Los primeros usuarios que han podido instalar las tejas solares fabricadas por Tesla en sus domicilios han sido empleados de la compañía, que durante algún tiempo estarán encargados de informar de cualquier problema o incidencia asociada con su funcionamiento. La misma práctica ha sido utilizada en el caso del nuevo Model 3: la compañía comenzó a entregar los primeros vehículos priorizando a sus empleados, con la petición de que proporcionen feedback sobre su funcionamiento, y la regla de que no pueden revenderlos para obtener un beneficio.
Y Tesla no es la única compañía que lleva a cabo estas prácticas: GM acaba de anunciar que utilizará la flota de vehículos autónomos del servicio que adquirió el pasado año, Cruise, para que un grupo de empleados pueda utilizarlo de manera gratuita en todos sus desplazamientos por San Francisco. El sistema funciona igual que servicios como Uber o Lyft: mediante una app que abres, dices a donde quieres ir, y esperas a que un vehículo llegue a donde estás y te recoja. Vehículo que, como marca la ley, llevará todavía un conductor tras el volante para posibles casos de intervención de emergencia, pero que será conducido de manera autónoma la mayor parte del tiempo, y que será utilizado en exclusiva por empleados de GM.
La idea de utilizar a tus empleados como beta-testers de un producto o servicio no es especialmente novedosa, pero se está convirtiendo en tendencia y parece cobrar mucho más sentido en el caso de productos con un componente disruptivo, en el que puede resultar interesante contar con opiniones de usuarios reales previas al despliegue definitivo. En estos casos, además, los empleados podrán, sin duda, sentirse privilegiados: hablamos de productos con un componente importante de bragging rights: instalar en tu casa un techo solar estéticamente aceptable, una batería acumuladora y disfrutar antes que nadie de los ahorros que origina, o conducir un vehículo para el que hay una lista de espera de casi medio millón de personas, o tener la experiencia de la conducción autónoma antes que otros son las típicas experiencias que gusta tener, que gusta disfrutar y que gusta contar. Pero además, en el caso de los empleados, se produce un beneficio adicional cuando «el circulo se cierra»: independientemente de lo lejos o cerca que una persona pueda estar del producto final, de que esté en una labor de diseño, de fabricación o administrativa, la idea de poder disfrutar del fruto de tu trabajo antes que otros proporciona un sentimiento de propiedad, de vínculo con la compañía, de interiorización de la estrategia. Un hecho, el de ser de los primeros que puede probar el producto, que de cierta manera da sentido a lo que haces, a lo que te lleva a levantarte temprano por las mañanas para acudir a trabajar.
Para la compañía, por otro lado, las pruebas con empleados aportan un beneficio adicional: no es sencillo hacer betas cerradas sin que la información se filtre a los medios, un factor que puede resultar mucho más sencillo de controlar cuando se utilizan empleados, fieles y comprometidos con el éxito del lanzamiento. ¿Consejos? Comunica claramente a tus empleados lo que esperas de ellos, la importancia de su papel, la necesidad de la información que proporcionen de cara al éxito del lanzamiento y a la reducción de posibles costes posteriores (imaginemos, por ejemplo, que una prueba en beta con empleados permitiese evitar una posterior retirada de producto derivada de algún problema), así como a las oportunidades de innovación que puedan surgir en el futuro. Además, maneja adecuadamente el mix: no todos los empleados involucrados en el proceso deberían pertenecer al grupo que más familiaridad tiene con el producto o servicio, porque estarán obviamente más sesgados a la hora de probarlo que aquellos que lo hagan desde una posición de menor implicación, pero deberías ser transparente a la hora de decidir quiénes tienen derecho a participar: no quieres generar malos entendidos ni privilegios que puedan ser considerados como algún tipo de discriminación, y además, te interesa recoger la mayor variabilidad posible, pero manteniéndote razonablemente cerca de las características del grupo objetivo al que el producto o servicio va dirigido.
Trata de proporcionar a esos empleados una experiencia lo más parecida posible a la que tendrían en caso de no serlo: en ocasiones eso resulta muy complejo, como cuando el producto o servicio está destinado a ser comercializado a través de un canal indirecto, pero conviene tener en la cabeza que ese tipo de factores podrían afectar a la opinión generada, y por tanto, considerarlos como una variable importante. Y finalmente, sé generoso, pero con medida: la oportunidad de participar en este tipo de pruebas debe ser vista como un privilegio, como una oportunidad de acceder al producto o servicio que de otra manera requeriría una inversión de dinero, pero no debe ser completamente gratuita, porque eso produce o bien que se vea como desprovista de valor, o que se reduzca la tendencia a plantear quejas o problemas. Un equilibrio que puede no resultar sencillo, pero que si se lleva a cabo de la manera adecuada, puede llegar a suponer importantes beneficios.
