos en el mundo de la producción y distribución audiovisual responden a esquemas que eran válidos el siglo pasado, en un mundo en el que compañías como YouTube, Amazon o Netflix no existían, en el que Apple se dedicaba únicamente a fabricar ordenadores, y en el que los derechos se negociaban región a región, país a país o soporte a soporte. El planteamiento de las compañías tecnológicas es, en ese sentido, completamente diferente, y eso las lleva a poder competir de una manera potencialmente mucho más eficiente.
La televisión tradicional únicamente mantiene su atractivo entre los mayores de 65 años. El resto del abanico sociodemográfico consume sus contenidos de otra manera. Los eventos en vivo son prácticamente lo único que sostiene a la llamada «appointment TV». Predicción: en muy poco tiempo, los derechos de las grandes competiciones deportivas y los eventos en directo ya no estarán en manos de cadenas de televisión tradicionales, sino de lo que hoy conocemos como compañías tecnológicas, dispuestas a pagar más en función de expectativas de monetización superiores. ¿Podemos, por ejemplo, imaginarnos los derechos globales de la liga de fútbol española, de la NBA o de otros deportes gestionados por Amazon o por Apple? Pues vayamos empezando a imaginarlo…
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Lo cual es muy buena noticia porque estas compañías entienden que el usuario quiere pagar cantidades razonables por ver lo que quiere cuando quiere. Hay otras, como Movistar, en las que para ver todo el fútbol (Liga, Champions, Partidazo, etc.) te fuerzan a contratar cosas que no quieres (menos mal que no me gusta el fútbol…). O que si no quieres TV, la tienes que contratar (Series mínimo) porque te sale más barato que contratar solo fibra. O tienes que pagar por el fijo, que no quieres. Y además necesitas hacer un máster y una hoja de cálculo para conocer todas las combinaciones y tomar una decisión informada.
En Netflix, Amazon, HBO, Apple los modelos son claros, y sin cargas adicionales. Y sin permanencias. Si yo quiero ver el US Open, puedo pagar a EuroSport por día individual, por el evento completo o un pase anual de todo el tenis (que curiosamente combina con ciclismo, en lugar de ofrecer paquetes individuales y uno combinado)
Lo de las ventanas de explotación es de traca: emisión inicial semanal, luego DVD/bluray, luego Netflix, luego TVs con publicidad, etc. El resultado es que a día de hoy no sé dónde ver la última temporada ya emitida de una serie que quiero ver, ni pagando.
Definitivamente los tiempos están cambiando, y en mi caso la única razón por la que mantengo la antena TDT en mi casa nueva (a la que para más inri voy a tener que añadir un amplificador porque no tiene potencia) es por mi mujer.
No, hombre, aunque no te gusten los deportes la TDT sigue siendo útil… para las campanadas de Nochevieja ;-P
En USA Netflix ya ha dado el sorpaso a la TV por cable lo que ha hecho subir la TDT. Así que la pregunta es. Para qué sirve la tv por cable, mala y abusivamente cara?
La TDT al menos es lo único gratis cosa que quieren cambiar los cableros. Así que viva la TDT y también la libertad de elección.
De acuerdo, viva la libertad de elección.
En USA no hay canales de TDT, se utiliza la banda para emisiones en alta definición.
La disrrupción en la producción de contenidos audiovisuales de TV empezó mucho antes. Hasta mas o menos 1970, todos los contenidos de TVE o eran series y películas americanas o eran producidos por TVE, Nadie fuera de TVE, tenia estudios, equipo y personal formado para hacer el programa, «1,2,3 Responda otra vez», o una retransmisión deportiva, una obra dramática, o un simple reportaje de un accidente,
Como TVE era el único cliente y ella se hacia sus producciones, no había nadie que tuviera interés de estar en el negocio.
Y así hubiera sido, si las televisiones no hubieran decidido «externalizar» su producción, algo que para 1980 ya se había generalizado . Salvo los informativos, el resto de los programas, se encargaban a productoras, inicialmente de cine y luego a productoras de audiovisuales.
Como consecuencia. hoy hay muchas productoras capacitadas para hacer, un concurso, una obra dramática, o una retransmisión, Y no solo eso, sino que están encantadas de ofrecer sus servicios a cualquiera que se lo pida. (y pague)-Por tanto. Telefonica, Amazon, HBO, …. tiene un nivel de entrada a la producción de programas mucho más bajo. Cualquiera que consiga tener un canal de ventas de productos audiovisuales puede optar a ser productor de los mismos.
Ha ocurrido exactamente lo mismo que en otras muchas industrias «externalizas la producción» y a corto plazo, rebajas costes, pero a medio plazo rebajas más aun el nivel de entrar a producir el producto. En consecuencia, a los pocos años se multiplica la competencia.
Con esa misma política, empresas industriales como Philips, que debería esta produciendo el 80 % de las bombillas, o IBM que debería estar produciendo el 80% de todo tipo procesadores de ordenador, han perdido el liderazgo y hoy no son ni sombra de lo que fueron.
Ojalá los derechos del fútbol acabasen en cualquier empresa que impidiera que Manu Carreño comentase los partidos
Le estaba dando vueltas a la competencia de un mercado digital y de como integran los contenidos de las fuentes consideradas «tradicionales» hasta que he leído este articulo: http://www.chicadelatele.com/2016/01/15/la-television-global-eso-que-usas-y-no-sabes-que-estas-usando.
