Mi columna en El Español de esta semana se titula «La paradoja de las infraestructuras» (pdf), y hace referencia a la curiosa contradicción que surge cuando los administradores públicos detectan que una infraestructura de transporte, como una autopista, carretera o calle, tiende a saturarse por el uso, y deciden aprobar inversiones para ampliarla. El resultado, en todos los casos, termina por ser un nivel de colapso aún mayor, como ya han comprobado en numerosos casos, incluido el del mayor atasco del mundo jamás registrado, debido al efecto llamada de esas infraestructuras y al incentivo que suponen para seguir recurriendo al uso del vehículo particular.
La consecuencia es que un número cada vez mayor de administraciones optan por la aproximación contraria: aunque resulte aparentemente paradójico, es mucho mejor responder al colapso de las infraestructuras de transporte con inversiones no destinadas a incrementar la capacidad de esas infraestructuras, sino justo al revés, a reducirlas. Así lo están planificando y llevando a cabo ya ciudades como San Francisco, Londres o Ciudad de México, caracterizadas por importantes problemas de tráfico, que han decidido recortar espacios destinados al aparcamiento como forma de desincentivar el uso del vehículo privado. Lógicamente, no tener donde dejar el vehículo una vez alcanzado el punto de destino supone un inconveniente importante, que lleva a que muchos usuarios se planteen utilizar otros medios de transporte, como demuestra el hecho de que una de las medidas habituales de reducción del tráfico en situaciones de elevada contaminación sea precisamente la restricción del aparcamiento.
La idea de que la solución a un problema pueda estar no en incrementar las inversiones para aumentar la capacidad, sino precisamente en lo contrario, en reducir dicha capacidad, puede sonar paradójica, pero es un reflejo claro y evidente de la insostenibilidad del planteamiento actual. Ampliar los accesos a las ciudades, construir más carreteras, más autopistas y más vías de circunvalación tiene como resultado que más personas se planteen seguir utilizando su automóvil, y que esas vías alcancen una situación de colapso cada vez mayor. La llamada «paradoja de las infraestructuras» es cada vez más conocida entre los estudiosos del tráfico y de las soluciones de transporte, y se configura como la clave del futuro en un número de casos cada vez mayor. Londres, en muchos sentidos, es el extremo: entrar en la ciudad con un vehículo particular no eléctrico supone no solo el pago de un peaje importante, sino además, un problema a la hora de plantearse donde aparcarlo si no se cuenta con un garaje: el espacio de aparcamiento se ha reducido en nada menos que un 40% desde el cambio de la normativa en el año 2004. ¿Alguien se atreve a imaginarse Madrid con un 40% menos de espacio de aparcamiento? ¿Y con calles mucho más amplias y despejadas en las que los vehículos aparcados no monopolizan ese espacio público para un uso privado?
El legado correcto de un gestor público a día de hoy no es una ciudad con avenidas más anchas y accesos con más carriles, sino todo lo contrario: una ciudad en la que el uso del vehículo privado esté tan desincentivado, que solo se lleve a cabo en ocasiones excepcionales, mientras el grueso de los desplazamientos tenga lugar en otro tipo de soluciones más eficientes. En infraestructuras de transporte, menos es más. Sin duda, debemos plantearnos otro tipo de ciudades. Más verdes, más sostenibles, y no diseñadas para el automóvil, sino para las personas. Cuando el problema es la sostenibilidad y la salud de las personas, la comodidad de llegar y aparcar en la puerta debe pasar a un segundo plano.
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Enrique, me sorprende este análisis tuyo, tan del siglo XX. La solución a la movilidad urbana no es apostar a ciegas por un transporte público que provoca «grumos» en las calles o que necesita inversiones billonarias en túneles. La solución pasa por buscar y adaptar nuevas ideas, y desde luego no ignorar ni prohibir los nuevos tipos de vehículos ni las nuevas formas de propiedad o uso de los mismos.
Hmmm… Jaume, no sé exactamente qué has leído, pero no es lo que yo escribí.
Vaya, pues mis disculpas. Me ha parecido leer una defensa de las políticas de entorpecimiento del tráfico como solución al colapso de las vías… y esa es la «política actual» en todas las ciudades de mi entorno. Si no era este el objetivo de tu artículo, igual hay alguno párrafos que se prestan a confusión. Un saludo.
Lo mas eficaz seria dejar a todos paralíticos, las calles permanecerían despobladas todo el día.