This post is also available in English in my Medium page, “The employee as beta-tester»
Las empresas de software llevan practicando el dogfooding muchísimos años, al menos Microsoft, que es la que más conozco por dentro. Aunque no soy empleado suyo, desde hace muchos años con alguna frecuencia me ofrecen probar algunos de sus productos de desarrollo en forma de preview/beta/release candidate, con cláusulas NDA, etc. y está bien porque tienes acceso al equipo de producto en Redmond para dar feedback, obtener soporte prioritario, etc. pero según pasan los años cada vez tengo menos ganas de hacer de conejillo de indias, en especial si es software que me tengo que instalar en mi ordenador y es recomendable usar un ordenador de pruebas separado. Y, sinceramente, muchos son evoluciones de versiones anteriores y no disrupciones.
Nunca he hecho de beta-tester de productos de hardware, pero ciertamente si son productos como los que indicas en tu artículo estaría encantado :-).
También me gustan los posts en los que hablas (cuando de apetece) de los productos que te han dejado probar los fabricantes, porque sé que no están sesgados.
¿Verdad que hacer de conejillo de indias no apetece?
Si existe un interes comercial, al cobaya que prueba el producto hay que pagarle, de una u otra forma.
«instalar en tu casa un techo solar estéticamente aceptable, una batería acumuladora y disfrutar antes que nadie de los ahorros que origina, o conducir un vehículo para el que hay una lista de espera de casi medio millón de personas, o tener la experiencia de la conducción autónoma antes que otros son las típicas experiencias que gusta tener, que gusta disfrutar y que gusta contar. »
Entiendo que la idea en si es benevolente, lo digo sinceramente. Pero me resisto a no encontrar un pensamiento de cierta lastima, en lo que refleja. Ser el primero, contarlo y esa sensación de exclusividad.
Me preocupa en ello la alimentación del ego que se crea de manera individual. De cualquier manera, no creo que sea algo que vaya a experimentar a esos niveles (sí, podré ver Star Wars Los últimos Jedis un poco antes que el resto de mortales y sin embargo, se apodera de mi más la sensación de hacerlo cuando pueda junto a un grupo concreto de personas).
Eso ya existia como desde los 80s, hay continuas tiradas sucesivas de productos al mercado, que tendran clientela asegurada de mil 2 mil millones de unidades … como por ejemplo pantalla LCD luego vino la TFT luego la de plasma, libro ebook electronico , luego segunda generacion ya tactil de este tipo de libros etc etc… y todos los productos electronicos estan igual, los van sacando todas las marcas masivamente a la misma fecha o se crean marcas nuevas para lanzarlos …¿ y como se testean, quien los prueba ? ante tales colosales tiradas de productos habra que conocer sus minimas incidencias… pues explicaron creo que en la revista Muy Interesante o similar hace decadas, que eran los familiares relacionados con esas industrias y promociones a empresas, empresas y familiares que muchas veces viven en la zona Shibuya de Tokio, otras veces son los trabajadores y familiares de Microsoft y sus productos etc …ese es el centro de experimentacion de los productos que mañana saldran al mercado de la electronica, ahora esos ciudadanos y empresas estan utilizando, a miles e incluso a cientos de miles, los productos que dentro de unos años utilizaremos nosotros cotidianamente, y seguro que estaran hasta la gorra de explicar los fallos que se van produciendo a cambio del descuento
La idea de utilizar a tus empleados como beta-testers de un producto o servicio no es especialmente novedosa
En efecto debe ser tan antigua como lo es la existencia de la empresa. No podemos considerarlo original, pero tampoco que cree tendencia, pues es lo que se ha hecho siempre.
No conozco a ninguna empresa que saque un producto a la calle sin haberlo testeado antes y loo mas cómodo es testearlo con los empleados de la empresa, No importa se el producto es una manta solar, o un sopicaldo.
Tampoco es nuevo el vender a precios competitivos los productos que fabrica la empresa entre los propios empleados, así lo hacen la mayoría de las empresas que fabricaban bienes de consumo. Por ejemplo los empleados de algunas compañías eléctricas, reciben gratis la electricidad que consumen , o las compañías aéreas suelen vender billetes con descuentos sustanciosos, en vuelos de la compañía a sus empleados, Incluso los bancos, dan a sus empleados préstamos, en condiciones mejores de lo que se lo dan a los clientes,
Solo tu reconocida admiración por Tesla, puede hacer que creas que una acción común y corriente, es digna de especial mención por crear tendencia..