Y entonces parece lógico que los creadores de las plataformas negocien los derechos de nuevos canales de distribución. Y si además son productores, también me parece lógico. la nueva estructura digital, ya existe.
Hay cantidad de eventos deportivos y espectáculos subexplotados que, aunque son rentables, podrían serlo mucho mas.
Me gustaría, cuando menos, que cada vez que haya un concierto interesante o un partido importante, cine de estreno, etc. poder verlo de pago en Youtube o en una plataforma similar. Un sitio en el que supieras que encontrarás todo disponible al momento.
Si Google no da ese paso posiblemente terminará por hacerlo otro, quizás Amazon, que tiene una mentalidad mas «centralizadora».
En efecto, lo que tu dices me parece una buena idea. Hoy el depositar contenidos en la nube no supone casi dispendio. Por ejemplo un organismo como la SGAE o TVEl podía tener todo tipo de contenidos ya amortizados, libros que ya no se venden, películas que han acabado su ciclo comercial, Programas en directo que ocurrieron hace tiempo, series de televisión, conciertos de música clásica y moderna, y hasta desfiles militars y de modas,
Con olo tener un buscador eficienta , el abonado que quisiera ver, por ejemplo el telediario de hace 30 años, sólo tendría quqe pagar una cantidad irrisoria por ejemplo 10 cnt, que se le descontarian automáticamente del abono.
Quizá en días bobos te apeteciera ver nuevamente Mogambo y francamente por 20 cnts el giga descargado, quien no se da el gusto.
Supongamos que de lo recaudado el 33%, es para los gastos de el almacenaje y descarga, el 33% para el poseedor de los derechos de autor y el 33% para la SGAE. Podía ser buen negocio para todos y el público contento. con un bono de 10 euros, podrías tener para bajarte montones de cosas, hasta que tuvieras que renovarlo en la gasolinera mas próxima.
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Si exceptuamos los eventos en directo (básicamente deportes), ¿para qué demonios iba a querer nadie ver la tele? Sí, ya sé, todavía hay mucha gente que la ve (no solo eventos en directo), pero eso es porque el ser humano es un animal de costumbres, y mucha gente tarda en cambiarlas, unos más que otros. Pero las cifras son claras: el streaming no para de subir, y la televisión no para de bajar.
Tener a tu disposición miles de contenidos (en lugar de un mísero centenar de canales) para verlos cuando tú quieras y como tú quieras: no estás sujeto a ningún horario, lo puedes parar, reanudar, o repetir a placer, tú eliges el aparato que prefieras en cada momento (tablet, smartTV, o incluso el móvil si estás de viaje), lo mismo puedes ver un episodio que varios seguidos, y con un perfil distinto para cada miembro de la familia, que cada uno puede estar siguiendo series distintas, o verlas a distinto ritmo, además de que cada uno tiene sus preferencias, y recibe por tanto diferentes recomendaciones.
La muerte de la televisión es por tanto cosa inevitable. La única cuestión es si los antiguos reyes van a saber adaptarse a la nueva realidad, y la respuesta es bien sencilla: no. A las pruebas me remito. La mayoría empiezan justo ahora, con años de retraso, a lanzar sus servicios de streaming, y no hay ninguno que esté operando a nivel mundial.
El más avanzado de esos antiguos reyes, al menos en nuestro país, es HBO. De todas las importantes ventajas del streaming que he puesto en el párrafo anterior, hay varias de las que carece HBO: no es compatible con la mayoría de smartTVs (solo soporta las de Samsung, e incluso estas desde hace solo 2 meses), los estrenos de nuevas temporadas siguen siendo a un episodio por semana, y carece de perfiles. Además de eso, su interfaz deja bastante que desear. Si el más avanzado de los antiguos es así, imagínense cómo serán el resto.
El desembarco de las tecnológicas en la producción de contenidos es todo un torpedo en la línea de flotación de los anquilosados del pasado. Netflix ya ha demostrado lo que se puede hacer, Amazon ya ha seguido su ejemplo, y ahora vienen Apple, Google, y Facebook. O los antiguos espabilan, o se los van a comer vivos.
Sin embargo la TV es la que sigue creando la opinión publica y eso lo tiene claro los partidos.
Los políticos también están usando Twitter, Youtube, Facebook, etc.
Ya, y la imprenta, Pero lo que valorán es lo que se ve en televisión. ¿Ha pedido alguien un debate de los líderes de los partidos en Facebook o en Netflix? _ Ni los podemitas que van de modernos y bien pensado, estos menos que nadie, si no es por las tertulias de la Sexta no existen.
Podemos dio la campanada en las Europeas y C’s llevan 10 años en activo.
Lo de escupir mierda a Inda y Mierduende en la Sexta vino después.
#nolesvotes
No olvidemos a Facebook, que transmitirá partidos de la Champions en streaming.
https://www.bloomberg.com/news/articles/2017-06-27/facebook-to-stream-live-champions-league-soccer-in-deal-with-fox
¿Los ganadores? Sin duda, los consumidores.
De momento solo en USA, pero como esto se extienda a España, será el principio del fin para Movistar.
Siempre insistí que los tenedores de los derechos de autor tenían la gallina de los huevos de oro. En vez de usar esa ventaja competitiva para dominar internet, optaron por escupir y permitir que los nuevos les roben la cartera.
Supongo que es un catch33, un ¿yuyu o muerte? O te conviertes en un gigante, o coges las de Villa Diego.
¿Para cuando una OPA hostil sobre «los viejos»?