Parece como si el que se desplaza por el centro de la población lo hiciera solo para fastidiar a los alcaldes.
Sí, ha sonado un poco a ‘cada cual que se quede en su barrio y no salga de ahí’ :D
Para nada. Yo no tengo coche, y me desplazo todo lo que quiero.
No se si a ti te pasa como al otro que farda de no tener coche pero se ´»acopla» en el coche de su mujer. Si es así no tiene coche mucha gente.
Tu puede desplazarte en lo que quieras, sin tener coche (salvo en coche propio), pero eso mismo pueden decir los gusanos, y eso no quiere decir que los demás tengamos que imitarlos.
Se supone que el gobierno está para hacernos la vida más agradable. Y mira tu, al personal le apetece viajar a su aire, en coche propio, en el de papá, o alquilado.
¡Es que no aprenden!
¿Para que haría Felipe Gonzalez las autovias, con lo felices que eramos con el Plan REDUIA!
No, no me pasa eso.
El gobierno no tiene ninguna obligación de proporcionarte plaza de aparcamiento gratuito allá donde vayas. Si el ayuntamiento piensa que ese espacio (que es inmenso) está mejor empleado en otros usos, o prefiere cobrar por ello, es muy libre de hacerlo.
Gorki,
Si te refieres a mí yo no «fardo» de nada (no es mi estilo). Estoy haciendo una prueba de 60 días sin coger el coche, que dura tanto porque incluye un cambio de casa a un pueblo muy mal comunicado. El acoplamiento al coche de mi mujer es mínimo y opcional. Si no me fuera a cambiar de casa ya habría finalizado el experimento a los 15 días, dando como resultado que no necesito coche. Como no es así, probablemente necesite uno, aunque seguramente solo para ir al pueblo de al lado, que está mejor comunicado.
No, Gorki, no es que lo hagan para fastidiar al alcalde, ni que haya que dejarles paralíticos. Pero el espacio de aparcamiento público es eso, público. Y es un enorme montón de espacio que se resta a otros usos, por lo que cabe preguntarse si su uso para aparcar beneficia al conjunto de la sociedad o la perjudica.
La gente toma decisiones sobre el uso de su coche basándose, entre otros factores, en si van a tener sitio para aparcarlo allá donde van (o si ese sitio va a ser gratis). Es razonable reducir el uso de coches que solo llevan al propio conductor (la mayoría) a base de reducir los aparcamientos.
La tendencia es a poner más zonas peatonales, más zonas azules (que te cobran por aparcar), y reducir las zonas donde se puede aparcar (cosa que ya se hace al poner una zona peatonal). En algunos países hay zonas donde solo pueden aparcar los eléctricos, que no te gasean.
Todo esto está muy bien en las ciudades con buen transporte público, pero ¿qué pasa cuando el transporte público es deficiente o prácticamente no existe?
Yo he vivido en pueblo, y allí es precisamente donde no se necesita coche para ir a cualquier sitio dentro de la población, puedes ir a pie a cualquier sitio. El coche se usa para ir a otras poblaciones.
Tampoco hay atascos, ni problemas para aparcar, ni problemas de contaminación. Donde la cosa se ha ido de madre es en las ciudades.
Supón que eso MISMO hacemos en los demás servicios públicos , correos reparte una vez al mes, sanidad cura los jueves, en la enseñanza ensañamos un año si y otro por correspondencia. No cabe duda que el qahorro es fabuloso
Y las cañerías no.las ampliamos, los usuarios quieren regar jardines y bañarse y como eso es un lujo, lo que hacemos es prohibir los grifos privados. en vez de aumentar las cañerías, la gente hace cola en las fuentes que quiera poner y se la lleva en su casa en garrafas, hay agua para todos y nos ahorramos la infraestructura. y incluso mejoramos la red de fuentes públicas y abrimos una cada doscientos metros, y si no, que compren agua embotellada o en el peor de los casos que se vayan a vivir a otra parte
¡Te parece razonable?
No, Gorki, nada de eso consume una cantidad inmensa de espacio público, como sí hacen los coches particulares aparcados.
Como además se generan atascos (que afectan también a autobuses, camiones, y taxis, pese a que no los causan ellos), y se alcanzan niveles de polución intolerables, creo que ya va siendo hora de poner un poco de orden.
