Mi columna en El Español de esta semana se titula «Sonríe a la cámara» (pdf) y trata de hacer un paralelismo entre lo que supuso la incorporación de la cámara al teléfono móvil en el año 2000 (primero en Japón, dos años después en el resto del mundo) y el futuro que nos espera con la fortísima proliferación de cámaras en absolutamente todas partes que estamos experimentando.
Un estudio reciente calcula que en en el año 2022, en tan solo unos cinco años, el número de cámaras en el mundo alcanzará los 44 billones. El elemento central de esa fortísima proliferación es fundamentalmente el smartphone, que pasará de las dos o tres cámaras actuales a tener unas trece y ser capaz de mostrar vídeo en 360º y en formato tridimensional, pero también una tendencia a incorporar cámaras en prácticamente todas partes, incluso en una simple bombilla.
Los grandes almacenes utilizarán cámaras desplegadas en toda la tienda para analizar nuestras expresiones faciales, procesarlas e intentar que compremos más cosas. Las ciudades instalarán más cámaras de monitorización a medida que su coste se abarata y su tamaño disminuye, siguiendo una tendencia que comenzó en el Reino Unido y que nos lleva a un momento en el que todo lo que hagamos en la vía pública sea recogido por alguna cámara. Nuestras casas se llenarán de cámaras capaces de identificar a sus ocupantes y actuar de maneras diferentes según se trate de personas o animales domésticos, convertidas en un electrodoméstico más.
Si el hecho de llevar una cámara encima en todo momento en el bolsillo cambió en muchos sentidos nuestros hábitos, ¿qué ocurrirá cuando nos acostumbremos a estar permanentemente rodeados de cámaras en todo momento, y cuando una tendencia como el lifecasting se haya convertido en algo prácticamente habitual para toda una generación? ¿Qué ocurrirá con la legislación de privacidad cuando la proliferación de cámaras en todas partes la convierta en algo inútil, obsoleto y de imposible cumplimiento? Buen momento para volver a ver aquel episodio de Black Mirror…
This post is also available in English in my Medium page, “Smile for the camera»
Insisto una vez más: Bienvenidos a 1984.
Eso sí, mi casa se llenará de cámaras cuándo lo ordene el Gran Hermano. Hasta que no me obliguen a ello, a la mía no va a entrar ninguna.
Pues todo el mundo viene a tener un monton de camaras en casa, de todo tipo, web, fotograficas etc … y venga subir fotos al instagram al este y al otro … el gobierno ni nadie lo prohibe a los ciudadanos al contrario estan asequibles, todo lo contrario de lo que ocurria en la metáfora 1984
Si no quieres que te graben la solución es el burka.
Puede parecer broma, pero no hay que descartar que aparezca una generación (los anti selfie ya están surgiendo) anti cámaras por razones de privacidad. Y aunque no fuese exactamente un burka se trataría, básicamente, de cubrir la cara y quizás todo el cuerpo.
Luego, también los consumidores podrían rebelarse ante las cámaras masivas en centros comerciales, obligando a estos a quitarlas.
Hay que notar las nuevas tendencias, por ejemplo, los bloqueadores de publicidad, o los buscadores que no rastrean al usuario, etc. Mucha gente está comenzando a despertar en relación con el derecho a su privacidad.
Y resulta que a veces es la misma tecnología la que termina por ayudar a que podamos protegernos.
Curiosamente en un relato de viajeros de la época victoriana, una inglesa de esas que se ponian el mundo por montera y se desplazaba por toda Europa. tanto para conocer mundo, como por sentir nuevas emociones, de las que no eran ajenas los escarceos sexuales, comentaba, que el Burks de las turcas era muy conveniente porque así que por las valía para salir por la calle y no ser reconocidas ni por sus propios esposos, lo que las facilitaba tener relaciones con sus amantes..
Quisiera resaltar que no son el exceso de cámaras lo que define a «1984». Lo que define a un régimen dictatorial son los seres humanos que lo dirigen, no las cámaras que usan para espiar a la gente.
Lo mismo que el problema no son las cámaras que puede usar la policía para vigilarnos. El problema son los corruptos policías que usarán esa información de forma antidemocrática.
En un mundo superpoblado la privacidad empieza a ser una especie de chiste (o lujo «asiático»). Basta con estirar el brazo para que choques con otro brazo… habrá que redefinir el concepto de privacidad.