No sabia que la misión del gobernante..no es tratar de repartir con justicia entre todos, un bien que es escaso y deseado y si es posible acrecentarlo, para que llegue en mayor proporción a todos,,
Sino por el contrario reducir la cantidad de bien lo mas posible, de modo que sea mas fácil disuadir a todos sobre lo absurdo del deseo de tenerlo, ¿Total para lo que nos iba a tocar?– Lo reservamos para las autoridades y los políticos, que ellos si deben ir en coche, no privado, sino con chofer.con cargo al Erario Publico
No, Gorki, la misión del gobernante no consiste en darte el placer de ocupar con tu coche aparcado unos 4 metros cuadrados de vía pública durante 22 o 24 horas al día, 7 días a la semana, y que nos andes gaseando a todos cuando sí lo usas, y generando atascos por pura ineficiencia yendo solo en un coche de 5 plazas con maletero, atascos que nos afectan a todos, tanto si vamos en autobús como el coste del transporte de mercancías en camión. Puedes estar bien seguro de que la misión del gobernante no consiste en eso.
En un pueblo no hay mayor problema, pero en las ciudades, sobre todo las más grandes, sí que está habiendo serios problemas de contaminación, de atascos, y de ocupación absurdamente despilfarradora de un espacio público que podría recibir otros usos mejores, tales como zonas peatonales, aceras más anchas, e incluso más carriles para los vehículos que sí transitan.
¿Quieres tener coche propio? Me parece perfecto, pero no le cargues las externalidades a los demás. Compra o alquila una plaza de garaje donde vives, y usa un aparcamiento privado allá donde vayas, o bien paga por aparcar en zona azul. Lo que se sale de esto no es sino ganas de seguir malgastando espacio público tan solo para que puedas seguir dándote el placer de tener aparcado gratis tu coche 22-24 horas al día.
Te lo creas o no, no tienes el derecho divino a ocupar la vía pública de manera casi permanente tan solo porque quieres ahorrarte el coste del aparcamiento. Dado que eso (y el tubo de escape) está causando problemas, los consistorios de las ciudades de todo el planeta lo están solucionando, buscando el bien común. Esa sí es su misión. Construir una ciudad para las personas, no para los coches.
Las zonas peatonales son tan agradables que las están poniendo incluso en pueblos que no tienen estos problemas. Las zonas azules no paran de extenderse. Las zonas verdes (que solo puedan aparcar los eléctricos) ya han empezado a ponerlas en algunos países y con un poco de suerte en España seguiremos pronto el ejemplo.
Es el futuro, y es un futuro mejor, aunque te cueste comprenderlo.
Esto que dices al final del comentario, que «ya va siendo hora de poner orden»… es uno de los peligros a los que nos enfrentamos.
Descubrí que existía este problema en 1978, después de leer un libro de ficción titulado Alternativa 3 y en el que se sugería que la única solución para la supervivencia de la humanidad era la emigración a Marte…
De pronto, parece que la gente se da por enterada que hay un grave problema de contaminación, y exige soluciones rápidas… Podría surgir un líder populista, por ejemplo un anti-Trump (pero en el fondo similar a Trump), autoritario y que quisiera ahora salvar a la humanidad con medidas drásticas contra la contaminación… Y la mayoría de la gente, muy desinformada, y ante un panorama desesperante le apoyaría.
JJ:
No, esto no tiene nada que ver con ningún líder populista. Simplemente, está habiendo 3 externalidades que las pagamos todos:
– La contaminación: mucha gente, cuando les hablas del coche eléctrico, te dicen «es que yo quiero que mi coche tenga una autonomía de mil kilómetros». No les basta con los 500 Km de autonomía de un Tesla. Pero claro, los gases que sueltan los coches fósiles nos los tragamos todos.
– El inmenso espacio público desperdiciado en coches aparcados. Espacio que, curiosamente, sigue ocupado a altas horas de la noche. ¿Por qué? Pues porque muchísima gente se gasta el dinero en comprar un coche, pero no se lo gasta en comprar o alquilar un garaje.
– Los atascos, que también afectan a los que van en autobús y al transporte de mercancías en camión. Haz la prueba, fíjate en cuántos coches va solo el conductor. Verás que son la mayoría.
Ya digo, en un pueblo no hay estos problemas. Pero en las ciudades sí, y es lógico y razonable que sus ayuntamientos quieran solucionarlos.
Estando de acuerdo en el fondo del asunto, las ciudades tienen que dirigirse a un modelo distinto de desplazamientos, resulta un poco molesto el tono autoritario que emplea Enrique en todas las entradas que escribe sobre el tema.
Los coches actuales son el enemigo y las personas que los conducen, insolidarias y anacrónicas. Con lo bonito que es ir andando y en bici a todos lados. No se en que zona de Madrid vive Enrique, pero me da que no tiene excesivos problemas para desplazarse en transporte público.
Las ciudades modernas han crecido como han crecido, en torno al vehículo privado, guste o no guste. Por supuesto que es deseable ir hacia otro modelo, pero la situación actual es la que es. Y la solución no es que vengan unos iluminados, como Carmena, Sabanes o …Enrique a imponer restricciones sin más. Lo que a mi no me gusta, lo prohibo.
El coche electrico va abriendose camino y las mejoras en su autonomía junto a la reducción paulatina de precios, harán que finalmente acabe imponiendose al de motor.
Los coches autónomos (electricos, por supuesto) significaran una revolución en pocos años.
Ningún avance tecnológico, ni de ningún tipo, puede imponerse por la decisión de unos pocos.
Dejemos que la ciencia y el mercado se impongan, porque sin duda lo harán en la dirección correcta. El demonizado mercado no es mas que la suma de millones de pequeñas decisiones de todos nosotros. Y cuando la mayoría opte por un coche electrico, porque le sea mas práctico que uno de combustión interna, desapareceran estos últimos.
Pero no intentemos forzar la historia porque nos consideremos en posesión de la verdad absoluta. Ahora mismo es inviable eliminar de un plumazo el coche privado de las ciudades. Y fastidiar a la gente, como propone Enrique en su entrada, para que no lo cojan, no me parece la tarea de un funcionario público.
¿Qué mercado? Si hablásemos de mercado de verdad, simplemente no se permitiría aparcar en la vía pública. Todo aquel que tuviera coche tendría que tener plaza de garaje para él en su casa, y también en cualquier sitio en el que fuera en coche (trabajo, discoteca, etc).
Lo cierto es que se está usando un bien público (el inmenso espacio ocupado por los coches aparcados). Dado que ese espacio es del ayuntamiento, este puede usarlo como estime más conveniente para el bien común.
Por cierto, la mayoría de los coches en una ciudad, cuando no están aparcados (que es el 95% del tiempo), van con UNA sola persona, el conductor y nadie más.
Coincido en parte con tu comentario. No me gusta el autoritarismo ni el paternalismo. Y tampoco me gusta la solución de Londres, porque es demasiado clasista, y solo permite la libertad a quien es muy rico.
Además, estamos en un momento en el que los principios de la democracia pueden desdibujarse, porque China sigue avanzando, amenaza con liderar la economía mundial y, no nos engañemos, no es una democracia ni mucho menos.
En lo personal, he vivido en el Alto Ampurdán varios años, en un sitio que era y es solo accesible con vehículo propio (o taxi) así que entiendo lo que es no poder prescindir del coche, y mejor dos que uno. Luego, también he vivido en Sitges, yendo y viniendo de Barcelona. Y alli sí pude descubrir el transporte público, el tren, que en esa época iba realmente bien. Tanto es así que dejé de usar el coche, lo dejé mal aparcado y me lo robaron.
De acuerdo con su opinion. Afortunadamente en Madrid, que es lo que conozco, Exsten una buena red de metro, autobuses y cercanias; aunque todo es mejorable.
Si cada vez se implantan mejoras de cara a ala movilidad, entre todos los agentes podremos avanzar a ciudades mas habitables para todos.
Es raro, pero aun nadie ha insultado a Felipe Gonzalez, por hacer el plan de autovías.¡A quien se le ocurre mejorar las carreteras y provocar el «efecto llamada»! , Cuando está probado que lo acertado, es que todos vayamos en fila de a uno. y el que no esté contento. que emigre a Alemania que allí están llenos de autopistas, para desgracia de los alemanes.
La idea parece al principio anti intuitiva, pero luego resulta genial.
La sola previsión de que lo voy a pasar muy mal con mi coche térmico va a hacer que me plantee muy mucho en qué gastar el dinero destinado a transporte.
Estimado Enrique,
leo todo lo que publicas y sueles ser riguroso, pero en este caso caes en un simplismo que además es peligroso. Me explico: es simplista porque reduces una ecuación muy compleja a un elemento que es parcial, el número de aparcamientos. Y es peligroso porque como persona influyente me da pánico que la gente que busca excusas peregrinas para activar políticas erróneas utilice este tema tuyo de tu blog para reducir el maltratado párking de las ciudades españolas y sigan dañando a los de siempre (a quienes tienen menor poder adquisitivo).