Lo dicho: la computadora que contiene nuestra vida y milagros no es el enemigo, el enemigo es el ser humano que puede usar los datos para hacernos daño. ¿Acaso los «ministros de interior» (incluidos prehistóricos), que tantos estragos hicieron, necesitaban computadoras?
Xaquín, ¿de verdad el mundo está superpoblado? ¿el barco está tan lleno que se va a hundir en cualquier momento?
Malthus mediante o no, ¿superpoblación por falta de espacio? ¿por falta de alimentos? ¿o un problema de concentración y distribución de la riqueza?
Te dejo este enlace, es un poco antiguo, pero tampoco habrán cambiado tanto las cosas en estos últimos años.
mitos de la superpoblación
Los escenarios son bastante distintos:
– Cámaras en tu propia casa, es de suponer que por seguridad: esto depende de ti mismo, y sólo te afecta a ti, a los que vivan contigo y a tus visitas. En general, no afectará a tu vecino. Aquí la preocupación es si esas imágenes las grabas en la nube y si alguien puede acceder a ellas.
– Cámaras en centros comerciales: ¿en el futuro seguiremos comprando físicamente en centros comerciales? ¿O será un requisito de la tienda online que te dejes ver tu cara en la webcam de tú portátil? No es un escenario que me preocupe mucho, no van a ser más pesados que los que te llaman por teléfono hoy en día.
– Cámaras en los centros de trabajo, grabándolo todo, tu comportamiento, lo que dices en las reuniones, etc. Inquietante e incómodo, como mínimo.
– Cámaras incorporadas en gafas permanentes, en la ropa o implantadas, al estilo de BlackMirror. Igualmente inquietante e incómodo, como mínimo.
– Cámaras en la calle: este es para mí sin duda el escenario más inquietante. Que los gobiernos sepan dónde vas desde que sales de la puerta de tu casa. Es a los gobiernos a los que hay que temer más, esos bienintencionados, siempre velando por nuestra seguridad… incluso en gobiernos más democráticos y respetuosos con las libertades como el nuestro, nada garantiza involuciones como en Turquía, Polonia, etc.
El concepto de «nube»; ¿no tiene una fuerte carga ideológica?
Nunca he comprendido el upload y el download. ¿Porqué «subir» archivos fuera y «bajar» archivos dentro? Y de allí, a la nube…, quizás porque Dios está en los cielos… y los simples humanos aquí, en el polvo…
Up & Down
Creo que no, todo viene de que empezaron a pintar los diagramas de esa manera:
Download
Cloud computing
«Cloud computing metaphor: For a user, the network elements representing the provider-rendered services are invisible, as if obscured by a cloud.»
La pregunta sería porqué empezaron a representerlo de esa manera tan paricular y cargada de connotaciones. Yo no lo sé. Ni quien, ni por qué.
Aquí un articulo que recuerda algunos peligros de la «nube». Mucha gente perdió sus archivos legales almacenados en Megaupload.
https://hipertextual.com/2012/11/alojamiento-nube-propiedad
Creo que todos sabemos el tipo de archivos que se subían mayoritariamente a Megaupload y porqué el FBI lo cerró para dar un escarmiento…
Pues yo en estos días estoy haciendo un esfuerzo mental considerable para diseñar la estrategia para llevar mis entornos de desarrollo a la nube porque donde corren peligro es en mis ordenadores y en sus copias de seguridad en discos externos locales, y eso que uno de ellos siempre está en el trastero.
Cuando yo trabajaba para los bancos, La copia DI)ARIA de seguridad, era una cinta de 2″ y se guardaba diariamente en una caja fuerte de otro banco próximo. pero fuera del edificio donde estaba el Ordenador, Es decir que aun pensando que ardiera el ordenador, y se hundiera ese edificio. se podían recuperar todos los datos excepto el del ultimo día.
No creas, Carlos, que todo el mundo lo usaba para pirateo.
Mucha gente, los precursores de la nube, colgaban sus archivos, legales, para uso propio o compartir con conocidos, y jamás los recuperaron.
Y puede volver a ocurrir, si se descubre algo raro, en cualquier servidor que almacene archivos ajenos.
Tampoco es correcto que paguen justos por pecadores. Por eso, mejor desconfiar de «la nube».
Sera imposible controlar todas las cámaras que existen, poco a poco se están implementando cámaras Ips en mas sitios con vídeo en directo.
Todas las camaras por IP se puede controlar por el gobierno si esto es necesario ya que hay protocolos estandares y encima toda la gestión hoy en día depende de los servidores de los desarolladores – los que fabrican las camaras.