El planteamiento de que quien tiene un coche tiene un elemento de lujo prescindible es antiguo y tan erróneo como que 1=3. Es cierto que hay mucha gente que tiene un vehículo por inercia y que no lo necesita en realidad, pero muchos miles de personas lo tenemos porque es la única forma de movernos del punto A al punto B. Si vivís en una gran ciudad, seguro que tenéis infinidad de alternativas. Probad a vivir en un pueblo y tratad de ir a otro pueblo en otra provincia en transporte público. Varios días después, cuando lleguéis, nos contáis a todos qué tal os ha ido.
Esa falacia es familia de otra que esgrimía el antiguo alcalde de Vitoria en los 90. José Luis Cuerda decía que quien tenía un coche debía tener un garaje. Así, sin más. Todos debíamos ser clase media por arte de magia, porque él lo dijera.
El garaje o el aparcamiento como elemento de especulación y privatización daría para unas cuantas tesis doctorales. Para mí es uno de los grandes errores en la sociedad española desde la Transición. Lo que no entiendo que la gente haya tragado sin rechistar con las zonas azules, verdes, rojas, etc.
Para darle rigor a este tema apasionante, Enrique, deberías empezar por el principio, por ejemplo, podrías hablar de algo que conoces bien porque vivste allí: cómo las petroleras se cargaron en California un sistema de transporte público que era eficiente. Pasaron del tranvía a los autobuses que eran tan ineficientes que llevaron a la gente a comprarse autos, justo lo que querían las petroleras:
http://www.ecoavant.com/es/notices/2014/09/como-destruir-el-transporte-publico-2132.php
También podrías hablar de otras alternativas, como la que se produjo en Holanda, donde fue la gente quien se organizó para cambiar el sistema maloliente y contaminante de los tubos de escape por uno en el que la bicicleta es la forma de transporte habitual:
http://www.academia.edu/25624464/Op_de_Fiets_en_bicicleta_la_historia_de_cómo_Holanda_se_convirtió_en_una_nación_ciclista
Y sobre todo, podrías hablar de las dos mejores formas de desincentivar el uso del vehículo privado: uno, trabajando en casa, yendo a vivir a pueblos o creando centros de trabajo barriales que hagan que la gente no tenga que acudir de forma absurda a oficinas centralizadas en el centro de las ciudades y la otra creando sistemas de transporte público eficientes que son mucho más económicos que invertir en infraestructuras y finaciar florentinos.
En Nueva York paso casi todo el año y allí no necesito vehículo privado para nada. El tren me permite moverme al 95% de mis destinos y el 5% restante lo cubre el autobús. En España las ciudades suelen tener metros más modernos, pero menos intuitivos principalmente porque las calles y las avenidas tienen nombres en vez de números. Las propias señalizacioines de los metros en España parece que se las han adjudicado a empresas amigas cuyos propietarios no se han movido nunca en metro.
En fin, que se pueden mejorar mucho las ciudades, pero quitar aparcamientos es una solución escasa para un problema me temo que mucho más complejo y amplio. Es como querer acabar con la sed en África lanzando cubitos de hielo desde un avión.
Ha dado en el clavo con su exposicion de los echos.
Ya que hemos llegado hasta aquí, vale la pena aguantarnos unos pocos años a que los nuevos modelos vayan sustituyendo al transporte actual… Menos vehículos pero compartidos, automatización, microbuses autónomos, robotaxi… Con eso caerá el picado el número de vehículos aparcados y en desplazamiento, sobrará espacio, de reducirá la contaminación y no habrá que gastar en tanta infraestructura.
Lo de reducir ahora el aparcamiento y los accesos, la verdad es que no me hace ninguna gracia, porque a menudo no hay alternativa, y es gastar y cambiar cosas que en pocos años cambiarán solas no por imposición, sino por nuevas opciones…
Desde luego que cada uno lee un texto como le va la feria con el. En fin, que se hable de una ecuación con varias variables, incidiendo en la reducción de una de ellas no resulta ni gratuito ni mal enfocado… las matemáticas, como la vida, son tremendamente abiertas… y, por cierto, en el mundo cuántico ( y puede que en el financiero) no resulta imposible que 1 = 3…
Lo curioso es como los intereses económicos de una minoría pueden ocultar algo tan científico, como el hecho de que en un conducto de varios grosores el de menor grosor condiciona a todos los demás… en el mundo macroscópico de autopistas y aparcamientos, por lo menos.
Desde luego el modelo a seguir no me parece Londres, convirtiendo el coche en un lujo sólo al alcance de ricos.
Me sorprende que en estas reflexiones nunca se mencione que mover 2.000kg para desplazar una persona de 80kg es todo menos eficiente. Aunque lo hagas en un Tesla.
Transporte publico y transportes a escala humana(motos y similares). En esto es en lo que deberíamos invertir. Si le das una buena alternativa la gente la adoptará, si sólo prohibes lo que haces es limitarlo para privilegiados.
El Toyota i-Road:
https://youtu.be/6dYzDXdKSXM
300 Kg de peso en vacío, lo cual está muy bien.
Ahora bien, el modelo imperante actual (coche fósil de 4/5 plazas con maletero) es ineficiente no solo en uno, sino en varios aspectos. Los coches eléctricos como los Tesla resuelven en gran medida la ineficiencia energética, incluso pesando 2 toneladas, porque son capaces de recuperar parte de la energía en la frenada.
El i-Road (que también es eléctrico) resuelve además la ineficiencia en peso (materias primas, etc). Pero no es un vehículo autónomo, y por tanto, si se comercializase, seguiría el modelo del coche propio (fósil o eléctrico), con sus 2 grandes ineficiencias: ocupa espacio aparcado el 95% del tiempo, y acabas fabricando más de medio millón de coches por cada millón de habitantes.
Con el coche autónomo, cuando llegue, en lugar de un montón de coches propios tendrías muchos menos robotaxis, posiblemente no más de un robotaxi por cada 4 coches propios actuales en las ciudades, e incluso menos en los pueblos. Y sus zonas de aparcamiento estarían en las afueras.
El problema de un Tesla no es tanto que pese 2 toneladas, sino que sigue siendo un coche propio, sin conducción autónoma. Tesla sabe perfectamente cuál es su futuro, y por eso no solo está desarrollando la conducción autónoma, sino que tiene planeado facilitar el carsharing de sus coches cuando esta llegue.
En Barcelona y Madrid, la desincentivación del uso del vehículo público ha sido la creación de zonas azules o verdes. Puedes acceder al centro de la ciudad, pero es prácticamente imposible aparcar: en la zona azul sólo puedes dejar el automóvil por un tiempo limitado a dos horas. En la zona verde si eres residente en la zona.
Ninguna de las dos ha reducido el tráfico sensiblemente y los únicos que se están beneficiando de ello son los garajes privados y el ayuntamiento (a través del cobro de la zona azul y la verde y las multas).
Por ejemplo, yo he alquilado una plaza de garaje en Barcelona y, cuando voy en coche, aparco allí cómodamente. No todo el mundo está en condiciones de hacerlo, pero, lo que quiero decir es que los problemas de aparcamiento no han desincentivado ir a Barcelona en mi vehículo privado.
Hecha la ley, hecha la trampa.
Coincido con algunos otros comentarios en que tu post es (excepcionalmente) algo simplista. Creo que una solución más competente sería limitar el acceso al centro de la ciudad como en Londres, donde hay que pagar un «peaje» de más de 10 libras para poder acceder, la creación de las «supermanzanas» donde está prohibido el tráfico, o, sencillamente, prohibirlo.
Nunca he dicho que la reducción de infraestructuras sea LA ÚNICA solución. Pero estoy seguro de que es una parte de ella. La idea del peaje no me disgusta, pero hay ayuntamientos como el de Madrid que la considera inaceptable, porque lo consideran discriminatorio al beneficiar a los que pueden pagarlo sin pestañear.
En efecto es tan discriminatorio. como dejar circular por el centro solo a quien pague 30 mil euros en la declaración de la renta.
Mi opinion es que los gobernantes deben tratar de repartir con justicia los bienes escasos y en la medida que puedan acrecentarlos, Pero aquí prohíben circular pero dejan que las casas que se hagan tengan mas pisos que las que sustituyen colaborando con ello a la congestión.
¿Por qué no se hace un parking disuasorio en el Plan Chamartín, para el que quiera ir al centro de Madrid?, Pues lo que se hacen es edificios de 50 plantas que van a colaborar a la congestión que ya existe